Historia V:Condenación de Lutero
El nuevo emperador Carlos V mandó quemar los escritos de Lutero en sus Estados. Luego reunió la asamblea de los príncipes del Imperio en Worms, para tomar medidas contra él (1521). El elector de Sajonia pidió que Lutero fuera oído. El emperador consintió en enviarle un salvoconducto para que se presentase ante los príncipes, prometiendo dejarle volver libre. Pero un legado del Papa se presentó a la asamblea de los príncipes a reclamar que se ejecutase la sentencia contra Lutero.
Lutero sabía que Juan Hus había perecido en la hoguera a pesar de tener un salvoconducto, pero, no obstante, parió para Worms. En el camino supo que el emperador había enviado orden de entregar todos sus escritos para destruirlos. Manifestó que iría a Worms "aun cuando hubiera en la ciudad tantos diablos como tejas". En Worms fué recibido con aclamaciones de sus partidarios. Apareció ante la asamblea de los príncipes, le fueron presentados sus escritos y se le preguntó si quería retractarse de las proposiciones condenadas. Lutero, intimado por la presencia de aquellos grandes personajes, habló en voz baja y pidió un plazo para responder.
Al día siguiente había recobrado valor. Manifestó que no podía retractarse de nada, a menos que no le fuera demostrado su error con pasajes de la Sagrada Escritura. Un teólogo le preguntó si no quería retractarse de los errores condenados por el Concilio de Constanza. Respondió que no creía en el Papa ni en el Concilio de Constanza, el cual estaba en contradicción con la Sagrada Escritura. El emperador, indignado, se levantó y prohibió seguir discutiendo. Hubo agitación entre los asistentes, y entre el ruido que se armó, Lutero dijo: "No puedo hacer otra cosa. Dios me ayude. Amén".
Al día siguiente Carlos V manifestó que dejaría partir a Lutero puesto que le había dado salvoconducto, pero que le consideraba hereje, y le concedió tres semanas para volver a Sajonia. Esperó a que el Elector hubiera salido de Worms, y mandó leer ante los príncipes un edicto que declaraba a Lutero fuera de la ley y ordenaba entregar sus partidarios al emperador y confiscar sus bienes.
Lutero, condenado por el Papa y el emperador, parecía perdido. Pero su protector, el Elector de Sajonia, le salvó. Algunos caballeros al servicio del Elector cogieron a Lutero en el camino y le llevaron a un castillo de su señor, en el Wartburgo, donde permaneció oculto por espacio de dos años. Nadie sabía su nombre, se le llamaba "el caballero Jorge". El elector mismo había querido ignorar en cuál de sus castillos estaba oculto, para poder decir que no sabía dónde se hallaba.
Lutero, bien guardado, trabajó en la redacción de escritos que se propagaron por toda Alemania. Empezó a traducir al alemán el Nuevo Testamento.