José Antonio Montalvo
El 13 del actual murió en Ibagué, a los 74 años de edad, muchas lágrimas caerán sobre su tumba.
¡Dichosos aquellos que como él se entregan sin temor al sueño de la muerte, tranquilos y amados!
Tarea de bueno hizo en la hospitalaria ciudad donde nació, y su larga y
modesta vida fue corta para los desvalidos y menesterosos: Dios le devolverá ciento por uno.
Nada supo comprender jamás de ambiciones iracundas, ni de la vanidad y
sus demencias: el odio habría sido exótico en ese corazón, como el zarzal ponzoñoso
en jardín que acarician manos de vírgenes.
La veneración que recibía de amigos y extraños, y las virtudes de sus
descendientes, fueron su corona en la tierra.
Así había sido ejemplo de rectitud, mansedumbre y caridad; y bien se comprende
por qué se le asemejan tanto otros hombres venerables en la apacible y
pintoresca comarca donde vivió.
Estas palabras "culto a la verdad y deber de gratitud" sean como un puñado
de flores sobre la tumba del noble amigo.
Bogotá enero de 1890