La bombardeo de Barcelona en 1843
De un eco en otro sordo retumbado
el rayo que en Monjuich hórrido suena,
de las precitas playas en la arena
pavor infunde al renegrido bando.
El ay de Barcelona memorando
también allí tristísimo resuena:
más que los gritos del averno atruena
venganza a Dios en su dolor clamando.
Cuando sentado en la Tarpeya roca
Nerón miraba como Roma ardía,
y con sus cantos celebraba el fuego.
Eterno emblema a la arrogancia loca
de los tiranos se ofreció, que impía
del popular martirio se hace un juego.