Invocación a la divina luz
Guíame entre el horror que me circunda,
¡Oh benéfica Luz!
Lejos mi hogar; la oscuridad profunda;
¡Guía, guíame Tú!
Mis pasos guarda: espléndidas escenas
No ambiciono; á mi anhelo basta apenas
Mover el pie por senda de virtud.
No siempre anduve así: yo no pedía
Que me guïases Tú;
Tomar gustaba y discernir la vía;
Mas hoy ¡guíame Tú!
Amaba yo del sol los resplandores,
Y lanzábame ajeno de temores;
¡Olvida mi pasada juventud!
El camino bendito que tú enseñas
Alumbrarás aún;
¡Por fangales, torrentes, bosques, breñas,
Guía, guíame Tú,
Hasta que el Angel que seguí yo un día
Y huyó después, de nuevo me sonría,
Disipada la noche, el cielo azul!