La fiesta de Andacollo i sus danzas

Una de las fiestas relijiosas mas renombradas, i a la vez mas interesantes, de las que se celebran en Chile, es indudablemente la de la Vírjen de Andacollo.
Aparte de su aspecto relijioso, esta fiesta presenta un gran interes, por la supervivencia de algunas curiosas costumbres indíjenas, probablemente prehistóricas; las que el celo cristiano no ha logrado desterrar, sino simplemente modificar en algun grado.
Durante una residencia de varios años en la provincia de Coquimbo, tuve oportunidad en varias ocasiones de presenciar esta fiesta, i de estudiar el problema de la persistencia entre la poblacion rural de sus ritos arcaicos en pleno siglo veinte.
El pueblecito de Andacollo, con una poblacion de mas o menos mil almas, se encuentra a una distancia de 55 kilómetros al sureste de la ciudad de La Serena.
Partiendo de La Serena, de Coquimbo o de Ovalle, se puede ir por ferrocarril hasta la estacion de El Peñon. De aqui parte un camino carretero que llega hasta el pueblecito de Andacollo. La primera parte de este camino es casi plana, hasta un lugarejo que se llama Maitencillo, donde hai una posada, punto de descanso para todos los que trafican entre los dos pueblos. Aquí mudan caballos las dilijencias i coches que van a Andacollo, porque Maitencillo se encuentra al pié de la larga cuesta que conduce al santuario.
El portezuelo, o sea la punta culminante de este camino, tiene una altura de mas o ménos 1,200 metros sobre el nivel del mar, o unos mil metros sobre la estacion de El Peñon.
El viaje entre los dos puntos demora tres horas en coche o a caballo.
Rodeado por cerros desmontados, Andacollo está situado en una hondonada que lo esconde hasta llegar al portezuelo, donde inmediatamente salta, a la vista el enorme templo nuevo que parece una mole en contraste con los demas edificios.
Existe otro templo, edificado en los tiempos de la colonia, pero se hizo chico para contener el número de fieles que acuden todos los años a la gran fiesta de la Vírjen del Rosario, comunmente conocida con el nombre de la Vírjen de Andacollo.
La condicion del pueblo en la actualidad es bastante triste i decaída. Esencialmente centro minero, la ruina de esta industria en la vecindad, ha traído como consecuencia el despueble i la decadencia.
No es nuestro propósito entrar a describir el pueblo i sus contornos, ni su historia; sino concretarnos a la fiesta anual de la Vírjen que se celebra el 28 de Diciembre; i a las costumbres relacionadas con ella.
Poco se sabe sobre el oríjen de esta fiesta ni en qué fecha principió a celebrarse; pero existen varias tradiciones respecto del hallazgo de la imájen; de las cuales la mas popular es la siguiente:
«En época remota ya, i de cuya fecha no queda recuerdo exacto, vivia un pobre leñador, a quien la tradicion ha asignado el apodo de Collo. Una noche este pobre indio tuvo una vision, en que se le apareció una figura celestial i resplandeciente, i le dijo: «Anda Collo: recorre los cerros; la riqueza i la felicidad te esperan. Busca.»
Admirado, perplejo i dudoso, siguió las tareas de su faena durante el dia, pero con la llegada de la noche se repitió la vision.
El pobre Collo no hallaba que hacer, no podia tomar ninguna resolucion, i otra i otra vez vió aparecer su nocturno visitante.
Por fin, como a pesar suyo, se sintió obligado a obedecer a este misterioso mandato, aun sin saber qué tenia que buscar, ni dónde encontrarlo.
Pasaba sus dias en peregrinaciones entre los cerros, por algun tiempo sin resultado. Al caer una tarde, encontrándose a alguna distancia de su humilde cabaña, se puso a recojer leña para preparar su frugal merienda. Hallando un arbusto seco, lo arrancó de raices, i descubrió entre las piedras i la tierra que desalojó, una figura tallada en madera. Fué esta, la imájen de la Vírjen, que despues llegó a ser célebre, no solo en Chile sino tambien en los países circunvecinos.
Dice la tradicion, que cuando llegó a saberse de este milagro, se edificó un templo sobre el sitio en que se hizo el hallazgo; i reputándose santo el lugar, luego formo el núcleo de una poblacion considerable, a que se dió el nombre de Andacollo, en referencia a su oríjen.
Luego despues, se descubrió que las arenas de todas las quebradas de la vecindad contenian cantidad de oro; i de esta manera llegó a verificarse la promesa hecha a Collo de que seria rico i feliz.»
