La fuga inútil
de Juan Meléndez Valdés


 Tímido corzo, de cruel acero   
 el regalado pecho traspasado,   
 ya el seno de la yerba emponzoñado,   
 por demás huye del veloz montero;   
 

 en vano busca el agua y el ligero  
 cuerpo revuelve hacia el doliente lado;   
 cayó y se agita, y lanza congojado   
 la vida en un bramido lastimero.   
 

 Así la flecha al corazón clavada,   
 huyó en vano la muerte, revolviendo  
 el ánima a mil partes dolorida;   
 

 crece el veneno, y de la sangre helada   
 se va el herido corazón cubriendo,   
 y el fin se llega de mi triste vida.