CAPÍTULO XXXI.


JOSÉ VICENTE BUSTILLOS

Vocal del Protomedicato.
Profesor de Química y de Farmacia.
Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales.
Fundador y Presidente de la Sociedad de Farmacia.




José Vicente Bustillos y Maceira, nació el 14 de Abril de 1800.

En sus estudios de humanidades, en el Colegio de Santo Domingo, fué un alumno aventajado, descollando principalmente en filosofía y latin.

En 1819 se dedicó á la química y física experimental, siendo su primer profesor el presbítero don José Alejo Bezanilla que dirijía estas clases en el Instituto, y poco después el Sr. don Francisco Rodriguez Brochero. Estudió también la astronomía y mecánica.

Empero, las necesidades de la vida le obligaron á abandonar el aprendizaje para entrar como practicante en la botica del Dr. Nataniel Cox. En dicho puesto aprovechó todos los recursos de ilustración, estudiando en los libros, experimentando en el laboratorio, investigando por do quiera las revelaciones y secretos de las ciencias naturales. Esta perseverante y ávida contracción le valió el apoyo y el cariño de su superior que se encargó entonces de dirijirlo y enseñarlo, obteniendo los frutos más lisonjeros.

Del lado del Dr. Cox, salió para tomar parte en la expedición cientifica de don Claudio Gay al través del territorio chileno, teniendo la fortuna y el honor de ser ayudante del sabio naturalista que bienes tan imponderables creó para nuestra patria.

Esta excursión le ensanchó provechosamente sus conocimientos, aquilatando ya su merecida reputación.

En 1827 se estableció, por su propia cuenta, con una farmacia que pasó á ser histórica en Santiago. Allí, hasta 1840 fue el centro donde acudían los menesterosos en busca de una limosna y de un remedio; allí se preparaban los socorros para aliviar á los dolientes en tiempos de epidemias y se ofrecían, gratuitamente, á los heridos y á los caidos en las luchas bélicas, como en Ochagavía, ó como en la guerra chileno-hispánica; allí se reunían los hombres eminentes de la política conservadora y del clero, desde el ministro Portales hasta el arzobispo Valdivieso; allí se daban cita los intelectuales de la capital, atraídos por aquel hombre de gran voluntad y corazón de oro, que en íntimo consorcio hacía vivir en su alma, la caridad y la ciencia, el patriotismo y el estudio, la virtud, la sutileza de Descartes, la fe cristiana y la honorabilidad del hidalgo.

En 1833, tuvo el honor, como diputado constituyente, de poner su firma en la Carta Constitucional de la república.

El 28 de Febrero de 1833 comenzó su nueva é infatigable obra de la enseñanza.

En el profesorado de farmacia fué para con sus alumnos padre cariñoso.

Sus primeras lecciones se basaron en el programa de Thénard, y poco después adoptó el sistema de Liebig que fué la pauta para sus textos de química y de farmacia aprobados, oficialmente, por la Universidad y el Gobierno.

Al inaugurarse su curso, el profesor Bustillos, ofreció sus honorarios de 500 pesos, para el adelanto de la Escuela, pero como el Gobierno no tomase ninguna resolución al respecto, le pasó una segunda comunicación incluyendo la donación de 200 pesos para útiles del gabinete, los que fueron entonces aceptados y agradecidos.

En 1830, contribuyó como vocal del Protomedicato á la laboriosa reorganización de la medicina pública, y de los diversos cometidos de este tribunal.

En Octubre de 1838, pidió al gobierno que se mandase á Europa á los alumnos más distinguidos de medicina y farmacia, con el fin de que perfeccionasen sus estudios y preparar de este modo el futuro profesorado y satisfacer las crecientes necesidades de la civilización. La exigüidad de las rentas fiscales, no permitió, al poder ejecutivo, el acceder á tan justa y preveedora solicitud.

En 1863, fué miembro fundador y presidente de la Sociedad de Farmacia. En este puesto fué estímulo y acción en provecho de sus colegas. En las páginas de «Los Anales de la Universidad», y en los «Anales de la Sociedad de Farmacia», se encuentran numerosos testimonios de su actividad. Con razón le llama maestro y sabio, el cuerpo farmacéutico de la república.

Toda su vida fue de trabajo.

Desde su juventud, cuando recorría las calles de la capital, incitando al pueblo á adorar la libertad con palabra inspirada y calorosa, en peroraciones patrióticas, hasta cuando en edad provecta, presidía á sus consocios, ó en las tardes de estío bajo los frondosos árboles de la cañada, se agrupaban sus íntimos para oir su plática sabrosa y su erudita charla, en todas ocasiones, no decayó su espíritu, no se envejeció su estilo, venciendo siempre con el verbo humano que ennoblece á la criatura, que hace del hombre, como ha dicho Remusat, el diputado de Dios en el mundo.

