Histórica relación del Reyno de Chile/Libro VII
LIBRO SEPTIMO
Delos ſucceſſos, y eſtado del Reyno de CHILE haſta el vltimo Gouernador, que ha tenido.
Delos ſucceſſos, y eſtado del Reyno de CHILE haſta el vltimo Gouernador, que ha tenido.
CAPITVLO I.
Del ſegundo gouierno de Alonſo de Riuera, y la paz, que por orden del Rey pretendio entablar el Padre Luis de Valdiuia con los Indios.
E principio a este libro la nueua forma, que ſe pretendio tomar en la guerra, que ſe hazia alos Indios, y es la que ya refiero. Viendo la Mageſtad de nueſtro Catolico Rey Philipe Terçero, de feliz recordacion, lo poco que aprouechauan los medios dela fuerça, y rigor, para ſugetar los Indios Chilenos, que tan ſoberbios, y inſolentes ſe hallauan con las victorias, que hauian tenido, y con la toma, y ruina delas ciudades, que nos hauian deſtruido; ſe reſoluio de que totalmente ſe mudaſſe de eſtilo en eſta conquiſta, y que dexando del todo la guerra ofenſiua, ſe reduxeſſe ſolo ala defenſiua, poniendo raya entre los terminos, y tierras del enemigo, y las nueſtras, juzgando, que por eſte medio ſe reducirian los Indios mas facilmente ala fee, y la receuirian con mas amor, y aplicacion, viendoſe libres del tumulto, y ruido delas armas; y con eſto tambien ſe daria lugar, a que amanſandoſe, y morigerandoſe mas los Indios, ſe facilitaſſe el reſcate de aquellas pobres cautiuas, cuya deſdicha, y trabajo tenia atraueſados los coraçones de quantos la ſabian, y deſſeauan ſu remedio. Para eſte efecto quiſo ſu Mageſtad ſeruirſe dela gran prudencia, eficacia, y zelo del Padre Luis de Valdiuia de nueſtra Compañia de Ieſus, varon verdaderamente mayor de marca, de quien hemos hecho mencion algunas veces en eſta obra, y ſe hara mas larga al ſin de ella, hablando delos varones iluſtres, que ha tenido aquellas nueſtra Prouincia;
Del ſegundo gouierno de Alonſo de Riuera, y la paz, que por orden del Rey pretendio entablar el Padre Luis de Valdiuia con los Indios.
Hauiendo ſu Mageſtad comunicado muy deſpacio ſu intento, y los medios, que ſe ofrecian, para ſu execucion, con el padre Luis de Valdiuia, quiſo hazerle obiſpo, juzgando que la mayor autoridad, que eſta dignidad daria aſu perſona, ayudaria mejor ala execucion delo que pretendia; pero el padre, como tan humilde, que era, y verdadero hijo dela Compañia, eſtimando mas la guarda de ſu voto, y el humilde eſtado de ſu profeſſion, que todas las honrras, que el mundo pudiera darle, reſiſtio tan conſtantemente; que por no contriſtarle, ſe huuo de contentar ſu Mageſtad con que admitieſſe el oficio de viſitador general como lo hizo; y dejando aſu elecion la del Gouernador de Chile, paraque ſiendo aſu deuocion, ayudaſſe mejor ala execucion de la paz, que ſe deſſeaua; puſo los ojos en el Gouernador Alonſo de Riuera, que lo hauia ſido ya de Chile, y lo era actualmente de Tucuman, por la cauſa que queda referida en ſu lugar; porfiar de ſu piedad, y del zelo, que tenia del ſeruicio de Dios, y del Rey, y por el antiguo conocimiento, que hauia tenido de ſu perſona? que pondria el hombro ala execucion de vna coſa de tan gran importancia, y de que quedarian tan bien ſeruidas entrambas Mageſtades. Aprobò el Rey el parecer del Padre Luis de Valdiuia, por ſer muy conforme ala grande eſtimacion, y concepto, que tenia del gran talento, y valor de eſte ſu leal vaſallo, que con tancas mueſtras del, y con tanta fineza, le hauia ſeruido en las guerras de Europa: y ajustados los reales deſpachos, y cedulas, para todo lo neceſſario, para el intento, y dado al padre diez compañeros de nueſtra Compañia, haziendoles a todos el gaſto con ſu real magnificencia, como lo ha hecho ſiempre, y haze haſta aora, paraque le ayudaſſen ala conquiſta eſpiritual de aquellas almas; los deſpachò; y deſpues dela larga nauegacion, que ſe haze para llegar a aquel Reyno, tan remoto, y diſtante de eſtos; fue Nueſtro Señor ſeruido, que tomaſſen puerto en la Concepcion, donde començò luego el padre Luis de Valdiuia a tratar dela execucion delo que lleuaua aſu cargo, delas paces, y guerra ſolamente defenſiua, que tan mal receuida fue de algunos, y que tanto le coſtò al que fue a entablarla, padeciendo por eſto iniquas, injuttiſſimas, y grauiſſimas calumnias, cuyo autor fue el demonio, para impedir el ſeruicio de Dios, y el remedio de tantas almas, que por eſta cauſa ſe han condenado, y condenan.
No hauia llegado a vn el gouernador q̃ ſe eſperaua, y venia ya de Tucumã; y por no perder tiẽpo, mientras llegaua; començo el padre a tratar con los Indios de guerra los medios de paz por medio de vnos Indios cautiuos que eſtauan en Lima; y los hauia lleuado conſigo, para el efecto; embio a estos, y a otros Indios de confiança, por menſajeros, a proponer alas naciones de guerra, que eſtauan rebeladas, los medios de paz, que de parte del Rey les ofrecia, y primero alas mas cercanas, que eran las de Arauco, Tucapel, y Catiray, aſſegurandoles el perdon general delo paſſado, y q̃ para lo de adelante, no ſeruirian, ellos, ni ſus hijos alos Eſpañoles; y otros buenos partidos, que les etauan tambien, que dudaron los Indios, ſi les hablauan verdad, o llegaria a execucion lo que ſe les proponia. Voluieron los menſajeros con muy buena, reſpueſta, que les dieron los Indios, de que querian la paz; y que eſta era la que amauan, y deſſeauan; y para mas ſeguridad, y certeza de ſu buena voluntad, embiaron cinco Indios delos ſuyos, para que hablaſſen al Padre Luis de Valdiuia, y ſe aſeguraſſen ſi era verdad lo que les hauia embiado a ofrecer.
Llegaron eſtos Indios acauallo, armados con lança, y adarga; y eſtando cerca delos Eſpañoles, dieron voces dela otra parte del Rio, que diuidia el vn campo del otro, diziendo, que no les hizieſſen mal con ſus arcabuces, porque iuan de paz para hablar al Padre Valdiuia; el qual luego que le dieron eſta buena nueua, aunque ſe hallaua mal diſpueſto en la cama, ſe leuantò al punto de ella, y fiando en Dios paſsò ala otra parte del Rio, donde eſtos Indios le eſtauan eſperando; los quales luego, que vieron al padre en los terminos de ſu juriſdicion, arrojando las lanças y apeandoſe delos cauallos, ſe fueron a el para abraçarle, como lo hizieron, ſignificandole con palabras muy en carecidas de ſu parte, y dela delos ſuyos, el agradecimiento, que tenian del bien, q̃ les traia; porq ellos deſſeauan viuir en paz, canſados ya de tantas guerras, con tal les que cumplieſſen la palabra, que de parte del Rey les dauan, de que no ſeruirian mas alos Eſpañoles; que entratãdo de eſto, dixeron, no lo conſentiremos, mientras el ſol girare, y diere bueltas por el cielo (que es fraſe, y modo de hablar proprio ſuyo, para ſignificar la eſtabilidad, y firmeza de ſu reſolucion). Confirieron largo los medios de conveniencia dela vna, y otra parte, y vltimamente rogaron al padre, que ſe ſiruieſſe de entrar la tierra adentro, para vn dia ſeñalado, en que hauian de hazer vna gran junta, para tratar de eſte negocio; que en quanto ala ſeguridad de ſu perſona, no tenia nada, que temer, ni rezelar, porque podia ſeguramente fiarſe de ſu palabra; ni era poſſible cupieſſe en entendimiento de hombres hazer mal aquien tanto bien les hazia. El padre les repondio con agrado, ſaliendo a todo lo que le pedian, y con eſto ſe deſpidieron, y ſe voluio cada vno aſu caſa.
Ya hauia llegado en eſte tiempo el gouernador Alonſo de Riuera, el qual con ſu buena llegada alegrò a todo el Reyno, porque era muy eſtimado, y querido de todos, como lo merecia ſu agrado, prudencia, y gran capacidad; y aſſi fue reciuido en Santiago, y en las demas ciudades es con grandes mueſtras de alegria, y regocijo; y luego, que llegò ala Concepcion començo a tratar con el padre Luis de Valdiuia los medios, que parecian mas eficaces, para executar las reales cedulas, en orden aque ceſſando la guerra ofenſiua ſe entablaſſe la defenſiua, que tambien eſtaua ala vna, y otra republica, y al ſeruicio de Dios, y propagacion de nueſtra ſanta fe. Eſtando confiriendo, y ajuſtando lo que mas convenia para eſte intento, llegò el tercer dia de Paſqua de Eſpiritu ſanto, trece de Iunio del año 1612. vn Indio principal menſajero de Catiray, llamado Llancamilla; y hauida licencia de entrar a nueſtros preſidios a hablar al padre Luis de Valdiuia, llegò donde eſtaua, y le dixo, que venia de parte de tres Caciques, que hauian llegado a Arauco, donde le eſperauan para lleuarle a Nancu, lugar, que (por eſtar en medio de todo Catiray) ſe hauia elegido, para la junta, en que ſe hauia de tratar el negocio propueſto delos conciertos de paz, y amiſtad, que deſſeauan; para lo qual ſe hauian ya juntado alli ſus diez reguas, (que ſon parcialidades) que le eſtauan eſperando conforme alo concertado. Dificultoſa parecia eſta propueſta porque el peligro dela vida era conocido; y no parecia conforme a prudencia exponerſe a el ſin otro ſeguro, que la palabra de vnos enemigos tan crueles, que teniendo al padre vna vez en ſu tierra quedaua aſu corteſia la ſeguridad de ſu perſona, ſin tener otro remedio, a que apelar.
Todos eſtos temores, y otros, que ſugeria la prudencia humana, los vencio el generoſo pecho de eſte apoſtolico varon, que tenia ofrecida a Dios ſu vida, por la paz de aquel Reyno, converſion de aquellos gentiles, y redemcion delos pobres cautiuos, que eſtauan de baxo de ſu poder; debia la naturaleza de hazer ſu oficio, y reuſar la carrera, porque en vna carta, que el padre eſcriuio; dize que reconociendo por vna parte el peligro manifieſto, aque ſe exponia, y por otra, que ſi moſtraua en eſta primera ocaſſion menos confiança delos Indios, cerraua la puerta aſus intentos, que eran de tanto ſeruicio de Nueſtro Señor, ſintio en ſu coraçon que le dezian eſtas pablas (como? No has temido la muerte tantas veces, por alcançar el bien, que traes a eſtos Indios, venciendo tantas dificultades, como ſon las que ſe han atraueſado a eſte intento, y hauias de temer aora, que te ves ala puerta, quando los meſmos Indios te combidan para executar lo que deſſeas?) con eſte ſentimiento ſe reſoluio a entregarſe en manos delos Indios, hauiendolo antes enconmendado a nueſtro Señor, y conſultadolo con dos maeſtres de campo, tres Capitanes, y los capellanes delos fuertes, conquienes al preſente, ſe hallaua; y aſſi juzgando los mas, que eſto era lo que convenia, arrojandoſe el padre en los braços de Dios, y quedando deſcubierto el ſantiſſimo Sacramento, y todos haziendo oracion, por el buen ſucceſſo, ſe partio con el menſajero a verſe con los Caciques, que le aguardauan donde eſtà dicho.
Antes que el Padre llegaſſe, hauiendo ſabido los Caciques ſu partida, le embiaron ocho ſoldados acauallo, y ſin armas areceuirlo, los quales le fueron acompañando, y ſiruiendo, haſta que llegò a donde eſtuan aguardandole los Caciques, los quales luego que le vieron, ſe hecharon ſobre ſus braços, moſtrando gran contento de ſu venida aſus tierras; y tomandole la mano Guayquimilla, que era el mas principal de ellos; ſela besò en nõbre de todos los demas, y le hizo vn elegente raçonamiento, dizendo, que de ſu alegre venida no ſolamente eſtaua regocijada la gente aquien traìa tan grande bien; pero que los meſmos brutos animales, las yeruas, las flores, las fuẽtes, y los arroyos ſaltauan de plazer, y de contento. Llamauanle padre, y madre, y hazian le otras mil caricias, y regalos. Deſpues de eſtas primeras corteſias, y agaſajos, ſe ſentaron a raçonar, y diſcurrir ſobre la materia delas paces; y entre otras raçones, dixo vno delos tres Caciques. Padre, todos los Indios principales deſſean la paz, aunque el pueblo, y los ſoldados no ſe pueden perſuadir, a que los Eſpañoles la quieren, y la deſſean. Como no? reſpondio el padre, aque me embia el Rey? porque me he arrojado yo a tantos peligros de tantos mares como he paſſado para llegar a vueſtras tierras? que otra coſa, pretende el gouernador? q̃ los maeſtres de campo, y Capitanes, por cuyo conſejo, me he fiado de vueſtra palabra, entregandome ſolo, como me veis, en vueſtras manos? A eſto replicò el Cacique atajando al padre, y tomandole del braço, diziendole; No dudo de eſſo, que dizes; lo que ſe duda es que los Eſpañoles quieran paz, q̃ ſea paz: bien ſabemos, que guſtaran dela que llaman ellos paz, , yo no la tengo por tal; que es, que noſotros nos rindamos, y nos ſugetemos a ellos, y le ſiruamos, como a nueſtros amos, y Señores; y eſto no es paz, ſino ocaſſion delas inquietudes, perturbaciones, y guerras, que hemos tenido haſta aqui. Paz es la que tienen los Eſpañoles entre ſi, y la que tenemos los Indios entre noſotros, goçando cada vno de ſu libertad, y delo que tiene, ſin que ninguno ſe lo quite, ni quiera mandarle, ni tenerle de bajo. Eſto llamamos paz, y eſta la abraçaremos muy de coraçon; y ſi tratas de eſto, te lleuaremos en palmas, y te acompañaremos haſta el lugar dela junta, y te volueremos atu caſa con toda ſeguridad, ſin q̃ aya hombre que te toque, ni ſe atreua amirarte ala cara, ſino para ſeruirte, y regalarte, eſtimandote, como a comun padre, y conſeruador de nueſtra libertad. El padre ſe ofrecio a todo, diziendo, que eſſa era la voluntad de ſu Rey, y eſſa ſe executaria dela manera q̃ ellos lo deſſeauan; y con eſto ſe partieron todos muy goçoſos, y contentos, por caminos muy aſperos, y cerrados, que anduuieron aquel dia, y el ſiguiente; y al tercero llegaron alas diez del dia, a donde eſtauan juntos los Indios; y por conſejo delos Caciques entrò el padre con vn ramo de canela en la mano, que entre ellos es ſeñal de paz, como ſe verà tambien deſpues, hablando delas pazes que vltimamente han hecho con el Marques de Baidis el año de quarenta.
CAPITVLO II.
Lo que paßò al Padre Luis de Valdiuia eſtando con los Indios de guerra y de las miſſiones que entablò en Monterey, y Arauco.
Lo que paßò al Padre Luis de Valdiuia eſtando con los Indios de guerra y de las miſſiones que entablò en Monterey, y Arauco.
L
Vego que el Padre Luis de valdiuia huuo llegado a verſe con los Indios, ſe juntaron y puſieron en rueda haſta cinquẽta Hulmenes (llamanſe aſſi las cabezas delas parcialidades) deſpues, delos quales ſe puſieron por ſu orden los Capitanes, y ſoldados, y la demas gente; y en medio de todos dieron lugar al padre en vn aſſiento eminente, y leuantado, donde eſtaua con decencia, y grande autoridad; y leuantandoſe el Cacique, que le hauia traido començò a hablar con grande eloquencia, y hauiendo dado breue raçon de ſu venida, encargò a otro, que la dieſſe delos motiuos de aquella junta, haziendo relacion de todo lo que en ella hauia paſſado, y lo que dela vna, y otra parte ſe pretendia; y durò y eſte raçonamiento haſta vna hora, y media. Acauando el Indio, començò el Padre a hazer el ſuyo, que durò tres horas, la primera, platicò por ſi meſmo, porque ya entonces ſabia bien la lengua delos Indios, y las otras dos por medio de los interpretes, paraque les dieſſen a entender mejor los motiuos de ſu venida, y lo que pretendia, y deſſeaua el Rey para ſu maior bien, y conſeruacion. Entre las raçones de ſu conueniencia, en quanto alo temporal, iua ſiempre el Padre mezclando las de ſu mayor bien eſpiritual, dela ſaluacion de ſus almas, explicandoles los miſterios de nueſtra ſanta fee, y los motiuos, que ay para abraçarla.Deſpues de hauerles dado a entender muy aſu ſatisfaccion todo lo que pretendia, ſacò del pecho las prouiſiones reales, y ſe las explicò, y les dio a entender muy por menor la intencion de nueſtro Catolico Rey, que no pretẽdia ſu deſtruccion, ſino ſu conſeruacion, y aumentos, y que ninguno les hizieſſe agrauios, ſino que los dexaſſen viuir en ſu libertad, oyendo la palabra de Dios mediante la qual reciuieſſen la fe, y ſe hizieſſen chriſtianos, y ſe puſieſſen en eſtado de ſaluar ſus almas, y q̃ para eſſo le hauia embiado el Rey, con otros diez compañeros todos aſu coſta, y que los ſuſtẽtaua alli a todos, de ſu Real caja, para eſte efecto; y q̃ hauian venido cõ mucho guſto, por hazerles tan gran bien, paſſando tantos mares, y tantos peligros en ellos, por ſacarlos delos errores, y tinieblas de ſu gentiliſmo, ala luz clara del Evangelio, en que ſe hauian de ſaluar, porque no hauia otro camino, para la gloria; eſte es, dixo el padre, el motiuo de mi venida, eſte me ha dado animo de entrar ſolo, como me veis, fiandome de voſotros, y aunque muchos me dezian, que no entraſſe, porque me hauiais de matar; atropellè por todo, por el bien de vueſtras almas, por las quales no temo la muerte, ni hago caſo delos peligros de perder mil veces la vida; y ſino, añadio voluiendoſe alos ſoldados, aqui me teneis conas (llaman aſſi ala gente de guerra) quien de voſotros ha de ſer el primero, que me atrauieſſe con ſu lança? quien me ha de quitar la cabeza en pago del bien que le traigo? digamelo, que quiero baxarme, abeſarle los pies; aqui eſtais todos con vueſtras lanças en las manos; alancead a vueſtro padre, que os eſtima, y quiere mas, que el que os engendrò, y no ay madre, que tanto a me aſu hijo, como os amo yo; por cuya paz, y quietud, y ſalud de vueſtras almas, no me tengo de apartar de voſotros, ſi quereis abraçar lo que os predico, y tambien os eſtà.
Admirados quedaron los Indios, y como fuera de ſi de ver vn animo tan ſuperior al mayor peligro, y tan deſpreciador dela vida, por hazerles bien, y guiarlos por el camino del cielo; y como entre ellos ſon de tanta eſtimacion los valientes, y animoſos; cobraron vn gran concepto del padre, y començaron todos a aficionarſele. No pudieron algunos delos mas ancianos reprimir las lagrimas de conſuelo, por las coſas, que le oyeron, y el afecto y modo tan feruiente, y encendido con que las dixo, y todos generalmente quedaron muy pagados de ſu raçonamiento, y platica; y dando de nueuo la mano al Cacique Carampangi, para que en ſu nombre reſpondieſſe, lo hizo con grande eloquencia, dando lo primero las gracias al Padre, por el bien, que les traia, y lo ſegundo al Rey por las honras, y mercedes, que les hazia por ſus Reales cedulas, las quales, dixo en nombre de todos, que las receuia, y que nadie contradiria alo que ſu Mageſtad por ellas diſponia, con tal que de parte delos Eſpañoles no faltaſſe la execucion, y cumplimiento de ſu Real voluntad; que todos ellos querian paz, pero paz, como la que entre ſi guardauan, ſin ſeruirſe vnas prouincias a otras; ſino goçando cada vna de ſus fueros, y de ſus tierras; que el ſeruicio perſonal, que llamauan paz los Eſpañoles, nunca le admitirian; pero quitado eſte, harian con muy buena voluntad todo lo que ſu Mageſtad ordenaſſe, y diſpufieſſe; y que en retorno pedian les quitaſſen el fuerte de S. Geronimo, porque ſeria cauſa de inquietud, y deſaſoſiego el te ner ſobre ſi aquella ocaſſion de recelos, y menos confiança. Concedio les el Padre lo que pedian, y ellos voluieron de nueuo a rendirle las gracias; con que ſe partio de alli, compañandole el meſmo Carampangui, y otros haſta la Concepcion, donde el gouernador le reciuio con las mueſtras de alegria, y reconocimiento que merecia vn acto tan heroyco, y de tan grande animo, que el padre hauia hecho; y alos Caciques les hizo muchas honrras; con que quedò aprobado, y aplaudido de todos el buen principio, con que començaron areceuirſe, y entablarſe las paces, que ſe pretendian.
Para ir zanjando mejor los fundamentos de eſta tan grande obra, y adelantarla con los medios mas eficaces (que ſon ſiempre los que ſe aplican de parte de Dios, para las empreſſas de tanta importancia, y dificultad, como eſta) tratò el Padre Luis de Valdiuia de fundar dos miſſiones, la vna en el fuerte de Monterrey, la otra en el caſtillo de Arauco, de donde pudieſſen los nueſtros, ſalir a predicar el Evangelio, y catequizar a los gentiles, y ganarles las voluntades, para irlos amanſando y diſponiendo, para receuir mejor la fee, y confirmarlos en el deſſeo, y propoſito, que hauian moſtrado de dexar las armas, y viuir en paz con los chriſtianos. para eſto eſcriuio al padre Prouincial q̃ le embiaſſe algunos padres que le ayudaſſen a aquella obra (era lo entonces, y el primero, y fundador de aquella Prouincia, y del Paraguay, que era toda vna, el Padre Diego de Torres, de quien ſe ha hecho ya alguna mencion en eſta obra; y ſe harà mas cumplida en ſu proprio lugar, quando ſe tratarà delos varones iluſtres, que han honrrado aquellos Reynos) eran en aquel tiempo muy pocos los dela Compañia, por ſer tan recien fundada en aquella tierra, pero como la caridad lo puede todo; la de aquellos padres, y el zelo, que tenian delas almas, les hazia trabajar de manera, (como aun lo hazen haſta aora) que hechaua vno ſobreſi la carga de dos, o tres, paraque eſtos quedaſſen deſembaraçados para acudir alas miſſiones.
Aſſi paſsò en eſta ocaſſion: porque, hallandoſe apretado el Padre Prouincial con la falta de ſugetos, para propeer a eſte empleo, que juzgaua de tanto ſeruicio de Nueſtro Señor; no tuuo otro remedio, que ſacar del colegio de Santiago al que hazia en el oficio de miniſtro para embiarle a eſta miſſion. Eſte fue el venerable Padre Oracio Vechi (de quien hablaremos mas de propoſito, en el catalogo, que ſe harà delos demas; que aora ſe dirà ſolamente lo hiſtorial, que pertenece a eſta materia; que vamos tratando) hauia muchos dias que eſte feruoroſo obrero del Evangelio inſtaua al padre Prouincial que le voluieſſe alas miſſiones de Indios, en que hauia, ya trabajado algun tiempo y ſabia ſu lengua: aſſi en eſta ocaſſion, aunque era tan preciſſamente neceſſario en el collegio; le ſacò para eſte efecto, porque eſperaua de el, como lo eſcriue en vna carta, coſas muy grandes; y para fundarlas mejor en ſus principios, ſe juntò toda la comunidad, y eſtando deſcubierto el ſantiſſimo Sacramento, ofrecieron todos a nueſtro Señor en eſte ſu buen cõpañero vna victima tã agradable aſu diuina Mageſtad, como ſe dirà deſpues en ſu lugar; y lo meſmo hizieron en la capilla de N. Señora de Loreto, q̃ es alli nueſtra patrona, y de ſingular deuocion; y con eſto deſpidiendoſe el Padre de todos ſus compañeros, con gran ternura, y conſuelo; ſe partio ala Concepcion, de donde le embio luego el padre Luis de Valdiuia por ſuperior de la miſſion, y reſidencia de Arauco, donde [como era fuego (añade el meſmo Prouincial) luego prendio, dentro, y fuera de caſa, ayudando alos nueſtros aque aprendieſſen la lengua delos Indios; y a eſtos catequizandolos en las coſas de la fe, y diſponiendo para el baptiſmo alos gẽtiles; y alos ya chriſtianos, para el vſo delos demas Sacramentos. Dexo otras coſas, que acerca dela ayuda eſpiritual delos Indios hizo, que fueron muy grandes, porque el amor eſpiritual, que eſte buen padre les tenia, era tal, que nunca le dexaua eſtar ocioſo, y aſſi por mus cho que ſe dixera, quedaua corto] haſta aqui el Padre Prouincial en ſu carta.
