Iglesia de Santa María

​El Museo Universal​ (1869)
Iglesia de Santa María
IGLESIA DE SANTA MARIA.


Entre los templos de Madrid cuyo derribo se ha decretado, y que están próximos á ver caer su última piedra ante la piqueta del alarife, se cuentan los de Santa María y Santa Cruz, cuyas vistas representan los grabados que hoy ofrecemos como última memoria de su existencia.

La iglesia de Santa Maria, cuya puerta principal ya podemos decir que daba a la plazuela de los Consejos, era sin duda la mas antigua de la villa, y se llamaba la Mayor, asi por su antigüedad como por haber sido, en tiempos, catedral. Su arquitectura era de.poco mérito, y esta circunstancia unida á la de su estado ruinoso, prevalecieron en el acuerdo hecho para su derribo.

No pudiendo decir mucho de su estructura ni riquezas, diremos algo de nuevo é interesante, concerniente á la tarea de su derribo, describiendo la escena de que fuimos testigos y que tuvo lugar en el panteón de dicho templo.

Dicha escena fue la extracción y traslación de diez y ocho cadáveres que se encontraron depositados en uno mal llamado Panteón, debajo del camarín de la Virgen de la Almudena, patrona de la villa, que se veneraba en su altar mayor. Los de fecha mas reciente se hallaban allí depositados desde hace cosa de dos siglos, y todos eran de individuos de las ilustres familias de Pastrana y del Infantado.

En realidad no puede llamarse panteón el lugar en que yacian las diez y ocho cajas mortuorias, pues consistía sólo en una especie de camaranchón. Colocáronse dos grandes cajones en el pavimento del que fue presbiterio, y los alarifes empezaron á estraer los ataúdes y los fueron abriendo uno por uno y trasladando los restos á los cajones. Como era natural, algunos cuerpos se deshicieron en fragmentos en el camino y perdieron otros parte de sus galas, unas consumidas completamente, y otras en bastante buen estado de conservación, debiendo consignarse sobre este particular algunos detalles.

Se estrajo de una caja un cadáver, que, aunque sólo conservaba la osamenta deteriorada, no sucedía asi respecto de su traje de la época de Felipe IV. Vestia coleto y gregüescos de terciopelo negro de canutillo, y en el pecho una cruz de seda verde de Alcántara, hotas y espuelas bastante bien conservadas, aunque éstas muy oxidadas y aquellas sumida y perdida su forma pero sin deterioro. De otro ataúd forrado de terciopelo carmesí (solo éste y otro eran de este color, pues los demás lo eran de terciopelo negro), se estrajo una momia, la única que tenia la osamenta de la cara, cuello y manos, cubierta de piel; vestida de monja, hábito negro, correa idem y velo que le cubría el rostro, negro también, de gasa, en perfecto estado de conservación. Del otro ataúd del mismo color, extrajeron los alarifes y colocaron en el cajón un esqueleto algo amomiado de una joven y soltera, pues llevaba su palma, con un vestido de seda recamado de un adorno muy tupido formando adornos y flores, siendo sorprendente el estado en que se encontraba la Otilia, ó corsé como ahora se llama, viéndosele por la espalda los ojetes y la trencilla que lo unía, y hasta se le notaba un alfiler, oxidado ya, que servia para cerrarle aun mas.

Otro cadáver vestia hábito de fraile Antonino; á otro se le notaba perfectamente un coleto de piel bordado de hilillo de oro y plata. A uno, bastante consumido, se le extrajo dé los fragmentos de ropa y miseria que tenia sobre el pecho un escapulario con una medallita como de una peseta, conteniendo una miniaturita con cristal y una figurilla de medio cuerpo, hábito negro, báculo y calabaza por lo que podia tomarse por un San Roque. Ultimamente sólo dos ataúdes nos dieron razón del personaje cuyos restos contenían. El uno, en un pergamino que se encontró dentro, decía: Aqui está depositado el excelentísimo señor duque del Infantado. Falleció en 10 de Setiembre de 1623 años.

El otro decía en otra hoja de pergamino: Depositada la excelentisima señora duquesa doña Maria Dearo y Guzman, murió á 10 de febrero de 1693.

Después de hora y media que duraría esta triste operación se colocaron los cajones de pino en un carro de carga pintado de verde con una muía de las que se emplean para el trasporte de materiales que se hallaba en ¡a puerta de la que fue Santa María la Mayor.