INDUSTRIA

Del latín Industria, que se forma según Furetière, de intro struere (trabajar para lo interior de un país.) Destreza ó habilidad para hacer cualquier cosa.

La industria es la disposición de inventar una cosa, la habilidad que hace que se concluya mejor ó con mas perfección que antes; es finalmente toda disposición del ingenio que hace progresar á los conocimientos humanos. (V. Invención - Descubrimiento.)

Sucede con la industria lo que con otros conocimientos positivos y prácticos como la economía doméstica, la agricultura, el comercio, el derecho político y civil. "Al salir de los colegios (decía Mr. de Tracy en la cámara) no se sabe nada de todo esto, pues que solo se adquieren algunas nociones de latín y griego y muy pocas de francés."

Las ciencias de aplicación, mas útiles que las demás, no han obtenido aun el honor de entrar en la enseñanza común, de donde resulta que un estudiante que conoce á los veinte años un discurso de Cicerón no puede distinguir un olmo de un chopo. Su educación es tan opuesta á las cosas mas esenciales de la vida, que la mayor parte no saben cuál es la composición del jabón que blanquea sus camisas.

No nos ocuparemos ahora en demostrar la utilidad de la industria. ¿Hay una sola persona, que gozando de sus facultades intelectuales, no sepa apreciarla? "La industria y la libertad de comercio, dice Mr. Droz, completarán el bienestar general, harán tomar un vuelo rápido y sostenido á la civilización, fecundizando y fortificando la organización social. Provocada por las necesidades, la industria aclaró los espesos bosques de la Galia, abrió al aire una circulación libre que secó los pantanos y asegura la salubridad; suspendió las cepas en la pendiente de las cuestas, hizo ondular las amarillas espigas en las llanuras, ahuecó un tronco de un árbol que condujo al hombre cerca de otro hombre, de quien estaba separado por las aguas, y reunió familias que formaron pueblos, cuya reunión ulterior compuso la nación."

Desde los primeros tiempos, la industria ha vencido todos los obstáculos y el fuego sagrado de la emulación ha ensanchado su esfera y su actividad. En las habitaciones se han hecho algunos cambios por la industria. El ladrillo y la teja han desterrado los techos la paja, tan expuesta á incendiarse; los pararrayos alejado de la morada del hombre el fuego celeste; vidrios sujetos con un poco de plomo han impedido que penetre en las habitaciones el frío, sin oponerse á la claridad. Estufas, con unos cañones tan industriosamente dispuestos que esparcen por todas partes un calor dulce, han librado del humo sofocante que despedían las anchas y mal formadas chimeneas.

En lo exterior, donde había canales fangosos, cisternas infectas corren aguas cristalinas de fuentes y pozos artesianos.

En cuanto á nuestras personas mismas no se podrían enumerar las ventajas que ha proporcionado la industria, siempre progresiva : establecimientos sanitarios, vacuna, baños multiplicados, paraguas, bombas contra incendios, medios de socorrer á los asfixiados, de desinfeccionar el aire, de instruir á los sordomudos, vestidos mas cómodos y elegantes, vías de trasporte mas fáciles, canales, caminos de hierro, barcos y máquinas de vapor, invención de la brújula, de la imprenta, &c. Para indicar solamente los nombres de las maravillas de la industria seria menester cuando menos un volumen.

El objeto de la industria es el provecho del que se dedica á uno de sus ramos y la utilidad de todos; inventa y perfecciona, compone, descompone, trasforma, cambia ó modifica todos los objetos de la creación para proveer á todas las necesidades de la sociedad.

La industria hoy utiliza todo y no deja perder nada; con agua, aceite y sal de sosa obtiene un aceite blanco que se endurece, secándose, y forma un jabón; con huesos y cuero hace la sal amoniacal y el negro animal que sirven para los estañadores, los fabricantes de betún de botas y los confiteros. El trapo se trasforma en papel y cartón. La ceniza y el vidrio roto se utilizan en las fábricas de vidrio. Las limaduras de hierro en las de vitriolo; los clavos viejos, enderezados, los aprovechan los cofreros; el cuerno, los cuchilleros y fabricantes de peines; los cueros viejos, los fabricantes de cola; las tripas de los animales, los fabricantes de cuerdas para instrumentos músicos.

