Historia II:Triunfos de Francisco I en Italia

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Capítulo 2 - Política europea (1498 - 1559)
Triunfos de Francisco I en Italia

de Charles Seignobos


Francisco I tuvo primeramente ventaja. Estaba dispuesto a obrar, en tanto Carlos, que tenía quince años solamente, estaba retenido aún en los Países Bajos por los señores belgas que gobernaban en su nombre.

En cuanto subió al trono, Francisco salió a campaña para conquistar el Milanesado. Los regimientos suizos que estaban al servicio del duque de Milán defendían los pasos de los Alpes. Pero un ingeniero español al servicio del rey de Francia abrió al ejército francés un camino improvisado en las rocas, y los hombres de armas franceses pasaron uno a uno, casi siempre a pie y llevando el caballo de la brida.

El ejército de Francisco I bajó de esta suerte a Italia de improviso. Llegó sin combatir hasta cerca de Milán y acampó en Marignan. Hallábase en una llanura cortada por canales y fosos, donde no se podía maniobrar sino yendo por las calzadas.

Los suizos salieron de Milán en tres columnas para sorprender al ejército francés. Eran infantes armados con largas picas. Se les vio llegar entre una nube de polvo. Atacaron a los infantes alemanes al servicio del rey de Francia, que custodiaban los cañones franceses. Francisco revistió su armadura de caballero y cargó varias veces a la cabeza de sus hombres de armas. Se peleó hasta la noche, siendo el polvo tan espeso que no se veía. Al oscurecer se suspendió la pelea. Los ejércitos estaban entremezclados y pasaron la noche reuniéndose. Francisco durmió, dícese, en la cureña de un cañón.


Al día siguiente, en cuanto amaneció, comenzó otra vez la pelea, y los suizos hendieron el ala izquierda de los franceses. Pero un ejército al servicio de Venecia, aliada de Francisco I, acampaba a unas cuantas leguas de allí. Francisco le había mandado avisar y acudió. A las ocho de la mañana la caballería de Venecia llegó al galope y socorrió al ala izquierda. A las once llegó la infantería. Los suizos, fatigados de tan larga batalla, se retiraron y luego emprendieron la fuga. Muchos fueron pasados a cuchillo.

Francisco I había combatido como valiente caballero. La victoria de Marignan le dio conciencia de que tenía el ejército más fuerte y de ser el soberano más poderoso de su tiempo. Ocupó todo el ducado de Milán sin que nadie osara resistirle. Luego avanzó con su ejército en dirección al centro de Italia. El Papa León X acudió a recibirle a Bolonia con ceremonia grande, acompañado de veintidós cardenales, y convino con él el Concordato de 1556, que hacía al rey dueño del clero de Francia. Los suizos hicieron la paz y prometieron no permitir que en su país se alistaran soldados contra el rey de Francia.

Francisco, orgulloso de sus victorias en Italia, se consideró superior a Carlos, seis años más joven que él y que era su vasallo, porque el condado de Flandes, la provincia principal de los Países Bajos, era un feudo del reino de Francia. Francisco prometió ser "buen pariente" y "buen señor" para Carlos; pero manifestó que "no quería ser conducido por él como el emperador y el rey de Aragón habían conducido a Luis XII". Por su parte Carlos, como heredero de la casa de Borgoña, quería recuperar esta provincia, anexionada desde la época de Luis XI al dominio real.



La paz duró unos años todavía. Los príncipes llegaron a hablar de hacer alianza para juntos emprender de nuevo la cruzada contra los turcos. Se recordaba más tarde con pena aquel tiempo en que todas las naciones cristianas, francesas, ingleses, alemanes y españoles "comerciaban entre sí pacíficamente".