Julieta y Romeo/Acto 2/Escena 2
Todavía aquí están!
Todavía aquí están! Julieta mia,
nos queda que cumplir deber funesto.
hoy el cadáver del que fué mi hijo
bajarán á las bóvedas del templo,
y paz daránle y noble sepultura
junto á los restos, ay! de mis abuelos.
Don Alvar de esa triste ceremonia
se encargará, presidirá el cortejo,
y el sitio ocupará, que, de mi hijo,
en mano y vida y corazon le ofrezco.
Sí, mi Julieta, sí; mientras sus preces
el fúnebre cortejo eleve al cielo,
mientras vibre en los aires la campana
sus ayes y mortuorio clamorco,
yo adornaré con flores los altares,
alegre el rostro, el corazon inquieto,
y la campana misma que haya herido
con tristes quejas los airados vientos,
con blandos sones de placer y júbilo
celebrará parlera tu himeneo.
Mi himeneo, señor!
Mi himeneo, señor! Aquí, en don Alvar,
un amigo, un esposo te presento,
y un vengador tambien. Y pues los mios
un gefe necesitan Capuleto,
el bautismo de gefe de mi raza
le dará, mi Julieta, tu himeneo
Padre…
Padre… Señor!…
Padre… Señor!… Julieta, amigo mio,
vuestro enlace bendiga el Dios del cielo!
que sobre vuestras frentes se desprenda
la bendicion que invocaré en mis rezos!
Ya no estoy solo aquí. Ya de mi hija,
de un árbol sin verdor vástago tierno,
hay quién proteja el vacilante paso
de esta vida fatal por el sendero.
Gracias, Señor! Si un hijo me quitaste,
de otro me das el cariñoso afecto.
Tuya es, don Alvar, tuya es mi Julieta;
cumplir te toca pues tu juramento.
Al recibir la mano de una esposa,
yo juro guerra eterna á los Montechos,
y en pago de la muerte de Tebaldo
yo te ofrezco la muerte de Romeo.
Hija mia, prepara pues tus galas
mientras yo vuelo á preparar el templo.
El corazon me inunda la alegria.
Me inunda el corazon de muerte el hielo.