La Flor de Luz
Nota: se ha conservado la ortografía original
Esta preciosa fantasía es de Rubén Darío (1867-1916), uno de los poetas más originales que han escrito en nuestro idioma y, sin disputa, el más genial de todos los poetas que han visto la luz en la América Latina.
LA FLOR DE LUZ
MARGARITA, está linda la mar;
Y el viento
Lleva esencia sutil de azahar.
Yo siento
En el alma una alondra cantar:
Tu acento.
Margarita, te voy a contar
Un cuento.
Este era un rey que tenía
Un palacio de diamantes,
Una tienda hecha del día,
Y un rebaño de elefantes;
Un trono de malaquita,
Un gran manto de tisú,
Y una gentil princesita
Tan bonita,
Margarita,
Tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
Vió una estrella aparecer;
La princesa era traviesa
Y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
Decorar un prendedor,
Con un verso, y una perla,
Y una pluma, y una flor.
Las princesas primorosas
Se parecen mucho a ti:
Cortan lirios, cortan rosas.
Cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella
Bajo el cielo y sobre el mar,
A cortar la blanca estrella
Que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba.
Por la luna y más allá;
Mas lo malo es que ella iba
Sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
De los parques del Señor,
Se miraba toda envuelta
En un dulce resplandor.
Y el rey dijo: — « ¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé,
Y, ¿qué tienes en el pecho
Que encendido se te ve? »
La princesa no mentía,
Y así dijo la verdad:
— « Fui a cortar la estrella mía
A la azul inmensidad ».
Y el rey clama: — « ¿No te he dicho
Que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar ».
Y dice ella: — « No hubo intento;
Yo me fui no sé por qué.
Por las olas y en el viento
Fui a la estrella y la corté ».
Y el papá dice enojado:
— « Un castigo has de tener;
Vuelve al cielo, y lo robado
Vas ahora a devolver ».
La princesa se entristece
Por su dulce flor de luz,
Cuando entonces aparece
Sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: — « En mis campiñas
Esa flor yo se la di,
Son mis flores de las niñas ,
Que al soñar piensan en mí ».
Viste el rey ropas brillantes;
Y luego hace desfilar
Cuatrocientos elefantes
A la orilla de la mar.
La princesita está bella,
Pues ya tiene el prendedor
En que lucen con la estrella
Verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
Y el viento
Lleva esencia sutil de azahar:
Tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar.
Guarda, niña, un gentil pensamiento
Al que un día te quiso contar
Un cuento.