Jacobo, el leñador
Rendido por el infortunio
al pueblo avanza el leñatero
el peso del añoso leño
aumenta su sufrir tan cruento.
Su frente con profundos surcos
color de plata sus cabellos
todo refleja en él hondo martirio
y a su paso me descubro respetuoso ante el dolor.
Sus amigos hoy no son los que ayer fueron
y explotaron ese noble corazón,
los que antes disfrutaron de larguezas
no conocen a Jacobo, el leñador.
Solamente la vieja hacha
le es fiel en su mudo amor
hoy ni el palo que consumen sus fogones
permiten que se lo compren
a Jacobo, el leñador.
Destino, ley de los humanos
ablanda los rigores de tu sino
da paso a la templanza y busca
que diga él su invocación divina.
Muéstrate alguna vez gentil y noble
olvida tu misión de carcelero permite
que el dolor muestre la cara
y ante Dios alce la frente en humilde imploración.