Elenco
La garapiña
de Pedro Calderón de la Barca
Mojiganga

Mojiganga

Salen DOÑA LÁZARA y DOÑA BLASA, con manto.
BLASA:

Doña Lázara, ¿cómo por mi casa
te pasas sin hablar?

LÁZARA:

¡Ay, doña Blasa!
Como me voy muriendo.

BLASA:

Para sentir tu mal, oílle pretendo.

LÁZARA:

Como lo que se usa no se excusa
y lo que hoy más se usa
en las damas son flatos,
sin serlo yo me da muy malos ratos.

BLASA:

¿Qué son flatos?

LÁZARA:

Amiga,
no sé qué son ni sé lo que te diga,
porque sólo sé dellos
que no hay (para decirlo sin arenga)
dama de garbo ya que no los tenga
o muera por tenellos.
Si voy a ver a doña Hermenegilda,
flatos tiene, también doña Casilda
tiene flatos, y flatos doña Eufrasia,
doña Faustina y doña Antonomasia:
con que también a mí de los cabellos
me trae colgada el ansia de tenellos.
Así, por no afligirte,
me pasaba sin verte y sin oírte.
Y, pues desesperada
no me dejan de gusto para nada,
quédate a Dios.
(Vase.)

BLASA:

Él te consuele y guarde.
¿Qué uso es éste que a mí llega tan tarde?
¿Flatos hay en mundo (¡oh, ansias fieras!)
y no he entrado yo en él de las primeras,
siendo tan primorosos y tan bellos
que Lázara se muere por tenellos,
y otras tan presto dellos se previenen
antes que sepa yo qué señas tienen?
¿Si serán perendengues o tirantes
con falsedad de hipócritas diamantes,
o hábitos a manera de rasillas
de escarlatines o de lamparillas?
Mas no, que el campanil nombre de flato
más parece que mira hacia brocato.
Sin duda entre la alfalfa de otros telas,
extranjero inventor de bagatelas
este nombre les puso,
siendo su voz la hueca de su huso,
por darnos, con el lustre de que es flato,
en vez de piel de liebre, piel de gato.
Mas sea lo que fuere, el día que pasa
por uso nuevo, yo...

(Salen un GALÁN y un AMIGO.)
GALÁN:

Mi doña Blasa,
¡gracias a Dios que amaneció tu aurora
al corazón que idólatra te adora,
para convalecencia
de las eternidades de tu ausencia!

BLASA:

¡Buen afecto, por cierto, y a buena hora,
si no trujera el susodicho afecto
forzado el consonante del concepto!

GALÁN:

¿Cómo forzado?

BLASA:

Como lisonjero
es, y no más, afecto tan grosero,
tan vil, tan miserable y tan mezquino,
que tenga, poco fino,
a una dama sin flatos a esta hora
y la venga diciendo que la adora.

GALÁN:

¿Qué dices?

BLASA:

Lo que digo.

GALÁN:

Mira...

BLASA:

No hay que argüir aquí conmigo.

GALÁN:

Que flatos son...

BLASA:

Ya sé que son, ingrato.

GALÁN:

Desengañarte trato.
Una cosa...

BLASA:

Muy mala
vas a decir, sabiendo yo que es gala,
y sea mala o buena,
de su uso nuevo está la Corte llena.
¿Es bueno que los tenga doña Eufrasia,
doña Tiburcia y doña Antonomasia,
y con doña Casilda,
doña Lorenza y doña Hermenegilda,
tanto que aún Lazarilla,
que ayer era una moza de mantilla
harta de fregar platos,
de envidia muera hoy por tener flatos,
y mujer de mi porte
esté sin ellos? ¿Qué dirá la Corte
si cae en ello?

GALÁN:

Advierte...

BLASA:

No hay qué advierta.
O flatos, o no entrar por esa puerta.
Y en fin, para enmendar sus malos tratos,
sor don Gil, o no verme, o traerme flatos.

(Vase.)
GALÁN:

¿Qué decís desto, don Tristán amigo?

AMIGO:

Con reírme dello, cuanto siento digo.
Mas ¿qué pensáis hacer?

GALÁN:

Cortesanías
son desempeño de las boberías.
traedme de aquel vidriero
una redoma, y luego al latonero
que está en frente, tomadle...

AMIGO:

¿Qué?

GALÁN:

Un embudo.

AMIGO:

Yo voy a obedeceros, aunque dudo
a qué fin.

(Vase.)
GALÁN:

No hay criado
mejor que un comilón entreverado
con honores de amigo,
que hace lo que le digo
y por cariño el ser mandado toma.

(Sale DON TRISTÁN.)
AMIGO:

Aquí está ya el embudo y la redoma.

GALÁN:

Tráelo contigo y guía...

AMIGO:

¿Adónde? Dime.

GALÁN:

A la botillería
que esté más cerca.

(Caminan.)
AMIGO:

Poco hallarla cuesta,
que la de maese Coquerón es ésta,
que haciendo de frialdades maravillas,
inventó las primeras garrafillas.

