La cierva y la viña (Samaniego)
Huyendo de enemigos cazadores Una Cierva ligera; Siente ya fatigada en la carrera Más cercanos los perros y ojeadores. No viendo la infeliz algún seguro Y vecino paraje De gruta o de ramaje, Crece su timidez, crece su apuro. Al fin, sacando fuerzas de flaqueza, Continúa la fuga presurosa; Halla al paso una Viña muy frondosa, Y en lo espeso se oculta con presteza. Cambia el susto y pesar en alegría, Viéndose a paz y a salvo en tan buen hora. Olvida el bien, y de su defensora Los frescos verdes pámpanos comía. Mas ¡ay! que de esta suerte, Quitando ella las hojas de delante, Abrió puerta a la flecha penetrante, Y el listo Cazador la dio la muerte. Castigó con la pena merecida El justo cielo a la cierva ingrata. Mas ¿qué puede esperar el que maltrata Al mismo que le está dando la vida?