La cruzada de Pachín

La cruzada de Pachín
de Ramón de Campoamor


    Como cruzado, a Judea
    fue de escudero Pachín
    con el abad de la aldea
    de Serín.

    Para hacer un relicario
    juró traer a su amor
    un pedazo del sudario
    del Señor.

    Pero Pachín ¿no sabría
    que, si Dios bajó a morir,
    volvió al cielo al tercer día
    a subir?

    Y si la tumba sagrada
    no encerró a Cristo jamás,
    ¿qué halló en ella? -¡Polvo y nada,
    nada más!

    -Por un sepulcro vacío
    -Pachín se atrevió a decir-,
    ¡cuánto hombre viene, Dios mío,
    a morir!-

    Y, sin lograr los tesoros
    que, al ir, pensaba traer,
    le valpulearon los moros
    al volver.

    Perdió la fe en tal jornada...
    y se condenó por fin.
    Así acabó la cruzada
    de Pachín.