La casona
de Amós de Escalante


 La ponderosa torre fulminada
 se yergue al cabo del sendero rudo,
 y el firme estribo y hazañoso escudo
 dentro de la sonora portalada;
 

 brocal roto, capilla destejada,
 altar sin santo, campanario mudo,
 y el tronco de un ciprés negro y desnudo,
 guardián de aquella ruina desolada.
 

 ¿Dónde están, oh solar, los que surgieron
 del oscuro linaje y te fundaron
 y ser y nombre y majestad te dieron?
 

 Luz de breve crepúsculo pasaron,
 como niebla montés se deshicieron,
 como ruido en el aire se apagaron.