GALÁN:

¡Señor maese Coquerón!

(Sale COQUERÓN.)
COQUERÓN:

¿Qué es lo que vosté lo manda?

GALÁN:

¿Tendrá usted a aquestas horas
una garapiña helada
de chocolate?

COQUERÓN:

¡E qué bona!
De chocolat de Joan Jaca
fato en Madrid por un negra
que a puro sudar, le labra
con tal forza, que le corre
en pringa sobre la masa
cuanto bebe.

GALÁN:

Según eso,
también tendrá limonadas.

COQUERÓN:

¡E piú belas!... De agua e vin
e de altras frígidas aquas
sin auroras y sorbetes.

GALÁN:

Pues mande usted que me vayan
echando en esta redoma
la garapiña, y de cuantas
limonadas y bebidas
tenga a estas horas en casa.

COQUERÓN:

¿Tuti junti?

GALÁN:

Tuti junti.

COQUERÓN:

¡Oh, Dios mío!

GALÁN:

¿Qué se espanta?

COQUERÓN:

De no trovar para qué es
tan farfante mezcolanza.

GALÁN:

A usted ¿qué le va en saber
para qué? Yo he de pagarla,
con que...

AMIGO:

(Mira que no traigo
yo un cuarto.

GALÁN:

Ni yo una blanca.
Mas no importa.)
(Aparte.)
Porque quepa
de todas echando vaya
hasta un cuartillo.

COQUERÓN:

Me piache.
Así he de ver en qué para
este galante capricho.
¡Dona de las limonatas!
¡Dona de las garapiñas!

(Dentro.)
UNA MUJER:

¿Qué nos quieres?

OTRA MUJER:

¿Qué nos mandas?

COQUERÓN:

Que una y altra e todas juntas
aquí con su opera salgan,
hasta que [...] este gentilhomo
robose la sua garrafa.

(Sale la DAMA 1ª con una túnica de lienzo hasta los pies, de color de chocolate, pintada de jícaras, con una en la mano [y músicos].)
DAMA 1ª:

(Cantando y bailando.)
Yo, que garapiña soy
de las garapiñas, hoy
obedeciéndote voy,
a pura sal desalada.

(Llega al AMIGO, que tendrá la redoma y vierte la jícara de agua teñida.)
ELLA y MÚSICA:

Pues quiere el capricho
que a calabriada
pase la que había
de ser mojiganga.

(Cruzado y vase bailando.)
(Sale un NEGRO, en jaquetilla colorada, arremangados los brazos, con un paño como avantal y un jarro.)
NEGRO:

Yo que, como moledor,
vino tinto es mi sudor,
para que sepa mejor
lleno de grajea su masa.

MÚSICA:

Pues quiere el capricho
que a calabriada
pase lo que había
de ser mojiganga.

(Vueltas: echa en el embudo el vino [y vase].)
(Sale la DAMA 2ª con túnica morada, pintada de copas y dos en las manos.)
DAMA 2ª:

Yo, para enmendar tan ruines
intentos, traigo a otros fines,
de violetas y jazmines
una y otra limonada.

(Cruzado.)
MÚSICA:

Pues quiere el capricho
que a calabriada
pase lo que había
de ser mojiganga.

(Vase.)
GALÁN:

¿Cómo va, amigo?

AMIGO:

Tomando
ya va color la opilada.

(Sale uno de MORO ridículo, con otra vasija.)
MORO:

Yo que estar el moro Hamete,
de mi africano sorbete
llenar pienso hasta el gollete
la pícara redomada.

(Vueltas.)
MÚSICA:

Pues quiere el capricho
que a calabriada
pase lo que había
de ser mojiganga.

(Vase.)
(Sale la DAMA 3ª con túnica blanca pintada de nubes.)
MUJER 3ª:

De agua de canela y leche
de almendras, sin que aproveche
su candor, a perder se eche
la aurora garapiñada.

(Corro.)
MÚSICA:

Pues quiere el capricho
que a calabriada
pase lo que había
de ser mojiganga.

(Vase.)
(Sale otro haciendo de BORRACHO, con una bota.)
BORRACHO:

De limonada de vino
sin agua hacer se previno,
por saber que ya ella vino
desde la taberna aguada.

(Vase. Cruzados.)
MÚSICA:

Pues quiere el capricho
que a calabriada
pase lo que había
de ser mojiganga.

(Vase.)
([Sale la] MUJER 4ª con la túnica pintada de aguas.)
MUJER 4ª:

De guindas, limón y agraz
aguas traigo, porque en paz
no haya riña en tal solaz,
con la cólera cortada.

(Vase. Vueltas en cruz.)
MÚSICA:

Pues quiere el capricho
que a calabriada
pase lo que había
de ser mojiganga.

AMIGO:

Ya en la redoma no cabe
más.

GALÁN:

Con ello en casa de Blasa.
(Vase el AMIGO.)
Señor maese Coquerón,
¿qué debo?

