Inextinguibles
¡Oh tú que duermes tan hondo que no despiertas! Milagrosas de vivas, milagrosas de muertas, y por muertas y vivas eternamente abiertas, alguna noche en duelo yo encuentro tus pupilas bajo un trapo de sombra o una blonda de luna. Bebo en ellas la Calma como en una laguna. Por hondas, por calladas, por buenas, por tranquilas un lecho o una tumba parece cada una.