Con el deſſeo que el padre Oracio tenia de cooperar alos buenos efectos dela paz, que ſe pretendia, para poder entrar apredicar alos Indios de guerra aſus tierras; y para conſeguir de nueſtro Señor eſta gracia con mas felices ſucceſſos; aplicò ſu cuydado ala reformacion dela milicia de nueſtro campo, procurando por varios medios, que aplicò; que los ſoldados corrigieſſen algunos vicios, aque ſuele abrir la puerta en los exercitos la libertad, y licencia militar; començò para eſto a hazer gente para vna congregacion del Santiſſimo Sacramento, y de nueſtra Señora la qual ſe entablò dentro de muy pocos dias, por el buen exemplo, que dieron el maeſtre de campo, y demas Capitanes, acudiendo los primeros con gran deuocion alas platicas, y comuniones; colocaron en ſu capilla el ſantiſſimo Sacramento, y con el buen exemplo delos congregantes, iuan entrando otros cadadia, y reformandodse todo el exercito, con los ſermones, que vno delos nueſtros les predicaua todos los viernes, con que muchos ſe conuertian a nuestro Señor, confeſſando, y comulgando, y dexando las ocaſſiones de ſu mala vida; obligando con eſto cada vno por ſu parte, aque diſpufieſſe las voluntades delos Indios, y todo lo demas, que era neceſſario para el buen ſucceſſo delas pazes, que deſſeauan los mas zeloſos de ſu diuino ſeruicio.
En eſte meſmo tiempo embio el padre Luis de Valdiuia al fuerte de Monterrey, donde eſtaua otra buena parte del exercito, al padre Vicente Modolell, Varon verdaderamente apoſtolico, y de grande virtud, y exemplo en aquel Reyno, donde ha ſido, y es muy eſtimado, por ſu predicacion, y zelo delas almas, en cuya ayuda eſpiritual ha trabajado con incanſable teſſon, y perſeuerancia). eſte feruoroſo operario del Euangelio con otro compañero, que lleuò conſigo, ſe aplicò luego a hazer en aquel preſidio lo meſmo, que el padre Oracio hazia en Arauco; aſſi con los Eſañoles, y Indios de paz, como con los de guerra, embiando, y reciuiendo menſajes, para ir diſponiendo los conciertos, y ajuſtamiento dela paz. Da el dicho padre vicente cuenta de todo eſto al padre Prouincial en vna carta, que refiero aqui por ſus palabras, y dize aſſi [ya eſcreui a V. R. como hauiamos venido el padre Antonio, y yo a aqueſte fuerte, y Reſidencia de Monterrey; al padre Antonio dio el padre Luis de Valdiuia mano, para embiar, y receuir menſajes alos Indios de guerra, y ami me mandò aprendieſſe aqui la lengua. Publiquè luego que vine el Iubileo alas Compañias de infanteria, que eſtauan por entonces en eſte fuerte; y con los ſermones ſe animaron muchos muy neceſſitados a confeſſarſe, de fuerte que muy de mañana, tenia ya gente ala puerta de mi apoſento, aguardando, para confeſſarſe, y deſpues en todo el día no me dauan lugar, para mas de tomar vn bocado a medio dia; y lo reſtante haſta buena parte dela noche eſtaua en la Ygleſia confeſſando, con mucho conſuelo mio, y aprouechamieto delos ſoldados. Puſieronſe en paz diuerſas veces algunos Capitanes enemiſtados; dos particularmente, que hauia mucho tiempo que no ſe hablauan; ni ſe hazian las acoſtumbradas corteſias; y hauia paſſado tan adelante la enemiſtad, que en la plaça de armas de eſte fuerte, delante de quatro compañias de ſoldados, hecharon mano alas eſpadas; y ſi el caſtellano, y yo no nos hallamos preſentes, ſuccediera vna gran deſgracia entre los ſoldados; prendieronlos, y deſpues con la gracia del Señor los vine a reconciliar, y quedaron amigos, como antes lo eran. Haſe remediado en gran parte la mala coſtubre de jurar, que tan propria es, y ſuele eſtar tan arraigada entre ſoldados; y en el campo ha hauido en eſto tan gran reformacion, que apenas ſe oye vn juramento, y al que le hecha, le mandan hazer vn quarto depoſta, aunque ſea oficial viuo, o Capitan; alo qual ayudò mucho el padre Gaſpar ſobrino. Alos Indios les acudo a hazer el cateciſmo, y los que ſiruen en el campo, acuden todos los dias ami rancho, hazemos proceſſion todos los domingos, paraque acudan ala doctrina. hanſe catequizado algunos infieles, parte ſe baptizaron ya con ſolemnidad, y parte eſtan ya diſpueſtos para lo meſmo] haſta aqui la carta del Padre.
Fuera de eſte fruto, que los nueſtros hazian en eſte preſidio, corrian por todos los otros ocho fuertes, que eſtauan repartidos por las riberas del Rio de Biobio, de donde embiauan recaudos continuamente alos Indios de guerra, los quales reſpondian ſiempre por ſus menſajeros en buena conformidad delo que ſe les proponia; y moſtrandoſe muy conſtantes, y guſtoſos de lleuar adelante, y entablar los conciertos de paz, de que ſe trataua, y todo parece que ayudaua a ello, y que Nueſtro Señor ſe moſtraua propicio a eſte intento; aunque nunca faltauan muchos de nueſtro campo, que por ſus particulares intereſes, o por otras raçones, ſe oponian, contradiziendo ſiempre alo que ſe trataua; y de parte delos Indios hazian la meſma contradicion algunos que no acabauan de perſuadirſe, a que eſta paz, de que ſe hablaua, fueſſe verdadera, y no fingida; y entre otros era de eſta opinion vn Capitan muy belicoſo de Puren, llamado Aynabilu; por lo qual deſſeaua mucho el Padre Luis de Valdiuia verſe con el, y con Anganamon (que eran los Capitanes generales de Puren, y entrambos muy valientes, y de gran nombre en el exercito) porque ganando eſtas dos cabezas, ſe traerian con ſigo a todos los ſuyos, que eran muchos, y delos mas valeroſos del enemigo; lo qual diſpuſo Nueſtro Señor, como ſe verà en el capitulo, que ſe ſigue.
CAPITVLO III.
Habla el Padre Luis de Valdiuia con Anganamon, y el ſucceſſo dela huida de ſus mugeres.
Habla el Padre Luis de Valdiuia con Anganamon, y el ſucceſſo dela huida de ſus mugeres.
H
Auia coſa de vn año que los Indios hauian cautiuado a Don Alonſo de Queſada, Cauallero de mucha ſuerte, y le tenian entre los demas cautiuos, corriendo como ellos ſu fortuna; y con el deſſeo de facilitar ſu reſcate, y verſe libre de aquella deſdicha, començò a publicar entre los Indios, que no lo ſabian, la venida del Padre Luis de Valdiuia, los poderes, que traia del Rey, para aſſi ſentar las pazes, y la entrada, que para eſto hauia hecho a Catiray, y todo lo demas que hasta entonces ſe hauia tratado de eſta materia. Llegò eſto a oidos delos mas principales; y para certificarſe mejor dela verdad, dieron orden, que Turelipe, Capitan de mucho nombre entre ellos, ſe acercaſſe quanto pudieſſe al campo delos Eſpañoles, para tomar lengua, y informarſe delo que paſſaua. Partio eſte Capitan con la fuerça de ſoldados, que baſtauan para el intento, y llegando a Arauco, y hallando vna buena ocaſſion de dar vn aſalto a nueſtros Indios amigos lo hizo; pero con arrepentimiento ſuyo; porque fue roto, y preſſo, y lleuado al Gouernador Alonſo de Riuera; el qual con el ſeguro de eſta prenda, tratò con el padre Luis de Valdiuia de embiar alos indios vn embajador delos nueſtros, paraque fueſſe a Puren, y ala Imperial con cartas ſuyas, y las cedulas Reales, para aſſentar de vnas vez los conciertos de paz.Fue elegido para eſto el Alferez Pedro Melendez, el qual hizo ſu embaxada con la puntualidad, y fidelidad, que debia, declarandoles muy aſu ſatisfacion la merced que ſu mageſtad les hazia. En la junta, que ſe hizo para receuir eſta embajada, huuo, varios, y muy diuerſos pareceres; ſolo en vna coſa convenian todos los Caciques, Capitanes y Conas (que ſon los ſoldados) y era, en la dificultad, y duda grande, que tenian dela eſtabilidad de eſtos conciertos, y paces, que de parte de ſu Mageſtad les ofrecian; porque ſiempre eſtauan con rezelo, de que la pretenſion delos Eſpañoles era ſolamente, que dexaſſen las armas, para poder librar ſus cautiuos, y ſugetarlos a ellos al ſeruicio perſonal, que tanto aborrecian; y el fundamento, que tenian de eſte temor, era la poca eſtabilidad, que dezian hauian experimentado en el cumplimiento delo que otras veces les hauian prometido. Vltimamente reſoluieron, que ſi lo que les prometian era verdad, y eſtauan firmes, y conſtantes en cumplirlo, que venian en ello con mucho guſto; por lo bien, que les eſtaua la paz con los Eſpañoles, viuiendo cada vno libremente en ſu caſa, ſin dependencia de vnos con otros; y para que eſto quedaſſe mas fixo, determinaron el general Anganamon, que lo era de Puren, y otros dos Caciques de la Ymperial acõpañar el Embajador Pedro de Melendez, haſta el fuerte de Paycaui, donde eſtaua entonces el padre Luis de Valdiuia, para tratar aboca con el los medios mas eficaces, para el aſiento dela paz.
Partieron eſtos Caciques con Pedro de Melendez acompañados ſolamente con quarenta ſoldados; y lleuaron con ſigo tres cautiuos; que fueron el ya nombrado Don Alonſo de Queſada, y otro Eſpañol, y vna doncella, para trocarlos por Turelipe, y otros Indios principales, que eſtauan en poder delos Eſpañoles. Llegando a dar viſta al ſuerte de Paicaui, dexaron todos ſus armas, para moſtrar la fe que dauan ala palabra del Padre Luis de Valdiuia, que les hauia aſegurado todo buen paſſaje, y que ninguno ſe atreueria a darles ningun cuidado; y haziendo el padre la meſma confiança delos Indios, y ſobre todo fiado en Dios, paſsò dela otra parte del Rio, que era juriſdicion delos Indios, donde ellos le eſperauan. Lleuò en ſu compañia al Padre Oracio Vechi al Padre Martin de Aranda, y a otro delos nueſtros, y a dos Eſpañoles buenos interpretes, que ſabian bien la lengua de los Indios, y llegando al paraje ſeñalado, ſe abraçaron vnos a otros los Caciques a los padres, y todos los demas con grandes mueſtras de amor, y conformidad. Deſpues ſentandoſe todos, y en medio delos dos mas principales el Padre Luis de Valdiuia, començò aponderarles con ſu grande eloquencia, y feruor, los motiuos de ſu venida a aquel Reyno, y aſus tierras, que eran ſolo por el bien de ſus almas, paraque ſalieſſen del miſerable eſtado de ſu perdicion, en que viuian; encarecioles los trabajos, que por eſto hauia padecido, y endo, y voluiendo de Eſpaña, las cedulas Reales, que hauia alcançado del ſu Mageſtad en orden ala libertad, y buen tratamiento delos Indios, y que ninguno ſe atreuieſſe en adelante a hazerles ningun diſguſto, y que viuieſſen en paz, y en ſeruicio de Dios, cuydando dela ſaluacion de ſus almas, que era lo que el Rey pretendia.
Oyeron los Indios con guſto el raçonamiento que el padre les hizo, y rindieronle las gracias por ſu buen zelo, y por el bien, que les hazia; confirieron los medios, que cada vno ofrecio por ſu parte, para la execucion delo que todos deſſeauan, que era la conformidad, y vnion delos Indios con los Eſpañols, ſin ſugecion de ninguno a otro; ſino que viuieſſe cada vno en ſu caſa, goçando de la libertad; y haziendas, ſin perturbaciones, ni rezelos de vnos con otros, ſiruiendo para eſto el Rio de Biobio (que era la raya que diuidia entrambos campos, y las tierras delos Indios delas que poſſeian los Eſpañoles) de vno como baſton para poner paz, y cõcordia entre los que tantos años hauia que ſe abraſauan en guerras, de manera que no fueſſe licito a ninguno paſſar de a quella como valla a vna parte, o a otra; y ſi acaſo paſſaſſe alguno, o ſe huyeſſe de vn campo a otro, tuuieſſe obligacion cada vna delas partes de reſtituirle ala que pertenecia. Trataron tambien de que ſe quitaſſe aquel fuerte; ſi bien fueron todos de parecer, que por entonces no ſe executaſſe eſto, haſta que Anganamon fueſſe ala Ymperial, Valdiuia, y Oſorno, y alas demas partes reueladas, para vnir a todos los Indios de guerra en el parecer en que los demas eſtauan ya tan conformes dela paz, que ſe trataua; que envoluiendo ſe quitaria el fuerte, y los padres dela Compañia entrarian con ſeguridad aſus tierras a predicarles el Evangelio, y inſtruirlos en las coſas dela fe. Aſentado todo eſto, ſe tratò delos trueques delos cautiuos Eſpañoles por los indios, en que anduuo tan cortes, y confiado Anganamon, que antes, que bajaſſe Turelipe, y los otros Indios, que hauian de dar los Eſpañoles, embio a Don Alonſo de Quefada con los otros cautiuos, quedando muy ſeguro del retorno; en cuya conformidad le truxeron al dicho Turelipe, a vna India, y vn muchacho, que, eran los que hauia pedido en trueque delos tres cautiuos Eſpañoles; y con eſto ſe partieron con gran guſto, y contento de todos a executar lo prometido, haziendoles la ſalua con la artilleria del fuerte para mas honrrarlos.
No fue menor el conſuelo, y alegria delos nueſtros, viendo los proſperos ſucceſſos, con, que Dios nueſtro Señor iua alentando las eſperanças de ver executada vna coſa de tanto ſeruicio ſuyo, y mas deſpues que hauiendo partido los Indios, informaron al gouernador de baxo de juramento Pedro Melendez y, los cautiuos Eſpañoles, que ſalieron en ſu compania, con quanta ſeguridad podian los padres dela Compañia entrar la tierra adentro, a predicar alos Indios. y fiarſe de ellos, por la mucha noticia, que dixeron, tenian de ſu ſantidad, y honeſtidad (que es la que ſiempre han deſſeado eſtos indios en los eccleſiaſticos, y eſtimadola en los que la ven, por el ſeguro de ſus caſas) y que conocian, ya al Padre Luis de Valdiuia, y lo eſtimauan, y amauan, y hablauan bien de el; aunque no faltauan algunos de mala vida, que no quiſieran ver en ſus tierras reformadores de ella, y que eſtos lo contradezian. Tambien depuſieron, que en quanto al reſcate delos Eſpañoles cautiuos, q̃ tenian por cierto, ſegun lo hauian entendido delos Indios, que darian areſcate de buena voluntad todos los varones, viejos, y niños, pero que las mugeres las darian con dificultad, aunque deſpues ſe allanaria todo, como vieſſen que ſeles cumplia lo prometido, que era delo que ellos no acabauan de aſegurarſe.
Corriendo tan apopa las eſperanças del buen ſucceſſo, y eſtabilidad dela paz que le daua ya por efectuada, ſe enturbiò el cielo, y ſe mudò el ayre, entablandoſe la furioſa tempeſtad, que ſe verà antes de mucho; ocaſionò eſta la huida de tres mugeres de Anganamon, delas quales era la vna Eſpañola con dos hijos del meſmo Anganamon, aquien, viendo fuera de ſu caſa (porque, como queda dicho, hauia ido ala Ymperial, y de mas ciudades a ajuſtar los medios de paz) tratarõ de dexarle, y venirſe alos chriſtianos, como de hecho lo executaron, ſin embargo de ſer tan aſperos los caminos deſde Puren, donde eſtauan, haſta el fuerte de Paicaui, a donde llegaron; porque aunque la Eſpañola ſe veia muger de aquel Cacique; el amor delos ſuyos, y el deſſeo de q̃ aquellos ſus dos hijos ſe criaſſen entre chriſtianos, non la dexaua repoſar, haſta que hallando la ſuya, aunque tragando tan manifieſtos peligros dela vida; ſe arreſtò, fiada en Dios, alo que tambien la ſalio; porque dentro de dos, o tres dias de camino, ſe puſo en el fuerte delos chriſtianos, hauiendoſe lleuado conſigo las otras dos mugeres Indias, que digo; que verdaderamente fue vn hecho de gran valor; y que dio mucho que penſar alos nueſtros, porq̃ aun ſe alegraron todos de ver a eſta Señora fuera ya de gẽtiles, y entre los ſuyos no dexò de dar cuydado el ſentimiẽto que haria Anganamon, y que podria ſer, que fueſſe impedimiento, para deshazer lo q̃ ſe trataua, como ſuccedio.
Son ocultos los juizios de Dios,y muchas vezes permite, que no llegue acolmo, fino que ſe vaya en agraz el fruto, que parecia madurar mas aprieſſa, y que hauia de ſer aſu diuina Mageſtad de maior guſto,como acontecio en nueſtro caſo; iua Anganamon muy contento, y feruoroſo a tratar las pazes, y perſuadir alos Indios de guerra quan bien les eſtaua el abraçarlas quando le llega vn menſajero auiſandole delo que havia ſuccedido en ſu cauſa, en la auſencia, que de ella hauia hecho, huyendoſele ſus mugeres, y hauiendole vna tan peſſada burla, de tanto ſentimiento, y dolor, y tan contra ſu reputacion. No ſe puede dezir quan grande fue, y quan viuo el ſentimiento, que de eſto tuuo, voluio la rienda al punto, que tuuo eſte auiſo, y resfriado en el deſſeo delas pazes, antes convertido en ſaña, y furor contra ſu caſa, y contra los chriſtianos, por hauer receuido en ſu fuerte aſus mugeres; no penſaua en otra coſa que en el modo, y traza, que podria tener, para recobrarlas; pero como prudente, y ſagaz, cocia dentro de ſu pecho ſu dolor, y ſentimiento, diſimulandolo quanto podia, por ver ſi podia recobrar ſus prendas, por bien, ſin llegar alos medios del rigor, y fuerça, que le ſolicitaua la paſſion, y deſſeo dela vengança. Luego que en Santiago, y en las demas ciudades ſe ſupo eſta nueua, diò muy gran cuydado, porque aunque parece que ſe aſegurauan mas las paces, por tener de nueſtra parte prendas de tanto interes, y eſtimacion de vn Cacique tan principal, y que tanta mano tenia en Puren, y en otras Prouincias; pero rezelauaſſe por otra parte, y temiaſe el vehemente ſentimiento, que deſazonando a eſta tan principal cabeza delos Indios pudiera cauſar lo que deſpues veremos. Hizo ſe continua oracion en nueſtro Collegio, y en otras partes, porque dieſſe Dios buena ſalida a vn negocio como eſte, de que ſe podia ſeguir tanto mal, o tanto bien Succedio la huida de eſtas mugeres, y ſu llegada a Paicaui a 22. de Nouiembre del año 1612.
CAPITVLO IV.
Determina el Padre Luis de Valdiuia embiar a los dos padres Oracio Vechi, y Martin de Aranda alos Indios de guerra, y las circumſtancias, y razones que prouaron eſta determinaciõ.
Determina el Padre Luis de Valdiuia embiar a los dos padres Oracio Vechi, y Martin de Aranda alos Indios de guerra, y las circumſtancias, y razones que prouaron eſta determinaciõ.
E
N el capitulo diez y nueue de eſte libro he dado alguna noticia por mayor del venerable Padre Oracio Vechi, y delos motiuos, y cauſas, que tuuo el padre Prouincial Diego de Torres de voluerlo alas miſſiones, como el padre Luis de Valdiuia ſe lo hauia pedido, para que fueſſe ala reſidencia de Arauco, donde le dexamos trabajando tan apoſtolicamente, como alli vimos. Aora ſera meneſter dezir algo del venerable Padre Martin de Aranda, aunque la relacion mas larga del vno, y del otro, tendra ſu debido lugar mas adelante; y ſe que ſerà con mucho guſto del piadoſo letor; porq̃ verdaderamente fueron eſtos dos varones iluſtres, muy grãdes, y la primera honra, q̃ corona aq̃lla Prouincia. Eſtaua el Padre Martin de Aranda en nueſtro Collegio de Santiago, trabajando apoſtolicamente en los miniſterios de nueſtra Compañia; porque era vn fuego abraſador, donde quiera que llegaua; y como era nacido en aquella tierra, hauia aprendido la lengua delos Indios con grande perfeccion; y hazia gran fruto en ellos; y aſſi por eſto, como por ſu gran virtud, y religion, eſcriuieron al padre Prouincial el Padre Luis de Valdiuia, y el Padre Oracio Vechi rogandole con grandes encarecimientos, que les embiaſſe aquel compañero, por no hauer otro mas a propoſito para la empreſſa començada; porque por ſu grande eloquencia, y feruor, y la gran mano, que tenia con los Indios, juzgauan, que no hauia ninguno, que pudieſſe mejor que el perſuadirles los medios de paz, que lo hauian de ſer jjntamente para la predicacion del Evangelio.Poco fue meneſter para dexarſe vencer el padre Prouincial delos ruegos delos q̃ le pedian vna coſa, q̃ tanto importaua ſin embargo dela notabiliſſima falta, quel hauia de hazer vn operario tan incanfable y feruoroſo en aquel lugar, y en los demas, donde trabajaua con tan grande fruto; pero como todos eran de vn eſpiritu, y iuan a vna, facilmẽte ſe deſacomodauan en el particular empleo, que cada vno tenia aſu cargo, por atẽder al maior ſeruicio de nueſtro Señor. Partioſe el padre Martin de Aranda con muy grande guſto, porque era obedientiſſimo, particularmente en las coſas mas arduas, y dificiles; y muy amigo de padecer por el ſeruicio de Dios, y bien delas almas. Llegò ala Cõcepcion donde fue receuido con ſingulariſſimo conſuelo de todos, y ſuyo, el qual fue mucho mayor, quando ſe vio con ſu buen compañero el Padre Oracio, que tanto le hauia deſſeado. Hauiaſe huido en eſte tiempo de Catiray al enemigo vn Cacique llamado Lebulican con quarenta Indios inquietos, y reboltoſos, que començaron a ſembrar entre los Indios de guerra mil falſedades, para diſuadirles la paz, que ſe les proponia, diziendoles que quanto prometian los Eſpañoles era todo ſalfedad, y que lo que pretendian era ſolamente ſugetarlos, y obligarlos, aque ſiruieſſen como de antes, y otras coſas a eſte modo; todo lo qual confirmauan algunos meztifos fugitiuos, que temiendo no los cogieſſe la juſticia, y los caſtigaſſe por ſus delitos, viuian entre los indios de guerra; y por eſtar mas ſeguros; ſembrauan entre ellos mil mentiras, poniendoles mal coraçon, paraque no vinieſſen en los conciertos, que ſe tratauan.
