Humanos desengaños,
hacedme solamente compañía,
y vosotros, engaños
del mundo, allá os quedad desde este día;
basta lo que dormidos
a la verdad tuvistes mis sentidos.
Como culebra quiero
para otra nueva vida renovarme,
donde clemencia espero,
si acierto de una vez a desnudarme
del hábito que ha hecho
la vil costumbre de mi ingrato pecho. Vase quitando las armas, el ristre y bonete, y valos colgando de las ramas, de algún clavo a propósito
Quedad por estos pobos,
bárbaros instrumentos de la muerte,
de insultos y de robos,
que con el dueño de la misma suerte
merecistes castigo
a no tener el cielo por amigo;
a cuya hermosa cara
los vergonzosos ojos alzo apenas,
viendo que, aunque me ampara,
tantas ofensas de crueldades llenas
contra él he cometido,
a quien piedad de tantas culpas pido.
Valad, plumas, al viento,
galas del loco abril de mis antojos,
y las del pensamiento
sirvan para traer agua a mis ojos;
y queden los cabellos
para esconderse mi vergüenza en ellos.
Monte, en lo más espeso
de tus obscuras lóbregas moradas,
a un huésped nuevo, a un preso
recibe entre las ramas intrincadas
del laberinto tuyo,
que en ti, a Dios me presento y restituyo.
Arrugadas cortezas
sean mis colgaduras de damascos;
sírvanme tus malezas
platos de hierba en mesas de peñascos,
y denme, entre esos troncos,
canta de campo tus silvestres troncos.
Perdóname,entretanto.
que tu soledad santa reverencio,
si violare con llanto
y debidos suspiros tu silencio.
|