En sus clases, más de una vez, después de haber explicado una experimentación difícil ó de haber revelado un secreto que acababa de arrancar á la naturaleza, el profesor inspirado, sintiendo bullir en su cerebro sus ideas metafísicas, se dejaba olvidar los fenómenos de la materia que analizaba para lanzarse á las regiones de la filosofía, mostrando sin ambajes sus injénuas creencias, como un desahogo necesario para su fé religiosa.

Nosotros hemos alcanzado á oir á su predilecto alumno que recibió la herencia de todos sus principios, científicos y morales, hasta el sublime apodo con que le llamaban sus educandos, al sabio Vasquez, hacer el elogio de aquel maestro y recordar,—en plena clase de química orgánica,—la influencia de su dominio filosófico, olvidándose á su vez el apologista de los matraces y reactivos que tenía sobre su mesa, para divagar con tal ensimismamiento y brillante colorido, que sólo los aplausos de sus oyentes le hacían recordar que tenía que volver á la prosa del experimento químico,

Bustillos y Angel Vasquez son dos almas idénticas que han creado la profesión farmacéutica, y han enriquecido las páginas de la ciencia natural con múltiples y raros descubrimientos.

El 27 de Marzo de 1873, rodeado de amigos, y llena de pobres su casa austera, don Vicente Bustillos, dejó de existir,

Al borde de su tumba, en patética oración fúnebre, el sucesor de su cátedra, don Angel Vasquez, decía, entre otras, las siguientes frases que hemos elejido:

«Diputado al Congreso Constituyente de 1833, vió que la política no era la compañera predilecta de su corazón.

Aquella alma candorosa, sedienta de amor y de progreso, se halló mal entre las encrucijadas y las ingratitudes y las miserias, y de ahí es que tan pronto, apenas encontró reemplazante, volviese la espalda á la política, para consagrarse exclusivamente al estudio, á la enseñanza y á la vulgarización de las ciencias naturales.

Después de cada libro que publicaba, de cada secreto que arrancaba á la naturaleza, de cada verdad que descubría, lanzábase en pos de nuevas conquistas, exclamando como el apóstol de la India: ¡Amplius! ¡Amplius!»

En la revista literaria «La Estrella de Chile» consigna don Ramón Gumucio estas palabras:

«Conversar con Bustillos, era aprender. Discurría sin esfuerzo, con solidez, con una sencillez encantadora.

La palabra franca y animada era la más fiel y exacta expresión de su conciencia.

Había en su firme y ardoroso semblante un no se qué, que revelaba su penetración, talento observador y juicio sereno y reposado.»

En otra parte de este elojio, después de enumerar su obra científica, su autor exclama:

«Sabio modesto y retirado, no podía ser sabio!»

Esta amarga queja tan irónica como exacta, que puede repetirse sobre el sepulcro de tantos esclarecidos varones, no ha tenido, en las generaciones que le siguen, toda la crueldad de la injusticia.

No sé porqué extraña condición de la vida moderna, parece que ya no fueran tantos los hombres que se entregan al ejercicio abnegado del bien, material y moral, de sus semejantes.

Quizás las exijencias de nuevas costumbres, el refinamiento del siglo, la mezcla de razas y religiones, retraiga por un lado la bondad de aquellas prácticas, ó lo que es más de desear, se revistan bajo otra forma los hábitos de la caridad y de la filantropía, en una acción más genérica de la comunidad y de la autoridad, sin que alcance aquel explendor público que se revestía antiguamente dentro de poblaciones nacientes, impresionables y sin las preocupaciones y miras de los particulares y de las colectividades contemporáneas.

Nos es grato consignar este testimonio de respeto en honor del profesor Bustillos.

En otra época y sin menguadas preocupaciones, el humilde profesor de nuestra patria, podria haber aspirado, en filosofía y en ciencias, á las verdes palmas de los elejidos.

Como hombre podría haber vivido en casa de cristal.

Podemos entonces decirle, con el pensamiento de Cormenin:

«Fué su vida un curso de moral en acción.»

Bibliografía

Da los numerosísimos trabajos del Dr. Bustillos, diseminados en la prensa científica, creemos que la presente nómina es la más comprensiva:

La yerba del lagarto. Memoria sobre la importancia del estudio de las ciencias naturales, y descripción de la yerba del lagarto, muy estimada por el pueblo á causa de sus propiedades medicinales, presentada á la sesión del 26 de Junio de 1837, de la «Sociedad Literaria del Instituto» compuesta de los profesores de este establecimiento.

