Introducción (Cantos del trovador)
edición de 1840-1841 de Cantos del Trovador
INTRODUCCIÓN A CANTOS DEL TROVADOR.
editar¿Que se hicieron las auras deliciosas
Que henchidas de perfume se perdian
Entre los lirios y las frescas rosas
Que el huerto ameno en derredor ceñian?
Las brisas del otoño revoltosas
En rápido tropel las impelian,
Y ahogaron la estacion de los amores
Entre las hojas de sus yertas flores.
Hoy al fuego de un tronco nos sentamos
En torno de la antigua chimenéa,
Y acaso la ancha sombra recordamos
De aquel tizon que á nuestros pies huméa.
Y hora tras hora tristes esperamos
Que pase la estacion adusta y féa,
En pereza febril adormecidos,
Y en las propias memorias embebidos.
(6)
En vano á los placeres avarientos
Nos lanzamos do quier, y órgias sonoras
Estremecen los ricos aposentos
Y fantásticas danzas tentadoras;
Porque antes y despues caminan lentos
Los turbios dias y las lentas horas
Sin que alguna ilusion de breve instante
Del alma el sueño fugitiva encante.
Pero yo, que he pasado entre ilusiones,
Sueños de oro y de luz mi dulce vida
No os dejaré dormir en los salones
Donde al placer la soledad convida;
Ni esperar revolviendo los tizones
El yerto amigo ó la faláz querida
Sin que mas esperanza os alimente
Que ir contando las horas tristemente.
Los que vivis de alcázares señores,
Venid, yo halagaré vuestra pereza;
Niñas hermosas que moris de amores,
Venid, yo encantaré vuestra belleza:
Viejos, que idolatrais vuestros mayores
Venid, yo os contaré vuestra grandeza;
Venid á oir en dulces armonias
Las sabrosas historias de otros dias.
(7)
Yo soy el Trovador que vaga errante,
Si son de vuestro parque estos linderos
No me dejeis pasar, mandad que cante;
Que yo sé de los bravos caballeros
La dama ingrata, y la cautiva amante,
La cita oculta y los combates fieros
Con que á cabo llevaron sus empresas
Por hermosas esclavas y princesas.
Venid á mí, yo canto los amores;
Yo soy el Trovador de los festines;
Yo ciño el harpa con vistosas flores
Guirnalda que recojo en mil jardines:
Yo tengo el tulipan de cien colores
Que adoran de Stambúl en los confines,
Y el lirio azúl incógnito y campestre
Que nace y muere en el peñon silvestre.
¡Ven á mis manos, ven, harpa sonora!
¡Baja á mi mente inspiracion cristiana
Y enciende en mi la llama creadora,
Que del aliento del Querub emana!
¡Lejos de mi la historia tentadora
De agena tierra y religion profana!
Mi voz, mi corazon, mi fantasía
La gloria cantan de la pátria mia.
(8)
Venid, yo no hollaré con mis cantares
Del pueblo en que hé nacido la creéncia,
Respetaré su ley y sus altares;
En su desgracia á par que en su opulencia
Celebraré su fuerza, ó sus azares,
Y fiel ministro de la gaya ciencia
Levantaré mi voz consoladora,
Sobre las ruinas en que España llora.
¡Tierra de amor! ¡tesoro de memorias,
Grande, opulenta y vencedora un dia,
Sembrada de recuerdos y de historias,
Y hollada asaz por la fortuna impia!...
Yo cantaré tus olvidadas glorias,
Que en alas de la ardiente poesia
No aspiro á mas laurel ni á mas hazaña,
Que á una sonrisa de mi dulce España.