COQUERÓN:

Les limonatas,
les aguas, les guarapiñes,
sorbetes, auroras... nada:
chinconta reales es toto.

GALÁN:

Cincuenta, que son en plata
dos de a ocho... Dos de a ocho...
Dos de a ocho...

COQUERÓN:

¿Qui le falta?

GALÁN:

Pues yo con él entré aquí.
Un bolsillo (¡hay tal infamia!)
desta faltriquera. ¿Esto
sustenta y tiene en su casa
un Coquerón tan honrado
que es honor de su prosapia?

COQUERÓN:

¿Qué diches, horno?

GALÁN:

Que usted
para que parezca haga
diligencias con sus negros,
sus moros y sus criadas,
y yo me iré a la justicia.

COQUERÓN:

Mis dos de oto, e luego vaya.
Mas ¿sin pagar afufón?
¿Conmigo cháncaras máncharas?

GALÁN:

Espere un poco, y verá
si lo son o no.

[(Vase.)]
COQUERÓN:

Mochachas,
seguidle todas, seguidle,
que se van sin pagar blanca.

[(Vase.)]
(Dentro.)
TODOS:

Todos iremos tras él.

(Salen BLASA y LÁZARA. )
BLASA:

Lázara, ¿a qué vuelves?

LÁZARA:

Blasa,
a ver si se me cayó
un abanico en tu casa.

BLASA:

No, porque yo no lo he visto,
y aunque esa ha sido la causa
cuya pérdida me pesa,
me huelgo que vuelto hayas
porque a don Gil esperando
estoy, que flatos me traiga.
¡Si vieras cómo le puse
como un trapo, por la falta
de no habérmelos traído
antes!

LÁZARA:

No entiendo lo que hablas.
¿Flatos te ha de traer?

(Sale el GALÁN [con la redoma].)
GALÁN:

Y tantos
cuantos en Madrid se hallan.
Toma, Blasa de mi vida,
toma, y de flatos te hartas
hasta que revientes. Mira
lo que debes a mis ansias.
Aquí vienen todos juntos.

BLASA:

¡En redoma!

GALÁN:

¿Qué te espanta?
Que si estas son las bebidas
familiares de las damas,
¿qué mucho, si familiares
son, que en redoma las traiga?

(Dentro.)
TODOS:

En aquesta casa entró.

COQUERÓN:

Pois entrate en questa casa,
sea cuya for.

(Salen TODOS.)
BLASA:

¿Qué es esto?
Pues ¿cómo así se quebrantan
mis umbrales, sin mirar
el que son de doña Blasa
de Catiborratos?

TODOS:

Como
venimos tras quien hurtada
nuestra hacienda trae.

BLASA:

¿Quién es?
Cierra, Lázara, esa sala,
y no entren más, que hartos somos.

COQUERÓN:

Ese hurta limonadas...
Llegad y peladle todas.

GALÁN:

Llegad líquida canalla,
que a la primera he de dar
un redomazo en la cara.

COQUERÓN:

¡Oh, traidor! ¿Mi artillería
me vuelves contra la plaza?

(Dentro.)
ESCAMILLA:

Abrid aquí.

UNOS:

¿Quién será?
¿Quién llega?

BLASA:

¡Qué pena!

LÁZARA:

¡Qué ansia!

(Dentro.)
ESCAMILLA:

Abrid aquí o echaré
la puerta en tierra.

BLASA:

[(A DOÑA LÁZARA.)]
Quien llama
mira. ¡Oh, sí fuese justicia
que esto estorbe!

LÁZARA:

¿Quién con tanta
furia llama?

(Sale ESCAMILLA, de vieja, zarrapastroso.)
ESCAMILLA:

Doña Aloja
que viene tras estas falsas,
tan potables asesinas
que viven de lo que matan.
¿Cómo, aleves, cómo, habiendo
desterrado yo, picañas,
osáis salir a la calle?
¿El consentiros no basta
que os vendan en las trastiendas,
a merced de puertas falsas?

COQUERÓN:

Agradezca, doña Aloja,
el que respeto sus canas.

TODAS:

Y a todas el conocer
que somos originarias
del solar de su aguamiel...

ESCAMILLA:

Contrabandos de garganta
y embustes de paladares,
no mi ancianidad me valga
sino mi báculo. Y tú,
daca esa redoma, daca,
que a vista de todos quiero
desengañar a las damas,
cuando médica de flatos
soy calavera de ansias.
(Canta.)
¡Oh tú, dama galamera!
En este líquido centro,
mira, advierte y considera
que este vidrio por de fuera
tu estómago es por de dentro.

(Corro grande.)
TODAS:

¡Oh fuerza de la razón,
que a todos haces rendir
a tus pies!

BLASA:

Pues decid todas,
confesando que es así.
(Cantan.)
que al cabo de los flatos mil,
vuelve la aloja por do solía ir.

(Con esta repetición, y todos con instrumentos de pandorga, acaban bailando.)