La Virgen de la Sierra

La Virgen de la Sierra (8 jul 1872)
de Ricardo Villanueva
Nota: Ricardo Villanueva «La Virgen de la Sierra» (8 de julio de 1872) La Ilustración Española y Americana, año XVI, número 26, pp. 411-414.
LA VIRGEN DE LA SIERRA

Si la sierra Nevada es la montaña que conserva las tradiciones árabes, la sierra Carpetana es la que guarda las tradiciones castellanas; si la sierra Nevada tiene la Alhambra de los reyes de Granada, la Carpetana el alcázar de Segovia de los reyes de Castilla; y como la cruz venció a la media luna en esa lucha titáníca de ocho siglos, los monjes: del Paular de Segovia fundaron la preciosa Cartuja de Granada, y los montañeses segovianos poblaron las montañas granadinas. Aun es hoy y conservan rasgos característicos de su origen, su cara redonda, su cuello corto, su ojos pardos, su franca mirada, su noble andar, su amor al trabajo, su sobriedad y su constancia.
Fíjese la atencion en el traje de los aldeanos de Segovia, y al pasar el leon del Guadarrama, y al cruzar Castilla la Nueva, no se verá ya más, y nada parecido se hallará en toda la Andalucía, hasta llegar á Sierra Nevada. Allí se encontrará el tejido y el color mismísimo del paño de Bernardos en el traje de los hombres, y el célebre punto de Segovia, y el color encarnado en las medias de las mujeres casadas, y allí á las espaldas de Granada se verán tambien las monteras, y al lado del Mediterráneo los zapatos de oreja ancha de Castilla. ¡Cuánta afeccion, cuánto cariño me inspiraban aquellos montañeses! ¡Con que confianza, con qué alegría me encontraba yo a su lado! La dulzura y la delicadeza de este sentimiento, es el premio que Dios reserva a los pueblos colonizadores. Pero la sierra Carpetana merece llamar la atencion más que ninguna otra sierra de la Península española, porque no sólo guarda un inagotable tesoro de tradiciones, fábulas y recuerdos castellanos, si que además está adornada con relicarios nacionales de tanta valía como Numancia, y con preciosos monumentos como el Paular, la Granja, el Escorial, Mafra y Cintra, las joyas más preciadas de los pueblos peninsulares.
Apenas se desprende de los Pirineos al nacer, ya vela por el más grande recuerdo de un pueblo que quiere constituir una nacion independiente, por las heróícas ruinas de Numancia.
Despues, la magnifica cartuja del Paular epiloga los esfuerzos de muchos siglos de un pueblo que quiso y fue independiente, quitando de Granada la media luna. Luégo, el Escorial anuncia que ese pueblo que quiso y fue independiente, llegó a ser el más poderoso del mundo, y que satisfecho de poder y de victorias, erigió a su amor patrio el monumento mayor que ha elegido pueblo alguno.
A poco, se halla la Granja con sus estátuas y fuentes, sus palacios y jardines, sus canales y sus bosques, mostrando claramente la riqueza de ese pueblo.
Más léjos, tambien los portugueses, nuestros hermanos, la adornaron con Mafra, pues no en balde á sus quines las rodean los castillos, y bien merecen por su heroísmo tener otro Escorial los descubridores de Oriente.
Y por último Cintra, ese sueño de hadas, sirve de digno remate a la sierra que, al perderse en el mar, parece que le eleva hasta las nubes, como si aspirara a enviar un tierno saludo, un cariñoso abrazo, á nuestros desagradecidos hijos de los Andes.
Pues en esta montaña, entre las gargantas de Somosierra y Guadarrama, se levanta un cerro conocido por La Picota, en cuya cima, vertiendo á la parte occidental, brota la abundante fuente llamada «Del Mojon;» a su pié se encuentra el pueblo de Collado-hermoso, y en su falda la ermita de La Virgen de la Sierra.
El mérito del calado de su ventana anuncia mayor riqueza en el interior, y parece impropio de la simple ermita de un lugar de sierra. Allí se vé una idea más levantada.
Las ermitas de la Edad Media, daban seguridad y albergue a los caminantes. En aquellos siglos de revueltas, de descentralizacíon y desgobierno, no se acataba otra autoridad que la de Dios, ni respetaba otra inmunidad que la del Santuario; así que la distancia de ermita a ermita, mide el espacio de una jornada.
