La fealdad de Simónides

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


La fealdad de Simónides.

Convidado Simónides á comer en casa de un ciudadano, se presentó á la hora preñjada; pero como su traje era demasiado modesto, y su rostro mas feo de lo regular, un familiar de la casa, teniéndole por criado inferior de los que venian, le pidió por favor que le ayudase á rajar leña para la comida que se disponia. Hízolo así; vino el dueño, y admirado, dijo:

— ¿Qué hacéis, señor?

— Pagar la pena de mi fealdad.