No nos proponemos entrar a analizar esta tradicion, pero es probable que tenga algo de verdad, sobre todo en cuanto al modo casual en que se hallo la imájen.
Respecto del oríjen del pueblo, i de su nombre, estos son los adornos que da la leyenda, prestándose para esto la coincidencia del nombre.
Es probable que Andacollo sea nombre Kakan o Cunza, pero sabemos que existia como mineral de oro ántes de la conquista española, i que era una de las fuentes de produccion de este metal durante la ocupacion incásica.
Al comprender los indios que la sed de oro era uno de los grandes alicientes que animaban a los españoles para permanecer en el pais, ellos hicieron todo lo posible para ocultar la existencia de estos lavaderos. No obstante, solo pasaron mui pocos años antes de que fueran nuevamente descubiertos por los conquistadores.
Creemos probable que el hallazgo de una Vírjen en ese local puede esplicarse de otra manera.
En 1544, Pedro de Valdivia mandó fundar la ciudad de La Serena. A principios de 1549 los indios se levantaron, i la ciudad quedó totalmente destruida. Solo unos pocos españoles lograron huir. Es posible que trataran de salvar algunos objetos que les fuesen mas caros. Su fé en la Vírjen fué proverbial, i en todas sus espediciones llevaban consigo. la imájen de ella. ¡Qué cosa mas natural entónces que quisiesen salvar este estimado tesoro; ocultándolo en seguida en un lugar casi inaccesible para librarlo de la profanacion de los indios!
Un inconveniente cualquiera seria suficiente para impedir que se volviese despues a recuperarlo, hasta que se encontró de un modo casual en época posterior.
Como hemos dicho, no queda recuerdo de la fecha en que principió el culto de la Vírjen de Andacollo; ni aun si los naturales del lugar eran o no cristianos al tiempo de su hallazgo.
El hombre primitivo inviste de conciencia e intelijencia a todos los objetos inánimes, como tambien a todos los fenómenos de la naturaleza. Cree que la piedra que rueda por el cerro i que le amenaza con la muerte, está dotada con un espíritu maligno que trata de dañarle; que las espinas que
La vírjen de Andacollo cierran su paso por el matorral o bosque, se oponen a su voluntad por malevolencia.
Asi cuando se encuentra en presencia de un objeto nuevo, raro, o incomprensible a su intelecto, presume que tiene cualidades latentes, desconocidas que son posiblemente inofensivas, pero que pueden ser con ocasion maleficientes.
Modifica por lo tanto su conducta hácia ellos, hasta que por esperiencia ha adquirido mayores conocimientos de sus atributos.
No es estraño entónces que los indios, aun cuando no fuesen cristianos, se hayan asombrado al encontrar de una manera tan inesperada, una figura humana, labrada con arte por ellos desconocido.
Es seguro que la mirarian con veneracion, talvez con temor, revistiéndola de cualidades sobrenaturales.
Sea esto como fuere; es indudable que conservaron la imájen con cuidado i respeto.
Las primeras noticias fidedignas que tenemos sobre este culto, las adquirimos de los libros parroquiales, en los cuales se hallan partidas asentadas desde el año 1668, i que principian: «En esta parroquia de Nuestra Señora del Rosario de las minas de Andacollo, etc.» La imájen es de poca estatura, de moreno rostro i simpática de facciones. Lleva en su mano izquierda un pequeño Niño Dios.
Hoi se acostumbra vestirla con valiosos trajes de seda de brocado; i colocarla sobre un pedestal i anda de plata maciza.
Como la estátua era de bulto no se prestaba a la colocacion de estos adornos postizos, por no tener talla ni cintura en que se amoldaran los vestidos.
Para obviar este inconveniente, el mayordomo de la cofradía de Andacollo (1826-1834), don José Agustin de la Sierra hizo arreglar la estátua por mano de un carpintero.
El pueblo al saber de esta determinacion, sintióse profundamente conmovido, a lo que ellos consideraban un cruel i horrible sacrilejio; e hicieron lo posible para impedir que se llevara a cabo la profanacion.
Pero nada pudieron conseguir de la terquedad del buen presbítero.
Encerrándose éste en la sacristía con el carpintero llevó a efecto su propósito.
Todo el pueblo se aglomeró a las puertas, i al sentir los primeros golpes del martillo, rompieron en llantos i lamentos, pronosticando terribles calamidades i castigos a causa de aquella profanacion.
Mil esclamaciones de dolor, i de desesperacion se dejaron sentir. Unos decian: «Van a matar a la Vírjen»; otros gritaron: «Ya le está brotando la sangre».
