Horas confidenciales

Espera
Primeros poemas
de Medardo Ángel Silva
Horas confidenciales
"...Cuando en alta noche tranquila,
sobre las teclas tu mano blanca."
(?)



La Luna -osa de plata-
deshoja ya, su tesoro
sobre los frondajes de oro
del jardín azur y plata;
la fuente, su serenata,
abandona a los Cefiros;
y los profundos zafiros
que enjoyan tu banca mano,
tiemblan, en lo albo del piano,
del que arrancas mil suspiros...!

Cual respondiendo a la queja
de Wagner, nocturno viento,
con melancólico acento,
en los sauzales se queja;
mi Pesimismo se aleja
al compás de tus arpegios;
y brillantes florilegios
de ritmos pueblan las frondas
que visten lunares blondas
de plata y encajes regios...!

El suave lied Wagneriano
evoca dulces visiones,
Walkyrias y sugestiones
de un cerebro wagneriano;
y al arrullo de tu piano
desfilan en el jardín,
sobre el Lago, Lohengrin,
y, por el fino arenal
-aúreo, cual oro de Rhin-
custodias del Saint Greal...!

Tu faz luce, purpurina,
tal turbación deliciosa,
que hace florezca la rosa
de tu rubor, purpurinas;
muebe sus pétalos, fina,
la ardiente for de tu boca
tu manecita equívoca
con facilidad bien cruel;
y las notas de papel
te danzan pavana loca...

Sobre el teclado Glacial
tu aturdida mano rueda,
cual mariposa de seda
sobre un frondaje gracial;
y en la atmósfera nupcial
de la alba noche aromática,
grave, serena, hierática,
tu noble belleza copio,
como en vagos sueños de opio
brillantes de pompa asiática...!

Dulce hermana de las Hadas!
al conjuro de tu acento,
lejos viaja el pensamiento
por País de Sueños y Hadas;
y en las frondas encantadas
del jardín de las Estrellas,
ha de cortar las más bellas,
ante el asombro del Astro,
para decorar con ellas
tu garganta de Alabastro.