La flor temprana
Suele tal vez, venciendo los rigores del crudo invierno y la opresión del hielo, un tierno almendro desplegar al cielo la bella copa engalanada en flores. Mas, ay, que en breve vuelve a sus furores el cierzo frío, y con funesto vuelo del ufano arbolillo arroja al suelo las delicadas hojas y verdores. Si tú lo vieras, Silvia, «¡oh pobre arbusto -dijeras con piedad-, la suerte impía no te deja gozar ni un breve gusto!» Pues repítelo, ingrata, cada día; que el cierzo frío es tu rigor injusto, y el triste almendro, la esperanza mía.