Historia IV:Los artistas en Alemania

← Historia IV:Los arquitectos en Italia
Capítulo 4 – El Renacimiento
Los artistas en Alemania

de Charles Seignobos


Los artistas alemanes de la Edad Media habían sido sobre todo arquitectos que imitaban los monumentos góticos de Francia, y escultores cuyas obras más bellas eran estatuas y relieves de madera que adornaban las iglesias. En el siglo XV, imitaron a los flamencos. En el XVI, apareció en Alemania un arte original que se denomina Renacimiento alemán.



No había en Alemania, como en Italia, príncipes o burgueses ricos que hicieran encargos a los artistas. El único príncipe alemán que se interesara por las artes fué el emperador Maximiliano, que mandó hacer las estatuas de bronce de su sepulcro en la iglesia de Innsbruck. Pero los alemanes habían inventado el grabado en madera, y el grabado en cobre, que permitían reproducir una misma obra en gran número de ejemplares y venderlos a poco precio. Podían, por tanto, hacer obras de arte para un público menos rico y más numeroso. Los pintores alemanes fueron al mismo tiempo grabadores.

El centro principal del arte alemán fué la rica ciudad de Nuremberg, la más poblada de Alemania, que estaba con relaciones de comercio con Italia. Allí trabajaron los dos más grandes tallistas de la época, y el gran escultor en bronce Vischer, un calderero que, ayudado de sus cinco hijos, hizo el relicario de San Sebaldo.

El más ilustre de todos los pintores alemanes, Alberto Durero (1471 - 1528), era hijo de un platero de Nuremberg. Hizo su aprendizaje en Venecia, donde conoció las obras de los italianos, y, de vuelta a Nuremberg, estableció un taller de pintura en el que trabajaba con sus discípulos. Era amigo de algunos humanistas a los cuales retrató. Hizo un viaje a Bélgica (1521), y a su vuelta fué cuando ejecutó sus más hermosos cuadros. No pintó frescos en las paredes como hacían los italianos; las iglesias góticas de Alemania no se prestaban a este género de trabajo; hizo retratos y algunos cuadros de altar.

Desde niño, Alberto Durero hacía dibujos de un realismo admirable. Indicó a uno de sus discípulos su manera de trabajar en los consejos siguientes: "Observa atentamente la naturaleza y no te apartes de ella, imaginando que tú hallarás cosa mejor" — "No pienses hacer algo mejor que lo que Dios ha hecho".

Alberto Durero no fué solamente pintor. Sus obras más intensas son grabados en madera, de los que se tiraron varios miles de ejemplares, la mayor parte ilustraciones para el Apocalipsis. Algunos son composiciones alegóricas, El caballero de la Muerte, La Melancolía, que pasa por ser una de las obras más profundas del Renacimiento. Representa al Angel de la ciencia humana rodeado de instrumentos de ciencia y de arte, compases, pinceles, alambiques, lira. Por encima se cierne un ave que lleva una cartela con la palabra Melancolía.



El otro centro del Renacimiento alemán fué una rica ciudad mercantil, Ausburgo, en el camino de Italia. Allí nació el gran pintor Holbein (1497 - 1545), hijo de un pintor de talento. Viajó mucho, se estableció en Basilea, luego fué llamado a Inglaterra por el rey Enrique VIII para hacer el retrato de la familia real. Holbein se hizo célebre por sus retratos, de una verdad y una fuerza de expresión excepcionales. — Había pintado en los muros de un cementerio de Basilea frescos que han sido destruídos.— La Madona de Holbein (conservada en Darmstadt), que representa a una familia burguesa de rodillas delante de la Virgen, es una de las obras maestras del Renacimiento.