La Sagrada Biblia (XV)/2 Pedro

ADVERTENCIA


SOBRE


LA EPÍST. SEGUNDA DEL APÓSTOL S. PEDRO.


Esta carta parece que va dirigida a los mismos que la primera, para fortalecerlos contra las heregías que desde entonces se levantaban en la Iglesia, especialmente contra los que ahora llamamos epicúreos; y que la escribió poco antes de su muerte, segun indican las palabras del cap. I. v. 14. Suele mirarse como su testamento.
EPÍSTOLA SEGUNDA
DEL APÓSTOL S. PEDRO.
CAPÍTULO PRIMERO.
La memoria de los grandes dones recibidos de Dios ha de animarnos á avanzar en el camino de la virtud, para poder entrar en el reino de Dios. Habla de su cercana muerte; y de la verdad de la doctrina del Evangelio.

1 Simon Pedro, siervo y apóstol de Jesu-Christo, á los que han alcanzado igual fé con nosotros por la justicia y méritos del Dios, y salvador nuestro Jesu-Christo.

2 La gracia y paz crezca mas y mas en vosotros por el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesu-Christo,

3 así como lodos los dones que nos ha dado su poder divino, correspondientes á la vida y á la piedad cristiana, se nos han comunicado por el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y por su virtud,

4 tambien por él mismo nos ha dado Dios las grandes y preciosas gracias que habia prometido; para haceros partícipes por medio de estas mismas gracias de la naturaleza divina, huyendo la corrupcion de la concupiscencia, que hay en el mundo.

5 Vosotros pues habeis de poner todo vuestro estudio y cuidado, en juntar con vuestra fé la fortaleza, con la fortaleza la ciencia,

6 con la ciencia la templanza, con la templanza la paciencia, con la paciencia la piedad,

7 con la piedad el amor fraternal, y con el amor fraternal la caridad ó amor de Dios.

8 Porque si estas virtudes se hallan en vosotros, y van creciendo mas y mas, no quedara estéril y sin fruto el conocimiento que teneis de nuestro Señor Jesu-Christo.

9 Mas quien no las tiene, está ciego, y anda con la mano á tientas, olvidado de qué manera fue lavado de sus antiguos delitos.

10 Por tanto, hermanos mios, esforzáos mas y mas, y haced cuanto podais para asegurar ó afirmar vuestra vocacion, y eleccion por medio de las buenas obras, porque haciendo esto, no pecaréis jamás.

11 Pues de este modo se os abrirá de par en par la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesu-Christo.

12 Por lo cual no cesaré jamás de advertiros eso mismo, por mas que vosotros estéis bien instruidos y confirmados en la verdad presente.

13 Pues me parece justo el despertaros con mis amonestaciones, mientras estoy en este cuerpo mortal como en una tienda de campaña;

14 estando cierto de que presto saldré de él, segun me lo ha significado ya nuestro Señor Jesu-Christo.

15 Mas yo cuidaré de que aun despues de mi muerte, podais con frecuencia hacer memoria de estas cosas.

16 Por lo demás, no os hemos hecho conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesu-Christo, siguiendo fábulas ó ficciones ingeniosas, sino como testigos oculares de su grandeza [1].

17 Porque al recibir de Dios Padre aquel glorioso testimonio, cuando desde la nube en que apareció con tanta brillantez la gloria de Dios, descendió una voz que le decia: Este es mi Hijo amado, en quien estoy complaciéndome, escuchadle;

18 nosotros oimos tambien esta voz venida del cielo, y vimos su gloria, estando con él en el monte santo del Thabor.

19 Pero tenemos todavía el testimonio mas firme que el nuestro, que es el de los Profetas; al cual haceis bien en mirar atentamente, como á una antorcha que luce en un lugar oscuro, hasta tanto que amanezca el dia [2], y la estrella de la mañana nazca en vuestros corazones:

20 bien entendido ante todas cosas, que ninguna profecía de la Escritura se declara por interpretacion privada [3].

21 Porque no traen su orígen las profecías de la voluntad de los hombres, sino que los varones santos de Dios hablaron, siendo inspirados del Espíritu santo [4].

CAPÍTULO II.
Describe las malas artes de los falsos doctores y de sus discípulos los incrédulos, y el espantoso y repentino castigo que las amenaza. Avisa á los fieles que se guarden de ellos.

1 Verdad es que hubo tambien falsos profetas en el antiguo pueblo de Dios, así como se verán entre vosotros maestros embusteros, que introducirán con disimulo sectas de perdicion, y renegarán del Señor que los rescató, acarreándose á sí mismos una pronta venganza.