En nuestros días la industria tiene una fuerza prodigiosa por la mecánica, las máquinas hidráulicas y principalmente por las de vapor, que se aplican á todos los trabajos en grande.

Los medios mas á propósito para que progrese la industria son: 1.º los cursos que desarrollan su teoría y en que se puede además estudiar el mecanismo de las máquinas ó agentes de la industria; 2.º las bibliotecas industriales en que se hallen reunidos los mejores tratados sobre cada uno de los ramos de la industria; 3.º las escuelas donde la práctica de las artes mecánicas se encuentra unida á la teoría; 4.º las comunicaciones fáciles, los caminos buenos y bien cuidados que favorecen el acrecimiento de todas las industrias agrícolas y comerciales que aumentando la prosperidad del departamento en que se encuentran aumentan también necesariamente la fortuna pública; 5.º el espíritu de observación de las personas que se entregan á la industria práctica. Este medio, que deberíamos haber indicado el primero y no lo hemos hecho hasta ahora para darle mas desarrollo, es el mayor móvil, la causa mas poderosa de las invenciones y descubrimientos. La observación produce el ingenio y éste las ideas profundas.

El ingenio, por mas que se diga, no es un favor especial de la naturaleza: es debido á la perfección voluntaria y sucesiva de nuestra organización; el resultado del trabajo, de la meditación y de una voluntad firme y decidida de conseguir un objeto. "Si he llegado á hacer algunos descubrimientos, decía Newton, ha sido pensando sin cesar en el objeto que me ocupaba, examinándole bajo todas sus fases; la investigación de una verdad oculta me ha descubierto muchas veces otras en las que no hubiera pensado nunca. Un descubrimiento da origen á otro y no puede uno menos de admirarse de los cálculos que nacen de un examen serio y continuo."

El genio de la invención se manifiesta á veces súbitamente y por las cosas mas indiferentes en la apariencia. He aquí algunos ejemplos.

Un pastor que apacentaba su rebaño cerca de Magnesia en las orillas del mar, se sorprende al ver que su cayado, que tiene una punta de hierro, se pega á la piedra; este hecho llama su atención y descubre el diamante. Dos muchachos jugando con unas escorias se divierten en mirar al través de unos pedazos de vidrio que abultan los objetos admirablemente: Meton pasa en este momento, saca partido del hecho y descubre los telescopios que bajan las bóvedas del cielo y colocan los astros á nuestra vista. Un niño sentado cerca de una bomba estaba encargado de levantar el sopapo á cada golpe de pistón; cansado de este egercicio repetido examina la bomba, reflexiona y le ocurre la idea de atar el sopapo al pistón con un bramante; aquí tiene origen una de las invenciones mas admirables para el hombre perfeccionada por un niño que no trataba mas que de divertirse. Unas pompitas de jabón suspendidas en el aire revelaron los siete colores primitivos. Una manzana que cayó cerca de Newton llamó su atención sobre la pesantez de los cuerpos y por este medio conoce y determina las leyes porque giran los globos luminosos sobre nuestras cabezas. Un genovés pasa una ojeada por un mapamundi; nota que el Océano ocupa tres veces tanto espacio como el antiguo continente; esta idea le hace pensar: no concibiendo que tanto espacio pueda ser inútil va á buscar el nuevo mundo y le descubre. Veinte personas subieron al campanario de Carlisle para ver los destrozos que había causado un rayo y no hallaron nada que llamase la atención; Franklin sube después y observa que la exhalación no ha dejado ninguna señal desde las campanas hasta el reloj que se correspondían por unos hilos de hierro; de aquí deduce que si de lo alto del campanario hasta los cimientos hubiese habido unos hilos del mismo metal, la exhalación no hubiera causado ningún mal: desde este momento data la invención del pararrayos; el fuego celeste se ve obligado á obedecer al hombre.

El espíritu de observación aplicado á las obras literarias no presenta menos hechos curiosos. El Paraíso perdido no era al principio mas que el objeto de una tragedia y solo por reflexiones ulteriores encontró Milton materia para un poema épico.

Terminamos este artículo con esta triste reflexión. El estado de la industria española es el mas lamentable. Y porqué? Porque nuestros gobiernos no han pensado nunca en sacarla de su infancia, sin que podamos atinar con el motivo de semejante negligencia. Las leyes de aduanas son defectuosas y poco protectoras, y no hay recompensas como en otras naciones para los que sobresalen en cualquiera género de industria.




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