Historia VI:Felipe II
Rey de España por abdicación de su padre Carlos V (1555), pasaba por ser el príncipe más poderoso y rico de su época. Había reunido todos los reinos de España, todos los Países Bajos, es decir, Bélgica y Holanda. Poseía en Italia el reino de Nápoles, Sicilia y el Milanesado. Poseía las colonias españolas que se extendían por gran parte de América.
Felipe II era bajo y de miembros flacos. Tenía los ojos azules, el pelo rubio claro, la piel blanca, boca grande y grueso labio inferior prominente. Parecía mucho más flamenco que español. Había estado casado con la reina de Inglaterra, María Tudor, que murió pronto. Había vivido en Alemania, en los Países Bajos y en Inglaterra. Pero, acabada la guerra (1559), fué a establecerse en España y no volvió a salir de ella. Se rodeó de castellanos y acabó por considerarse tal.
No era aficionado a la guerra ni a ningún ejercicio corporal. Mandó edificar, a unas leguas de Madrid, en un desierto azotado por huracanes violentos, una fortaleza, El Escorial, formada por diecisiete edificios que flanquean en los cuatro ángulos otras tantas gruesas torres. Había ordenado a su arquitecto tomar como plano del castillo una parrilla. Era el instrumento de suplicio de San Lorenzo, cuya fiesta se celebra el 10 de agosto, el día que Felipe había conseguido la victoria de San Quintín.
No era aficionado a la sociedad. Vivía encerrado en El Escorial, rodeado solamente de sus consejeros íntimos. Prohibía a los señores castellanos ir a vivir cerca de él, y no tenía Corte como los demás príncipes.
No salía de El Escorial más que para ir a algún otro palacio de los alrededores de Madrid. Su hijo Carlos, joven de espíritu extraviado, que detestaba al rey, se mandó hacer, para burlarse de él, un registro titulado "Los grandes viajes del rey Don Felipe", y escribió en sus páginas: "Viaje de Madrid al Pardo. Viaje del Pardo a El Escorial. Viaje de El Escorial a Aranjuez".
Felipe encontró establecido un sistema de Consejos. Había diez, cada uno encargado de una clase de asuntos (Consejo de Castilla, de Aragón, de las Indias, de Flandes, de Guerra, de Hacienda, etc.) Los conservó todos, pero no los dejó resolver nada. Trabajaba en su despacho, acompañado solamente de unos cuantos secretarios. Para cada asunto se hacía presentar un informe escrito, le leía y ponía anotaciones al margen, a veces tan largas como el informe. Como trabajaba muy despacio no conseguía leer todo, los papeles se acumulaban y los asuntos permanecían en suspenso. Felipe, desconfiado e irresoluto, no gustaba decidirse de primera intención y difería siempre su respuesta para más adelante. Uno de sus agentes escribía un día: "En cuanto a nuestro señor, todo lo alarga de un día para otro, y la principal resolución de todo es permanecer perpetuamente irresoluto".
El rey de España tenía fama de ser un soberano muy rico, poseía las minas de plata que se acababan de descubrir en el Perú y obtenía grandes ingresos de los tributos de los Países Bajos. Pero España ha sido siempre un país pobre. Los cristianos españoles consideraban deshonroso el trabajo, no cultivaban casi más que los alrededores de algunas ciudades, apenas tenían industria y los comerciantes eran extranjeros. Se hacían traer del extranjero casi todos los objetos de lujo.
Para sostener sus largas guerras, Carlos V había tomado dinero prestado por los banqueros italianos y alemanes, y había empeñado de antemano sus rentas. En 1561 escribía Felipe:
- "Todos los recursos ordinarios están empeñados. Se deben cinco millones de ducados a los banqueros de Amberes y a los comerciantes de Sevilla. De las rentas ordinarias no queda nada, y de las extraordinarias todo está empeñado a comerciantes, incluso los 400.000 ducados concedidos para mi casamiento."