La flor temprana
de Juan Bautista Arriaza


Suele tal vez, venciendo los rigores   
del crudo invierno y la opresión del hielo,   
un tierno almendro desplegar al cielo   
la bella copa engalanada en flores.   
 

Mas, ay, que en breve vuelve a sus furores
el cierzo frío, y con funesto vuelo   
del ufano arbolillo arroja al suelo   
las delicadas hojas y verdores.   
 

Si tú lo vieras, Silvia, «¡oh pobre arbusto   
-dijeras con piedad-, la suerte impía   
no te deja gozar ni un breve gusto!»   
 

Pues repítelo, ingrata, cada día;   
que el cierzo frío es tu rigor injusto,   
y el triste almendro, la esperanza mía.