Viendo eſto el padre Luis de Valdiuia, y reconociendo quan importantes coſa ſeria tener de nueſtra parte alos Indios de Puren, que eran los mas belicoſos, y que hauian eſtado ſiempre los mas rebeldes; quiſiera entrar en perſona aſus tierras, y ganarles las voluntades, y perſuadirles la verdad delo que ſe les prometia: deſmintiendo con obras, y buenas raçones las falſedades de Lebulican, y delos meztiſos, que no parauan vn punto, inquietando los Indios, quanto podian; pero como ſu perſona era tan neceſſaria para las conſultas, que ſe hazian perpetuamente en orden a ajuſtar los medios de paz, conforme los caſos, y accidentes, que ſuccedian, y las ocaſſiones, que a cada paſſo ſe ofrecian; ſe juzgò por impoſſible, que el padre entraſſe, como deſſeaua; el qual reconociendo lo meſmo, y quan importante era tener dentro delos Indios quien los hablaſſe con eſpiritu, començò a penſar, que ſeria bien embiar algunos de los nueſtros a eſte intento; y conſiderando quan a propoſito ſerian para el los Padres Martin de Aranda, y Oracio Vechi, començò a encomendarlo muy deveras a Nueſtro Señor, porque ſe hallaua mouido interiormente con grande fuerça para embiarios; y porque, por lo que ſe verà adelante, ſera bien que ſe de a entender la madureza, y conſideracion, con que ſe procedio en eſte negocio; quiero referir aqui algunos capitulos de cartas del Padre Luis de Valdiuia, y del Padre Prouincial Diego de Torres, que mueſtran claramente quan con forme ala voluntad de Nueſtro Señor fue eſta determinacion; y juntamente ſe verà la piedad de eſtos dos inſignes varones, y el eſpiritu del cielo, que gouernaua ſus coraçones, y ſantos penſamientos.
Dize aſſi el P. Luis de Valdiuia en vna carta eſcrita al Padre Diego de Torres ſu fecha de 22. de Otubre de 1612. [Ayer eſtuue todo occupado en Conſultas ſobre la reſolucion, que aqui he tomado de embiar dos Padres de nr̃a Cõpañia a Puren, que ſon el Padre Oracio Vechi, y el Padre Martin de Aranda, ſobre que ha diez dias, q̃ pienſo, y encomiẽdo a nueſtro Señor, y nunca he ſentido los impulſos, que aora, y por raçones efficaces, y las expriencias, que en lo paſado he viſto, y por las mociones interiores, y la conſulta vniforme de ſeis Padres, que aqui eſtamos, y por la confiança en las oraciones, que ſe han hecho, y hazen en todas partes, y por las de V. R. mis padres, y hermanos de eſſe Sancto Collegio, que yo agradeſco en el alma, y en mi nombre pido a V. R. me los abraze, a todos: tengo confianza, que en eſta reſolucion ay mucho de Dios] haſta aqui las palabras de eſta carta, alas quales quiero yo añadir las de otra, que eſcriuio el Padre Diego de Torres a nueſtro muy Reuerendo Padre Genera Claudio Aquaviua de buena memoria, en la qual dando cuenta aſu paternidad de eſte ſucceſſo, deſpues de hauer referido eſte capitulo dela carta del padre Valdiuia, dize aſſi.
[Ay en eſto vna coſa marauilloſa, y es q̃ al mismo tiempo q̃ nueſtro Señor le mouio con tanta eficacia en Arauco al Padre Valdiuia, paraque embiaſſe los Padres que he dicho; en eſſe meſmo me ſenti yo mouido interiormente alo miſmo, y que fueſſen los miſmos Padres, que el tenia ſeñalados, y encomendandolo al nueſtro Señor ſe lo eſcriui, y las raçones, que me mouian, para ello, que eran las miſmas, que le mouieron al Padre, como diremos abaxo, y q̃ lo que vltimamentele me ofrecia, era, que pues nueſtro Señor, y el Rey hauian fiado eſto dela Compañia, que no dexaſſe paſſar occaſion por alto, para aſentar eſtas pazes, no perdonando rieſgo, ni trabajo. Reciuio mis cartas al mejor tiempo, y coniunturas, que podian llegar, y con mucho conſuelo de que tuuieſſemos en todo vn meſmo querer, y ſentir (como por la miſericordia del Señor le hemos tenido) me reſponde eſtas palabras. [Acerca de lo que vueſtra Reuerencia me dize, que no ſe pierda punto en lo tocante a eſtas paces, eſtà obedecido, aun antes, que mandado, porque la voz de vueſtra Reuerencia, como es de Dios, llega ami, aun antes, q̃ ſalga de ſu boca, que parece q̃ nos oymos, o entendemos como Angeles con los coraçones en todo.] Y dela yda delos Padres me dize mas auajo [Por la conſulta, que hize de todo, parecio neceſſario embiar alos Padres, Oracio, y Martin de Aranda, a Puren, y ala Ymperial, y lo meſmo juzgaron todos los Maeſſes de Campo, y Capitanes, Clerigos, y frailes, que aqui eſtauan, y que yo fueſſe a Paicaui con ellos, lo qual nos confirmo deſpues la carta de vueſtra Reuerencia, a que voy reſpondiendo, que parece ſe hallò en la meſma conſulta, y nos conſolò mucho ver, que es vno meſmo el eſpiritu, que aca, y alla nos mueue.]
El buen Padre Oracio muy agradecido, de que yo huuieſſe confirmado ſu eleccion, me eſcriue eſtos Renglones. [Al punto, que eſta eſcriuo, me parto para Puren con el Padre Aranda, y el Padre Valdiuia, el qual ſe quedarà en Paicaui mientras entramos la tierra adentro a tratar eſtas pazes, delas quales depende la conuerſion de todo eſte Reyno, y no puedo penſar otra coſa, ſino que eſta jornada, que hazemos aora, es claramente de Dios, el qual al meſmo tiempo, que inſpirò a vueſtra Riuerencia eſcriuieſſe al Padre Valdiuia, paraque me embiaſſe con el Padre Aranda a Puren, inſpirò tambien lo miſmo al Padre Valdiuia de cuio parecer fueron todos los Padres, Señor, Gouernador, Maeſtres de campo, y Capitanes. El Señor nos gouierne, y de gracia, que le ſepamos ſeruir, y agradecer vna tan grande merced, como es, la que nos haze, y particularmente ami en hauerme eſcogido para eſta entra da. Bien ſe verifica aora lo de S. Pablo: stulta mundi elegit Deus, vt confundat fortia. Tambien agradeſco a vueſtra Reuerencia la buena voluntad, que ſiempre me ha tenido, y aora en particular me ha moſtrado en nombrarme, para eſta emprefa, que aunque es verdad, que ya eſtaua ſeñalado para eſta jornada, quando vino la carta de vueſtra Reuerencia; con todo eſſo ſe confirmò todo con la ſuya, y todos a vna dixeron aſſi dela Compañia como de fuera de ella, Digitus Dei eſt hic. el contento, que tengo, no lo puedo facilmente eſplicar. vueſtra Reuer. me haga en comendar al Señor, que tengo grandiſſima neceſidad de ello, y aſſi lo ſiento.]
Eſcriuiole el Padre Valdiuia al ſeñor Prefidente el parecer vniuerſal de todos a cerca dela entrada delos Padres, y ſu Señoria Reſpondio, que fueſſen en hora buena,, y las raçones que alos Padres de Arauco, y aminos mouieron, en ſuma ſon. La primera, el hauerles encargado N. S. y ſu Mageſtad el pacificar eſtos Indios, y predicarles, y embiado para eſſo aſu coſta diez Padres, que fueron los compañeros del Padre Valdiuia: la ſegunda, y mas principal, la quietud de eſte Reyno, el atajar guerra tan larga, la ſaluacion de tantos infieles, la redencion de tantas captiuas, ſon fines tan altos, que pedian ſe puſieſſen medios eficaces, y proporcionados; y ninguno parecia tanto, como que eſtos dos Padres de tanta ſantidad, y prudencia fueſſen a tratar de ellos con los Indios de guerra. La tercera para ſatisfacerles, y reſponderles aſus dudas, quitarles los temores, y darles a entender, que en todo ſe les trataua verdad, que con ſu mucha capacidad, y por ſauer bien la lengua, como la ſauian, no fuera dificultoſo; y como ya ſe apuntò arriba, deshazer las mentiras, que otros auian ſembrado: la quarta, porque no hauia coſa, que temer encontra, pues todos juzgaron, que alo mas que ſe podia eſtender, eſto quedarſe con ellos, y no los dexar ſalir; porque matarlos, caſi nadie imaginò tal coſa; y quando hizieran prenda, y los captiuaran; no hazia mucho peſo, porque a eſſo venimos, y a eſſo nos embia ſu Mageſtad, paraque nos entremos por eſſas tierras de infieles; y no ſe cogeria poco fruto en el captiuerio pues dos Sacerdotes tan feruoroſos conſolarian alos captiuos, y los confirmarian en las coſas dela fee, paraque ayudados de ellas, y delos conſejos delos Padres, reſiſtieran a muchas occaſiones, que ay de ofender a Dios; no ſiendo eſto nueuo en los hijos dela Compañia, ponerſe ſemejantes peligros, portan glorioſos ſines, como lo hazen en Inglaterra, japon, y China, y quando no huuiera tantas raçones, y tan ſuperiores, baſtaua ver, que Pedro Melendez, que era el menſajero, que hauian embiado, hizo ſu embajada en la tierra de guerra con tanta ſeguridad; y lo bien, que hauia ſido receuido de todos, de que ya diximos arriba, y la amiſtad y familiaridad, con que entrauan los Indios de guerra a noſotros, a comprar, y vender.] haſta aqui la carta del P. Diego de Torres.
CAPITVLO V.
Suſpendeſe la entrada de los padres. ſale el Gouernador con ſu campo a Paicaui, y llegan los Caciques de Elicuray Puren a dar la paz.
Suſpendeſe la entrada de los padres. ſale el Gouernador con ſu campo a Paicaui, y llegan los Caciques de Elicuray Puren a dar la paz.
E
Stando ya ſeñalados los dos padres Oracio Vechi, y Martin de Aranda para hazer esta entrada, y diſpuetos ya para partirſe; ſe juzgò que ſeria mejor eſperar que voluieſſe Anganamon, como lo hauia prometido, porque no parecieſſe, que ſe hazia deſconfiança dela palabra, que hauia dado de voluer por los padres, y acompañarlos haſta ſus tierras; y como por otra parte ſe ſabia el gran ſentimiento, que tenia de la huida de ſus mugeres, y quan rabioſo eſtaua contra los chriſtianos, por hauerlas receuido de baxo de ſu proteccion, y dadoles el baptiſmo, por hauerlo pedido las que eran gentiles; parecio que tomaria de aqui ocaſſion de nueuo ſentimento, y de juſtificar qualquiera demonſtracion, que hizieſſe de vengança; y aſſi ſe ſuſpendio por entonces la entrada delos padres, haſta que abrieſſe el tiempo, y deſcubrieſſe ocaſſion mas oportuna, para que ſe hizieſſe con mas fruto; para lo qual ſe quedaron en Paycauì, para donde iua marchando el gouernador con ſu campo, por los auiſos, que tenia, de que los Caciques de Elicura, y Puren eſtauan determinados de llegar a aquel fuerte adar la paz, y ajuſtar las capitulaciones, con q̃ ſe hauia de receuir: fue aſſi, que hauiendo entendido las parcialidades de eſtas dos prouincias, quan bien les hauia ſalido alos de Catiray, y Arauco la paz, que hauian dado; y quan puntualmente les hauian cumplido los Eſpañoles todo lo que les hauian prometido; ſe determinaron ſeguir ſus piſadas; ſi bien por los rumores, que hauian eſpartido aquellos falſos calumniadores, que diximos arriba; quiſieron enterarſe primero dela verdad; y para eſto determinaron, que fueſſen algunos Caciques, y menſajeros averſe con el gouernador, y tomar informacion de todo, y aſegurandoſe, como teſtigos oculares delo que paſſaua, capitulaſſen con ſu Señoria, y el Padre Valdiuia lo q̃ mas convinieſſe.El motiuo, que tuuo Elicura de dar la paz, fue vna liberalidad, y buen reſpeto que el Padre, Valdiuia vſo con la principal cabeza de aquella parcialidad, que ſe llamaua Vtablame; era eſte vn Cacique de haſta ſeſenta años, tan fiero, e incontraſtable, y enemigo delos Eſpañoles, que aunque en varias ocaſſiones le hauia cautiuado ſus hijos, y mugeres; nunca hauia querido tratar de ſu reſcate, ſolo por no tener ocaſſion de comerciar, y tener comunicacion con los chriſtianos, comc lo confeſsò deſpues al padre Valdiuia, añadiendo, que hauia peleado con diez y ſeis gouernadores, deſde el primer Villagra haſta aquel tiempo, y que ninguno hauia podido rendirle a fuerça de armas; mas antes hauia hecho grandes ſuertes en los Eſpañoles, derramando mucha ſangre ſuya en los encuentros, que con ellos hauia tenido en aquel valle; y es aſſi, que jamas hauia pueſto los pies en el el campo Eſpañol, ſin hauer dexado de pelear, o ala entrada o ala ſalida de aquella tierra; pero en fin eſte Cacique, que tan conſtantemente hauia reſiſtido al yerro, y al fuego, no pudo menos, que rendirſe ala corteſia que vsò con el el Padre Valdiuia, haziendo, que le reſtituyeſſen vn hijo, que eſtaua cautiuo, ſin pedirlo el, ni tratar de ello. Eſta buena obra, y beneficio, fueron las cadenas, con que ſe dexò atar, rindiendoſe, y con el toda aquella regua (llaman aſſi a vna parcialidad) de Elicura, juntamente con la ſegunda cabeza, que gouernaua en aquella tierra, que era otro Cacique de haſta cinquenta años, llamado Paynaguili.
Embio el Cacique Vtablame en conformidad del reconocimiento, que tenia, y del amor, y guſto, con que abraçaua las paces, vn menſajero, el qual llegò a Paycauì, vn viernes de mañana, a 7. de Deziembre del meſmo año; auiſando, que llegaria ſu Señor aquel dia con los demas Caciques; y alas tres dela tarde, aſomaron como vn quarto de legua del fuerte de Paicauì, los dichos Caciques, Capitanes, y ſoldados de Elicura, que por todos, con los menſajeros, que venian dela Prouincia de Puren, fueron ſeſenta y tres. venian a pie, en proceſſion vno tras otro, y delante tres corredores de acauallo, reconociendo los paſſos; los quince delanteros traian en la mano vn ramo de arbol de Canela en ſeñal de paz, y los tres primeros le traìan mucho maior, eſtos quince venian en traje de Neges, que ſon a modo de ſacerdotes ſuyos, com vonetes redondos en las cabezas, y en cima del veſtido vnas yeruas de la mar, que llaman Cochayuyos (de que hablamos tratando delas coſtas del mar de Chile) colgando muchas por delante, y por de tras a manera de borlas de dalmaticas, las quales ſon inſignias entre ellos de vna ſuperſticion, que llaman reguetun; la qual ſolamente vſan en tiempo de paz, y quietud: deſpues de eſtos, venian los menſajeros dela Prouincia de Puren, y no ſe les hizo ſalua de artilleria por no atemorizaries. Baxò vn Maeſſe de campo por orden del Señor Preſidente al Rio para paſſarles en el barco como ſe hizo, y los ſubio al fuerte, donde eſtaua alojado el Padre Valdiuia, y hauiendolos abrazado a todos con gran conſuelo, vino luego ſu Señoria, deſde el Real, donde eſtaua ſitiado a verlos, y abrazarlos, y acariciarlos con el meſmo contento, y alegria; y hauiendoſe ſentado todos, ſe leuantò Vtablame; y en nombre de ſu regua, o parcialidad dela Prouincia de Puren, hablando con grande autoridad, dixo lo primero el contento, que hauia receuido toda la tierra de guerra con las buenas nueuas dela paz, en que hauian venido y concertadoſe las cabezas delos demas, tres dias hauia: lo ſegundo, q̃ paraque eſto tuuieſſe efecto, y entero aſiento, haria mucho al caſo quitarles el fuerte de Paicaui, con que ſe aſegurarian todos: lo tercero fue ſuplicar de parte de Anganamon ſe le voluieſſen por lo menos ſus dos hijas, que delas mugeres no ſe le daua tanto, aunque verdaderamente no le dauan poco cuydado, como lo moſtrò deſpues el efecto: lo quarto dixo, que lo Padres dela Compañia podrian entrar, quando quiſieſſen con mucha ſeguridad, porque el venia en nombre de todas las cabezas dela guerra a dar la Paz, y abrir puerta alos Caciques de las demas Prouincias de guerra, para entrar a darla perſonalmente, ſegun la repueſta, que el, y los demas Caciques, y menſajeros, que alli eſtauan les lleuaſſen; entre los quales ſe hallauan alli ſeis de Puren, que hauian de partir luego a dar auiſo a Anganamon, y aſu gente delo que alli ſe determinaſſe.
A eſto ſe les reſpondio agradeciendoles ſu venida, y la confiança, que hauian hecho delos Eſpañoles, y enterandoles mas en lo bien que les eſtaua la paz, concluyeron, diziendoles, que deſcanſaſſen aquella noche, y que el dia ſiguiente ſe les daria repueſta a todo lo que pedian. No quiſo Vtablame, y los demas Caciques de Elicura eſperar al dia ſiguiente para efetuar las paces, ſino que luego alli las juraron conforme alas capitulaciones delos demas, haziendo ſus ceremonias aſu vſança, y abrazandoſe con los Caciques de Arauco, alabando mucho la paz, y dandoles en ſeñal de ella vn ramo de Canela que es la ſeñal, q̃ vian en eſtas ocaſſiones como adelante ſe verà. El dia ſiguiente a ocho, dia dela puriſſima Concepcion dela ſanctiſſima Virgen Maria hauiẽdo encomendado a Dios nueſtro Señor la noche antes el Padre Valdiuia la reſolucion, que ſe hauia de tomar, madrugò; y apartando aun lado alos Caciques, llamando dos Eſpañoles lenguas, que fueſſen teſtigos, ſe imformò muy en particular delos meſmos Caciques de todo, haziendo gran diligencia, por deſcubrir ſi hauia algun dolo, o engaño de parte delos Indios de guerra, pero reſpondiendo los Caciques con mucha ſatisfaccion de todos, les dieron credito, y poco deſpues vino el Señor Preſidente, y ſentandoſe con mucha humanidad, y agrado entre ellos, y juzgando lo meſmo, y pareciendole que verdaderamente procedian con verdad, y ſin ningun doblez, ſe reſoluieron de quitarles el fuerte como el Virrey lo hauia mandado; y que pues hauia tan buena ocaſion, fueſſen los Padres, que antes eſtauan ſeñalados; de que quedaron los Caciques con extrahordinario contento, y agradecimiento, y prometieron de lleuar, y voluer alos Padres acompañandolos ſiempre, de manera que pudieſſen andar entre ellos con toda ſeguridad, y que ſerian muy eſtimados; ſin que nadie, los ofendieſſe, en coſa alguna, y los mirarian como a Padres ſuyos, q̃ ya lo eran, pues tanto bien les hazian: y añadieron, que de eſto reſultaria el venirſe a ver con ſu Señoria, y el Padre Valdiuia, todas las Prouincias de guerra. En lo que toca al voluerle a Anganamon ſus mugeres, (que es lo que pidieron en tercer lugar) ſe les reſpondio, que los Padres le hablarian, y darian el corte, que mejor ſe pudieſſe, porque eran ya chriſtianas, menos vna delas hijas, que aun era infiel, y por eſto ſeria mas facil el reſtituirſela; que lo que toca alas, que hauian ya receuido el Baptiſmo, ſeria mas dificultoſo, mientras el no ſe reducia a dexarlas viuir conforme aſu profeſſion de chriſtianas, que era tan opueſta aſus coſtumbres gentilicas; pero que de todo le darian raçon los padres, y delas coſas dela fe, que era el principal fin, que los padres pretendian, aunque los de Elicura hauian hecho las ceremonias dela paz con los Caciques de Arauco, pero no con el Gouernador, que era lo principal, y aſſi deſpues de hauerles dado la reſpueſta referida; llamò ſu Señoria alos Maeſſes de Campo, y Capitanes de ſu Compañia para receuir la paz delos Caciques, y q̃ fueſſen teſtigos deſte acto. Llegoſe Vtablame, y en ſeñal de reconocimiẽto al Rey nueſtro Señor, ofrecio ſu ramo de canela, y le reciuio el gouernador; admitio el Cacique la paz, y ſu Señoría la reciuio en la meſma forma, y voluiendoſe la ha dar, le abraçò, y a otros dos Caciques principales, de que reſultò gran contento en el exercito Real, eſperando todos mucho bien de eſta reſolucion, y los Caciques ſe detuuieron aquel dia haſta el ſiguiente en el fuerte, a donde ſe les regalò con mucho cuidado, dandoles dones que lleuaſſen aſu Tierra, y en el entretanto , ſe tratò con ellos dela redempcion, y reſcate delos cautiuos nueſtros, y ſuios.
CAPITVLO V.
Entran los dos Padres Oracio Vechi, y Martin de Aranda a predicar el Evangelio ala tierra de guerra, y las circunstancias que huuo para esta entrada.
Entran los dos Padres Oracio Vechi, y Martin de Aranda a predicar el Evangelio ala tierra de guerra, y las circunstancias que huuo para esta entrada.
E
L feruentiſſimo zelo, que eſtos dos buenos padres y apoſtolicos miniſtros del Euangelio tenian dela ſaluacion delas almas, aunque fueſſe acoſta de ſu meſma vida; y el gran deſſeo, que el Padre Luis de Valdiuia, y los demas padres tenian de ver abierta eſta puerta del Evangelio, les hizo parecer menores los peligros dela empreſſa, que tratauan dela pacificaciõ y reducion ala fee de aquel ſoberbio, y rebelde gentiliſmo; y aſſi confirmandoſe en la reſolucion, que ſe hauia tomado, de que entraſſen los dichos dos padres con el Cacique Vtablame (q̃ ſe moſtraua tan fino por nueſtra parte, quanto hauia ſido antes enemigo, y contrario, y prometia de lleuarlos en palmas con toda ſeguridad, y buen tratamiento de ſus perſonas) vltimamente trataron dela execucion; y aſſi ſe diſpuſo para la buelta de eſte Cacique aſu tierra. Hallauaſe en eſta ocaſſion ſiruiendo alos padres vn ſoldado llamado Diego de Montalban, el qual pretendia entrar en la compañia, y para prueba de ſu vocacion hauia vn año q̃ ſeruia alos padres miſſioneros de Arauco en todos los oficios domeſticos de Hermano coadjutor; y viendo eſta buena ocaſſion de poder cõſeguir lo que tan ardientemente deſſeaua, ſe fue al padre Luis de Valdiuia, y arrojandoſe aſus pies le pidio pueſto de rodillas, le hizieſſe eſta gracia de darle la ſotana, y juntamente licencia, para entrar con los padres a eſta miſſiõ, y ſeruirlos en ella, como lo hauia hecho en Arauco. No ſe le pudo negar lo que tenia ya tan merecido, y aſſi fue receuido en la Compañia, y entrò con los padres, para tener igual ſuerte con ellos, como adelante ſe verà. Las circumſtancias, que concurrieron a eſta entrada, y la conformidad de penſamientos, y pareceres, para ella de los dos padres Prouincial Diego de Torres, y Luis de Valdiuia, quiero que la ſepa el letor delos meſmos padres; y aſſi cerraran eſte capitulo ſus cartas, en que verà el eſpiritu, zelo, y caridad, que los mouia a entrambos, y la buena y ſanta correſpondencia, con que iuan, tan a vna en la intencion, y deſſeo de acertar con el mayor agrado de nueſtro Señor. Dize aſſi el padre Luis de Valdiuia en la que eſcriuio al padre Diego de Torres, dandole quenta de eſta entrada.[El dia dela glorioſa Virgen Santa Leocadia, a nueue de Diziembre, ordene en el nombre del Señor alos dos Padres arriba nombrados Oracio Vechi, y Martin de Aranda, ſe partieſſen con Vtablame, y los demas Caciques; tomaron eſta obediencia con vn goço grande, interior, y exterior, y hauiendo dicho Miſſa, ſe partieron, y con ellos vn Hermano Nouicio Coadjutor, que receui aqui llamado Diego de Montalban. Mi goço era mezclado de dolor de no acompañarles a tal jornada, y de apartarme de ellos, y quedar ſolo, y que las coſas vniuerſales dela paz me tuuieſſen tan impedido ala obra mas propria mia, y de mi mas deſſeada. Pero conſoleme de que tales hijos del Compañia de Ieſus, fueſſen los primeros granos, que ſembraua Dios en Puren, para eſperar de ellos vn fructo muy copioſo. Acompañoles el Señor Preſidente, con lo mas dela caualleria de este exercito Real, haſta el vado del Rio, donde ſe quedò mirandolos, haſta que deſaparecieron hauiendolos tornado a encargar mucho alos Caciques, y mandado, que la infanteria deſcargaſſe dos cargas de arcabuçes para feſtejar, y honrrar alos Caciques ala deſpedida. Yo paſsè el Rio dela otra parte con ellos; y queriendo començar a encargarſelos mucho alos Caciques; me atajò Vtablame diziendo. No me digas nada Padre mio, que me aberguenzas; ya ſe lo que quieres dezirme. A eſtos Padres lleuo en el coraçon, y ſon mi coraçon en ſer lo tuio: no te den cuydado, que yo me encargo de ellos; yo te los voluere a Leuo, o ala Concepcion, como van; que ya no ay quien les ofenda, Con eſto los a brazè, y receui de ellos ſu bendicion, para mejor acertar con ella a ordenarles lo que conuinieſſe. Lleuan vna inſtruccion mia por eſcrito del modo como ſe han de hauer alla; y entre otras coſas, que no paſſen de Elicura a Puren, ſin nueuo orden mio. No ſe puede dezir el contento mezclado con lagrimas, que reciuio todo eſte exercito Real, al deſpedirſe de eſtos Padres, viendolos partir con tanto gozo ſolos entre naciones tan barbaras, y crueles: Sicut oues in medio luporum, aunque ya los que eran leones, y lobos ſe iuan haziendo ouejas con ellos. En todos quedò gran confiança, de que no ſolo no reciuirian daño, pero que harian grandes efectos, diziendo todos a vozes ſer eſte negocio dela paz coſa del Cielo].
