La flor de los recuerdos (México): 47
Pantaleon Tovar. Periodista y poeta dramático. H a dado al teatro varios dramas originales, en verso, de costumbres sociales modernas; en cada uno de ellos pretende esponer y corregir algún vicio de los que corroen nuestra sociedad, y en todos es la protagonista una muger de virtud heroica que se sacrifica por algún sentimiento noble. El mayor mérito de los dramas de Tovar consiste que no pertenecen precisamente á un género determinado, ni imita en ellos servilmente á ningún autor; procura estudiar los caracteres de sus personages en la misma sociedad, los pinta como los vé y los concibe, y los hace hablar como mas conveniente le parece.
Su versificación es floja y descuidada, pero la falta de riqueza y de fuerza en su espresion, está suplida por Tovar con la verdad y el valor de las situaciones, y con la concisión brusca de sus palabras, que espresan claramente sus ideas un tanto atrevidas é innovadoras. La circunstancia mas recomendable de Tovar y de los pocos poetas dramáticos de este país, es la fé heroica con que presentan sus obras en la escena sin esperanza de recompensa de ninguna especie: porque además de que rara vez producen estas á sus autores mas que una cantidad miserable y algunas humillaciones, está siempre espuesto su mérito á ser juzgado por razones completamente estrañas á su valor literario: como las opiniones políticas del autor, sus antecedentes sociales, la mayor ó menor simpatía del público por las empresas ó los actores, la competencia de dos teatros y otras mil causas semejantes. Agregue V. á esto que no habiendo en México casas abiertas á diaria sociedad, es decir, familias que tengan costumbre de dar periódicamente convites, saraos y conciertos como en nuestras capitales, y siendo los únicos puntos de reunión un paseo y el teatro, el público que asiste á éste va á él mas dispuesto á ocuparse de la sociedad que del espectáculo; de modo que puede asegurarse que de quinientas personas que formen el público, las trescientas cincuenta salen del coliseo sin saber lo que en él se acaba de representar: y sin embargo, este público no sufre apenas tres representaciones de ninguna obra, como no sea de la Pata de cabra ó de mi Don Juan Tenorio: obras cuyos escéntricos desatinos divierten á la multitud; así es quedas empresas, que no sacan gran producto de obras que apenas pueden repetirse tres ó cuatro veces en el año cómico, no pueden tampoco emplear gran capital en el pago de sus manuscritos.
Mas: no hay editor que se ocupe de reunir un repertorio de las obras escénicas de los poetas mexicanos: por consiguiente estas obras son desconocidas para el público de la capital que no va al teatro, y para el de los Estados y poblaciones en donde no le hay: por lo cual estas obras no adquieren reputación y no trae ventaja á sus autores imprimirlas por su cuenta; Tovar que imprimió la suya, Una deshonra sublime, vendió de ella 17 ejemplares, á pesar de haber sido recibida con aplauso en su representación. Bajo estas condiciones dan al teatro sus obras los poetas dramáticos con la fé sublime de los mártires, pero sin la esperanza consoladora de ganar con ella el paraíso de una reputación en su país. Las obras dramáticas de Tovar, son: “La Catedral de México.—Los hijos de H. Cortés.—Una deshonra sublime.—¿Y para qué?—y La gloria del dolor.” Pero siendo Tovar amigo mio, y habiéndome dedicado algunos versos, me abstengo de analizar mas detenidamente sus obras, y de añadir algunos elogios que merecerían de mi pluma.