2 Y muchas gentes los seguirán en sus disoluciones, por cuya causa el camino de la verdad será infamado [5];

3 y usando de palabras fingidas harán tráfico de vosotros por avaricia; mas el juicio que tiempo há que les amenaza, va viniendo á grandes pasos, y no está dormida la mano que debe perderlos.

4 Porque si Dios no perdonó á los ángeles delincuentes, sino que amarrados con cadenas infernales los precipitó al tenebroso abismo, en donde son atormentados, y tenidos como en reserva hasta el dia del juicio [6];

5 si tampoco perdonó al antiguo mundo [7], bien que preservó al predicador de la justicia divina Noé con siete personas, al anegar con el diluvio el mundo de los impíos;

6 si reduciendo á cenizas las ciudades de Sodoma y Gomorrha, las condenó á desolamiento, poniéndolas para escarmiento de los que vivirán impiamente;

7 si libertó al justo Lot, á quien estos hombres abominables afligian, y perseguian con su vida infame;

8 pues conservaba puros sus ojos y oidos, morando entre gentes que cada dia sin cesar atormentaban su alma pura con obras detestables:

9 luego bien sabe el Señor librar de la tentacion á los justos, reservando los malos para los tormentos en el dia del juicio;

10 y mayormente aquellos que, para satisfacer sus impuros deseos, siguen la concupiscencia de la carne, y desprecian las potestades, osados, pagados de sí mismos, que blasfemando no temen sembrar heregías [8]:

11 como quiera que los ángeles mismos, con ser tanto mayores en fuerza y poder, no condenan con palabras de execracion ni maldicion a los de su especie [9].

12 Mas estos otros, que por el contrario, como brutos animales, nacidos para ser presa del hombre, ó para el lazo y la matanza, blasfeman de las cosas que ignoran, perecerán en los vergonzosos desórdenes en que están sumergidos,

l3 recibiendo la paga de su iniquidad, ya que ponen su felicidad en pasar cada dia entre placeres; siendo la misma horrura y suciedad, regoldando deleites, mostrando su disolucion en los convites que celebran con vosotros,

14 como que tienen los ojos llenos de adulterio y de un continuo pecar. Ellos atraen con halagos las almas ligeras é inconstantes, teniendo el corazon ejercitado en todas las mañas que puede sugerir la avaricia; son hijos de maldicion;

15 han dejado el camino recto y se han descarriado, siguiendo la senda de Balaam hijo de Bosor, el cual codició el premio de la maldad;

16 mas tuvo quien reprendiese su sandez y mal designio: una muda bestia ó burra en que iba montado, hablando en voz humana, refrenó la necedad del Profeta [10].

17 Estos tales son fuentes [11], pero sin agua, y nieblas agitadas por torbellinos que se mueven á todas partes, para los cuales está reservado el abismo de las tinieblas.

18 Porque profiriendo discursos pomposos llenos de vanidad, atraen con el cebo de apetitos carnales de lujuria á los que poco antes habian huido de la compañía de los que profesan el error;

19 prometiéndoles libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupcion, pues quien de otro es vencido, por lo mismo queda esclavo del que le venció.

20 Porque si despues de haberse apartado de las asquerosidades del mundo por el conocimiento de nuestro señor y salvador Jesu-Christo, enredados otra vez en ellas, son vencidos, su postrera condicion viene á ser peor que la primera.

21 Por lo que mejor les fuera no haber conocido el camino de la justicia, que despues de conocido, volver atrás y abandonar la Ley santa que se les habia dado;

22 cumpliéndose en ellos lo que suele significarse por aquel refran verdadero: Volvióse el perro á comer lo que vomitó: y, La marrana lavada á revolcarse en el cieno.

CAPÍTULO III.
Los amonesta nuevamente contra los falsos doctores, y habla de la segunda venida del Señor. Alaba las epístolas de san Pablo, y dice que eran adulteradas por los ignorantes.

1 Esta es ya, carísimos mios, la segunda carta que os escribo, procurando en las dos avivar con mis exhortaciones vuestro ánimo sencillo ó sincero;

2 para que tengais presentes las palabras que os he dicho antes, de los santos Profetas, y los preceptos que el Señor y Salvador nuestro os ha dado por medio de nosotros, que somos sus apóstoles:

3 estando ciertos ante todas cosas, de que vendrán en los últimos tiempos impostores artificiosos, arrastrados de sus propias pasiones,

4 diciendo: ¿Dónde está la promesa ó el segundo advenimiento de este [12]? porque desde la muerte de nuestros padres ó Patriarcas, todas las cosas permanecen del modo mismo que al principio fueron criadas.