Solo despues de mucho tiempo, viendo que no les llegaba ningun desastre pudieron conformarse, i acostumbrarse con los ricos trajes que disfrazaban a su querida imájen. Ahora tienen orgullo en cubrirla con espléndidos i estravagantes adornos i telas; que son mandados de todas partes como mandas o regalos.
La escena que acabamos de describir, descubre un cuadro psicolójico de suma importancia en el estudio i la comprension del folklore, i como tal nos permitimos divagar por un momento para hacer unas cortas observaciones.
Es una tendencia mui marcada entre todos los pueblos, desde los mas bajos hasta los mas civilizados, dar espresion a sus ideas i emociones en una forma material. En sus principios se encuentra esta tendencia incorporada en el fetiquismo que dota de cualidades i sentimientos buenos o malos, a los objetos inánimes.
Así vemos al salvaje adorar a una piedra, un palo, una concha o cualquier otro objeto que en el estado mas primitivo del hombre constituyen los primeros ídolos.
Su intelijencia todavía no distingue entre causa i efecto; la idea de los dos se confunde en su cerebro. No concibe otra existencia distinta de la suya; i por lo consiguiente imputa a todo lo que ve a su alrededor los mismos sentimientos i pasiones que el siente; i ascribe a estas causas todos los resultados que caen dentro de su percepcion.
Debido a esta causa innata, i por el instinto de la imitacion que de ella resulta, vemos a los niños tambien como los salvajes, tratar de reproducir algun rudo dibujo o modelo de los objetos que les llaman la atencion, i al mismo tiempo que satisfacen a un sentimiento estético, invisten su produccion con las facultades i potencias del ser que quieren representar.
Es sólo necesario observar a un niño entretenerse con sus juguetes para comprender este hecho.
Aun en nuestros tiempos, la gran mayoría del pueblo concibe un númen dentro de la estátua o imájen, e inconscientemente lo identifica con ella.
La adoracion de imájenes en todo tiempo i en todo lugar, se funda esencialmente en esta creencia de la encarnacion del espíritu o númen; i no hai verdadera diferencia entre la adoracion supersticiosa del salvaje a su fetiche, i el culto de imájenes en muchas de las relijiones de la civilizacion moderna.
Cualquiera deshonra o insulto hecho a las imájenes, conmueve hondamente al espectador, tanto al ignorante como al ilustrado, al salvaje igualmente como al civilizado.
Este sentimiento procede no solamente como protesta del hecho sacrílego, contra la divinidad o persona representada, sino de la impresion instintiva i espontánea de que ella esté presente en la imájen.
Cualquiera que analice esta idea verá cuan imposible es separar los dos sentimientos; i muchas escenas horribles i sanguinarias que han conducido a la hoguera i la horca han resultado de esta identificacion de la imájen con la cosa representada.
Pero para seguir: El jefe de la familia de indios en cuyo poder se conservó la Vírjen de Andacollo, aun despues de la construccion del templo, siempre se consideraba el dueño de la imájen, i como tal ha gozado de ciertas consideraciones i derechos, adquiriendo alguna preponderancia en el pueblo, sobre todo en tiempo de la fiesta anual.
Se le ha dado el nombre de Pichinga o Cacique, i el Pichinga Barrera (el apellido de la familia) es una persona bien conocida en toda la rejion.
Todos los años, con fecha 26 de Diciembre se celebra la fiesta de la Vírjen; i en este dia se hace una romería que talvez no tenga igual en Sud-América.
Principia el movimiento varios dias ántes de la fiesta. Los numerosos trenes ordinarios i estraordinarios que parten de La Serena, Coquimbo i Ovalle llegan hasta el Peñon repletos de jente, i los caminos se ven cubiertos de toda clase de vehículos.
Pero la inmensa mayoría de los concurrentes van de una manera mas modesta. A caballo, en mulas, en burro, en carretas, o a pié, a veces atravesando largas distancias, salen con anticipacion para llegar a tiempo a la gran fiesta.
Muchos llegan desde rejiones lejanas, i no pocos hasta de otros paises.
En el camino desde el Peñon (estacion del ferrocarril) hasta el pueblo de Andacollo, una distancia de 20 kilómetros, se presencian escenas mui conmovedoras. Hemos dicho que muchos, sobre todo los pobres, van a pié. La mayor parte de estos son promeseros que han hecho una promesa o manda a la Vírjen. Algunos llevan sus pequeñuelos en sus brazos, o a horcajadas sobre los hombros. Otros padres los llevan dos o tres en un jumento, o bien en árguenas sobre alguna mula o burro, marchando ellos a su lado. Los mas de ellos llevan bultos, que contienen algunas provisiones frugales para su alimento, i unos pocos cueros de oveja que les sirven de cama durante su estadía en el pueblo, porque alojamiento les ha de faltar con toda seguridad.