Haſta aqui la carta del Padre Luis de Valdiuia. Todo lo que ſe ſigue haſta el ſin de este capitulo es dela carta en que el Padre Diego de Torres da quenta a nueſtro Padre General Claudio Aquaviua de buena memoria de eſte ſucceſſo, y dize aſſi. [Es coſa verdaderamente de grande admiracion, que cauſarà a vueſtra Paternidad grande conſuelo ſaber que eſte meſmo dia de ſanta Leocadia, que en Paicauì determinò el Padre Valdiuia, que entraſſen los Padres, y los em bio; eſſe meſmo dia, juntè yo a todos los Padres, y Hermanos de eſte Collegio de Sãtiago, y les tratè dela mucha neceſidad, que hauia de encomendar a nueſtro Señor muy deueras el negocio, que ſe trataua delas paçes con los Indios, en aquella occaſſion, principalmente, por hauerſe huido a Anganamon ſus mugeres, en que podia hauer tanto peligro, o algun miſterio; y aunque por los fines dichos, hauian ofrecido a nueſtro Señor ciento y doze miſſas, quinientas diſiplinas con mucho feruor, docientos, y ſetenta dias de cilicio, muchos Roſarios, aiunos, y horas de oracion; ſe hizieron de nueuo por la neceſſidad preſente nueuas ofertas, entre ellas fue, el dezir miſſa cada dia dos Padres por ſu turno, y la Oracion delante del Santiſſimo Sacramento deſcubierto dentro de caſa; y los collegiales del comuictorio, dieron tambien ſu buena limoſna. Luego me quedè con los Padres de caſa, y les propuſe en conſulta ſi comuendria voluer a endereçar la entrada delos Padres, que eſtauan ſeñalados para ir alos Yndios de guerra, pues las mugeres de Anganamon, que ſe huyeron alos Eſpañoles, antes les ſeruirian de freno, y prendas, para ſeguridad de los Padres: y viſtas las raçones de comveniencia, y deſcomveniencia, por vna parte, y por otra, les parecio a ellos, y ami, ſeria comveniente, y de mucho fructo ſu entrada; que no parece, ſino que nueſtro Señor, no ſolamente a vn meſmo tiempo; pero en vn meſmo dia, nos mouia alo meſmo, y aſſi le eſcriui vna carta al Padre Valdiuia en raçon de eſto, y porque declara bien lo que he dicho, y hauerme quedado traslado de ella, la pondre aqui. Pax Christi &c.
En lo que toca ala yda delos dos Padres Oracio, y Martin de Aranda: digo lo primero, que hauiendolo mirado con atencion, y comunicado con eſtos Padres, y encomendado al Señor, juzgamos, que ſeria muy conveniente voluer, vueſtra Reuerẽcia a endereçar la entrada de los dos Padres para tratar con todos los Caciques eſte negocio de las paçes; q̃ ſi por la prenda de Turelipi, y tan alos principios anduuo ſeguro el Alferez Melendez, mas lo andaran los padres con las prendas delas tres mugeres, e hijos de Anganamon; eſpecialmente, que como el no nos ha dado eſtas prendas, bien ſe le podian pedir algunas otras; y ſi el ſalieſſe a quererſe ir con los padres, dexando el ſeguro, que dexa; verdaderamente me parece que podrian ir ſin peligro. Con eſta entrada q̃ daremos todos ſatisfechos de que alos Indios ſe les ha repreſentado ſuficientemente aſſi las paçes, como el Euangelio: y quando por dos fines can altos, y por confeſſar, y conſolar aquellas, pobres captiuas, los Padres vaian con algun rieſgo, y aun quando mueran, es todo muy bien empleado, y no obraria menos ſu ſangre derramada por la ſaluacion de nueſtros Hermanos, que el buen ſucceſſo de ſu viaje, y ſalir con vida. Dentro, y fuera dela Compañia tenemos muchos exemplos, que imitar en eſta parte, y aſſi en el nombre dela Santiſſima Trinidad, y devajo de ſu proteccion, y dela Soberana Virgen, de nueſtro Santo Padre Ygnacio, patron de eſſas Prouincias, y delos Angeles de guarda de ellas, y dela ſanta obediencia, yo los ofreſco con ſummo goço, y conſuelo de mi alma; y oxala, que ala mia le cupiera empreſſa tan dichoſa: vueſtra Reuerencia les lea eſte capitulo, y comunicando el negocio, con el Senor Preſidente, con ſu beneplacito, y el parecer de vueſtra Reuerencia, aquien yo lo remito, como a verdadero dueño del negocio, y q̃ tiene las coſas preſentes, no hauiendo coſa que lo impida, vayan en el nombre del Señor, que no les faltaran compañeros, ſi ſe lo concedieramos, ni les faltaràn nueſtras pobres oraciones, penitencias, y ſacrificios, y paraque el tiempo, que gaſtaren en eſta glorioſa miſſion hagamos eſto con mas cuydado; por amor del Señor, que vueſtra Reuerencia nos auiſe del tiempo dela entrada, y ſalida delos Padres, con la breuedad poſſible, deſde aqui al nacimiento del Señor, aquien, ya ſu madre bendita pedimos eſte buẽ ſucceſſo en aginaldo; a eſte ſin ofrecemos cada dia dos miſſas, aiunos, diſiplinas; &c. Y cada vno de noſotros (que ſerà lo principal, paraque el Señor nos oyga) ſe procura renouar en eſpiritu, para alcançar con mas eficacia lo que ſe pretende. Por mas ſeguro, que pareſca eſte medio aunque fuera reuelado, puede ſer aya quien lo contradiga, y tanto mas, quanto el fuere mas comveniente; yo eſpero en. nueſtro Señor les darà al Señor Preſidente, y a vueſtra Reuerencia acierto, paraque ordenen lo que mas conuenga; y eſten ciertos ſu Señoria, y vueſtra Reuerencia, que quando no hauiera en la Prouincia mas que ellos dos padres, los ofreciera con la meſma liberalidad, que ſe los ofreſco, como lo hize deſde el principio, aun ſin ſaber, que vueſtra Reuerencia trataua de ello, y ſeñalando las miſmas perſonas, que alla eſtauan ſeñaladas, y eſto podra vueſtra Reuerencia hazer comunicar al Señor Preſidente. No digo todos los otros motiuos, y raçones, que nos han mouido a eſta reſolucion: porque vueſtra Reuerencia tiene los meſmos; ni hallo en contrario mas delas mormuraciones de muchos, q̃ por bien que ſucceda, les parecerà temeridad; y ſi murieſſen; que hauiamos ſido los authores dela perdicion del Reino; Pero tambien ſe eſcandilizaron otros, y tuuieron por ignorancia la muerte, y cruz del que es ſuma ſabiduria, y gloria. No por eſto contradigo otros motiuos, que la prudencia chriſtiana podra enſeñar a vueſtra Reuerẽcia, como quien tiene la coſa preſente, paraque no tenga eſte medio execucion, las quales de aca no podemos alcançar; el Señor, que es infinita bondad, y ſabiduria endereçe eſto, y lo demas aſu maior gloria, como todos le ſuplicamos, y no porque eſte medio ſucceda bien, o mal, le pareſca a vueſtra Reuerencia queda cerrada la puerta, paraque ſe puedan intentar otros, porque en guerra tan antigua, y en gente ſin Dios, ſeria yerro penſar, que ſe ha de acauar de aſentar luego la paz, fija, y ſeguramente: y aduierta vueſtra Reuerencia, que con maior, o alo menos con no menor peligro entraron los padres en los Guaycurues, y en Calchaquì, y no los mataron. Pareceme tendra vueſtra Reuerencia aduertido que los padres vayan haziendo memoria delas captiuas, y quienes ſean ſus amos, y quanto piden por ſu reſcate, y que no traten delas, que eſtan caſadas con Indios por aora. Vueſtra Reuerencia les de alos Padres algunas coſas, paraque den alos Caciques, y alos Indios, para ganar los, y plugieſſe a Dios nueſtro Señor, que para eſte efecto les pudiera ayudar la ſangre de mis venas; y ſi eſtuuiera mas cerca procurara darles algunas coſas, aunque me empeñara, y aſi vueſtra Reuerencia aunque lo haga, les acuda con lo que pudiere, que nueſtro Señor acudira por otra parte mas largamente.
Eſta carta eſcriui, y mientras venia la repueſta, y nueſtro Señor ſe ſeruia de darnos el Aguinaldo, que le ſuplicauamos, ſe procurauan diſponer todos los de caſa con la oracion delante del Santiſſimo Sacramento, y lo demas, que ya dixe arriba; y la diuina bondad nos le dio tal, y tan bueno, porque el meſmo dia dela Natiuidad de Chriſto Señor nueſtro, vino nueua dela dichoſa muerte de nueſtros benditos Padres, que entraron alos Indios; y porque nonos faltaſſe aguinaldo el dia, que le adoraron los Reyes; ſegundò la nueua mas cierta cõ mas larga relacion delo q̃ paſsò acerca de ſu muerte] Haſta aqui eſtas cartas a q̃ no tengo, q̃ añadir y aſſi paſſo al capitulo ſiguiẽte, donde veremos el dichoſo fin, que tuuieron eſtos apoſtolicos varones, y feliciſſimos fundadores de aquella nueua Chriſtiandad.
CAPITVLO VI.
Del ſucceſſo de la entrada de los padres, y ſu dichoſo fin.
Del ſucceſſo de la entrada de los padres, y ſu dichoſo fin.
G
Rande debe deſer el interes dela gloria, y guſto, que Dios reciue dela propria perfeccion, y meritos de ſus ſieruos, y varones apoſtolicos; pues con ſer tan grande el que le da la converſion delos gentiles, y ſaluacion delas almas; vemos, que muchas veces poſpone el fruto general, que ſe podia hazer en muchos pueblos, y Prouincias, al particular de vn ſieruo ſuyo, aquien, o quita la vida, o permite, que le den la muerte, o eſtè encerrado en la apretura de vn calaboço, impedido con las cadenas y grillos, quando pudiera libre, y dandole Dios vida, hazer tanto fruto en la conuerſion del mundo. Muchos exemplos tenemos de eſto, y no es menos digno de ponderacion el del Apoſtol del Oriente el gran Franciſco Xauier, aquien quitò Dios la vida en la Ysla de ſancion, eſtando ya a viſta de aquel poderoſo Reyno dela China; donde ſi huuiera entrado, quien duda del gran fruto, que huuiera hecho alli ſu ſanto zelo, y abraſado eſpiritu? y todo lo poſpuſo ſu Diuina Mageſtad al particular bien de ſu ſanto, por ſer ya el tiempo que hauia determinado en ſu diuina predeſtinacion, para darle en la gloria el premio, que hauia merecido con ſus glorioſiſſimos trabajos, y ſanta vida. A eſte modo parece, que lo diſpuſo el meſmo Señor con eſtos dichoſos ſieruos ſuyos, permitiendo, que les quitaſſen las vidas, quando ſi ſe las dexara lograr en ſeruicio ſuyo, en la converſion de aquel gentiliſmo, huuieran hecho tan grande fruto, con el gran feruor de ſu eſpiritu, y encendido zelo delas almas; pero, o porque las de aquellos gentiles no merecian tanto bien, o porque la ſangre de eſtos apoſtolicos varones derramada por tan alto fin hauia de ſer de mas eficacia, que ſu predicacion, para plantar la fee, permitio lo que ya contarè.Luego que llegaron los padres a Elicura (q̃ diſta ſolas cinco leguas del ſitio de donde partieron) viendo el buen agaſajo, que les hazian los Indios, y quan guſtoſos ſe moſtrauan dela paz, y inclinados a receuir la fee; començaron apredicarles y inſtruirles en la verdad de ſus ſantos miſterios; y para ir diſponiendo para lo meſmo alos que eſtauan mas lejos, embiaron a varias partes ſus menſajeros, prometiendo de ir aſus tierras aſu tiempo; y con el deſſeo de empeñarle mas en la eſpiritual conquiſta de aquellas almas, y juntamente poder ayudar alos pobres cautiuos Eſpañoles, que eſtauan mas adentro en tan extrema neceſſidad eſpiritual, como ſe ha viſto, eſcriuieron al padre Valdiuia que les embiaſſe licencia para paſſar mas adelante, porque conforme al orden, que les hauia dado, no podian hazerlo, ſin nueuo auiſo. Mientras ſe conſideraua, y conſultaua eſte punto, ſuccedio, que Anganamon, que eſtaua hecho vn demonio contra los chriſtanos, por no hauerle buelto ſus mugeres; luego que ſupo la entrada delos padres, ſe viſtio de ſaña, y furor contra ellos, y determinò oponerſe aſus intentos, y no dexarles paſſar adelante, y eſtoruarles la predicacion del Evangelio, que hauia deſer la que hauia defijar, y aſegurar las paces, que los chriſtianos pretendian, y el tanto aborrecia, por el odio que les tenia; y conſiguiẽtemente aſu profeſſion; por hauer ſabido que no permitia ſe le reſtituyeſſen ſus mugeres por el gran peligro que corrian de que las mataſſe, o hizieſſe prevaricar en la fe, q̃ hauian receuido, por ſer tan incompoſible con ſus ritos, y coſtumbres gentilicas.
Partio luego al punto eſte tirano, y ſin dar lugar alos Caciques de Elicura aq̃ ſe armaſſen, dio ſobre ellos de repente vna mañana, que los cogio deſcuydados, con el ſeguro, que les hauia dado, y mueſtras de querer la paz. Entrò con docientos hombres de a cauallo, y acometio con tan gran impetu, y fuerça, que dentro de muy poco tiempo quedaron muertos los mas principales Caciques con toda la demas gente, que no pudo eſcaparſe alos montes. Eſtauan los padres en eſta ocaſſion para dezir miſſa, hauiendo primero tenido ſu hora de oracion, y armado ſu toldo, y diſpueſto en el el altar portatil, y reconciliadoſe el vno al otro, y el Hermano, para comulgar; y ſaliẽdo al ruido, q̃ ſintieron, ſe toparon con Anganamon, que venia en ſu buſca, para quitarles las vidas, porque hauian atreuidoſe a entrar en ſus tierras a doctrinar alos Indios. Pidio ſus mugeres, y el padre Martin de Aranda, que era muy encendido, y eloquente en la lengua dela tierra, le dio raçon de no habauerſelas reſtituido, porque por ſer ya chriſtianas, era meneſter aſentar primero con el el modo, con que hauia de permitir viuieſſen en adelante conforme alas obligaciones de ſu profeſſion, y que a a eſto hauian entrado aſu tierra, para ajuſtar la forma, que hauian de tener en voluer aſu caſa, y viuir en ella, lo qual ſeria muy facil de ajuſtar, ſi el abraçaſſe la meſma fee, que ellas, la qual hauian venido a enſeñarle, y inſtruir alos ſuyos, y moſtrarles el camino de ſu ſaluacion; y que eſta, y no otra hauia ſido la cauſa de no hauerle reſtituido luego al punto ſus mugeres; que los chriſtianos quiſieran hauerle dado guſto en lo que mandaua ſin ninguna dilacion; pero que conforme aloque debian aſu ley, no podian menos, que aſegurar alas que la hauian ya receuido, de qualquier peligro, que ſe pudieſſe temer, de que faltaſſen de ella.
Con eſtas, y otras raçones procurò el Padre aplacar la furia de Anganamon, y vltimamente le dio los preſentes, que le embiauan de nueſtra parte, que eran las pagas delas dichas ſus mugeres, conforme al vſo de la tierra; pero en lugar de aplacarſe el tirano con dones (que ſuelen tal vez templar el fuego de los maiores enojos, y ſentimientos) mandò que al punto los deſnudaſſen, y les quitaſſen a todos tres las vidas. Replicò el Padre Martin de Aranda diziendo, que ya que ſe reſoluia a eſſo, que ſe contentaſſe con que ſe la quitaſſen a el ſolo, que el moria de muy buena gana; pero que ſe la perdonaſſe al padre Oracio Vechi, y al Hermano Diego de Montalban ſus compañeros, porque por vn caſo particular, no ſe turbaſſe la paz general del Reyno, de que dependia la ſaluacion de tantas almas; que ſi quedaſſe viuo el padre Oracio, podria lleuar adelante las paces, y inſtruir alos ſuyos en las coſas dela fee, en que tanto les iua; no hizo caſo Anganamon de la replica, y nueuo raçonamiento, que el padre le hizo, reſpondiendo, que no queria paz ni chriſtiandad, ni la hauia de conſentir y aſſi arremetieron los executores dela impia ſentencia, y deſnudando alos padres (que dando gracias a nueſtro Señor por la miſericordia que les hazia, eſperauan, de rodillas, el golpe del cuchillo) executaron a ellos como lobos encorderos ſu fiereza:
Al Padre Oracio primeramente le dieron vn fiero machetaço, ſobre la oreja en pago dela doctrina del cielo, que les predicaua y ſugeria alas ſuyas, y enſeñal, de quan cerradas las tenian a Dios, y ala verdad, aſegundaron el golpe en la meſma parte; y luego le dieron vna cruel herida por los pechos, y atraueſaron el cuerpo por la eſpalda con vna lança, al padre Martin de Aranda le hizieron pedaços la cabeza con vna porra de leño enclauada, de manera que le hizieron ſaltar los ceſſos, y tambien le alancearon, y al Hermano nouicio Diego de Montalban le atraueſaron el cuerpo con ſeis, o ocho lançadas; y de eſta manera conſtantes todos tres en ſu fee, ſin dexar de predicar la verdad de ſu doctrina, haſta la vltima boqueada, embiaron ſus eſpiritus al que los hauia criado para tanta gloria ſuya, alos catorce de Deziẽbre, alas nueue dela mañana, el año de mil ſeis cientos y doce. Hallo vna notable circumſtancia de eſta muerte en vna carta del Padre Luis Bertonio de nueſtra compañia, eſcrita del Perù al padre Franciſco Roſea dela meſma Compañia, ſu fecha de 24 de Hennero de 1615. en la qual hablando del padre Oracio Vechi; dize eſtas palabras [ya ſe habra ſabido por alla, como el padre Oracio Vechi, natural de Sena en Toſcana, murio martir en Chile, alo que ſe cree, porque hauiendo ido con dos compañeros a predicar el ſanto Evangelio a vnos gentiles, que al parecer eſtauan de paz, el principal de aquella nacion arremetio con ellos, y atandolos aſendos arboles, le arrancaron el coraçon y deſpues de arrancado, cuentan por verdad el ſucceſſo de vna coſa marauilloſa, y fue, que el Padre Oracio eſtuuo predicando vn quarto de hora, haſta dar el alma aſu criador] haſta aqui eſtas palabras dela carta, cerca delo qual, lo que yo he oido contar (aunque no lo veo eſcrito en la relacion, que he hallado aqui en Roma) es, que el padre Martin de Aranda hablò con los Indios deſpues de arrancado el coraçon; pudo ſer que hizieſſe nueſtro Señor a entrambos eſta gracia; en lo qual me remito alas informaciones, que ſe habran hecho, y haran de eſte ſucceſſo, y ala cenſura, que ſobre ellas darà la Ygleſia aſu tiempo: como tambien ſobre vna reuelacion q̃ vn grã ſieruo de Dios, dizen tuuo en Tucumã el meſmo dia de eſte ſucceſſo viẽdolos ſubir ala gloria a todos tres, con palmas en las manos, como ſe dirà mas por menor, quando llegemos a dezir algo de eſte ſugeto, remitiendome ſiempre como debo ala cenſura, y aprobacion dela ſanta Ygleſia. Lo q̃ yo tengo por ſin duda es que eſtos dichoſos padres aun deſpues de alanceados, proſiguieron confeſſando, y predicando, la fe catolica, que hauian entrado a enſeñar a aquellos Indios.
Dexaron los matadores los cuerpos deſnudos entre los demas delos Indios, que quedaron alli muertos, y con eſto ſe voluieron Anganamon, y los ſuyos aſu tierra, muy contentos, y alegres con mas de cien cautiuos, como quien iua triunfando de ſus enemigos. Lleuaronſe conſigo los ſagrados ornamentos, viſtiendoſelos por gala; y en todo aquel valle de Elicura no quedò perſona ninguna delos que hauian quedado con vida, que no huyeſſen alos montes, como ganado deſparramado, y perdido, quando han muerto aſu paſtor. En eſte tiempo hauia deſpachado el padre Luis de Valdiuia aun Indio chriſtiano llamado Don Iuan Cayumari, reſpondiendo alas cartas, en que los padres le pedian licencia par paſſar adelante, que no lo hizieſſen, haſta tener, nueuo auiſo. Quando eſte Indio llegò a Elicura, y vio tantos cuerpos muertos en aquel campo, luego ſoſpechò, que hauian muerto juntamente alos padres, y haziendo diligencia para enterarſe de la verdad, oyò vna voz, que le llamaua; llegoſe a donde ſalia, y hallò vn indio, que apenas podia hablar, aquien hauia dexado Anganamon por muerto, arrojado entre los demas; y Dios le hauia conſeruado la vida, paraque contaſſe lo que aqui queda referido, dela manera, que ſe lo contò el dicho Don Iuan Cayumari, el qual haziendo diligencia para hallar los dichoſos cuerpos, vino a dar con ellos, hallandolos cubiertos a ellos ſolos con muchas ramas de arboles, que haſta oy no ſe ſabe quien las cortò, y pusò ſobre ellos; lo que ſe ſabe es, que eſtando ya todos los demas cuerpos delos Indios muertos comidos de vnos pajarotes, que llamamos alla gallinaços, y taltales; no hauian tocado, ni dado vna picada alos de eſtos venturoſos operarios del Euangelio, como lo refirio el Indio Don Iuan; y lo vieron deſpues por ſus ojos el padre Luis de Valdiuia, y los demas padres, yNo ſoy amigo de hazer milagro lo, que no lo es, ni eſta aprobado por la Ygleſia, o receuido por tal con los fundamentos, que la fe humana pide para creer prudentemente lo que refieren ſide dignos; pero verdaderamente no puedo dexar de ponderar las circumſtancias, que tan dignas ſon de reparo en eſte caſo, porque lo primero es cierto, que los matadores, que tan ſolicitos fueron en deſnudar alos padres, y quitarles las vidas, cuydarian muy poco de dexar cubiertos ſus cuerpos. Pues los Indios del meſmo valle de Elicura, viſto eſtà quan poca comodidad tuuieron de poderlo hazer; pues los que pudieron librarſe del cautiuerio, y muerte, que dieron aſus compañeros, hizieron harto en poder eſcapar alos montes, y aſegurar en ellos ſus vidas; demas de que el Indio herido, que hemos dicho, quedò entre los muertos, y dio quenta a Don Iuan delo que hauia paſſado; le dixo juntamente, que no ſabia quien fueſſe el que huuieſſe hecho aquel beneficio aquellos benditos cuerpos; con que al piadoſo letor le queda ſuficiente fundamento, para diſcurrir en eſto, conforme aſu piedad; y lo cierto es, que aquel Señor, que jamas ſe dexò vencer delas finezas de ſus ſieruos, no ſe oluidaria delas que eſtos ſus Evangelicos miniſtros moſtraron en eſta ocaſſion para aumento de ſu gloria, exaltacion de ſu fe, y ſalud delas almas, y no ſeria coſa agena de ſu nobiliſſima condicion honrradora delos ſuyos, que mandaſſe aſus Angeles cubrir aquellos venerables cuerpos, quando ſabemos, que les tiene mandado, que traigan aſus eſcogidos en ſus palmas, y les quiten los tropieços del camino, para que no caigan. Remitome ala diſpoſicion de ſu diuino conſejo, y prouidencia, que en eſta ocaſſion traço lo que conforme aſu maior gluria con vino, para que los cuerpos de ſus ſieruos quedaſſen enteros, y con la debida decencia, como los vio el referido Don Iuan Cayumari, el qual partio al punto a dar alos nueſtros las nueuas del ſucceſſo. Mientras eſtas llegan, y ſe diſpone lo neceſſario para poner en cobro eſte precioſo depofito, ofreſco al piadoſo letor en la eſtampa, que aqui ſe ve, repreſentada la hiſtoria de eſtas muertes, que eſtà ajuſtada lo mas viuamente, que ſe ha podido con la verdad del ſucceſſo.