5 Y es que no saben, porque quieren ignorarlo, que al principio fue criado el cielo por la palabra de Dios, como asimismo la tierra [13], la cual apareció salida del agua, y subsiste en medio de ella;

6 y que por tales cosas, el mundo de entónces pereció anegado en las aguas del diluvio.

7 Así los cielos, que ahora existen, y la tierra, se guardan por la misma palabra, para ser abrasados por el fuego en el dia del juicio, y del exterminio de los hombres malvados é impíos.

8 Pero vosotros, queridos mios, no debeis ignorar una cosa, y es que un dia respecto de Dios es como mil años, y mil años como un dia [14].

9 No retarda pues el Señor su promesa, como algunos juzgan, sino que espera con mucha paciencia por amor de vosotros el venir como juez, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos se conviertan a penitencia.

10 Por lo demas el dia del Señor vendrá como ladron [15]; y entonces los cielos con espantoso estruendo pasarán de una parte á otra, los elementos con el ardor del fuego se disolverán, y la tierra, y las obras que hay en ella, serán abrasada

11 Pues ya que todas estas cosas han de ser deshechas, ¿cuáles debeis ser vosotros en la santidad de vuestra vida, y piedad de costumbres,

12 aguardando con ansia, y corriendo á esperar la venida del dia del Señor, día en que los cielos encendidos se disolverán, y se derretirán los elementos con el ardor del fuego?

13 Bien que esperamos, conforme a sus promesas, nuevos cielos y nueva tierra, donde habitará eternamente la justicia.

14 Por lo cual, carísimos, pues tales cosas esperais, haced lo posible para que el Señor os halle sin mancilla, irreprensibles y en paz [16];

15 y creed que es para salvacion la longanimidad ó larga paciencia de nuestro Señor [17], segun que tambien nuestro carísimo hermano Pablo os escribió conforme a la sabiduría que se le ha dado,

16 como lo hace en todas sus cartas, tratando en ellas de esto mismo: en las cuales hay algunas cosas difíciles de comprender, cuyo sentido los indoctos e inconstantes en la fé pervierten, de la misma manera que las demas Escrituras de que abusan, para su propia perdicion.

17 Así que vosotros ¡oh hermanos! avisados ya, estad alerta; no sea que seducidos de los insensatos y malvados, vengais á caer de vuestra firmeza [18]:

18 antes bien id creciendo en la gracia, y en el conocimiento de nuestro señor y salvador Jesu-Christo. A él sea dada la gloria desde ahora, y por el dia perpétuo de la eternidad. Amen.


FIN DE LA EPÍSTOLA SEGUNDA DE SAN PEDRO.

  1. En su trasfiguracion gloriosa.
  2. De la gloriosa eternidad ó vision clara de Dios, y quede desvanecida la nube de la fé.
  3. II. Timoth. III. v.16.
  4. Y así es que á la Iglesia, dirigida por él, es á quien pertenece la interpretacion de las Escrituras divinas.
  5. Atribuyéndose á la Religion los vicios de los que la profesan.
  6. Compara el apóstol los falsos apóstoles á los demonios, porque aquellos tiran como estos á desviar las almas del recto camino de la fé y de la virtud. Los ángeles malos, sufriendo ya ahora el castigo de su rebelion, comparecerán en el juicio final á oir de Jesu-Christo una pública sentencia de su condenacion contra ellos, y los hombres que hayan imitado su rebelion contra Dios. Desde entónces quedaran encerrados en el infierno, ó para siempre fijos en un lugar. Ahora permite Dios que ejerciten á los buenos, y tienten á los hombres al mal, para que merezcamos la corona de la gloria, premio de los que pelean y vencen; y para eso nos ofrece su poderosa gracia, que tantas veces desprecian los hombres, usando mal del libre albedrío, que Dios les ha dado para poder merecer con lo que hagan.
  7. Esto es, á los hombres anteriores al diluvio.
  8. Blasfemando la sana doctrina, y maldiciendo á todos los superiores.
  9. Esto es, á los demonios, por ser estos criaturas de Dios. Otros traducen: No pueden resistir la horrenda condenacion fulminada contra ellos. Véase Martini.
  10. Num. XXII.—XXIII.—XXIV.
  11. Magnificas en la apariencia, pero secas.
  12. En cuyo tiempo, segun dijo, habia de mudar todas las cosas?
  13. Véase Mundo.
  14. Porque para él no hay nada pasado ni venidero, sino que todo es presente.
  15. Esto es, de repente, y á la hora ménos pensada.
  16. Con Dios y con vuestro prójimo.
  17. Que solo difiere su segunda venida para dar al mundo mas tiempo de penitencia.
  18. En la fé y santidad de vida.