Al llegar al pié de la cuesta, muchos de los promeseros que han llegado hasta allí a caballo, desmontan i siguen su camino a pié. Algunos se descalzan i hacen la subida a pié desnudo, llegando a la cima en estado lastimoso, apoyados i animados en su penitencia por sus deudos o amigos.
Otros todavía, al llegar a la vista del santuario se hincan, i siguen la última parte de la jornada de rodillas, atravesande las calles del pueblecito de esta manera i dejando huellas sangrientas tras ellos.
Andacollo en estos dias parece un hormiguero. La jente se cuenta por miles; las calles se llenan de ventas ambulantes, cada casita se convierte en hotel, i sus dueños hacen su cosecha.
La mayor parte de los visitantes duermen al aire libre, en las faldas de los cerros bajos que rodean la poblacion, i sobre todo en la plaza que da frente a los dos templos. Aqui no es exajerado decir que durante dos o tres noches se acuestan mas de dos mil almas de tal modo que es casi imposible atravesarla despues de las nueve. Afortunadamente la época es propicia, i el clima templado.
Los concurrentes pueden dividirse en dos clases, los que van con sentimientos relijiosos a rendir culto a la Vírjen i los simples curiosos.
Estos últimos jeneralmente llegan por la mañana del 26, i muchos de ellos vuelven en la misma noche. Los que quedan pasan la noche caminando de fonda en fonda, porque estas fondas o ramadas se levantan en gran número, para vender bebidas i comestibles. Los mas afortunados que han conseguido algun alojamiento tienen que conformarse con todos los inconvenientes de la mucha demanda, i frecuentemente duermen dos, tres o mas en un cuarto, a veces compartiendo su cama, si es que han podido conseguir una, con algun compañero.
El mismo dia de la fiesta es cuando naturalmente se ve mas movimiento i ajitacion. Desde la primera hora la iglesia se llena. A las 10 de la mañana se celebra una solemne misa i algun sacerdote pronuncia un sermon alusivo a la festividad; i sin mucho esfuerzo arranca lágrimas i sollozos de su auditorio. Suele tomar tales proporciones esta manifestacion que a veces impide oir la conclusion de la misa.
Esta es una de las circunstancias mas interesantes i curiosas de esta fiesta, i ha dado lugar a la conviccion de que es obra directa de la Vírjen, que así despierta el fervor, i ablanda los corazones de los fieles.
Chino de Andacollo Mirado desde el punto de vista psicolójico tambien es digna de consideracion.
Como hemos dicho, una gran parte de la concurrencia ha llegado desde lugares mui lejanos, muchos de ellos a pie, i con grandes privaciones. Las noches pasadas sin abrigo, con escaso i mal alimento, i la ayuna forzosa hasta terminada la misa, los deja en un estado de gran postracion.
Agréguese a esto el celo relijioso, la fé ardiente que los impulsa a hacer tantos sacrificios, el lastimoso estado en que muchos de ellos quedan despues de sus penitencias, llegando hasta el altar de rodillas con las llagas vivas; i no será dificil comprender la condicion de histerismo a que han arribado.
Luego lo que pasa es de esperarse.
Primero alguna pobre mujer, conmovida por las palabras del predicador no puede aguantar mas, i su corazon henchido rompe en sollozos o llantos. El efecto es instantáneo. Como electrizados centenares de personas de ambos sexos que habian aguantado hasta entonces, se desahogan de la misma manera, i el silencio que antes fué interrumpido solo por la voz del orador, se convierte en un caos de lamentaciones.
Despues de la misa, la Vírjen se coloca en la puerta mayor del templo, lugar que ha ocupado durante los dias inmediatamente precedentes de la fiesta.
Las danzas de que hablaremos en seguida se bailan delante de ella con una devocion i constancia admirables.
Entretanto los que han hecho mandas o promesas a la Vírjen las cumplen, visitan la cofradía, depositan sus óbolos i consiguen las medallas, estampas, escapularios i otras reliquias de la fiesta.
Sobre todo es su anhelo obtener una vela o trocito de una de las que han iluminado el altar durante la misa, como tambien un poco de la grasa de la Vírjen.
En esta grasa tienen los devotos una fé ciega i la llevan para curar varias enfermedades.
La historia de esta grasa es como sigue:
En los primeros tiempos del culto, los toscos candiles con que los indios iluminaban el santuario eran de grasa o de cebo.
Los fieles llevaban los cabos de estas velas, como hacen con los de cera en la actualidad, imputándoles virtudes especiales, debidas al uso a que se habían destinado.