CAPITVLO VI.
Lleuanſe al fuerte los cuerpos delos dichoſos Padres Martin de Aranda, Oracio Vechi, y Diego de Montalban refierenſe algunas circunstancias, que realzan ſu feliciſſimo ſin y buelueſe el padre Valdiuia a Eſpaña.
Lleuanſe al fuerte los cuerpos delos dichoſos Padres Martin de Aranda, Oracio Vechi, y Diego de Montalban refierenſe algunas circunstancias, que realzan ſu feliciſſimo ſin y buelueſe el padre Valdiuia a Eſpaña.
H
Auiendo partido de Elicura Don Iuan Cayumari, llegò al fuerte de Paycauì con la nueua dela muerte de los padres, de q̃ iua eſte buen Indio tan laſtimado el coraçon, que luego que vio al padre Luis de Valdiuia, ſin poder pronunciar palabra, començò a dar grandes gritos, q̃ los ponia en el cielo, llorando amargamente, ſin que pudieſſe nadie acallarle, para poder contar el ſucceſſo que tenia a todos ſuſpenſos; aunque bien claro lo daua a entender con ſus ſolloços y lagrimas: el padre Valdiuia, que ſoſpechò luego lo que podia ſer; le pregunto ſi hauian muerto alos padres? aque reſſpondio baxando la cabeza, y dando vn grande grito y ſuſpiro. Causò gran dolor a todos eſte ſucceſſo, ſi biẽ mezclado con vna ſanta embidia, que moſtrauan los nueſtros de la feliz ſuerte de ſus compañeros, doliendoſe de no hauerlo ſido juntamente en ella. Deſpacharonſe luego muchos Indios delos amigos, y chriſtianos, para que truxeſſen al fuerte aquellos venerables cuerpos que hauian ſido muertos en odio dela fee, y religiõ catholica; hallaron los cubiertos de ramas, como ſe hauia viſto al principio; y emboluiẽdolos en limpios, y aſſeados lienços; los lleuaron al fuerte, donde los eſtauan eſperando, para depoſitarlos, como lo hizieron en tres ſepulturas, cerrado cada vno en ſu caxa; y las hõrras, que el dia ſiguiente ſe les hizieron, fueron, cantar vna miſſa ala Sãtiſſima Trinidad, glorificando aſu diuina Mageſtad, que tan admirable es en ſus ſantos, y eſcogidos, diſponiẽdo por tan varios caminos, y maneras los medios de ſu predeſtinacion.En eſte fuerte eſtuuo eſte precioſo depoſito haſta que aſu tiempo hauiendo comodidad ſe traſladò ala ciudad dela Concepcion, donde ſe colocò en nueuas caxas de cedro aforradas en ricas telas de plata y oro, en el muro del lado derecho del altar mayor, donde eſtan haſta oy; però ſin ningun culto, ni demonſtracion dela piedad, y veneracion, que ſe ſuele dar alas reliquias delos ſantos, conforme al breue apoſtolico de Vrbano octauo de feliz recordacion, en que prohibe ſe hagan eſtas demonſtraciones con ninguno haſta que la Ygleſia ſanta de la licencia, y los admita en el numero de ſus ſantos. Dios nueſtro Señor, que es honrrador delos que tan fielmente le ſiruen, como lo hizieron eſtos ſus ſieruos, cuydarà de honrrarlos, quando mas convenga, ſegun la diſpoſicion de ſu diuina, y fideliſſima prouidendia, y con eſto, quiero dar fin a eſte capitulo, y a eſta materia, añadiendo aqui algunas circumſtancias dela muerte de eſtos apoſtolicos varones, las quales toca breuemente el Padre Diego de Torres, que era ſu Prouincial, en la carta anua, que eſcriuio a nueſtro Muy Reuerendo Padre General Claudio Aquaviua, dandole quenta de eſte ſucceſſo, y porque la calidad dela perſona, aquien ſe eſcriuio la carta, y la q̃ tuuo de grande fama, y opinion de ſantidad, y religiõ el q̃ la eſcriuio, dan particular autoridad al caſo; referirè ſus meſmas palabras dela meſma ſuerte que las hallo eſcritas, y dizen aſſi.
[Aunq̃ es verdad, q̃ delo q̃ ſe ha dicho arriba no era dificultoſo de entender quan glorioſa aya ſido la muerte de eſtos dichoſos padres; con todo eſſo me parecio apũtarlo aqui breuemẽte, y dezir algo de lo mucho, q̃ pudiera de ſus virtudes. La primnera es q̃ murieron eſtos padres por obediencia, dela qual fueron embiados; en q̃ huuo las particularidades del modo con que el Padre Valdiuia y yo los ſeñalamos la primera vez, y la ſegunda, quando entraron ala miſſion, aque precedio mucha oracion delante del Santiſſimo Sacramento, ſacrificios, y penitencias.
La ſegunda circunſtancia, y motiuo, que leuanta de punto eſta accion, es, el zelo, y charidad, con que entraron a perſuadir alos Yndios, quanto les importauan los medios de paz, para el bien de ſus almas, y dar noticia del Euangelio alos infieles, y predicar alos ya chriſtianos. La tercera tratar del reſcate delos captiuos, y captiuas chriſtianos, y Eſpañoles, que ay en la tierra de guerra, confeſſarlos, yconſolarlos en ſus grandes trabajos, pues eſtãdo como eſtauan tãtos años hauia entre infieles, y barbaros; bien ſe hecha de ver, q̃ tendrian extrema neceſſidad eſpiritual de ſer ayudados, y de quien les diſpuſieſſe a voluer a reſtaurar la gracia de nueſtro Señor; que como las mas, que eſtan en Captiuerio, ſon mugeres, y entre gente tan ſin freno, y que vſa tener muchas mugeres; bien claro eſtà ſu peligro, y la obligacion de ayudar aquellas almas, aunque fueſſe con peligro dela vida temporal delos padres, pues es cierto, que por entonces no hauia otros, que las ſocorrieſſen, y alla no ay Sacerdotes. Y ſi alaba, y engrandeze tanto, y con raçon el bien auenturado San Gregorio en ſus dialogos al bien auenturado San Paulino Obiſpo de Nola por aquel acto tan heroico de charidad, que hizo en ofrecerſe al Captiuerio, para reſcatar al hijo de aquella viuda, que eſtaua preſo en Africa, como ſanctamente lo hizo; mucha gloria, y alabanças ſe deben à eſtos benditos Padres, pues ſe ofrecieron no ſolo a ſer Captiuos, ſino a ſer muertos, para reſcatar, no vno, ſino muchos, y librarlos del captiuerio del demonio, confeſſandolos, como ſiempre pretendieron, y tambien del Captiuerio temporal, en que miſerablemente eſtauan entre los Indios; de que nos dio tambien il luſtre exemplo el bien auenturado Padre San Franciſco Xauier, quando quiſo entrar ala China con peligro de ſer preſo, o muerto, ſegun la ley, q̃ hauia en aquel Reyno cõtra los eſtrangeros; y no reparò en eſſo, antes eſtaua determinado a entrar a dar a aquellas gentes la luz del ſanto Euangelio, de que con mucha raçon le alaban los eſcritores deſu vida, y no menos, nos corre obligacion de alabar, y engrandecer la entrada, y muerte de eſtos dichoſos Padres pues fuerõ los meſmos fines; y el dichoſo padre Oracio me eſcriuio ami, tratando de eſta entrada, que a todos los trabajos, y al peligro de muerte, que podia hauer, ſe ponia con mucha voluntad, mandandoſelo, por el bien eſpiritual, que hauia de reſultar de ſu ida, en los chriſtianos, que eſtauan en la tierra de guerra.
La quarta circunstancia, y cauſa de eſtas muertes, que no aumenta menos ſu gloria, es, hauer ſido en defenſa de vna verdad tan cierta, como es no poder dar a Anganamon ſus mugeres, por ſer chriſtianas, mientras no ſe aſeguraua primero el peligro, que tan cierto era de ſus vidas, y por lo menos de faltar dela profeſſion dela fee, en que no hauia duda mientras Anganamon no ſe hazia chriſtiano (q̃ es la repueſta q̃ le embiaron con los Caciques de Elicura, dandole eſperanças de voluerle vna hija que era infiel) por lo qual, y eſtorbar la paz, les dio tan cruel muerte alos Padres, y al Hermano, y conſiguientemente por odio al Euangelio, y ley, que tal prohibe. Otra, circunſtancia de cordial conſuelo es, que el Padre Oracio dixo algunas vezes a algunas perſonas de credito, que no ſe conuertirian aquellos gentiles haſta que ſe regaſſe aquella tierra con ſangre de Martyres, y que deſeaua el ſer el primero; y aſſi pretendio eſta miſſion varias vezes con extrahordinaria inſtancia, y quando ſe hauia de ir, dixo a vno de caſa, que no le veria mas, y el Padre Martin de Aranda lo deſſeaua ſummamente, pero negociaualo a ſolas con Dios nueſtro Señor; ſolo diziẽdome ami, que el eſtaua muy, indiferente, y que no ſe atrauia apedirlo, por ſer tan peccador; y deſpidiendoſe de algunos de caſa, y otros de fuera, les dixo, que no le verian mas, porque eſperaua de eſta vez dar la vida por la ſaluacion delos Yndios; y en particular dixo eſto al Padre Valdiuia, y aſus compañeros, quando ſe partio de ellos.
Haſta aqui la carta, ala qual añado yo otra circunſtancia, que ſobre la vltima que el padre refiere, es de gran ponderacion. Veremos adelante con la ocaſſion delas paces, que han dado los Indios de guerra al Marques de Baydes, la que han tenido nueſtros padres miſſioneros de entrar aſu tierra apredicarles, y catequizarles en la fe. Entrando pues en vna de eſtas ocaſſiones, el año, de 43. el padre Diego de Roſales (que actual me es ſuperior dela Reſidẽcia, y miſſiones de Arauco, de cuyos glorioſos trabajos, y zelo delas almas hablaremos adelante) predicò, catequizò, y baptizò a muchos de eſtos Indios de guerra, como lo eſcriue al padre Luis de Valdiuia, dandole quenta del nueuo eſtado, que tienen aquellas miſſiones, con ocaſion delas paces, que ſe han capitulado. Entre otras coſas, que el padre refiere en eſta carta, haze ami propoſito la que apuntare aqui por ſus meſmas palabras, ſin mudar ninguna fuera de dos que ſon Santos Martires por conformarme con el breue de ſu ſantidad, no dando a eſtos dichoſos padres eſte titulo, haſta que la Ygleſia ſanta ſe le de. Dize pues aſſi el padre en eſta ſu carta, eſcrita al dicho padre Luis de Valdiuia, ſu fecha de Arauco, y Abril 20. del año de 1643. [En quanto alo eſpiritual haſta aora no le hauia dado paſo ninguno, eſte año fuy ala campeada con el Campo de Arauco; paſſamos por la coſta, viſitando las nueuas poblaciones de amigos, y en todas partes nos ſalian a receuir alos caminos con camaricos; fuyles dando noticia de nueſtro Señor, y predicandoles los myſterios de nueſtra ſanta fee, que oyeron con guſto. Rezauan las oraciones con afficion, y en todas partes fuy poniendo cruzes, paraque el arbol dela Cruz fueſſe tomando poſſeſſion delas tierras, que ſe conquiſtauan, y fue particular prouidencia del Señor, que los primeros, aquien ſe predicaſſe la fee, fueſſen alos que mataron alos Padres, que vueſtra Reuerencia embio a predicar, que la ſangre de aquellos dichoſos padres ſin duda alcanço de Dios, en vez del caſtigo, y la vengança, la vida eterna, para eſta gente miſerable, y ſin conocimiento de Dios. Fueron los de Puren con Anganamon, los que les quitaron la vida; que aunque los mataron en Elicura; no fue la gente de Elicura los que los mataron, como me lo dizen ellos, quando les digo, que ellos mataron alos Padres, que vueſtra Reuerencia les embiaua para que les predicaſſen, y aſſentaſſen la paz, porque luego hechan la culpa alos de Puren, y dizen, que ellos con mucho guſto hauian lleuado alos Padres aſu tierra, y los de Puren los vinieron amaloquear. Dos vezes, e entrado por la coſta a predicarles, y es para alabar a Dios ver vna gente antes tan feroz; tan domeſtica, y tratable, y quan capazes ſe hazen delas coſas de Dios, y el guſto, con que reciuen la fee.]
Haſta aqui el capitulo de eſta carta, que verdaderamente es digno de gran ponderacion, y parece que claramente confirma hauer ſido profeſia la del dichoſo Padre Oracio Vechi; alo menos ſi lo fuera, que mas ſe pudiera deſſear, para confimar, y verificar ſu verdad? pues ſi los Indios de Puren fueron los que le mataron, como conſta delo que arriba queda referido; y la gente de Puren ha ſido la primera que ha receuido el Evangelio con tan grandes mueſtras de la verdad, con que la abrazan, como conſta de eſta carta, eſcrita mas de treinta años deſpues dela muerte de eſte fiel miniſtro del Evangelio; que mas ſe puede pedir, para el credito de ſu ſanta doctrina? ni que mas ſe puede deſſear para conſuelo delos que ſe emplean, y pretenden trabajar en aquel vidueño, que parece mira Dios con particulares ojos, como fruto del generoſo animo con que aquellos dichoſos padres conſagraron y ofrecieron a Dios ſus vidas, por amplificar ſu gloria en la ayuda delas almas, y predicacion de ſu diuina palabra? Para memoria de eſta circunſtancia tan digna de conſideracion dexo eſta carta con la Anua del Paraguay del año 1612. en que eſta todo lo referido arriba aſſi dela muerte de eſtos dichoſos padres como delas cartas del Padre Diego de Torres, y el Padre Luis de Valdiuia, y y queda todo en el archiuo de eſta caſa profeſſa del Ieſus de Roma.
La muerte de estos venturoſos padres aunque tan precioſa en los ojos de Dios y a ellos les eſtuuo tambien como debemos piadoſamente creer; eſtuuo tan mal al Reyno de Chile, q̃ deſde entoces ſe rompieron las paces, q̃ iuan tanbien fundadas y ſe comẽçò a encẽder de nueuo la guerra tan viua, y ſangrienta, que duro ſin interrupcion deſde el año de 12. haſta el de 40. en que ſe començaron a tratar las paces, que ſe capitularon el de 41. como veremos mas adelante; aunque no por eſſo han ceſſado las armas, porque aunque ſon muchos los que las capitularon, quedan otros, aquien es meneſter ir conquiſtando. Daraſe raçon de todo en ſu lugar. Vengamos aora al padre Luis de Valdiuia, el qual padecio tanto de toda ſuerte de perſonas, que podemos dezir, que la guerra ſe voluio contra el, mas que contra los Indios, porque ſi contra eſtos ſe aſeſtaron las puntas; contra el padre ſe armaron las lenguas, y de recudida contra la Compañia, como ſi fueran ſus enemigos, ſiendo aſſi que la pretenſion del Padre Valdiuia, ſi ſe mira con ojos limpios, y deſapaſſionados; era muy de amigo, y padre, que en eſte negocio no tenia la mira a otra coſa, que aſu mayor bien, y conſeruacion, y al maior ſeruicio de nueſtro Señor, a que tanto ſe oponia la guerra ofenſiua, q̃ pretendia acauar; pero los intereſſados en los prouechos de la guerra y en el injuſto, y iniquo ſeruicio perſonal delos Indios (que tan contra ley, es, aſſi natural, como diuina, y aun humana, pues ha ſido ſiempre tan contra la intencion delos Reyes catholicos) no quiſieran que nadie ſe opuſiera aſus intereſes, y dictamenes, y aſſi quando vieron, que no hauian tenido efecto los medios, que el padre hauia aplicado al fin, que pretendia; alli fue el deſſahogarſe de ſu paſſion, voluiendoſe contra el, como lo haze el enfermo contra el medico, quando con efecto, no le ſana. Como ſi fuera obligacion del que cura dar ſiempre ſalud al doliente, de. pendiendo eſto de tantas circunſtancias, que hazen menos eficaces los medios, que ſe aplican, aunque de ſuyo ſean muy buenos, y de gran virtud para dar la ſalud que ſe pretende.
Lo meſmo puntualmente le acontecio al padre Luis de Valdiuia, que viendo al Reyno de Chile tan doliente, y mal diſpueſto, como eſtaua (de que no puede hauer cuerdo ninguno que dude, aunque mire la coſa con ojos humanos) tratò de ſu remedio; y quien duda, que el dela paz era el mas eficaz, para la cõferuaciõ, q̃ el Rey pretendia delas dos republicas delos Eſpañoles, y delos Indios, y el mas ſeguro, y eficaz, para las conſciencias de los vnos, y para la doctrina, y enſeñança delos otros. Harta experiencia tenemos de eſto; pluguieſſe a nueſtro Señor no tuuieramos tanta; que aunque los que contradezian eſtas paces, dauan por raçon, que dexando viuir en paz alos Indios crecerian, y ſe aumentarian de manera, que ſe harian cõ el tiempo inſuperables; no ſe lo primero quan en Dios fundauan ſu raçon; y lo ſegundo (aun abſtrayendo delas conſideraciones, que tocan ala juſtificacion dela conſciencia) no han crecido harto, y aumentadoſe ſu numero, ſin embargo dela guerra, que ſe les ha hecho deſde aquel tiempo aca? Muchos les ha muerto nueſtro exercito, pero tambien ſon muchos los que nos han muerto a noſotros; y proporcionalmente tanta falta (ſino es mas) nos hazen los que nos han faltado, como a ellos los q̃ les hemos muerto, y cautiuado; y ſi eſtos huuieran aumentado el numero delos Indios, por la meſma cauſa no huuieran hecho menos los nueſtros, para aumento de nueſtra gente, y delas ciudades, de donde perpetuamente ha hauidò ſaca de ſoldados para la guerra; delos quales (hablando delos de la ciudad de Santiago, q̃ es dela, que tengo mas noticia, y la q̃ ha concurrido con mayores ſocorros) bueluen muy pocos, y algunos liſiados, y para menos, dela guerra: fuera de que la hazienda con que concurren aſſi meſmo para ſus pertrechos, tomada toda junta, es muy conſiderable, y ala larga haze gran falta, y las en flaqueze, y no las dexa medrar tanto como pudieran, particularmente por ſer tan alos principios de ſu fundacion, quando tenian neceſſidad de ayudas de coſta, no de deſagues, que ſuelen deſuſtanciar ciudades muy grandes, y Reynos muy poderoſos.
A eſto ſe endereçauan los intentos del padre Luis de Valdiuia, no directa, y immediatamente (porque ſu ſin nunca fue de embaraçarſe en el gouierno politico, que tan ageno es de nueſtra profeſſion) ſino ſegundaria, y indirectamente por la grande conexion, y dependencia, que tenia eſto con el primario, y principal fin dela conquiſta eſpiritual de aquel gentiliſmo, aque ſiempre ſe endereçò ſu intencion, la qual ninguno puede negar, que fue chriſtianiſſima, y muy digna de toda alabança, y de que todos la abraçaſſen, y apoyaſſen, como tan conueniente al aumento dela religion catholica, y bien delas almas: ſi los medios, que ſe aplicaron, no ſurtieron el buen efecto, que ſe deſſeaua; quiça, y aun ſin quiça, no quedò de parte delos meſmos medios, ſino dela mala diſpoſicion, con que ſe reciuieron; y por lo menos no ſe puede dexar de ſaluar ſu buena intencion, y alabar ſu ſanto zelo. que fue digno de toda eſtimacion, y reconocimiento, ſi no ſe huuiera atraueſado la paſſion delos intereſſados, y la delos liſongeros, que hechandoſe tierra alos ojos, no los tuuieron para ver la verdad, y aſſi no ſolamente no ſe puſieron de ſu parte, para defenderla, y apoyarla, como debieran, pero ſe encararon contra la inocencia, leuantando al padre tales teſtimonios, y calumnias, que le dexaran del todo infamado, ſino las huuiera deſmentido, y de hecho la meſma verdad, que no pudo encubrirſe ala larga.
Sin embargo, juzgando el padre, que para aplacar la tempeſtad era conveniente hechar a jonas en el mar, ſe determinò ſalir del Reyno, y voluer a Eſpaña, a dar quenta aſu Mageſtad de todo lo que hauia paſſado, como lo hizo; y aunque las calumnias, que contra el ſe hauian dicho, hauian llegado a oidos del Rey; no ſiruieron de otra coſa, que de deſacreditar alos calumniadores, y deſvanecer las pretenſiones, que los autores delas falſedades, que publicaron, y preſentaron en el real conſejo, tenian de alcançar algo para ſi por eſte medio; porq̃ con la grande eſtimacion, que ſu Mageſtad tenia del padre Luis de Valdiuia, y informado bien dela verdad, ſe convirtio toda aquella tempeſtad en ſu maior bien, y honrra, diponiendo Dios Nueſtro Señor, como juſto juez, que quedaſſe vencedora la verdad contra la mentira, y tan honrrado, y acreditado el padre, que a no hauer reſiſtido tanto, como reſiſtio, como verdadeto humilde; huuiera quedado por vno de los conſejeros del Real conſejo de Indias, y goçado de otros muy grandes honores, que el Rey le ofrecio, pero por no hazer fuerça aſu templança, y modeſtia, y no contriſtar al que no pretendia otra coſa, que el rincon de ſu celda, huuo de condecender con ſus ruegos, y darle licencia, paraque ſe voluieſſe aſu Prouincia de Caſtilla, con vna carta, q̃ he viſto yo impreſſa, en que con grandes encarecimientos, y elogios del padre, encomendaua aſus ſuperiores el cuydado de ſu perſona; aque añadio ſu Mageſtad vna buena limoſna para vna buena libreria, que mandò comprar para ſu celda, donde deſpues de muchos años, que viuio con grande opinion, y credito de ſus excelentes letras, doctrina, y religion, como ſe verà mas ala larga en ſu lugar, murio en Valladolid el año de 42.
CAPITVLO VII.
Del estado, en que quedaron las coſas dela guerra de Chile deſpues dela muerte de los padres.
Del estado, en que quedaron las coſas dela guerra de Chile deſpues dela muerte de los padres.
