Historia XII:Guerra entre el rey y el Parlamento

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Capítulo 12 – Inglaterra desde 1603 a 1660
Guerra entre el rey y el Parlamento

de Charles Seignobos


No había entonces ejército en Inglaterra, y se quería alistar uno para reconquistar Irlanda. El rey tenía indudablemente el derecho de mandarlo y de nombrar los oficiales. Pero el Parlamento no quería dar a Carlos una fuerza armada, y reclamó el derecho de nombrar los oficiales. Carlos no accedió: «es cosa, dijo, que no querría siquiera confiar a mi mujer ni a mis hijos». Por ambas partes se alistaron soldados, y el Parlamento nombró un general. Carlos había abandonado Londres y se había puesto a la cabeza de su ejército. Así comenzó la primera guerra civil.

Los ingleses se dividieron en dos partidos.

El Parlamento tuvo a su favor el este y sur de Inglaterra, que eran entonces las partes más ricas y las más pobladas. Sus partidarios querían suprimir los obispos —abolir todos los usos de origen católico, sobrepellices, crucifijos, pinturas de altar, candeleros, mesas de comunión—, prohibir las danzas y los juegos en domingo. Se les llamaba puritanos porque hablaban de establecer la «pureza» en el culto y la conducta, y llevaban trajes oscuros, sin adornos. Se les apellidó también cabezas redondas, porque llevaban el pelo cortado.

El rey tuvo a su lado a los partidarios de los obispos. Eran la mayor parte gentilhombres ingleses y de las comarcas del oeste y del norte, donde había entonces pocas ciudades. Sus partidarios se llamaban episcopalianos y fueron llamados caballeros a causa de los gentilhombres de la Corte, vestidos con trajes elegantes y acostumbrados a montar a caballo. Los miembros del Parlamento que habían tomado partido por el rey fueron a su lado, y formaron un Parlamento realista en Oxford.

Por ambos lados los ejércitos eran pequeños y maniobraban mal. El rey tuvo en un principio la ventaja. En los primeros combates, los gentilhombres de la caballería de Carlos I pusieron en fuga a los jinetes del Parlamento, y Carlos llegó hasta las proximidades de Londres (1642).

El año siguiente, tres ejércitos realistas, procedentes de los tres extremos de Inglaterra -el norte, el este y el sur— avanzaron hacia Londres para cortar las comunicaciones entre la ciudad y el mar. Pero se detuvieron en el camino para volver a la defensa de su país.

Los dos partidos, sintiéndose débiles, buscaron aliados. Carlos negoció con los católicos de Irlanda para hacerles enviar un ejército a Inglaterra. El Parlamento se entendió con los escoceses presbiterianos. Para decidirles a acudir en auxilio de los ingleses, se les prometió adoptar su religión. Los miembros del Parlamento vacilaban, porque el régimen presbiteriano no era grato a la mayor parte de los ingleses. Pym los decidió. «Se objeta, dijo, que una reforma de los obispos sería medicina mejor para la iglesia de Inglaterra. Pero la iglesia es como un enfermo que va a tomar una medicina y ve que se le echa encima un asesino. No tiene sino elegir entre tirar la medicina para coger la espada, o tomar aquélla y dejarse matar».

El Parlamento hizo con los escoceses un tratado que se llamó Liga solemne y convenio. Se comprometió a reformar la Iglesia de Inglaterra «según el ejemplo de las mejores Iglesias reformadas y la palabra de Dios». Todas las iglesias habían de estar organizadas del mismo modo en Inglaterra, en Escocia y en Irlanda. Todos los miembros del Parlamento juraron el Covenant y se ordenó a todos los ingleses jurarlo también (1643). Los escoceses enviaron entonces su ejército a Inglaterra, y se nombró un «Comité de los dos reinos» para dirigir la guerra.