Entre las razas salvajes i bárbaras, la majia entra en todos sus ritos i curaciones; i como corolario de este sentimiento persistente, atribuían a estos trocitos de grasa propiedades milagrosas. Como no bastaban los cabos de velas para todos los que los deseaban, se acostumbró suplir la falta con grasa ordinaria, que haya sido bendecida por el Obispo de la Serena o por el sacerdote que ofició en la fiesta, i puesta bajo la tutela de la Vírjen. Con esto creen que queda dotada de las mismas virtudes curativas que las velas.
Esta grasa se reparte a todos los que dejan limosnas; a los pobres en paquetitos envueltos en papel, i a los mas pudientes o a los que ofrecen una manda de mayor importancia, en una cajita de lata cuya tapa ostenta una representacion de la Vírjen.
A la caida de la tarde tiene lugar la procesion que, partiendo del templo nuevo, sigue por los costados de la plaza, hasta volver al punto de partida.
Los danzantes forman en doble fila alrededor de la plaza, abriendo carrera para la procesion, tocando sus instrumentos de música, cantando i bailando con redoblada fuerza. Durante el tiempo que dura la procesion los fieles disparan centenares de cohetes o tronadores, las campanas de ambos templos repican i, agregado el bullicio de los miles de espectadores, no es fácil imajinar la impresion estraña, para no decir grotesca, que causa todo esto a uno que lo oye por primera vez.
A medida que la procesion avanza, los abanderados de las distintas danzas se agolpan delante de la Vírjen, para batir sus banderas en alto, i todos bailan a la vez a medida que van retrocediendo.
Algunos danzantes con banderolas o tamboriles recorren el centro de la procesion ajitando las unas o haciendo sonar los otros al compas de sus brincos o saltos.
Demora mas o ménos una hora la procesion, i durante todo este tiempo los danzantes, cuyo número fluctúa segun los años entre uno i dos mil, no cesan un instante en sus bailes, saltos i música. Es sorprendente como pueden seguir en este violento ejercicio por tanto tiempo, a todo sol, en medio verano. Muchos de ellos van descalzos, con solo medias, para poder saltar mejor. El sudor les corre en arroyos, pero nada parece quitarles su enerjía.
Al terminar la procesion, la Vírjen se vuelve a colocar a la entrada del templo, a donde sigue acudiendo la jente devota a repetir sus devociones i alabanzas, i esto continúa hasta cerrada la noche.
En la mañana siguiente viene la despedida. Desde el amanecer principian a llegar las danzas, una tras otra a despedirse de su querida imájen; i ahí comienzan sus discursos lastimeros llenos de quejas, sollozos i espresiones entrecortadas. Parece que no pueden consolarse al tener que dejar a su madre Vírjen. Lo único que los consuela, es la esperanza de volver otra vez para el año siguiente. Todas las despedidas tienen un final obligado; que la Vírjen les dé la salud para volver otra vez.
Quedan estampadas en un folleto escrito por el presbítero señor Juan Ramon Ramírez, algunas de las estrofas con que suelen terminar sus discursos, las que copiamos aqui.
«¡Adios, Vírjen de Andacollo!
¡Adios hermoso lucero!
Volveremos a su templo
Para el año venidero!!»
Madre Vírjen de su gracia
Dadnos todos el consuelo
De volvernos a tu fiesta
Nuestro único anhelo».
«Madre de nuestra devocion,
Ya te vamos a abandonar.
Pedimos tu santa proteccion
En el año que vamos a atravesar.»
El espíritu que reina entre el pueblo por los bailes, no solo en la fiesta de Andacollo, sino tambien en muchas otras de ménos renombre, como las de Algarrobita, San Isidro, Tambo, Sotaqui i otros, está profundamente arraigado, i no demuestra señal de decaer pronto.
Durante estas fiestas todas las faenas mineras i muchas de las agrícolas quedan paralizadas.
Es inútil que se opongan los patrones o mayordomos; muchos lo han tentado i nada han conseguido. Los han amenazado con la pérdida de sus empleos, i aun han hecho efectiva esa amenaza, pero nada han logrado. Los pobres danzantes prefieren perder su empleo, o su porvenir antes que faltar a lo que ellos creen una santa obligacion.
I no es de dudar de la fé i el fervor con que llevan a cabo sus devociones. Ni es simple supersticion como sucede a menudo con el pueblo del centro i sur del pais. Es absoluta conviccion i verdadero sentimiento relijioso.
Muchas son las personas que van a la fiesta de Andacollo, para satisfacer su curiosidad o para divertirse, pero pocos son los que no admiten que el espíritu que predomina entre el pueblo es de fervorosa adoracion.
