Inestabilidad de las cosas humanas
A la voz de los tiempos rigurosos se desploman las torres elevadas: los montes y las rocas encumbradas se ocultan entre juncos cenagosos. ¿Do estáis, anfiteatros y colosos, arcos soberbios, moles ponderadas? ¿Dónde están vuestras bóvedas sagradas, templos de Olimpia y de Balbec famosos? ¡Todos yacéis! Del poderío griego, del sirio y persa, del romano, y godo, ¿qué dejó su segur al hierro y fuego? ¿Y deberá extrañar, cayendo todo, que una botella de licor manchego consiga derribarme por el lodo?