N
O hablo delos daños, que delos ſucceſſos, y coſas referidas en el capitulo paſſado ſe ſiguieron ala propagacion dela fee, porque no es eſte ſu lugar; ſolo Digo, que ſi el demonio fuera capaz de contento, y alegria, la huuiera receuido muy grande de hauer ſalido tambien con la ſuya; porque con la muerte delos padres, y buelta del Padre Luis de Valdiuia a Eſpaña, ſe cerrò del todo la puerta al Evangelio, de manera que en mas de treinta años no ſe ha viſto abierto vn reſquicio aſu luz, con que ya ſe ve la ganancia que habra tenido en tanto tiẽpo en las tinieblas de aquel gentiliſmo; y no ha ſido poca la que le han dado las ocaſſiones de la guerra; y lo vno, y lo otro ſe huuiera atajado, ſi ſe huuiera aſentado la paz, como ſe pretendia; pero en fin no debia deſer tiempo de que nueſtro Señor hizieſſe a aquel Reyno eſta miſericordia, y aſſi permitio, que todo ſe desbarataſſe, y ſe encendieſſe de nueuo la guerra, y de recudida delas perſecuciones del padre Luis de Valdiuia, ſe leuantaſſen contra la Compañia las que padecio aquellos primeros años en aquel Reyno, aunque no de todos, que los buenos, y de ſana intencion ſiempre ſe puſieron de parte dela verdad. No me detengo en eſto, porque pareceran mejor en boca de otro, que no ſea tan parte como yo, los exemplos de ſufrimiento, y paciencia, de religion, virtud, y conſtancia, con que los nueſtros ſe han portado, haſta que conocida la verdad de ſu inocencia, y del buen zelo, y amor, con que pretendian ſolamẽte el bien delas almas, han deſmentido aſus calumniadores, y ganado el credito, y opinion, con que eſtà oy eſtimada de todo el Reyno ſu buena doctrina, y virtud.Con eſto bueluo aſeguir el hilo dela hiſtoria, aunque delos gouernadores que ſe ſiguen haſta el vltimo, no podre ya hablar ſino muy por maior de lo que podre acordarme, porque las hiſtorias, y relaciones, que me han ayudado, para dezir algo delos que he referido haſta aqui, no tocan nada de ſus ſucceſſores; y aſſi dirè ſolamente lo que me podrè acordar delo que he ſabido, y dela comun voz, y fama de ſus gouiernos, remitiendome en lo particular alo que referirà la hiſtoria, que ſe eſpera. Y hablãdo generalmente de todos, podemos dezir en comun lo que lo fue en el tiempo de ſus gouiernos, y es el teſſon, y pertinacia, con q̃ los Indios nos han hecho guerra, y defendidoſe delos nueſtros en todos eſtos años, que ſe han ſeguido al de doce, en que hauiendo roto las paces que iuan ya tan adelante, aguçaron las lanças, y ſe armaron de nueuo dela vna, y otra parte, peleando perpetuamente, ya en batallas campales, ya en correrias, y malocas (que es lo mas ordinario) y entrando los nueſtros, o cõ campo formado o particulares compañias, y troços de ſoldados ala tierra del enemigo, ſeles ha hecho muchiſſimo daño, talandoles las comidas, matando, y cautiuandoles mucha gente, obligando a muchos de ellos a viuir deſterrados de ſus tierras, retirados alas mas interiores, y alas quebradas, y montes; de donde ſalian tambien aſus tiempos, y venian a nueſtro campo, y preſentauan batalla alos Eſpañoles, o entrauan en tropa a maloquear a nueſtros Indios amigos, y aun paſſado el Rio de Biobio (ſin embargo de eſtar todo con preſidios de Eſpañoles) han entrado muchas veces a nueſtras tierras, y hecho el mal, que han podido en las eſtancias, y lugares delos chriſtianos, matando, cautiuando, y robando, y lleuandoſe por delante buenas tropas de cauallos, y tal vez barriendo potreros enteros, ſin dexar en ellos coſa de importancia, matando las guardas, o lleuandolas cautiuas, paſſando para eſtos efectos el Rio, no grandes tropas de gente, ſino la que baſtaua, conforme alos auiſos de ſus eſpias, para hazer ſu preſa, y no embaraçarle en la retirada.
Todos los Gouernadores han tenido bien que hazer en defenderſe delos Indios, y tener araya el impetu de ſu furor; q̃ en lo q̃ toca a adelantarſe, recobrando lo perdido, ninguno ha podido hazer coſa de importancia, y aſſi hã eſtado los Indios todo eſte tiempo Señores de todas las tierras, q̃ nos ganaron, quando nos deſtruyeron las ſeis, o ſiete ciudades arriba referidas; y aunque nueſtro campo ha eſtado ſiempre muy poderoſo, ſuſtentando fuera delos Indios amigos, dos mil plaças de ſoldados Eſpañoles delos mas bien diſciplinados, valeroſos, y experimentados, que tiene el Rey en ſus reales preſidios, y exercitos, como es notorio alos que han militado en los vnos, y en los otros; ſin embargo han hecho harto en tenerſe en pie, y hazerſe temer del enemigo, para no dexarle paſſar, y adelantarſe a donde huuiera ſin duda llegado ſu gran valor, atreuimiento, y porfia, ſi fueran menores nueſtras fuerças; porque las ſuyas ſon maiores delo que las juzgan los que no las experimẽtan. He viſto paſſar a aquella guerra algunos ſoldados y Capicanes, de Flandes, que hechos a traer expueſtos los cuerpos alas balas, hazian burla delos Indios, por no tenerlas, y deſpreciauan ſu modo de pelear, pareciendoles, que la ventaja, que les hazemos en las armas de fuego, que ellos no tienen, nos haria ſiempre ſuperiores aſu valor por grande, que fueſſe; eſto penſauan antes de llegar ala batalla, diziendo, que eran los Indios vnos borrachos, que no hauia, que temerlos; pero quando deſpues ſe hallauan en la ocaſſion, y hazian experiencia de ſus manos, y veian la intrepidez, y animo, con que embeſtian, y el teſſon con que durauan en la pelea, mudauan de parecer, y ſe perſuadian alo que antes no creian; y menos mal, ſi ſalian enſeñados, aunque fueſſe en ſu propria cabeza; que tal vez no les daua lugar a deſengaños ſu corta ſuerte, como la que tuuieron dos de eſtos Capitanes, que me acuerdo, que eran delos que blaſonauan, y menos preciauan a los Indios, y en la primera batalla, y encuentro, que tuuieron conellos aora diez o doce años, quedaron muertos con otros delos nueſtros, que causò grande laſtima, y dolor, porque eran ſoldados de gran ſuerte.
Eſto es lo que ſe puede dezir, hablando en comun de todos los gouiernos deſde la perdida de las ciudades, haſta el penultimo del Marques de Baydes; pero viniendo al particular de cada vno, y proſiguiendo con el que dezimos, del gouernador Alonſo de Riuera, que es en el que, como hemos viſto; mataron alos padres; Digo que eſte cauallero en eſte ſu ſegundo gouierno moſtrò tan gran talento, aſſi en las coſas de la guerra, como en la diſpoſicion delos gaſtos, y coſas neceſſarias para ella, que ſi le durara mas tiempo la vida, huuiera dexado el Reyno muy deſcanſado, y proveido el Real exercito con grande comodidad, y ſobra de todo; porque hauia començado a entablar vna estancia con ganados, y otras coſas neceſſarias para proueer alos ſoldados y lo lleuaua tan adelante, y le ſalian tan bien los medios, que aplicaua a eſte intento, que huuiera deſahogado mucho al Real exercito, y diſpueſtolo todo de manera que ſe pudieſſen eſperar muy felices ſucceſſos. En ſu tiempo ſe ſeñalaron en la guerra algunos Indios de mucho nombre, con quien tuuo reñidos encuentros, y batallas, en particular cõ el famoſo Longotegua, que fue vno de ſus cõpetidores; hizo muy buenas ſuertes en el enemigo; pero quãdo iua mas viento en popa entablando mejor las eſperanças de lograr en ſus buenos aciertos la aplicacion, conque atendia ala obligacion de ſu oficio, atajò Dios ſus deſignios quitandole la vida, y deshaziendo juntamente con ella toda la armaçon de ſus bien fundados intentos, que fue para Chile vna perdida muy de llorar, porque verdaderamente era eſte gran Capitan, grande en todo, en ſu ſangre en ſu valentia, en ſu nombre adquirido con tan grandes hazañas en las guerras de Europa, antes de paſſar alas de Chile, y en la buena traça; y diſpoſicion de ſu acertado gouierno. Dexò vn hijo, que es el Capitan Don Iorge de Riuera, cauallero del habito de Santiago, heredero, no de ſus haziendas (porq̃ el cuydado, y aplicacion, que tuuo ſiempre al ſeruicio del Rey, no le dio lugar a atender aſus particulares medras e intereſes) ſino de ſus grandes meritos, que le hazen digno de que ſu Mageſtad le honrre con los acrecentamientos, que aſſentaran muy bien en vn hijo de tal padre. Dexò tambien otras dos hijas, delas quales ſe casò vna con el licenciado Don Iuan Canſeco, preſidente, que murio de Guadalaxara en Mexico, perſona de tan gran prudencia conſejo, y letras, como lo mueſtran los grauiſſimos oficios, en que le tuuo ſiempre ocupado el Rey nueſtro Señor. La otra hija eſcogio la mejor parte, conſagrandoſe al Rey del Cielo, y tierra en el muy religioſo, y iluſtrifumo monaſterio, dela Concepcion de Santiago de Chile donde vive oy con muy grande exemplo, y muy conforme alas obligaciones de ſu eſclarecida ſangre; y con eſto paſſo adelante ſiguiendo el orden delos que fueron ſuccediendo en el gouierno de aquel Reyno.
Deſpues dela muerte del gouernador Alonſo de Riuera, mientras proueia el Virrey, entrò en el gouierno el licenciado Fernando Talaberano, aquien tocaua eſte pueſto, por oidor mas antiguo, quera ala ſaçon dela Real Chancilleria de Santiago de Chile, y por particular nombramiento del dicho ſu anteceſſor, que antes de morir le dexò nombrado para ello. Gouernò el tiempo, que le tocò, con alabança de muchos, aquien honrrò, y la meſma le dieron otros, aquien hizo bien, ſiendo juez, y oydor; el qual eficio ſiruio muchos años con la ſatisfacion, entereza, y zelo, que experimentò aquel Reyno; donde finalmente murio dexando vna muy noble decendencia. No ſe que viuan oy ſino ſolas dos hijas de eſte iluſtre gouernador, delas quales la vna casò con el general Don Iuan de vega Baſan, que lo fue, ſi mal nome acuerdo, delos galeones dela plata, y deſpues, dela armada Eſpañola, que ſalio de Eſpaña para deſalojar del Braſil al enemigo Olandes, que hauia ocupado el puerto de Fernanbuco, y vltimamente voluio alas Indias el año de 43. con oficio de preſidente dela Real audiencia de Panamà, donde eſtà al preſente mereciendo maiores pueſtos, que aſentaran ſiempre muy bien ſobre ſu gran calidad y ſeruicios, y podran ſeruir juntamente de premio debido alos de ſu iluſtre fuegro, de cuyo gouierno no tengo al preſente materia, ſobre que añadir nada alo que tengo dicho por mayor, por la meſma cauſa, que otras vezes tengo alegada; otros habra, que referiran mas ala larga eſte gouierno, como lo hiziera yo tambien, ſi me hallara mas cerca dela fuente, que darà copioſa materia aios hiſtoriadores.
Al Gouernador Fernando de Talaberano ſuccedio el Gouernado Don Lope de Vlloa, nombrado para eſte oficio primero por el Virrey (era lo entõces el Principe de Eſquilache, que podia ſerlo de todo el mundo, por ſu eſclarecida nobleza, meritos, y talentos perſonales) y deſpues fue confirmado en el por ſu Mageſtad, en conſideracion de ſus grandes meritos, y por la gran calidad de ſu il luſtre ſangre tan conocida, y notoria en el Reyno de Galicia, donde tiene ſu caſa. Delos pueſtos, que eſte cauallero tuuo antes de eſte gouierno, no tengo ninguna noticia en particular; ſi bien ſupongo, q̃ dio en todos ellos la debida ſatisfaccion que le hizo el paſſo a eſte vltimo aſcenſo, el qual ſe le huuiera hecho aſſi meſmo a otros mayores, ſi la muerte no ſe huuiera atraueſado, para impedirlo. por eſta cauſa durò pocos años en ſu gouierno; pero ſe portò en el de manera, que de ſus buenos aciertos, y dela juſtificacion, con que procedio en todo, aſſi en las coſas de la guerra, como dela paz, ſe podia prometer aquel Reyno muy grandes acrecentamientos, y medras. Vna coſa entre otras he oido alabar en eſte gran cauallero, muy digna de memoria, para exemplo, y enſeñança delos que manijan, y traen entre las manos la Real hazienda, y es la gran limpieça delas ſuyas, y la gran chriſtiandad, con que hazia diſtribuir el Real ſituado, y ſocorro, que ſe reparte todos los años alos ſoldados, ſin conſentir, que ninguno de ellos fueſſe agrauiado en defraudarle nada de ſu ſueldo; y para eſto no conſintio ni dio lugar aque ninguno por valido, y poderoſo metieſſe mas que otros la mano en la maſa para tener mas parte en ella. El mas pobre, y deſvalido corria en eſto parejas con el que mas podia; porque no permitia, que a ninguno ſe le dieſſe mas ni menos delo que le tocaua de ſu ſueldo, conque no faltaua para ninguno, y todos quedauan muy contentos, y ſatisfechos; y como el era el primero en dar exemplo alos demas, le ſeguian todos, ſin que ninguno tuuieſſe atreuimiento alo contrario (que mientras no ſe haze aſſi, y los que gouiernan los exercitos tratan de enriquezerſe, y acomodar alos ſuyos, es fuerça, que ſiendo, como ſon, limitados los ſocorros, quanto fuere maior la parte, que aplican del monton aſus particulares interefes, tanto maior ſea la ſalta, que fientan los particulares, que componen el cuerpo del exercito) por eſta cauſa, y por la gran benignidad, y amor, con que ſe portaua con todos los ſoldados, mirandolos a todos con afecto de padre, fue muy querido, reſpetado, y obedecido de todos, y ſu memoria viue oy tan freſca en todos aquellos preſidios, y fuertes, como ſi le tuuieran preſente. no dexò ſucceſſion, pero en ſu lugar honrra oy a aquel Reyno la prenda de ſu maior eſtima, que hauiendoſe caſado, y emparentado con perſonas delo mas noble, y principal dela ciudad de Santiago, y dela Concepcion, iluſtra eſtas ciudades con la noble decendencia, que les va dando. Lo demas, que pertenece alos particulares ſucceſſos, que paſſaron en la guerra en eſte gouierno, lo remito ala hiſtoria general, por las meſmas raçones, que tengo ya propueſtas hablando delos otros.
CAPITVLO VIII.
Delos gouiernos de otros Gouernadores.
Delos gouiernos de otros Gouernadores.
S
Vccedio al gouernador Don Lope de Vlloa el dotor Dõ Chriſtobal de la cerda ſotomaior, oidor mas antiguo, que era entonces dela Real audiencia, y Chancilleria de Santiago de Chile. Es eſte cauallero, ſi mal no me acuerdo, natural de Mexico, pero oriundo dela iluſtre caſa de ſu apellido, tan conocida y notoria en Eſpaña, y entre otros talentos, y naturales dotes, con que le honrrò la naturaleza, es muy ſeñalado el de ſu grande ingenio, y portentoſa memoria, con que ſe hizo tan eminente en los derechos y ſciencias de ſu profeſſion, que fue aſombro, aſſi en las eſcuelas, que cursò, como en los tribunales, y pueſtos publicos, y eminentes, en que logrò, con tan merecidos aplauſos ſus grandes letras, y ſabiduria. La otra coſa, que conoci eminente en eſte cauallero, fue la gran nobleza benignidad, y corteſia, cõ que ſe portò con todo genero de gentes en ſu gouierno, humanandoſe con los mas inferiores con tan grande igualdad, y llaneza; como ſi el lo fuera a todos, lo qual le hizo tan amable alos ſoldados, que era dueño de ſus voluntades; no digo nada de ſu virtud, y piedad, ni dela que reſplãdece en ſu muy chriſtiana, y religioſa familia, por no ofendere aſu modeſtia; aunque no puedo callar vna ſingular virtud ſuya, porſer de tanta eſtimacion en los que gouiernan, y tan neceſſaria para el buen exemplo de aquella nueua chriſtiandad, y es vna particulariſſima reuerencia y reſpeto al eſtado ſacerdotal. jamas vi que conſintieſſe, que ningun ſacerdote, por moço, y menos autorizado, que fueſſe, le permitieſſe ir aſu lado hizqueirdo, ſiempre daua a todos el derecho, y hazia otras corteſias, que le hazian tanto maior en los ojos de los hombres, y de Dios; quanto honrraua mas aſus miniſtros. Los particulares ſucceſſos de eſte gouierno los remito, como los delos otros, de que no tengo tan particular noticia, ala hiſtoria general.Al gouernador Don Chriſtobal dela Cerda ſotomaior ſuccedio Don Pedro Sorez de Vlloa, cauallero del hauito de Alcantara, primero por nombramiento del Virrey, y deſpues por cõfirmacion de ſu Mageſtad. Fue eſte cauallero muy conocido, y nombrado en el Perù, por ſu gran liberalidad, y generoſidad de animo, aquien no parece baſtaua todo el cerro de Potoſi para ſus gaſtos, y frãqueças. No conocia eſte cauallero, y aſſi no puedo dezir mas delo particular de ſus partes y talẽtos perſonales, y de ſus ſeruicios, y ſucceſſos que tuuo en la guerra; ni en las otras materias tocantes aſu gouierno tan poco tengo noticia alguna en particular; lo qual me eſcuſa de dezir lo que otros referiran con la eſtimacion debida de atan gran cauallero. Solo dire yo vna coſa, que vale por muchas, y la oì ſiempre contar, como muy propria de ſu gran liberalidad, y es que fue grandemente limoſnero, y generoſo con los ecclefiaſticos, y obras pias, lo qual le dio grande opinion, y fama en aquel nueuo mundo. Murio en fin en eſte ſu gouierno, y dexò nombrado en ſu lugar aſu cuñado Don Franciſco de Alua, y Norueña, el qual gouernò haſta que el Virrey proueyò, de gouernador al que ya diremos. Tan poco tengo coſa particular, que dezir de eſte gouierno, por la meſma raçon, y cauſa, que digo de ſu anteceſſor; ſupongo por cierto, que la eſclarecida nobleza de eſte cauallero, y ſus meritos le harian lugar en los pueſtos, que ocupò haſta el de Maeſſe de campo del Real exercito, en el qual eſtaua empleado quando ſu anteceſſor le dexo nombrado en ſu lugar.
Siguioſe al gouernador Don Franciſco de Alua, y Norueña, el gouernador Don Luis Fernandez de Cordoua, yarce Señor dela villa del Carpio, y veinte y quatro de Cordoua, el qual aunque no fue nombrado por el Rey; para eſte oficio podemos dezir, que le confirmò ſu Mageſtad en el, pues viendo quan bien ſatisfacia, y llenaua el pueſto, no le embio ſucceſſor en algunos años, que durò ſu gouierno, en el qual aſiſtio perſonalmente ala guerra, y tuuo en ella muy felices ſucceſſos, y victorias, teniendo por competidores en ſu tiempo al prudente, y famoſo Lientur, y al valeroſo Leuepillan, con quienes tuuo muy reñidos en cuentros, y batallas. No refiero lo particular de ellas, porq̃ no teniendo, como no tengo, los papeles, y relaciones, que las refieren; no podrè menos que exponerme alas quexas, y ſentimientos delos que en eſta ocaſſion hizieron oſtentacion de ſus valeroſos animos, haziendo hazañas dignas de no callarſe, porque hablando de memoria, y por maior, no ſeria poſſible dan ſatisfaccion a todos, y el lugar, que merecen ſus hõroſos ſeruicios, y iluſtres hechos, que fueron muy dignos de hiſtoria los que hizieron muchos de nuestros Capitanes, y ſoldados; y de parte delos indios no faltò quien merecieſſe iguales aplauſos, dando ocaſſion con ſu gran valor, y ardides de guerra, aque ſobre ſalieſſe mas el de nueſtros Eſpañoles, y en particular el del gouernador, que no faltaua alos lances de maiores rieſgos, ſin perdonar atrabajo, ni incomodidad; yendo delante de todos en el exemplo, no queriendo eſcuſarſe de las traſnochadas, correrias, aguaceros, y demas moleſtias, que tan proprias ſon de aquella guerra, y que tanto refinan los grandes meritos de aquellos fieliſſimos baſallos de ſu Mageſtad, a cuyo real ſeruicio acudio ſiempre con tan gran zelo, aſſiſtentia, vigilancia y teſſon, como el que mas, por lo qual le juzgaron ſiempre en aquel Reyno, no ſolamente digno de que el Real conſejo le confirmaſſe mas tiempo en aquel oficio, ſino de otros mayores, que no dexaran de darle, acrecentandole como merece la fineza de ſu buen zelo, y dela exacion con que acude ſiempre a todo lo que eſtà aſu cuydado.
Entre otras coſas, q̃ reſplandecieron en eſte cauallero, fue muy ſingular el buen afecto, q̃ moſtro alos Eſpañoles nacidos en la tierra, honrrando los con particulariſſimas demonſtraciones dela eſtimacion, que de ellos tenia. Dio a muchos conductas de Capitanes, a otros hizo Tenientes, Alferez, y dio otros oficios honroſos dela guerra, y aunque algunos, que quiſieran ſer ſolos en eſtas honrras, o goçar de ellas mas ala larga, les parecio demaſiada liberalidad, la que en eſto moſtrò honrrando a tantos. El motiuo, que para ello tuuo fue muy digno de ſu eſclarecida ſangre, porque hauiendo hallado en aquel Reyno rebalſados tantos meritos de ſoldados viejos, que hauian ſeruido tantos años no ſolo ſin premio, ſino con muy conſiderables alcançes de ſus ſueldos, que les bebian las caxas Reales, y viendo a otros decendientes delos que hauian gaſtado ſus haziendas, y derramado ſu ſangre en ſeruicio de ſu Mageſtad en aquella prolixa guerra, y trabajoſa conquiſta; no hallandoſe por otra parte con premios ſuficientes para ſatisfacer en alguna coſa a tantos meritos, huuo de hechar mano delo que pudo, para que no quedaſſen del todo arrinconados, y oluidados ſeruicios, y finezas de tanta conſideracion, y eſta fue la cauſa, que le obligò a moſtrarſe mas liberal en eſto delo que algunos quiſieran, aunque por mas que dio, fueron muchos mas los que quedaron ſin que les tocaſſe parte delo que tanto merecen, porque no fue poſſible ſatisſacer a todos.
No digo nada dela eſclarecida nobleza de este Cauallero, porque ſiendo tan vna con la del Marques de Guadalcaçar ſu tio que fue el Virrey, que le nombrò para eſte gouierno, no ay mas que dezir: ni ſe puede hablar en eſta materia tan de paſſo, ſin peligro de enturbiar en alguna manera la claridad, y reſplandor de tan iluſtre, y excelente caſa, porque no ſe puede dezir en pocas palabras lo que no cabe en muchas; ni en materia del acertado gouierno de eſtos dos Señores tengo que añadir aloque aquellos Reynos, que eſtuuieron aſu cargo publican haſta oy de ſus aciertos. Remito la verdad delo hiſtorial alos coroniſtas, aquien toca ſeguir la ſerie, y orden de los particulares ſucceſſos de cada gouierno. Acabando el ſuyo el preſidente, y Gouernador de Chile, paſsò alas Canarias con oficio de preſidente, y Gouernador de aquellas Yslas, donde ha ſeruido haſta aora con la debida ſatisfaccion, y aplauſos, que merece ſu gran prudencia, zelo, benignidad, y corteſia, con que ſe harà, ſiempre dueño delas voluntades como lo hemos visto en todas las partes, que ha gouernado, por lo qual no dexara ſu Mageſtad de adelantar aquien tanto lo merece, y con tanto deſvelo, y aplicacion le ſirue.
El ſucceſſor del gouernador Don Luis Fernandez de Cordoua Yarce, fue Don Franciſco Laſſo dela vega cauallero del habito de Santiago; el qual fue vno delos gouernadores de mayor eſtrella, y dicha, que ha tenido aquel Reyno en los ſucceſſos dela guerra, en varios encuentros y batallas que tuuo contra el enemigo. Entro eſte cauallero alos principios muy perſuadido que el valor delos Indios no era tan grande, como la fama publicaua, y aſſi deſpreciaua ſu fuerça como muy inferior ala Eſpañola; pero no paſsò mucho tiempo ſin deſengañarſe, porque hauiendo entrado la tierra adentro alos principios de ſu gouierno, y hallandoſe (ſi mal no me acuerdo) en vna ocaſion, en vn pueſto que llaman delos Robles, con trecientos reformados de ſu compañia, gente toda muy valiente, y exercitada en la guerra, le ſalieron otros tantos Indios eſcogidos, y dieron ſobre el y los demas Eſpañoles, que le ſeguian tal aſalto, y con tanta prieſſa, que no tuuo a poca dicha hauer eſcapado de ſus manos, porque no la tuuieron algunos valeroſos Capitanes que murieron en eſta ocaſion; remito las circunſtancias particulares de eſte ſucceſſo ala hiſtoria general, como tambien las de otras batallas, y felices victorias, que tuuo eſte cauallero; aunque no puedo dexar de apuntar algo delo que pudiere acordarme dela que tuuo en Arauco, que fue vna delas mas inſignes, que las Reales armas han tenido en aquel Reyno, y habra ſiete, o ocho años que ſucedio.
