La diversión
El amor se ha desprendido De los brazos de su madre, Y alegrando el universo Se está suspenso en el aire. Él os contempla, zagalas, Y mirándoos se complace Al ver las gracias que os dieron Las estrellas liberales. Él al placer os convida, Al regocijo y al baile: ¿Y seréis sordas vosotras A sus influjos suaves? Mirad, cuál todo se anima! De flor se visten los valles, De yerba se cubre el campo Y el viento pueblan las aves. Animaos también vosotras: Gozad la estación amable, Que sobrada vida os queda Para devorar pesares. Más rápido que una flecha Que vuela hendiendo los aires, El tiempo vuela y se muere, Muere el tiempo y no renace. Tiempo vendrá en que os aflijan Las memorias lamentables De placeres que perdisteis, De horas que desperdiciasteis. Ea pues: que nadase pierda, Salid alegres al baile, Los instrumentos resuenen Y la risa os acompañe. Ven tú, la alegre zagala, Atención de mil amantes, Y cuyos ojos, si miran, No hay corazón que no abrasen: Plácidamente severa, Severamente agradable Te acompañará tu hermana Y alentaréis todo el valle; Mientras que a encantarnos venga, Mientras que enlazada sale Con la gallarda Belisa La linda y modesta Dafne. Ven tú, en fin, ninfa divina, Ven en fin y no te tardes, Tú en cuya tez los claveles Con la azucena combaten: Tú en cuyos labios de rosa Fabrica amor sus panales, Y en cuyo soberbio seno El placer viene a posarse.
- ¡Dichoso aquel que tu beldad admira,
- Que tus gracias contempla atentamente,
- Que el blando influjo de tu genio siente,
- Que de amor puede hablarte, y que suspira!
Mérida, 1792.