LA CORONA DEL BARDO
Desata de mi frente esta diadema
De rojos mirtos y lujosas flores,
Que ya mis sienes fatigadas quema
Y emponzoñan el alma sus olores:
De fugitiva gloria vano emblema,
Valiome de la envidia los furores;
De los del oro vil adoradores,
El rencor y sacrílego anatema.
¿Mas, por qué tristes a la tierra inclinas,
Muda ante mí, los ojos virginales
Inundados de lágrimas divinas?
El amor inmortal, hace inmortales;
y al llegar del sepulcro a los umbrales,
Coronas, ¡ay!. .. me sobrarán de espinas.
1875