Pero da al traste con esta suposicion, al verla situada en la falda de un elevado cerro, en vez de en una garganta, y la proximidad á Torrecaballeros, fundada por los templarios para albergue de los que pasaban los puertos, y á una jornada de la ermita-hospederia , que áun se conserva en el bosque de Valsain, y en lo alto del puerto de la Fuenfria, único paso accesible por aquellos sitios hasta estos últimos tiempos.
Esa ermita une a la devocion otra idea grande; esa ermita no ha podido brotar solo al calor de la veneracion de una aldea; representa intereses morales y materiales de una colectividad; una aldea es demasiado pobre para un edificio tan rico, y la situacion especial que ocupa en el cerro de La Picota, revela que en él está el depósito que se la ha confiado, y que guarda con el respetable prestigio de la religion.
En efecto, la abundante fuente «Del Mojon» apenas mana; se dividen sus aguas en dos cauces que cuidadosa mente bajan serpenteando cerros, revolviendo valles y atravesando barrancos, hasta desaguar por último el uno en el rio Picon y el otro en el Polendos, despues de haber hecho fértil y poblado un país ingrato de sierra y haber regado el caz de la derecha los pueblos de Collado-hermoso, Sotos-albos, Pelayos, Tenzuela, La Cuesta y sus barrios, Carrascal, Losana y Torreiglesias, y el caz de la izquierda los términos de Torrecaballeros, Aldehuela, Cabanillas, Tizueros, Espizdo, La Higuera, Santo Domingo de Piron, Adrada, Brieba y Basardilla.
Hé aquí el destino de esa ermita colocada entre ambos brazos, y en la falda del cerro en que mana esa fuente.
Las obras de fábrica de este canal notabilísímo se hallan ocultas por el césped. Vésele atravesar una vega, y la braza de sus anuales mondas ha formado un ancho terraplen que parece natural, creado a propósito para llevar el agua que corre y marcha por la cacera como si fuese por su cauce primitivo.
Su construccion es remotísíma; puede deducirse que es romana por las semejanzas que en su plan de construccion tiene con la que desde Fuenfria lleva las aguas al romano acueducto de Segovia.
La idea religiosa que inspiró la reconquista a los españoles acogió en su manto este inaprecíable recurso, le puso bajo el amparo de la Virgen, edificó una ermita, y mil familias acudieron a gozar de sus beneficios y poblaron esa estéril sierra que á fuerza de perseverancia y de trabajo hacen producirlas ricas lanas, merinas, linos apreciables y las carnes más estimadas en las mercados de Madrid, con otros variados frutos, que dan tres mil reales por habitante al año, mientras que las fértiles llanuras de Andalucía solo rentan setecientos.
En el día de San Juan se reunen los vecinos de los pueblos con sus herramientas en la Virgen de la Sierra, para ir de criazon a buscar el agua donde se cría.
El día de criazon es día de alborozo. ¡Dichoso el pueblo que hace del trabajo su alegría! Cada uno lleva su merienda, y los alcaldes y pastores del agua que anualmente nombran, llevan un extraordinario de refresco y vino, comprado con el producto de las multas, y del que disfrutan todos. Desde la fuente cada pueblo va por su cacera mondándola y componiéndola; y como todos contribuyen á su conservacion, todos gozan de sus beneficios.
El agua se reparte por días á los pueblos, por horas á los vecinos, y el que no tiene que regar arrienda á otro su derecho por la cantidad en que se convengan.
Cada pueblo elige su pastor del agua para velar por su distribucion en el término, y entre todos los pueblos eligen dos alcaldes, que han de residir en los pueblos cabeza de cada brazo, en Collado-hermoso y Torrecaballeros, los cuales conservan ordenanzas ininteligibles, y aplican en vez de los artículos convenientes penas consuetudinarias y sin apelacion, con las que corrigen los daños ó abusos.
Con esto, y con la obligacion que tienen los pastores del agua de estar en los pueblos cabeceros del caz, todos los sábados al rayar el alba y subir a la criazon por la cacera arriba, y dar parte de su estado al alcalde, tan sencilla y simplemente se ha conseguido conservar obra tan importantisima, que es la causa de la densidad de poblacion de aquella comarca.
¿Cuánta riqueza podrá tener España el día que aproveche todas sus aguas ?... ¡A trabajar, y adelante!

RICARDO VILLANUEVA