Historia II:Alianza de Francisco I con los turcos

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Capítulo 2 - Política europea (1498 - 1559)
Alianza de Francisco I con los turcos

de Charles Seignobos


El sultán de los otomanos, establecido en Constantinopla desde 1453, había fundado un gran Imperio turco musulmán. Poseía las dos regiones que llamamos aún Turquía europea y Turquía asiática, la Siria y el Egipto. Su ejército era el mejor de aquel tiempo. Los jinetes turcos, montados en caballos ligeros, peleaban con la cimitarra. La infantería otomana se componía de soldados de oficio, los genízaros, bien instruídos y disciplinados. El sultán tenía buena artillería e ingenieros para sitiar las plazas fuertes. Los turcos habían conquistado Hungría e invadido Austria, devastando el territorio y conquistando a los habitantes. Toda Alemania tenía miedo a los turcos.

El año 1518, piratas musulmanes, procedentes de Siria, habíanse apoderado en las costas de África de los puertos de Túnez y Argel. Su jefe, un renegado cristiano, Kairedin, apellidado Barbarroja, se declaró súbdito del sultán de Constantinopla, que le dió el título de "capitán del mar". Tenía una flota de galeras movidas a remo que recorrían el Mediterráneo. Capturaban las naves de comercio, desembarcaban en las costas de Italia y de España y se llevaban los mozos, las mujeres y los niños para venderlos como esclavos en los países musulmanes. Todos los habitantes cristianos de la costa vivían atemorizados por causa de los corsarios de África, llamados berberiscos.

Los musulmanes turcos y berberiscos, dueños de todos los países situados al Este y al Sur del Mediterráneo, aparecían como enemigos comunes de todos los pueblos cristianos, habiendo el Papa llegado a proclamar la cruzada contra ellos. Pero los príncipes cristianos estaban demasiado ocupados en sus querellas para ejercer acción común contra los musulmanes.

Francisco I hizo más. Cuando estuvo en guerra con Carlos V, para crearle dificultades en Alemania, envío secretamente a proponer a los turcos que invadieran el Austria (1523). Luego, cuando estuvo prisionero en España, su madre envió a pedir socorro al sultán Solimán, y Solimán respondió prometiendo su apoyo a Francisco I. Esta alianza con el sultán enemigo de los cristianos, contra el emperador, jefe y baluarte de la cristiandad, parecía tan escandalosa que Francisco I tuvo cuidado de mantenerla secreta.

Cuando Carlos V pidió la ayuda de Francisco I para defender la cristiandad de los ataques de los turcos, el monarca francés no se atrevió a negarse formalmente. Pero cuando hubo resuelto reanudar la guerra contra Carlos V, se decidió a aliarse abiertamente con los musulmanes. Su embajador se trasladó primeramente a Túnez para dar gracias al corsario Barbarroja, que le había ofrecido la ayuda de su flota. Luego fué a Constantinopla a ponerse de acuerdo con el sultán acerca de los medios de atacar a Carlos V en Italia (1535).

El sultán firmó con Francisco I un tratado de comercio que daba a los súbditos del rey de Francia derecho a comerciar en los puertos del Imperio otomano (1536). Este tratado aseguró a los franceses en Levante una situación privilegiada, que conservaron durante tres siglos. Mientras tanto Carlos V hacía una cruzada contra los piratas musulmanes, se apoderaba de Túnez y libertaba 20.000 esclavos cristianos.

Francisco I no renunciaba a Italia. Habiendo muerto el duque de Milán, reclamó el ducado y reanudó la guerra. Ocupó primeramente el territorio vecino a Francia, el Piamonte, que pertenecía al duque de Saboya, aliado del emperador (1536).

Carlos V hizo invadir Francia por dos lados. Un ejército invadió la Provenza, pero Montmorency, no queriendo arriesgar una batalla, había mandado quemar todos los pueblos, talar todas las mieses y trasformar el país en un desierto. El ejército imperial, no hallando con que mantenerse, se retiró. Otro ejército imperial llegó a Picardía. Hubo tanto miedo en París, que se puso la ciudad en estado de defensa (1536).

Carlos V y Francisco se sintieron pronto cansados de una guerra que les costaba muy cara. El Papa les ayudó a reconciliarse para que juntos trabajaran contra los protestantes. Pero de nuevo se indispusieron por la cuestión del ducado de Milán.



Francisco I había seguido manteniendo relaciones con los turcos. Su enviado cerca del sultán, un italiano, Maraviglia, volvió en 1541 de Constantinopla con una misión del otomano y tuvo secretas conferencias con el rey de Francia. De vuelta a Turquía, pasó por la Italia septentrional. El gobernador del Milanesado apostó soldados para prenderle y apoderarse de sus papeles. El enviado del Francisco desapareció, y más tarde se supo que había sido asesinado.

Irritado Francisco I mandó pregonar en toda Francia la declaración de guerra contra el emperador.

Luego hizo venir la flota de los corsarios de Argel para ayudarle a apoderarse de Niza; pero la ciudadela no se rindió y el mal tiempo obligó a suspender las operaciones. Francisco I ordenó a los habitantes de Tolón, que abandonasen la ciudad y la entregó a los corsarios, sus aliados, para que allí pasaran el invierno. El año siguiente, para decidir a los berberiscos a que se fueran, les envió sacos repletos de escudos. Al irse, los corsarios saquearon las costas de Italia y se llevaron esclavos a miles de cristianos (1543-1544).

Francia fué otra vez invadida. El ejército imperial saqueó la Champaña y llegó a veinte leguas de París. Pero Carlos V no tenía dinero y sus soldados se negaron a seguir adelante. Otra vez se hizo la paz (1544).