Florecieron en tiempo de eſte gonernador entre otros Indios, dos famoſos y muy ſeñalados en el campo enemigo que fueron, Lientur, de quien ya queda hecha mencion, y Butapichon; era aquel viejo ya demas de ſeſenta años, prudente ſagaz, y muy conſiderado; y eſte otro era de buena edad, ſoberbio atreuido, y de grande animo. conuiuieron eſtas dos cabezas entre ſi de juntar ſus fuerças, para dar vna batalla al gouernador Don Franciſco Laſſo en el valle de Arauco, que era el lugar, que ſe hauia deſtinado para el intento; para el qual juzgò el gouernador que era neceſſario juntar las fuerças delos dos principales preſidios, que ſon el de Yumbel, que tambien ſe llama de S. Phelipe, donde es cauo el ſargento maior del Reyno; y el de Arauco donde lo es el Maeſſe de campo general. Començo a marchar el vno, y otro exercito, Eſpañol, y Indiano, cada vno por ſu parte, para concurrir al lugar dela batalla, y llegando los Indios ala mitad del camino, oyeron cantar vnos pajaros, y gritar algunas zorras, y vieron otras ſeñales, y agueros (de que ellos hazen mucho caſo, particularmente en eſtas ocaſſiones de guerras, para emprehenderlas, o dexarlas) leuantoſe en el cãpo vn gran rumor, y diuidioſe todo el en diuerſidad de opiniones, ſobre ſi ſe proſiguiria o no la jornada. No pudieron convenirſe en eſta diferẽcia de pareceres, y aſſi ſiguiendo gran parte del exercito el de Lientur, ſe voluio con el aſus tierras juzgando que las ſeñales, que hauian viſto y oido eran muy funeſtas, y eran malos pronoſticos, de que no podian eſperar nada bueno, ſino temer grande mal.
Rioſe Butapichon de eſta que juzgò vegez, y demasſiado temor ſin fundamento, porque dixo, que las verdaderas ſeñales de vencer, no eran otras, que la buena, y gallarda reſolucion de los ſoldados, acompañada con el valor, y animo, y con la deſtreza delas manos, y aſſi aunque vio q̃ Lientur ſe voluia con toda ſu gente, proſiguio el ſu jornada con los ſuyos, con no menos ſeguro, y confiança que ſi no le huuiera faltado tanta gente. Marchò hazia Arauco, y llegò al caſtillo de noche; quando los nueſtros le hazian aua lexos del. Perſuadianle vnos, y otros, que dieſſe el aſſalto luego, porq̃ tenia muy ſegura la victoria, por eſtar los Eſpañoles deſcuydados; y a juizio de todos ſi embiſtiera entonces, huuiera pueſto en grande aprieto, no ſolo al caſtillo, y fortaleza; però a todo el Reyno, por ſer muy grande ſu fuerça, y no eſtar la nueſtra diſpueſſa, ni prevenida; pero haziendo el barbaro, punto, y reputacion del caſo, reſpondio a todos diziendo, que no queria, que ſe dixeſſe que Butapichon hauia embettido como cobarde de noche, y eſtando ſu enemigo deſcuydado; que el queria aguardar el dia, y que ſalieſſe el ſol para teſtigo de ſu gran valor. Cegole ſu ſoberbia, y permitiolo Dios para defenſa, y amparo de ſus fieles, y confuſſion de eſte ſu cruel, y ſoberbio enemigo.
Siendo ya de dia, ſe tocò al arma, y componiendoſe los eſquadrones a viſta el vno del otro, ſe puſo Butapichon en medio del ſuyo, y hizo aſus ſoldados tan ardiente raçonamiento, que los convirtio en otros tantos fuegos, y rayos; y aſſi pateando el ſuelo, y dando grandes voces, y gritos, para deſpedir deſi todo temor, y miedo, acometieron con tan gran furia, q̃ aunque eſtaua nueſtro eſquadron muy bien formado y con gente muy valeroſa, y bien diſciplinada, dizen que rompieron los Indios por vn lado, ſin tener atencion ala moſqueteria, que de nueſtra parte defendia la entrada; y que ſi algunos valeroſos Capitanes Eſpañoles no huuietan arreſgadoſe, oponiendoſe aſu furia, huuieran alcançado los Indios aquel dia vna gran victoria; y de hecho ſe penſo al principio que la ganauan, haſta que fauoreciendonos Nueſtro Señor, y la Virgen ſanctiſſima (aquien ſe hauian ofrecido votos por el buen ſucceſſo) començaron a caer muchos delos Indios, y entre ellos Capitanes muy nombrados, y gente muy valeroſa, con que començaron los demas a retirarſe, y Butapichon muy aprieſſa porque quiſo Dios humillar ſu ſoberbia, y fauorecer alos nueſtros con vna delas mas glorioſas victorias, que han tenido en aquel Reyno. Quedaron alli muertos mas de mil Indios, y otros que ſalieron mal heridos, murieron deſpues en ſu tierra. Otras muchas buenas ſuertes, y victorias tuuo eſte Gouernador en Chile, que no refiero, por no acordarme puntualmente de ſus circunſtancias, y delos tiempos, en que ſuccedieron; y en fin acabò ſu gouierno, y caſi con el la vida, porque dentro de poco tiempo, que ſalio de Chile murio en Lima, y ſuccediole en fa, el lugar el que dirà el capitulo ſiguiente.
CAPITVLO IX.
Del gouierno del Marques de Baydes Conde de Pedroſo.
Del gouierno del Marques de Baydes Conde de Pedroſo.
A
L gouernador Don Franciſco Laſſo dela vega ſuccedio Don Franciſco de Zuñiga Marques de Baydes, conde de Pedroſo, de cuya eſclarecida nobleza, y illuſtre ſangre es ocioſo hablar, pues el reſplendor de ſu caſa, la notoria antiguedad, y poſſeſſion dela veneracion, y eſtima, en que ha eſtado ſiempre entre las primeras de Eſpaña, ſon otras tantas lenguas, que publican lo que nadie ignora. Paſsò eſte Señor a Chile con eſte gouierno, por merced, que ſu Mageſtad le hizo del para hõrrar aquel Reyno, y ponerlo en tan buen eſtado qual jamas ha tenido; porque luego que començo a hazer ſus entradas ala tierra del enemigo, le ſalieron los Caciques acombidar con la paz, prometiendo de ſugetarſe a nueſtro catholico Rey, como aſu Señor, mediate los cõciertos, y capitulaciones, q̃ dirà la relacion, q̃ ſe ſigue, la qual eſtampè en Madrid valiendome delos originales q̃ me embio a Eſpaña el padre Prouincial de mi Prouincia, que fueron los meſmos, que dieron los Padres de nueſtra Compañia, q̃ entraron con el Real exercito, los quales originales, y los que me imbio el Marques de que compuſe la dicha relacion, viſtos por orden del Real conſejo, los aprobò, y dio licencia para imprimir la dicha relacion, q̃ pondre aqui dela meſma manera, q̃ ſe aprobò, imprimio, y publico en la corte; y dize aſſi.Relaciõ delas paces que capitulò con el Araucano rebelado el Marques de Baydes.
L
Euantò la ceruiz el nunca domado, y mal ſufrido Araucano, y ſacudiendo el yugo, que a penas le hauia pueſto el Eſpañol, ſe boluio contra èl, y amotinadas las Prouincias, y pueblos dierõ a vn tiempo ſobre nueſtras ciudades, fortalezas, y preſidios, y quitando la vida al Gouernador Martin Garcia Oñez y Loyola, la quitaron juntamente a mucha parte dela nobleza Chilena, paſſandolos a cuchillo, y obligando al inuencible valor delos Eſpañoles a deſpeñarſe vnos por las barrancas, y laderas delos Rios, cuyo raudal los arrebataua, y hazia pedaços entre ſus peñas, y otros a retirarſe alos fuertes, y caſtillos, donde ſitiados con tan apretados cercos, que les obligauan a comer coſas indignas, rindieron ſus vidas; eſtos ala rabioſa hambre, y aquellos al riguroſo furor de aquellos barbaros, quando con no imitable oſadia, rompiendo por ſus Reales en demanda del corporal ſuſtento, por cuya falta veian perecer ſus mugeres, y ſus hijos, acribillados a heridas quedauan hechos deſpojos de ſus lanças, flechas, picas, y macanas, haſta que no quedando ya quien les hizieſſe reſiſtencia, ganaron las ſeis, o ſiete mas principales ciudades de Oſorno, la Imperial, Angol, Villarica, Valdiuia, y otras, y lleuaron cautiuos alos Eſpañoles que quedaron, con todas las mugeres, y niños, de quienes ſe han ſeruido como de eſclauos por eſpacio demas de quarenta años, en que no ſolamente ſe han hecho fuertes, y defendidoſe delas armas Eſpañolas del Real exercito, que milita en el Eſtado, y caſtillo de Arauco, y en el campo de ſan Filipe, y fuerte de San Chriſtoual, Talcamahuida, y otros muchos, ſin que en tanto tiempo ſe aya podido reſtaurar ni vna almena, pero en las continuas batallas, correrias, y encuentros, que han tenido con nueſtro exercito, nos han muerto muchiſſima gente Eſpañola, y entre ella mucha nobleza, dexando ſembradas las quebradas de ſus hueſſos, y regados los campos con ſu ſangre, moſtrandoſe en todas las ocaſiones tan valeroſos, intrepidos, aſtutos, y vaſientes ſoldados, como ſe vè, pues peleando con armas tan inferiores alas de fuego, de que vſa el campo Eſpañol, ellos ſolos le han hecho punça en la America, y les han reſiſtido, y pueſto no pocas vezes en cuidado, con admiracion de inſignes ſoldados, y Capitanes de Flandes, que han militado en los Chilenos preſidios, y de otros muchos Eſpañoles naturales de aqu el Reyno, cuyo valor, hazañas, y prodigioſos hechos, piden mas larga hiſtoria, y merecen mas delgada pluma; que la mia ſolo ſe ha cortado para dar vna breue, y conciſa noticia dela buena ſuerte con que ha fauorecido el cielo los felizes principios del gouierno del Marques de Baydes, Conde de Pedroſo, Preſidente dela Real Audiencia de Chile, Gouernador, y Capitan General de aquel Reyno, aquien parece guardò Dios la gloria de ſu pacificacion, poniendo en ſu mano la palma, que con tanto valor, animo, esfuerço, y valentia, pretendieron ver en las ſuyas ſus anteceſſores de cuyas relaciones, y cartas, y de los Padres dela Compañia de Ieſus, que por orden de ſu Señoria entraron acompañando el Real exercito, para aſſiſtir alo eſpiritual, y ala conuerſion delas almas, y fueron teſtigos de viſta, ſacarè lo que aqui breuemente refiero.Y començando eſta relacion, dè principio a ella lo que parece le dio de parte de nueſtro Señor, a ablandar los duros coraçones de aquellos rebeldes Araucanos, y mouerlos a rendir las armas, y tratar delas pazes, que ofrecieron. Y fue el hauer viſto el año antecedente en ſus tierras algunas ſeñales, y prodigios, que interpretados aſu ruſtico modo de entender, les ſiruieron de preſagios y pronoſticos, de que queria el cielo ſe boluieſſen a ſujetar alos Eſpañoles, y dieſſen la obediencia aſu Rey. El primero fue hauerſe viſto Aguilas Reales, las quales tienen por tradicion ſe vieron antes que entraſſen la primera vez los Eſpañoles en aquel Reyno, y que deſpues acà no ſe han viſto mas en el haſta el año de quarenta, que dio principio a eſtas pazes. La ſegunda ſeñal fue la que por el mes de Febrero del miſmo año de quarenta, ſe vio, y ſintio en todas ſus tierras, de que dan fee todos los Indios, y los cautiuos Eſpañoles lo teſtifican con toda aſſeueracion, y aun en nuestros preſidios, y tierra de paz reſonò el eco, ſin ſaber de donde nacieſſe, juzgando en el campo de ſan Felipe, quando oyeron el eſtruendo, que diſparauan moſquetes, o pieças de artilleria en los demas fuertes vezinos a el y en eſtos, juzgando lo miſmo del de ſan Felipe, haſta que nueſtros Reconocedores lo fueron tambien del deſengaño, aueriguando el caſo. Y fue aſſi, que en la tierra, y juriſdicion del Cacique Aliante, rebentò vn bolcan, y començò a arder con tanta fuerça, que arrojaua de dentro peñaſcos, y grandes montes encendidos, con tan formidable eſtruendo que del eſpanto, y pauor afirman mal parieron todas las mugeres, que en toda aquel contorno hauia preñadas.
Vienrole en eſte tiempo en el aire formados dos exercitos, y eſquadrones de gente armada, pueſtos en campo, y orden de pelea, el vno ala vanda de nueſtras tierras, donde ſobre ſalia, y ſe ſeñalaua vn valiente Capitan en vn cauallo blanco, armado con todas armas, y con eſpada ancha en la mano deſembainada, moſtrando tanto valor, y gallardia, que daua alientos, y animo a todo ſu exercito, y le quitaua al campo contrario; el qual ſe vio plantado ala parte de las tierras del enemigo, y acometiendole el nueſtro, le dexò desbaratado en todos los encuentros que tuuieron; repreſentacion que les durò por tiempo de tres meſes; paraque huuieſſe menos que dudar, particularmente en los leidos, y noticioſos delas hiſtorias Romanas, y del ſegundo libro delos Macabeos, donde ſe ven caſos, y prodigios ſemejantes, y que aſſi ſe hizieſſe mas perſuaſible lo que afirman teſtigos de tanta calidad, como ſon entre otros, don Pedro de Sotomayor, doña Catalina de Santander, y Eſpinoſa, y doña Mariana de Sotomayor, Eſpañoles cautiuos que entonces lo eran del enemigo. Todos los quales, y los demas, aſſi cautiuos, como naturales de aquella tierra, añaden, que fue en tanta cantidad la piedra, que arrojò el bolçan, y tan encendida, y tanta la multitud de ceniça ardiendo, que cayò en el Rio de Alipen, que ardian las aguas de manera, que cocieron quanto peſcado hauia en el, y corriendo ſu rauOyò el Marques al Cacique con agrado; y llamando a conſejo, laſtimandoſe de ver perdidas tantas, y tan fertiles tierras, y floridos Paiſes como vino reconociendo por los caminos, y conſiderando quanto importaua al Real ſeruicio, que ſe lograſſen eſtos campos tan capaces para todo genero de labor, y criança de ganados, tan amenos, con tanta diuerſidad de fuentes, Rios, y arroyos, delas mas ſaludables, y delicadas aguas, que ſe conocen, por nacer y correr por minerales de oro, de que eſtàn llenos aquellos montes, y quebradas, y generalmente toda la tierra de Chile, y quan inacabable era eſta guerra por lo inexpugnable de ſus montañas, cerros y laderas, y lo mucho que en carga ſu Mageſtad por ſus Reales cedulas, la pacificacion deſte Reyno, la reducion, buen tratamiento y conſeruacion de ſus naturales, mandando que ſe traten, no como a eſclauos, ſino como vaſſallos ſuyos, y que para conſeguir eſto moſtraua la experiencia, hauia ſido de poco fruto la violencia, y rigor delas armas, y que ſeria poſſible fueſſe mas eficaz medio el delas caricias, y buen paſſage, ſe reſoluio, no ſin contradicion de algunos, a aceptar las pazes, y ſujecion que Lincopichon le ofrecia; y hauiendole agaſajado, y regalado a ſus hijos, y demas Caciques, que le acompañauan, con preſentes de ſu eſtimacion, dexandolos a todos muy guſtoſos, y ganados, boluio la rienda, y ſiguiendole el campo, ſe boluieron aſus preſidios ſin que ningun ſoldado ſe atreuieſſe a deſmandarſe en accion alguna, que fueſſe de ſu diſguſto.
Hauiendo buelto el Marques ala ciudad dela Concepcion, reſidencia que es delos Gouernadores, continuò el Toque Lincopichon, y los demas Caciques, y otros que iuan conuocando, las correſpondencias dela paz prometida, embiando ſus Embaxadores, y viniendo en perſona a ver aſu Señoria, llamandoſe los vnos a los otros con las buenas nueuas, que lleuauan aſus tierras, del agaſajo, regalos, preſentes, y caricias, que les franqueaua ſu grande liberalidad y calificada nobleza. Fueſe tratando todo eſte tiempo de las pazes, y que a aſſentarlas boluieſſe el Marques aſus tierras, haziendo ſegunda entrada, la qual ſe diſpuſo aun mas luzida, y poderoſa, que la primera: porque ſe juntò vn valiente, y numeroſo exercito de dos mil y trecientos y cinquenta hombres de pelea, ſin los muchachos, y demas gente de ſeruicio, y entre ellos no pequeña parte de lo mejor del Reyno, todos con muy luzidas armas y cauallos, que paſſaron de diez mil, los mejores, mas ligeros, generoſos, y valientes, que huellan la America, y no deuen nada en ſus talles, airoſidad, y bizarria, alos famoſos Andaluzes, que piſan las riberas del Betis.
Eligioſe por Patron deſta jornada al Apoſtol del Oriente ſan Franciſco Xauier por la ſingular deuocion, con que el Marques le venera, y aſſi le dedicò la primera poblacion, que ſe hizieſſe, y le lleuò en ſu guion por correſpondiente a la inmaculada Concepcion dela Virgen ſantiſſima y aduirtio vn curioſo, que en los actos publicos de ſolemnidades, y Miſſas cantadas, que ſe dixeron antes, y deſpues deſta jornada, y en el diſcurſo della, ſiempre que ſe arrimò el guion ala parte dal lado del Altar, quedaua el Santo ala parte de afuera deſcubierto, y a viſta de todos; circunſtancia, que ſi fue caſual, reſpeto del paje que le lleuaua, no lo fue para con aquel Señor, en cuyos ojos no ay mas caſo, ni fortuna, que ſu querer, y diſpoſicion, por cuyo regiſtro paſſa aun el invtil, y ligero mouimiento dela hoja del arbol, que tan poco monta: y aſſi queda libre al piadoſo afecto la conſideracion de que la Reyna del cielo, como tan honrradora delos ſuyos, quiſo hazer eſte fauor aſu ſieruo, poniendole ſiempre por delante, como a eſecudo del Real exercito, a cuya viſta aumentaſſe ſus alientos, con la confiança de que el Conquiſtador que lo fue del Oriente querrà Dios lo ſea aora tambien del Occidente; y el vaſo eſcogido, que les predicò crucificado en aquellas partes, le dè a conocer por medio de ſus hijos en eſtas.
Eſtando ya todo a punto, y preuenidos los tercios de Arauco, y ſanta Maria, y dado orden al Maeſſe de campo del Reyno, y al Sargento mayor, para que ſalieſſen cada vno con ſu gente, para encorporarſe con el principal troço del exercito en el fuerte del nacimiento, que eſtà mas proximo a las tierras del enemigo, haziendo oracion en la Catedral al SS. Sacramento y en ſu Capilla, y Hermita a nueſtra Señora delas Nieues, Imagen de grande veneraciõ; y milagros; Salio el Marques dela Concepcion Martes diez y ocho de Diziembre, acompañado de ſu Capellan mayor, y delos Capitanes reformados, y Caualleros ofrecidos: y de algunos Religioſos de la Compañia de Ieſus, que quiſo lleuar conſigo por ſus Confeſſores, y Capellanes, y para que hizieſſen las partes dela conquiſta eſpiritual delas almas; como quien tiene bien entendido, quan dependiente eſtà della la que ſe pretende el eſte Reyno, ſi ſe ha de hazer por los aranceles dela razon, y ajuſtarſe con las leyes dela piedad Chriſtiana, como tan encarecidamente lo tiene ordenado ſu Mageſtad, y tantas vezes repetido por ſus Reales cedulas.
Llegando al Nacimiento ſalieron dos muy principales Caciques, Clentaru, y Liencura, acompañados de ſus vaſſallos, todos ſin armas, en ſeñal de que las tenian ya rendidas alos pies de ſu Rey, aclamando paz, y ofreciendola de nueuo, y en prendas della truxeron de preſente al Marques tres Eſpañolas cautiuas, y dos niñas nietas dela vna, las quales recibiò ſu Señoria con tanta ternura, como lo teſtificaron ſus ojos, viendo ſeñoras tan principales, y de tanta calidad, en tan vil, y deſpreciado trage, y desfiguradas, y maltratadas delos rigores del Sol y frio, y como quien hauia 42. años que de ſus eſtrados hauian paſſado ala miſerable ſeruidumbre y eſclauitud de aquellos barbaros, viendoſe eſclauas las que nacieron Señoras, y ſiruiendo aſus miſmos criados las que ſe criauan para mandarlos, y ſeruirſe dellos. Arrojaronſe aſus pies, y oluidadas ya con el tiempo del leguage, y fraſe eſpañola, parte en lengua de Indio y parte en la natiua mal limada, declarauan los compaſſiuos aſeſtos de ſu coraçon, y bañados ſus roſtros con tiernas lagrimas, le dauan las gracias por ſu venida, y pueſtas de rodillas, le confeſſauan Angel, y aclamauan Redemptor, no menos de ſus cuerpos, que de ſus almas, pues no pudierã de otra manera ſaluarlas, ſi murieran en poder de aquella barbara fiereza, que les robò la mejor joya del alma, y el ineſtimable teſoro de ſu pureza, con la ineſcuſable violencia, que les hizo el furor de ſu arrebatada paſſion, y abſoluto poder.
En eſte fuerte ſe encorporaron los campos, y hauiendoſe diſpueſto el exercito, y tomado ſus lugares y pueſtos cada compañia, lleuãdo el vagaje en medio, començò a marchar cõ buẽ cõcierto y diſpoſicion haſta la ciudad antigua, y aora fuerte y preſidio de Angol; y hauiendoſe aloxado en la viſtoſa y freſca vega de ſu Rio paſsò mueſtra toda la caualleria, y infanteria, haziendo oſtentacion de ſus luzidas armas, y cauallos. Y hauiendo paſſado por Curaraua, ſitio donde fue desbaratado, y muerto el Gouernador Martin Garcia Oñez y Loyola, de q̃ reſultò el leuantamiẽto general delos Indios, y ruina delas ciudades, diſpuſo la piedad Chriſtiana del Marques, que ſe le hizieſſen vnas honras en aquel lugar; y aſſi ſe erigio vn ſumptuoſo tumolo, y ſe cantò vna Miſſa y dixeron rezadas las que ſe pudieron. Y hauiendo concluido con eſtas tan pias y bien acordadas exequias, paſsò el exercito al valle de Quillin, donde ſe hauian de celebrar las deſſeadas pazes. Y porque nunca falta quien ſe oponga alos intentos de Dios, y el demonio ſe deſvela continuamente pretendiendo desbaratarlos, tomò por inſtrumento en esta ocaſſion para eſtoruar eſtas pazes quatro Indios, que viendo ſalir al Marques con tan ſuzido y bien diſciplinado exercito, entraron la tierra adentro tocando al arma, y publicando que no querian pazes los Eſpañoles, ſino que los ivan a de gollar, y q̃ para el intento entrauan con mayor fuerça que nunca. Causò grande alboroto eſta nueua, y aunque no ſe trocaron con ella los animos delos Indios; quedaron ſuſpenſos, y ala mira del ſuceſſo. Lo qual entendido por ſu Señoria para deſmentir alos alborotadores, que hauian ſembrado tan pernicioſa cizaña, deſpachò a diuerſas parcialidades varios menſageros y Caciques, que aſſeguraſſen en toda la tierra la fee de ſu palabra, y promeſſa, y el buen animo, que lleuaua, no ſolo de eſtar en todo a lo capitulado con el Cacique Lincopichon, ſino tambien de hazerles todo buen paſſage, caricias, y regalo, como en efeto lo cumplio, y aſu tiẽpo ſe verà; y no fue de poca admiracion para apoyo deſto, que tanta multitud de ſoldados, vagaje, y cauallos, que como eſtà dicho, paſſaron de diez mil los de nueſtro exercito, no quebrò vna eſpiga de trigo, ni vna caña de maiz al enemigo en todo el viaje.