Historia de las enfermedades observadas en el ejército grande de Francia en las campañas de Rusia en 1812, y en Alemania en 1813. Por el caballero J. R. L. Kirckhoff. Parte segunda, traducida al español de la tercera edición por J. Vicente Bustillos, profesor de química del Instituto Nacional, etc.—Santiago de Chile.—Imprenta de Colocolo. Administrada por E. Molinare.—1838.—8.°; dos, VIII, 203, tres pág.

El señor Bustillos hizo esta traducción por encargo del Supremo Gobierno para que sirviera al ejército Restaurador del Perú; y á fin de que pudiera prestar mayores servicios, agregó al final un formulario de las prescripciones contenidas en esta obra, una tabla de las dósis de los medicamentos de mas uso y una tabla de los venenos mas comunes con la indicación de los medios que deben emplearse contra ellos.

La carne se conserva fresca en ácido piroleñoso.—Anales de la Universidad.—T. 3.°.—1846.

Memorias presentadas á la Facultad de ciencias Matemáticas y Físicas, en 1846-48.

Preconiza el uso de la Backausia Spinosa, contra el reumatismo y la gota, y la Prosopis Silicuastrum, contra la disentería y desórdenes del hígado, según personales observaciones.

Clasifica al Celastrus Maytenus, de W. y al Maytenus Chilensis, de Molina.

El Maiten.—A. de la U.—T. 3.°—1848.

El Acido piroleñoso.—Id. id.

Observaciones á la metereologia, jeología é historia natural de Chile.—Id. 1850.

Elementos de Química Orgánica, aplicada á la Medicina y Farmacia.—Obra aprobada y adoptada para la enseñanza, por la Universidad de Chile.—311 pags. 8.°—Imp. de Julio Belín y C.ª—Santiago.—1851.

Siendo este el primer texto científico publicado en el país, merece ser conocido el informe presentado á su respecto, por el Dr. Pedro Herzt y don Ignacio Domeyko, en 1850:

«La obra que el ilustre profesor ha presentado a las Facultades de Medicina y Ciencias Físicas y Matemáticas, le ha servido de texto para la enseñanza de la química orgánica a los alumnos de medicina y farmacia. Comisionados por las mencionadas facultades para informar sobre el mérito de dicha obra, hemos tenido el gusto de reconocer en ella un compendio de los principios mas fundamentales de la ciencia, en lo relativo a su aplicación a la Medicina. El autor se ha ceñido particularmente a toda la parte mas práctica del estudio y a los caracteres de las sustancias mas empleadas en farmacia; por lo mismo no ha creido útil ni necesario tratar de infinidad de cuerpos nuevos que han enriquecido la ciencia, en este último tiempo en la parte especulativa; tampoco ha tenido necesidad de examinar las teorias modernas mas o menos complicadas que resultan del conocimiento de dichos cuerpos, a las cuales falta todavia que el tiempo y la esperiencia pongan su sello de estabilidad. El limitado tiempo que los alumnos de medicina y farmacia pueden dedicar al estudio de la química, ha obligado al profesor a ser talvez mas suscinto que lo que exijia un ramo de conocimientos tan importantes. Nosotros desearíamos que el artículo relativo a los análisis químicos tuviese mayor estension y que se tratase esta materia con toda la prolijidad, debiéndose necesariamente hacerles acompañar por láminas que representen los aparatos y útiles empleados en dicho análisis. También convendría dar a la química animal mas desarrollo, sobre todo, lo relativo a la composición de la sangre. Un estilo claro y sencillo, esplicaciones fáciles de comprender y divisiones bien marcadas, recomiendan esta obra particularmente como testo de enseñanza.

Seria, sin embargo, de desear que en la introducción o en la parte preliminar, el autor espusiese con mayor claridad el sistema de clasificación y las divisiones que trata de adoptar; y talvez no seria demas, si el autor lo cree conveniente, que en jeneral, en la clasificación de las sustancias se allegase mas estrechamente al sistema adoptado en la Química orgánica de Liebeg, obra demasiado estensa para que pudiera servir como testo en el Instituto, mas reconocida por todos como obra maestra.

En fin la comision opina que seria de mucha utilidad y provecho para los alumnos de medicina y farmacia si se pudiese imprimir la obra presentada por el profesor don Vicente Bustillos y se le adoptara para la enseñanza de la Química. Con este objeto la recomienda particularmente a las Facultades de Medicina y Ciencias Físicas y matemáticas a fin de que instruido por ellas, el Supremo Gobierno, facilite medios de publicación, ahorrando de esta manera a los alumnos el positivo trabajo de copiar los testos.»

Elementos de Farmacia, aplicada a la Medicina.—479 pags. 4.°.—Imp. Ferrocarril.—Sant. 1856.

