La Casa de los Sueños: Capítulo 3
<< Autor: Rubén Hernández Herrera
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Llegó el jueves, eran las tres de la mañana, se desdobló, y salió con toda calma a volar por la ciudad, veía a los desvelados en la González Gallo, a los que empezaban a trabajar en las fábricas, los camiones que iban llegando y se estacionaban en doble fila, y por supuesto, veía, después de volar en círculos, la casa, la casa de Avenida Américas, se veía la ventana iluminada desde dentro por una luz tenue, que provenía de una lámpara de mesa, esta se quedaba prendida toda la noche, la cámara le toma la cara denotando mucha curiosidad, daba una vuelta tras otra, como cuando un muchacho pasa por la casa de la muchacha bonita sin animarse a tocar la puerta, para distraerse se va volando hasta Puerto Vallarta, se eleva lo suficiente, para poder viajar siguiendo la carretera, la velocidad no importa, el frío que siente es el normal de sus viajes, no tiene que ver nada con la altura a la que viaja, recorre la costera, sigue la costa bien delineada por la línea luminosa de la espuma al romper en la arena, regresa a su casa con calma, su perro siente su presencia, empieza a ladrar, la cámara toma la cara del perro y se ve como si estuviera ciego, no enfoca la mirada, despierta Manuel, siguen siendo las tres de la mañana..
―Contador, ya chequé, efectivamente faltaban las notas de crédito de las devoluciones, pero ¿cómo supo luego luego?―, ―no fue tan luego luego, si se acuerda hice una pequeña operación en la calculadora, mire, tengo meses tratando de elevar unos puntos el porcentaje de utilidad sobre las ventas, si de un mes a otro cambia cinco por ciento sin ninguna razón, es que falta algo por contabilizar…―, la cámara toma a la contadora con cara de: ― …bueno, tiene lógica….―, Lupita observaba….
Entra Rebe a su oficina, le avisa antes su secretaria, ―¿queobo, que haces aquí?―, ―pasaba, oye, invítame un cafecito, ¿qué has resuelto?, ¿vas a aceptar la invitación de tu cuate “Chema”?―, ―pues estoy en esas, la verdad no sé, pero no creo que pueda quedarme con la tentación, lo curioso es que, la verdad, no tengo la gran curiosidad, podría estar con la duda por unos años, fíjate, que lo que me gana es la curiosidad por conocer gente que le pase lo mismo que a mí, es como en el golf, pero sin perder tanto tiempo―, ―bueno, eso sí es buen argumento, ahora la que ya le urge que les digas que sí es a mi, yo me muero de curiosidad, ¿de qué platicarán?, ¿quiénes son?, ¿para qué se juntan?, ha de ser padre…―
―¿Cómo va lo de tu marido? ―, ―maal, ahora le ha dado por quedarse en la casa viendo películas, que para practicar su inglés, lo malo es que se sale en las noches, por lo menos con sus amigotes borrachos buenos para nada, lo que me chooca es que no haga nada, ni para bien, ni para mal, ahora dice que va a escribir un libro, ya me imagino el libro, “el sofá”, o “como aprovechar las oportunidades sin salir a trabajar”―, Manuel la volteó a ver con cara de ― “no están mal los títulos…”―, ―papá, ya se lo que estás pensando, sé que te cae bien, se me hace que tú lo entiendes mejor que yo, ya no lo aguanto, bueno, siquiera le gusta jugar con mi´jo―, Rebeca, así hay gente, que quieres, tu sabías que era así, desenfadado, despreocupado, era lo que te caía bien de él, y ahora por eso mismo ya no lo aguantas― ay papá, que quieres, uno cuando se casa anda en la loca, no sabes ni lo que quieres― hija mía, ahorita tampoco lo sabes―, ―tienes razón, hay veces que no sé ni para que me levanto, si no fuera por mi´jo, bueno, la verdad sí sé, me salgo para desaburrirme, en fin, sólo venía a saludarte, ¿vas a jugar el sábado?, yo voy con “tus” amigas, es impresionante, me estas quitando mi vida padre mío, ya me caen gordas todas y a ti te caen de maravilla y tú a ellas. Te deberías de venir a vivir mi vida, yo fácil me cambiaría―, Manuel se le queda viendo, ―ya se papá, ¿que crees que no me doy cuenta?, ya no me aguanto ni yo misma, me voy a meter a una maestría o a aprender algo, clases de pintura, algo, ¿sabes?, lo más interesante que tengo en mi vida en este momento es tu patoaventura voladora, hazme el favor. Ya me voy papi, si quieres puedes invitarme a comer el jueves o cuando quieras, estoy libre los próximos veinte años―.
Antes de cruzar la puerta voltea y cambiando el tono de voz le dice a Manuel: ―Me caes bien porque nunca me has hecho caso, ahora lo voy descubriendo, mis amigas me ponen toda la atención, y me hago unas bolas tremendas porque ya ni me acuerdo que mentiras les dije la última vez, en serio, es lo que me faltó en la vida, pelearme con mis papás, tener una niñez feliz me ha causado un gran problema toda mi vida, a como están las cosas, he sido una niña totalmente desadaptada, mis amigas con sus padres divorciados, o alcohólicos, están perfectamente adaptadas al medio, claro, porque el medio está así, eso es lo que tengo, una desequilibrante infancia feliz, yo no se porqué todo se acaba, porque tienes que casarte, trabajar, bueno, las que trabajan, ¿sabes qué?, eso es lo que voy a hacer, voy a trabajar…―, Manuel la seguía viendo ―después de todo soy abogada, me voy a meter a un despacho bonito, de esos con cuatro apellidos en letras doradas, o ya sé, mejor voy a poner una agencia de viajes astrales, imagínate, la buena onda, cualquier parte del mundo por sólo doscientos dólares…, papi , sólo dime como le haces y nos volvemos ricos….―