Las ofrendas que se recojen en la Cofradía de Andacollo durante la fiesta alcanzan una gruesa suma todos los años. Raras veces bajan de $15,000 i frecuentemente suben de 20,000.
Antiguamente, una comision de los danzantes intervenian en la recepcion de las limosnas i mandas, i se sabia a punto fijo cuanto se recibia.
Ahora esto no se hace; i el dinero se recibe en la Cofradía; de modo que la cantidad llega a ser cuestion de conjetura.
Las alhajas de la Vírjen de Andacollo eran mui numerosas i de mucho valor. La nómina de todas ellas llenaria muchas pájinas. Todas eran donaciones hechas en mandas por los fieles.
En 1873 se realizó una gran parte de ellas para invertir su valor en la construccion del templo nuevo.
Las mas preciosas se llevaron a Santiago para exhibirlas en la Esposicion del Coloniaje, que se abrió el 18 de Setiembre en ese mismo año.
Talvez la mas famosa de estas alhajas fué la corona de la Vírjen. Esta corona era de oro macizo, adornada con doce esmeraldas grandes, i 115 chicas, 54 perlas, 4 rosas con 9 diamantes cada una, i un brillante grande en el centro.
El niño tambien tenia su corona del misma metal, con 6 diamantes grandes, 22 esmeraldas i 20 perlas.
Las otras joyas consistian en rosarios, collares, pulseras, cruces, gargantillas, bastones de metal preciosos, anillos, aros, carabanas, trajes bordados, etc.
Algunos de los regalos, eran por demas curiosos, daremos la nómina de algunos que recordamos:
- Una pequeña espada de oro.
- Varias piernecitas de oro.
- Un ojo de oro.
- Un corazon de plata.
- Un dedito del mismo metal.
- Una araña de 6 luces de cristal.
- Un reloj de oro con cadena.
- Un farol de vidrio.
- Una piedra de plata, otras de oro, i otras de cobre.
- Un pañuelo de seda bordado.
- Una cabellera.
- Un escudo de oro.
- Un par de espuelas de plata.
- Una bombilla de plata.
- Una planchita de plata con figura de una pierna grabada en ella.
- Cuatro banderas i ropa interior para la Vírjen.
- Una frazada (mandada desde la Arjentina).
- Un cajon de velas (desde el Perú).

Chino de Andacollo
- Dos pequeños pies de plata.
- Un quintal de cera labrada.
No es de estrañarse que se encuentran objetos como espuelas de plata, mates, i bombillas del mismo metal, monturas enchapadas, estribas de plata, etc, etc. entre las donaciones. La mayor parte de estas vienen de la jente del pueblo, quienes en tiempos de tribulacion i apuros, o enfermedad, hacen una manda a la Vírjen de lo que tienen de mas valor; en el caso de salirles bien; i cumplen relijiosamente.
Las representaciones en metal precioso de varias partes del cuerpo humano, tambien son señas de gratitud por parte del donante, por alguna enfermedad o dolor curados en el miembro a que se refiere.
No sabemos el paradero de todas estas riquezas; no hemos podido averiguar que se hace con ellas.
Al hablar de la fiesta, nos hemos referido a las danzas i los danzantes. Como estas son costumbres destinadas talvez a desaparecer, es interesante tomar nota de ellas.
El baile en su primitivo oríjen es la espresion natural de los afectos vehementes del espíritu, que buscan una manifestacion física, con jestos, movimientos de cuerpo, gritos, cantos i otras espresiones. Así vemos que entre los pueblos salvajes i bárbaros, todas sus fiestas se celebran con bailes, música, encantaciones, etc.
Estas manifestaciones siguen aun entre las naciones mas civilizadas; i vemos que muchas de las importantes reuniones aristocráticas de las grandes ciudades son amenizadas por bailes de distintas clases.
Pocas son las relijiones ó cultos en que el baile no ha ocupado un papel importante, i es solo en época relativamente reciente cuando las reglas artificiales de la civilizacion moderna han puesto freno a la espresion espontánea de los sentimientos i emociones, i que vemos en las prácticas relijiosas la frialdad i circunspeccion que se encuentran en el culto actual.
Entre el pueblo sencillo i rural de las provincias del norte, todavía hallamos los restos de esa naturalidad que da libre curso a las emociones, i que no se sujeta por las trabas que impone un estado artificial.
En estas provincias las antiguas costumbres i supersticiones son mas arraigadas i persistentes que en las de mas al sur. Esto se debe probablemente a la menor mezcla con elementos estraños. Alli casi todos los pueblos de alguna importancia, que no cuentan con un gran número de forasteros, celebran algunas de sus fiestas mas importantes de una manera semejante a la de Andacollo.
