Imitación de Lord Byron
Luzbel creyó que el orbe de la tierra su personal esmero requería; sube y observa la demencia impía que arma a los hombres en nefanda guerra. Sangre a ríos inunda valle y sierra; roba el cañón la claridad del día; muere en los brazos de la madre pía la prenda cara que su dicha encierra. Y en tan atroz desorden y locura, al homicida, al robador exalta gloria falaz, con alabanza impura. Luzbel de un brinco al horno averno salta; «nuestra victoria (dice) está segura; arriba, por ahora, no hago falta».