Huyo la blanda voz y el tierno canto
Huyo la blanda voz y el tierno canto, que celeste armonía espira y suena, desta, de España luz, gentil sirena; mas vuelvo al fin sujeto al dulce encanto. Bien sé que este placer acaba en llanto; que esto es imagen cierta de mi pena, y amor injusto siempre me condena, porque sirvo y padezco y sufro tanto. Ulises, que pudiste venturoso surcar seguro y sin temor del daño el golfo de la bella Leucosía, ¿Cuánto fueras más grande y valeroso si tentaras perderte en este engaño oyendo a la inmortal sirena mía?