Se forman grupos de individuos casi siempre del pueblo, que se constituyen en cofradías, llamadas bailes o danzas.
Estos bailes se dividen en tres categorías: los turbantes, los danzantes i los chinos.
Las cofradías son sin duda la continuacion de las antiguas hermandades o sociedades secretas de los tiempos pre-españoles: i aun cuando los ritos de iniciacion i muchas de sus observancias han sido grandemente modificadas todavía conservan algo de su primitivo espíritu.
No se fija edad para la iniciacion al aprendizaje, i a veces se ven participando en los bailes i ejercicios criaturitas de mui tierna edad
Cada baile tiene sus oficiales o jefes; el dueño, el abanderado, i los correctores. El dueño lleva una bandera especial, o estandarte; el abanderado, llamado tambien alferez, tambien lleva bandera, i los correctores usan una espada desnuda.
No hemos podido averiguar todas las funciones o privelejios de estos oficiales, pero sabemos que son puestos codiciados.
Antes de la fiesta de Andacollo, los bailes se reunen por la tarde durante dos o tres meses para ejercitarse, de modo que cuando llega la ocasion no hai desórden, ni olvido de sus papeles, ni el gran cansancio que es de esperar, por quien los vé por primera vez.
Los turbantes son los ménos numerosos. Constan de dos compañías o bailes, cada una de unos 20 a 30 individuos. Sus trajes son bastante raros. Visten camisa, pantalon, chaleco i zapatos blancos, con pañuelo de algun color vivo sobre los hombros, i un largo bonete de carton sobre la cabeza. Este bonete es de forma cónica. En la punta hai una rosa de flecos, i un atado de cintas de colores estravagantes flotando como cabellera por detras. Procura el turbante que durante las vueltas i movimientos de su baile esa cabellera flote al aire, i para lograr esto, da a su cabeza unos movimientos bruscos i grotescos.
La manera de bailar de los turbantes es fria i monótona. Consiste en un cambio de lugar que van haciendo alternativamente los individuos que componen el baile, despues de ciertas ceremonias
Uno de los correctores, espada en mano, comienza a bailar en medio de las dos filas en que se alinea la compañia, i despues de cierto número de acciones repetidas i de requiebros hechos con mas o ménos ajilidad, señala a uno de los turbantes con la punta de la espada, i este cambia inmediatamente de posicion. El turbante indicado es el último de la fila; sale al medio, da una vuelta jiratoria sobre sus talones haciendo jirar su cuerpo de derecha a izquierda, i va a ocupar el primer puesto. Sigue bailando el corrector por algun rato, i vuelve a hacer seña a otro individuo de la otra fila que imita al primero. Sigue i sigue esta operacion hasta que todos los turbantes hayan cambiado de lugar.
El baile termina con otras ceremonias insignificantes, principalmente relacionadas con otros cambios de sitio, el abanderado pasando a ocupar ya un estremo entre las dos filas ya otro, hasta que termine la danza.
La mayor parte de los turbantes tocan algun instrumento musical durante la danza. Estos instrumentos comprenden tamboriles, pitos, guitarras, acordeones, címbalos, triángulos i una corneta.
La música que tocan es por demas sencilla i monótona. Consiste de mui pocas notas, que se repiten centenares de veces, i debe ser desesperante para los vecinos que habitan cerca del local donde hacen sus reuniones diurnas durante los meses de preparacion para la fiesta.
Los danzantes son los mas numerosos. No bajan de 25 a 30 bailes de estos, i cada uno suele contar de 30 a 50 afiliados.
Usan paletó corto blanco, pantalon i chaleco de algun color resaltante; verde, lacre, azul o amarillo de preferencia. Llevan terciada una ancha banda o faja que va adornada de galones, ojuelas de metal, pedacitos de espejos, cuentas de vidrio, cintas, etc. etc. que le dan aspecto resaltante. Un galon ancho, dorado o plateado tambien lo lleva el pantalon.
En la cabeza llevan una especie de morrion, de carton, forrado en jéneros de colores vivos, cuentas de colores, galones, cintas, espejuelos i otros cachivaches.
Varía la forma de estos gorrones; algunas parecen un kepi, otros son cuadrados, otros hexagonales. Algunos llevan pañuelos de seda anudados en la cabeza.
Como entre los turbantes, cada baile tiene su banda que se compone de los mismos instrumentos que la de aquellos.
