Armarte,
para que en los hombros tengas
la carga honrosa y pesada
de la militante iglesia.
El Santo Papa Pío Quinto,
en cuyo favor esperan
Austria y España en Lepanto
vencer las lunas turquescas,
con un capelo te aguarda;
y después que las ovejas
del católico rebaño
seis años rija, y suceda
en su santidad y silla
Gregorio, de fama eterna,
para consagrar tus sienes
mis tres coronas te esperan
por un lustro con que ilustres
a Italia, que está en tinieblas.
No te vencerá la envidia
de tus émulos, ni temas
sus vanas persecuciones,
pues porque mejor las venzas
dos llaves te ofrece el cielo;
pero, porque las poseas
en seguridad, te da
aquesta espada con ellas.
Crüel te llamará el vulgo,
pero, a pesar de sus lenguas,
advierte que no se alcanza
a veces la paz sin guerra;
usa, Félix, el rigor
que esta espada blanca muestra,
y gozarás de estas llaves.
Cúbrese Roma.
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