La durmiente (Somoza)
La Luna, mientras duermes, te acompaña; tiende su luz por tu cabello y frente, va del semblante al cuello y lentamente cumbres y valles de tu seno baña. Yo, Lesbia, que al umbral de tu cabaña, hoy velo, lloro y ruego inútilmente, el curso de la Luna refulgente dichoso he de seguir, o Amor me engaña. He de entrar, cual la Luna, en tu aposento; cual ella, al lecho en que tu faz reposa, y cual ella a tus labios acercarme. Cual ella, respirar tu dulce aliento, y cual el disco de la casta diosa, puro, trémulo, mudo, retirarme.