Pero su música es mas viva i alegre, i mas regularizada. Bailan de a dos en dos, entre las filas mantenidas por sus compañeros. En la cabeza de las filas están el dueño i el abanderado, i en el espacio que forman los estremos se paran los correctores, cerrando asi el rectángulo. El baile consiste en un contínuo i lijero zapateo, variado con saltos mas o ménos pronunciados, jirando el cuerpo en el aire. Al mismo tiempo del baile tocan sus instrumentos i cantan con voces descompasadas unos versos a la Vírjen. Cada danza tiene su entonacion propia que no varía jamas, i que repite «ad nauseam».
Los chinos son los mas interesantes i su modo de bailar parece ser mas arcáico i ménos modificado que los otros.
Las cofradias de los chinos son por lo jeneral reclutadas entre la jente minera, i se distinguen unas de otras solo por el color del traje. Chino propiamente quiere decir indio.
Visten el antiguo traje tradicional del minero que consiste en una camiseta, pantalon corto i ojotas. Usan medias de lana, ya azules, ya blancas.
El pantalon les llega solo a la rodilla, i es adornado con bordados caprichosos, como tambien las camisetas; llevan ademas botones de brillo, hebillas i otros adornos.
Una faja de lana de algun color vivo le ciñe el cuerpo, los largos flecos de la cual caen a lo largo de la pierna izquierda.
Terciada llevan una banda de cuero ornamentada con lentejuelas, pequeños espejos i otros objetos relucientes.
Colgando de la cintura por la parte posterior llevan un cuero de cabra sobado.
La tela que emplean en su traje es jeneralmente de lana de merino, i los colores mas favorecidos son el azul marino i el morado. Sobre la cabeza llevan un gorro puntiagudo de lana con flecos en la punta.
Hai 10 o 12 danzas de chinos.
A diferencia de los turbantes i danzantes, los chinos usan un solo instrumento musical, si es que se puede dar ese nombre al aparato que ellos usan, i que llaman flauta. Tiene mas o ménos una vara de largo, i se forma por tiras de caña liga das con cintas de colores o trenzas de lana con flecos. Por el centro de esto hai un hueco que pasa por todo su largo como en un clarinete. Dan un fuerte resoplido en un estremo i producen un sonido sordo de un solo tono, que se asemeja al graznido de un ganzo o de un cisne.
Mientras baila, el chino sopla en esta flauta a intervalos regulares, i como no hai dos que tengan exactamente el mismo tono, el ruido producido cuando estan sonando 400 o 500 de estos instrumentos es desesperante.
El baile de los chinos es de lo mas raro que puede haber. Consiste en unos saltos desmedidos, jeneralmente de un pié al otro, con dobladuras del cuerpo é inclinaciones de cabeza. Los saltos son lentos i acompasados, i con cada salto dan un soplido al instrumento como marcando el compas. Estos saltos i flexiones de cuerpo se continúan por horas enteras, i uno no sabe cuál admirar mas, la ajilidad, flexibilidad i soltura del danzante o su notable resistencia contra la fatiga; sobre todo tomando en cuenta que este ejercicio se hace a todo sol en medio de verano, entre la tierra i en un calor sofocante.
Mas que baile parece exhibicion acrobática, tales son los saltos, vuelcos i revueltas que dan.
Aun cuando el oríjen de este baile está perdido en la noche de los tiempos prehistóricos, juzgando por analojías es posible que tenga algun significado que hoi en dia no se puede adivinar. Sabemos que entre las tribus bárbaras en todos los paises estos bailes formaban parte de sus ritos i ceremonias, i al parecer este en especial tenia alguna referencia zoomórfica, dedicado talvez a algun ave o pájaro.
En la Arjentina el avestruz i en Chile el canquen, eran las aves místicas de la lluvia, i es posible que este baile, que por los sonidos producidos con las flautas, i los saltos en un pié con el cuerpo agachado, inclinándose lo mas que se pueda al suelo despues de cada salto, tendría algun significado en este sentido.
No sería raro que en un clima seco como el de las provincias en cuestion, las rogaciones i ceremonias májicas para pedir la lluvia fueran de frecuencia i este baile puede haber formado parte de sus ritos.
Hago esta observacion simplemente para insinuar la idea de que estas costumbres o supersticiones que se practican en lugares apartados, no son simplemente ruegos ridículos que sirven solamente para la risa i para la diversion, sino que son a menudo los restos de antiguas costumbres o ritos conservados durante muchas jeneraciones, i que estudiados de una manera imparcial pueden arrojar mucha luz sobre la vida i modo de pensar de los antiguos habitantes, de los cuales desgraciadamente sabemos tan poco.
Santiago, octubre 16 de 1909.