El Dr. don José Joaquín Aguirre y don Angel Vasquez, elevaron á la Universidad un informe favorable sobre este texto que se hacía indispensable para el aprendizaje. Principia el autor, dicen los informantes, por un compendio de las ciencias naturales en su aplicación á la farmacia, trata en seguida de los aparatos é instrumentos que son de uso peculiar en este ramo, de los pesos y medidas, é impone el conocimiento de las sustancias inorgánicas y orgánicas y de sus combinaciones mas usuales. Trata después del laboratorio y de la farmacia química ú operatoria, de la materia farmacéutica pertinente á los reinos vejetal y animal, y entra á las operaciones propiamente dichas y clasifica, fisiológicamente, la materia médica. La comisión termina solicitando del autor agregue la toxicología y apuntes sobre ensayos de medicinas para reconocer sus deterioraciones ó falsificaciones.

El Celastrus; su utilidad—A. de la U.—1858.

Aplicación del ácido pirolígnico á la preparación del charqui.—Id. 1859.

Uso de diversas plantas chilenas en la medicina.— Id. id.

Estas plantas son: la polígala chilena (Poli., guidindeo) el quelenquelen; la cachanlagua, que supera á la genciana; el palqui, el natri y la yerba mora, para las fiebres, en enemas; la valeriana papilla y la agiera triplinervia, llamadas papilla y mitriu, excelentes para la gonorrea, principalmente la última, de resultados maravillosos; el trique, una iridea que crece en las costas de San Antonio, vomi-purgativa, de importancia, antiguo panacea universal; y la verbena bonariensis, cuyo zumo es el remedio salvador de la pústula maligna entre los campecinos del sur.

Comunicación sobre química, á la Facultad de Ciencias físicas.—Id. id.

La hidrofobia.—Memoria leída en la Sociedad de Farmacia, el 25 de Agosto de 1863.—(Anales de la Sociedad de Farmacia.—T. 1.°—Ciencias, artes é industrias, que comprende la Física, Química en todas sus aplicaciones, jeología, mineralogía, zoología, botánica médica económica y agrícola, las ciencias farmacéuticas y médicas y una «Revista de trabajos científicos publicados en el extrangero.»—Bajo la dirección de los farmacéuticos químicos Dn. José Vicente Bustillos y Dn. Angel 2.° Vaspuez, miembros de la Universidad, y Dn. Manuel Antonio Mardonez, ex-rector del Liceo de San Fernando.—Santiago de Chile.—Revista mensual de 34 pags, en 4.°)

El pescado Curel.—Informe pasado al Intendente de la provincia.—An. de Farmacia.—4 de Agosto de 1864.

A causa de varios envenenamientos producidos por este pescado, pide se prohiba su venta, lo que ordenó por bando don Federico Errázuriz, Intendente de Valparaíso, en 1864.

Explica algunas causas de estos accidentes, y determina sobre el acondicionamiento de los pescados y moluscos para su venta.

Sobre algunos parásitos vejetales y animales.—An. de Farmacia.—1864.

La Winteringia crispa (vulgo natri y güevil.)—Observaciones botánicas, terapéuticas y análisis de la planta.—An. de Farmacia.—1864-65.

Cita numerosas curaciones hechas con el natri, en heridas, en fiebres, y en la hidrofobia. Aconseja su uso en extracto, ó tintura; la infusión de la planta y raices produce la solución de principios inactivos ó inservibles por de cual aconseja que se use en agua fria.

Informe sobre las Boticas de la Escuadra, presentado al Ministerio de Marina, por los Srs. Bustillos y Vasquez, en 19 de Enero de 1867.—An. de Farmacia.—1866-67.

Propone ciertas mejoras para los botiquines de la escuadra, compuesta de los navios Ablao, Esmeralda, Maipú, Covadonga, Ñuble, Valdivia, Arauco, Ancud y Concepción.

Hospital Militar de la frontera.—Informe al Ministerio de la Guerra, por los Srs. Bustillos y Vazquez.—An. de Farmacia—1868.

Relación del viaje que hicieron los Srs. Bustillos y Vasquez á la frontera araucana y otros puntos de la república, en los meses de Febrero y Marzo del año 1868.—An. de Farmacia.

Descríbense de diversas localidades, costumbres, climas, botánica y geología.

Id. id. sobre el territorio de Magallanes.—An. de Farmacia.—1868.

La hidrofobia.—An. de Farmacia.—1869.

Plantaciones de bosques.— Notable informe al gobierno, publicado en los Anales de Farmacia.—T. 2.°—1869.

Formulario de medicamentos, para el uso de los hospitales del ejército.—172 pags. en 4.°.—Imp. Independiente.—Santiago.—1870.


Codex-chileno.—Presentado al Sr. Ministro del Interior, el 25 de Enero de 1869 por los Srs. José Vicente Bustillos, Angel Vasquez y el Dr. don Ramón Elguero.—Anales de Farmacia.— 1873.


Historia general de la medicina, tomo I de Pedro Lautaro Ferrer

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