La fuga inútil
Tímido corzo, de cruel acero el regalado pecho traspasado, ya el seno de la yerba emponzoñado, por demás huye del veloz montero; en vano busca el agua y el ligero cuerpo revuelve hacia el doliente lado; cayó y se agita, y lanza congojado la vida en un bramido lastimero. Así la flecha al corazón clavada, huyó en vano la muerte, revolviendo el ánima a mil partes dolorida; crece el veneno, y de la sangre helada se va el herido corazón cubriendo, y el fin se llega de mi triste vida.