Aſſegurados con eſto los Indios, teniendo noticia, que ſe acercaua ya nueſtro campo, no ſolo no ſe rezelaron del, o tomaron las armas para ſu defenſa; pero ſalieron en tropas, quadrillas, deſcolgandoſe de ſus montañas, de manera, q̃ al deſcubrir nueſtro exercito el Rio de Coypu los vieron venir deſalados a encõtrar al Marques, y darle la en hora buena de ſu llegada, y guiarle haſta el alojamiẽto ſeñalado. Venian todos ſin armas, y todos apellidãdo paz, ſe nos entrauan atropados por nueſtros quarteles, entrando, y ſaliendo por momentos entre los ſoldados, y gente de guerra, con tanta confiança, y familiaridad, como ſi ayer no huuieramos bañado los campos con ſu ſangre, y ellos con la nueſtra. El Marques los recibio a todos con muy grande agrado, y afabilidad; y conociendo la grande eſtimacion, que hazen dela honrra, no quedò corto en eſto, ſino que ſe la dio quanta pudo, aſſentandolos aſu meſa, y aſu lado los mas principales, dandoles tal vez el bocado de ſu plato, y a beuer en ſu miſma copa; fineça, que conſeruò ſu Señoria todo el tiempo, que durò la jornada, y por ſobremeſa los llenò de dones, galas, y preſentes, con que quedaron tan ganados, que publicando eſtos fauores, y corriendo la fama de tanto agaſajo, y honrras, que recebian de ſu mano, no quedaua enemigo en los campos, que no vinieſſe cruzadas las mano rendido aſu obediencia. Venian vnos, y otros cargados de regalos, y preſentes aſu vſança, con que ſe moſtrauan reconocidos al amor, y beneuolencia, que experimentauan, y publicaua la comun voz de todos.
Crecia por momentos el numero de los Indios, que venian a dar la paz: pero quando luciò mas el afecto, con que la deſſeauan, y fue mayor el concurſo; fue la viſpera, y el dia dela Epifania del Señor que parece fue preſagio de que queria Dios, que en el dia, que los ſantos Reyes rindieron ſus cetros, y coronas, en nombre dela Gentilidad, que repreſentauan, al recien nacido Rey delos cielos, y tierra, le rindieſſe tambien eſte gentiliſmo Chileno, ſu indomita ceruiz, y la ſujetaſſe al ſuaue yugo de ſu ley: y a eſto parece que aludiò el cielo, ſorteando el Marques eſtos ſantos entre los, que (como es coſtumbre en aquellos preſidios) ſe repartieron a cada vno el dia de todos. Eſte pues cõcurrieron mas de mil y quatrocientos Indios ſin armas, pero muy galanes, haziendo oſtentacion de ſus collares, que ellos llaman Tacum, y los tienen por grande gala, y delas eſpadas anchas, que ellos eſtiman en mucho, no menos por prendas de ſu valentia, y deſpojos delas vitorias, que alcançaron del Eſpañol en ſus batallas, que por ſu valor, y bien templado corte de ſus azeros. Algunos dias antes deſte huuo diferencias entre los Caciques, y ſeñores mas principales, ſobre la aſignacion del ſitio en que ſe hauian de celebrar eſtas pazes, teniendo cada qual por caſo de menos valer el ir a tierras del otro, y que noſe efectuaſſen en las ſuyas, alegando Lincopichon, por medio de vn hijo ſuyo, que embiò con eſta embaxada, que a el ſe le deuia eſta honrra por ſer el primero, que hauia abierto la puerta a eſtas pazes; y Quelantaru, que era indecente aſu perſona ſalir de ſu propia tierra para eſte efecto, y que lo mas aque ſe podia alargar era a ſalir haſta el Pino, que es el termino de ſu juriſdicion, y a eſte modo alegaua cada qual las raçones, que dictaua ſu propia eſtimacion, las quales hauiendolas oido el Marques, les repreſentò las que hauia de conuenencia paraque no fueſſe otro el lugar para aſſentar las capitulaciones, que ſe deſſeauan, ſino el ya ſeñalado de Quillin, por ſer en medio delas fronteras, y ſitio neutral, y deſpoblado; y hauiendo ſatisfecho aſus raçones con otras, que les repreſentò, obligados delas corteſias, y honrras, con que ſe las propuſo, vinieron en lo que hauia diſpueſto, y aſſi ſe juntaron en eſte pueſto el dia delos Reyes, para aſſentar lo prometido por parte de todos.
Deuia de ſentir mucho el demonio, que ſalieſſe a luz eſte parto, y aſſi como pretendiò alborotar al enemigo con las falſas nueuas, que fueron ſembrando por ſus tierras los alborotadores, que diximos arriba; aſſi tambien pretendio alterar nueſtro exercito por medio de vn Indio, que hauiendo ſido lleuado a Lima, y vendido entre otros por eſclauo, ſe huyò deſde alli a ſus tierra, de donde inſtigado de Satanas ſe vino a nueſtro campo, y entrò a hablar al Marques, diziendole, que aunque ſe hauia huido delos Eſpañoles, pero que no les podia perder el amor que les tenia, y que aſſi le auiſaua, que las paçes, que los Indios le hauian ofrecido eran fingidas: procuro acreditar ſu dicho con algunas relaciones, que hizo, que no dieron poco cuidado: lleuaronle preſo haſta ver el deſengaño, y averiguar la verdad, como ſe vio eſte dia conſtando patẽtemente era mẽtira quanto hauia deſpueſto. Quando ſupieron los Caciques lo que hauia paſſado, llegaron al Marques, a pedir les entregaſſe eſte malhechor, y enemigo del bien comun por que lo querian leuantar en ſu lanças, (como ſuelen para hazer ſus exemplares caſtigos) pero ſu ſeñoria los ſoſſegò pidiendoles le perdonaſſen como lo hizieron por ſu reſpeto: Sin embargo, por que la preuencion, y vigilancia nunca fue ſobrada en la guerra, dio orden el Marques ſalieſſen todas las compañias de exercito a campaña, y que ſe formaſſe vn eſquadron dela infanteria, y que la caualleria, y Indios amigos tomaſſen ſus pueſtos, dexando en medio del exercito cogidas por todos lados las quadrillas delos indios enemigos, que venian a dar la paz. Donde fue mucho de ponderar, y admirar, el animo, y valor, que moſtraron en esta ocaſion eſtos valeroſos guerreros, pues hauiendo viſto marchar nueſtro campo con eſte orden, y tomar los pueſtos, y hallandoſe cercados de nueſtras armas, moſtraron tan eſtraña intrepidez, y bizaria, que no ſolo no dieron ſeñal de miedo, o flaqueza, o alteracion en ſus ſemblantes, eſtando todos deſarmados, ſin que ninguno hizieſſe el menor amago de retirarſe: pero todos ſe acercauan a porfia, con que acreditaron, no menos la verdad de ſu promeſſa, que la reputacion de ſus valeroſos animos.
Pero que no intentarà la malicia delos hombres, quando la codicia, y paſſion deſordenada no dà lugar ala raçon, ni al temor de Dios? Fue de admirar en eſta ocaſion las diferencias, de diſcurſos, y pareceres que dauan algunos de nueſtro campo leuantandoſe vn mormullo entre ellos, diziendo vnos. Eſtos Indios ſon gente ſin palabra, ni fee, ni dellos ſe puede eſperar permanencia en lo que prometen demos en ellos. Dezian otros: Delos enemigos los menos. Otros: Paſſe la palabra alos Indios amigos paraque les embiſtan, y otras coſas ſemejantes a eſtas, que no dieron poca pena, y cuidado al Marques quando las entredia, y le diera a qualquiera, que viendo rendidos a eſtos Indios, y ſin armas, fiados de nueſtra fee, y palabra, oyeſſe tan inconſiderados deſatinos: pero como Dios parece, que meneaua eſta accion, como fundamento de que depende la ſaluacion de tantas almas, no pudo el demonio, ni ſus miniſtros, preualecer contra eſtas pazes, que ſe celebraron en la forma ſiguiente.
Capitulanſe las pazes.
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Auiendo lo primero preuenido a Dios eſte dia, ofreciendole los ſacrificios de todas las Miſſas, que ſe pudieron dezir por el buen ſucceſſo deſtas pazes, y hauiendoſe formado dos eſquadrones dela infanteria de los dos tercios, tomando el cuerno derecho el del Maeſſe de Campo, y el hizquierdo el del Sargento mayor, y guarnecidos los coſtados con la caualleria de entrambos por ſus mangas, ſalio el Marques con ſu compañia de ciento y cinquenta Capitanes, y Maeſſes de Campo reformados, todos armados de armas blancas tan terſas, y limpias, que parecian eſpejos con muy lucida caualleria, y todo el exercito pueſto en orden, y muy concertado. Lleuaua por delante ſeſſenta y cinco Caciques, entre los quales los mas principales ſeñores, que tenian de baxo de ſu juriſdicion a diez, y doce Caciques, eran Lincopichon, Antegueno, Liencura, Don Antonio Chicaguala hijo de vna nobiliſſima (ſeñora Eſpañola, y muy principal, y de vn Indio gran ſeñor, que deſpues de cautiua la eligio por ſu muger) Guaquillauquen, y otros: y ala ſalida los eſquadrones, y demas compañias dieron la carga con muy buen concierto, y paſſando por medio del eſquadron enemigo llegaron a vna grande ramada, que ſe hauia hecho para el intento, donde ſe apeò el Marques con toda ſu compañia, y Caciques referidos, quedando las demas de guardia repartidas por ſus pueſtos, y formado el eſquadron con cuerdas encendidas para preuenir qualquier ſinieſtro ſucceſſo.Hauiendoſe apeado todos, y tomado cada qual ſu aſſiento, ſe hizo ſilencio, y queriendo començar el parlamento, el Capitan Miguel de Ybancos, Lengua General del Reyno, ſe leuantò el Cacique Antegueno (que como Señor dela tierra traia en la mano la rama de canelo, ſeñal de paz entre eſta gente, come lo ha ſido el de oliua aun entre Dios, y los hombres) y tomando la mano, en nombre de todos los demas Caciques, dixo con mucha grauedad, y ſeñorio, que ſu vſança era antes de capitular, y aſſentar qualeſquier conciertos de paz; matar las ouejas dela tierra, para que quedaſſen mas fixas, y ninguna de las partes pudieſſe en ningun tiempo reclamar ſobre lo vna vez aſſentado porque aquellos brutos animales deſpues de muertos ſeruian de vn viuo exemplar delo que deuen guardar los que ſe juntan a ſemejante accion: porque aſſi como ellos eſtauan rendidos, y quietos, y teſtificauan con ſu ſangre derramada, que no ſe podian ya menear, ni apartar de aquel lugar; aſſi ellos no hauian de mouerſe mas, ni boluer atras de lo vna vez prometido, ni faltar ala fidelidad deuida, aunque para eſto fueſſe neceſſario derramar la ſangre de ſus venas, y perder la vida. Acabando Antegueno ſu razonamiento, mandò traer luego delante de todos vna deſtas ouejas (que ſon la manera de camellos, y aunque no tan grandes, ſiruen como ellos al tragin delas cargas, que ſe lleuan de vna parte a otra) y leuantandoſe vno delos Toquis, o General dela guerra, y tomando en la mano vn baſton de haſta dos varas de alto, le dio vn feroz golpe, con que la rindio aſus pies, y aſſi fueron proſiguiendo los demas dexando muertas haſta numero de veinte y ocho, y ſi tal vez no caia la oueja del primer golpe, ſe leuantada otro Cacique con mucha ligereza, y le daua el ſegundo con que la tendia en el ſuelo; y las que ſe quexauan, o con las anſias de la muerte agonizauan, las acabauan los circunſtantes de matar, y deſpues de muertas llegauan todos a ſacarles los coraçones, y rociar con ſu ſangre el canelo, que Antegueno tenia en la mano. ceremonia, que (aunque Gentilica) parece tiene ſu fundamento en muchas Hiſtorias, y aun en las ſagradas no le falta, donde vemos, que en ſeñal de paz mandaua Dios rociar las puertas con ſangre, como ſe vè en el capitulo doce del Exodo, y aſſi lo entiende ſan Pablo en el capitulo nueue de la carta, que eſcriuiò alos Hebreos.
Deſpues deſta ceremonia ſe ſentaron todos al derredor delas ouejas muertas, y hecho ſilencio, començaron a tratar, y conferir entre ſi ſobre el aſſiento delas paçes perpetuas, y el modo, calidad, y condiciones de jurarlas, y entablarlas: y hauiendo hablado ſobre eſto con grande concierto, y elegancia Lincopichon, y Antegueno (que ſon naturalmente retoricos eſtos Indios, y ſe precian de hazer vn buen raçonamiento) y replicado de nueſtra parte lo que pareciò conueniente proponiendoles las condiciones, y pactos, que parecieron mas importantes al ſeruicio de entrambas Mageſtades, y hauiendo dado, y tomado ſobre la materia, ſe leuantò Liencura (Cacique muy principal, hombre ſagaz, gran ſoldado, de muy viuo ingenio, muy entendido, y pratico, de edad de ſeſſenta años, y q̃ haſta entonces hauia dado cuydado con ſus aſtucias) y hizo tal raçonamiento alos ſuyos acerca dela paz, y condiciones, de que ſe trataua, repreſentandoles la infelicidad, y trabajos delas armas, y causò tal mocion en todos, que ſe leuantaron en pie, y eſtamaron apellidando a vozes la paz, y nombrando ſus antiguas tierras, de donde los tenian deſterrados las guerras; prometieron boluerſe a ellas dentro delos ſeis meſes, como ſe les hauia propueſto. Hizieron luego las capitulaciones, y la principal de parte delos Indios fue, que no han de ſer encomendados alos Eſpañoles, ſino que han de eſtar en cabeça de ſu Mageſtad; y debaxo de ſu Real amparo, reconocerle vaſſallage como aſu ſeñor, y que con eſto ſe bolueran apoblar ſus tierras, y los Eſpañoles podran reedificar ſus antiguas ciudades. Que eſtaràn obligados a ſalir ſiempre que fueren apercebidos, con armas, y cauallos a qualquiera ſaccions que ſe ofrezca del ſeruicio de ſu Mageſtad, y le entregaran a reſcate todos los cautiuos Eſpañoles, y Eſpañolas, que tuuieren en ſus pueblos; y otras a eſte modo. Para cuyo cumplimiento ofreciò cada parcialidad dos Indios delos mas principales en reenes, los quales ſe truxeron a nuetras tierras haſta que ellos pueblen las ſuyas propias, y de hecho entregaron luego veinte y dos cautiuos Eſpañoles, que hauia en la ribera dela Imperial. Lo qual concluido, y hecho el juramento, ſe leuantaron todos los Caciques, y abraçaron al Marques, y alos demas del conſejo, y alos Religioſos dela Compañia de Ieſus, que ſe hallaron en aquella junta, y luego hizieron ſus preſentes delos regalos, que traian preuenidos de ſus tierras.
Con eſto quedaron los Indios encorporados con nueſtros amigos, y eſtando aſſi mezclados vnos con otros, hizo ſilencio Autegueno, y oyendole todos muy atentos, teniendo el ramo de canelo en la mano, començò vn razonamiento tan elegante, y con tan viuas raçones, naturales tropos, y figuras retoricas, acerca dela paz, y apoyando lo capitulado, que pudieran muchos Oradores embidiar la facundia, y energia, con que el Indio hablaua, poniendo por delante la mucha ſangre, que derramada de entrambas partes eſtaua dando vozes por aquellos campos y quebradas, ſus padres, hijos, antepaſados, y parientes hechos pedaços, o deſnaturalizados, y deſterrados a Reynos eſtraños, perdida la eſperança de boluerlos a ver, la deſaprouechada, y aun pernicioſa porfia, y contienda de tantos años, la inquietud, con que han viuido, los ſobre ſaltos, que han paſſado de noche por las montañas, y de dia con las armas en las manos, ſin poderſe desẽbaraçar dellas aun quando las hauian meneſter para labrar ſus tierras, y hazer ſus ſementeras. Hauiendo dicho eſtas, y otras coſas muy para oir, y admirar, concluyò ſu oracion dando a todos la en hora buena de tan alegre dia, y hauiendo repartido con nueſtros amigos las ouejas muertas, acompañãdole todos; lleuò a preſentar al Marques el jaſpeado ramo de canelo con la ſangre de aquellos animales, el qual recibio ſu Señoria con grandes mueſtras de eſtimacion, y corteſia, y nueſtra caualleria formò eſcaramuça en ſeñal dela alegria, y contento, que todos tenian, y con eſto ſe fue al alojamento, y el dia ſiguiente marchò el campo a Repocura, donde ſe hallaron otros treinta Caciques, que preguntados dela cauſa de no hauer llegado el dia antes con los demas a celebrar las pazes en Quillin, reſpondieron que no eran ellos menos que Antegueno, y que pues el hauia recibido la honra de dar la paz en ſus tierras, tambien la querian dar ellos en las ſuyas, como ſe hizo con las miſmas ceremonias, q̃ el dia antecedẽte.
Deſte pueſto paſsò el campo ala Imperial, fin, y remate deſta jornada, donde eſtauan eſperandole ſeſenta, y tres Caciques de todas parcialidades. Vieronſe aquellas vegas cubiertas de gente, hombres; mugeres, y niños cultiuando ſus ſementeras de trigo, maiz, y demas legumbres. Es eſta tierra muy amena, y fecunda, abundãtiſſima de todo, el cielo y ſuelo brotando alegria, muy deſpjada de montañas, y ſolo amanchas algunas que le dan grande hermoſura; en vnas partes ſe eſplaya por viſtoſos, apacibles valles, y en otras por muy tendidas lomas, aparejadas para cria de ganados. La gente muy bien diſpueſta, generalmente blanca, de naturales dociles, blandos, y amoroſos. Ay en toda la coſta y ribera del Rio muchos meſtizos hijos delas Eſpañolas cautiuas muy blancos, rubios, y garços, todos bautizados por los cautiuos Eſpañoles, aunque ſin Olio, ni criſma; los Indios tambien por lo general ſon Chriſtianos, y los antiguos, que ſe criaron cõ los Eſpañoles antes que ſe leuantaſſen con eſta ciudad les tienen cariño, y amor. conſeruan cruzes en ſus caſas, inuocan el dulciſſimo nombre de Ieſus, quando eſtornudan, tropieçan, o ſe laſtiman. Mueſtranſe bien afectos alas coſas de nueſtra ſanta Fe Catolica. Claman por los Padres dela compañia de Ieſus, que viuan entre ellos, y les enſeñen las coſas de ſu ſaluacion; y los que inſtã mas en eſto ſon los deſdichados Eſpañoles cautiuos, q̃ aunque tienen ya mas libertad, para ſalir del cautiuerio, o ya por la verguença de parecer entre los ſuyos, oluidados dela policia, y natiua lẽgua o lo que es mas cierto, por eſtar ya tan en viciados en las coſtumbres delas Indios y caſi como ellos en ſu modo de viuir, por q̃ la coſtũbre tan embejezida, ſe ha hecho como naturaleza, y ay Eſpañol deſtos, que tiene veinte y ocho hijos, y gran numero de nietos, y nietas, que ſon otras tantas amarras, o raizes, que los tienen aſidos aſu deſdicha y cõ notable oluido de Dios. Nadie ſe admire deſto; que la deſcomulgada tierra de nueſtro coraçon, no lleua otra coſa, que eſpinas, y abrojos, quando le falta el cultiuo eſpiritual, y el riego del cielo, mediante el vſo delos Santos Sacramentos, y predicadores del Euangelio.
Pero en medio de tan eſpeſſas tinieblas, la centella dela Fè, y conocimiento dela vida eterna, que como entre cenicas ſe conſerua en ſus almas cubierta, y añogada con tantos vicios, vrga, y ſolicita ſus coraçones con la conſideracion de que van ſin remedio, camino del infierno, y condenacion eterna, y aſſi toman por partido, ya que no ſe hallan con fuerça para arrãcar de aquel atolladero, ſolicitar alos Caciques, que pidan Padres de la compahia de Ieſu, q̃ vayan aſus tierras, y con el zelo, y feruor que acoſtumbran, les prediquen, para ſalir de tan miſerable eſtado: Con que vueſtra Reuerencia (añade aqui eſcriuendo aſu Prouincial el Padre Iuan Moſcoſo, q̃ entrò a eſta jornada y ha gaſtado con Apoſtolico zelo lo mejor de ſu vida en eſtas miſſiones de Chile) tiene materia para alentar los coraçones feruoroſos delos nueſtros, aque vengan de refreſco a juntarſe con los que nos hallamos a la puerta de tan rico teſoro, que vamos a ayudar a nueſtros Hermanos, que hallandoſe con el agua haſta la garganta, para perecer en medio delas olas de tanta infelicidad, y deſdicha, nos llaman; y como quien ſaca la mano de en medio dela tempeſtad, nos hazen ſeñas, y como pueden nos ſolicitan aque les demos la nueſtra para ponerſe en ſalu o: Ostium enim nobis apertum eſt magnum, & euidens, & aduerſarij multi: Para que ſiendo tantos los enemigos y contrarios, que es fuerça a ya de armar el infierno, como tan intereſſado en desbaratar eſta eſpiritual conquiſta delas almas, ſiendo tambien los compañeros muchos, y del eſpiritu, y feruor, que requiere tan glorioſa empreſa hagamos la obra del Señor; quitando al demonio eſta preſa, que tenia ya por ſuya y que tantos años ha poſſeido ſin que para eſto nos haga boluer el pie atras, ni aun la miſma muerte; aunque andemos tropeçando con ella, y la veamos a cada paſo delante delos ojos, ciertos de que la ſangre delos Martires, o es ſemilla, o riego dela Fè, que hauemos de plantar en eſta recobrada Chriſtiandad, y en mas de cien mil almas deſtos Indios, que han ofrecido, y capitulado la paz, y piden Predicadores Euangelicos, para ſer ſeñados en las coſas dela Fè, proteſtando, que nunca tomaron las armas contra ella, ſino por ſu libertad. Haſta aqui el padre.
Corriendo por eſta vega donde ſe caspitularon las pazes con ſus Caciques, dela manera que le hizo es Quillin, paſsò el exercito ala ciudad, que fue, y aora no es, ſino ruinas dela Imperial, es ſu ſitio vna eminencia, que cae en el eſtrecho, y punta que hazen dos famoſos Rios; el vno que tomò el nombre de la miſma ciudad, y es caudaloſo, y grande, y el otro, que llaman delas Damas, por ſu apacibilidad, y belleza, y corre margenado de viſtoſas arboledas de todo genero de frutas de Caſtilla, y oliuos, que ſe ſuben alos cielos: Cruzan y paſſean los Indios eſtos Rios en ſus canoas, en que tienen muy grande recreo y dela otra vanda ſe deſcubren en las caſerias muchas, y muy amenas huertas, y en particular vna muy grande y hermoſa que dizen fue del Obiſpo Don Aguſtin de Ciſneros, que murio dos años antes del leuantamiento de eſtas ciudades, amenazandoles por los pecados, que en tanto vicio, y regalo cometian, cõ el açote, y caſtigo, que tan aſu coſta aun lloran oy las inſenfſibles piedras de ſus cimientos. Aqui diſpuſo el piadoſo zelo del Marques, ſe buſcaſſen los hueſtos el eſte ſanto Paſtor, y principe dela Igleſia, y aueriguando con los antiguos, que ſe hauia enterrado en la Catedral al lado del Euangelio, mandò profundar la caua (que hauian començado a abrir en otro tiempo con el miſmo intento, aunque ſin fruto) ſe hallaron ſus hueſos en vna caxa conſumida ya del tiempo, las quales lleuò conſigo ala ciudad dela Concepcion, donde ſe depoſitaron en la Catedral, mandando hazer vnas ſumptuoſas exequias, que quiſo honrar el Principe, y Paſtor de aquel Obiſpado Don Diego Zambrana Villalobos con ſu Miſſa de Pontifical Prebendados, Canonigos, y toda ſu Clerecia.
Mientras ſe buſcauan eſtos ſantos hueſſos, ſe ordenò que ſe cantaſſe vna Miſſa con toda ſolemnidad en hazimiento de gracias por los buenos ſuceſſos deſta jornada, y para exemplo, y edificacion del Gentiliſmo, y conſuelo deſta arruinada, y caſi del todo deſtruida Chriſtiandad; y fue coſa admirable, que eſtando altercando ſobre el lugar, y ſitio, que ſe eligiria, y hauiendo reſuelto, que ſe dixeſſe en la ruinas que hauian quedado dela Igleſia Mayor corrio voz por dos vezes, que no, ſino en vna de aquellas huertas, que ſobreſalia l alli mas freſca, y apacible: y aſſi, aunque por dos vezes ſe comẽçò a aliñar vn Altar para dezirla en la dicha Igleſia, ala tercera parece que lleuados de vna fuerça ſecreta, ſe reſoluieron aque ſe dixeſſe en la dicha huerta, donde ſe compuſo el Altar y ſe leuantò en el vn Crucifixo, que lleuaua conſigo para ſu deuocion el General Don Diego Gonçalez Montero, y eſtuuo la marauilla en que acabada la miſſa ſe aueriguò que aquella huerta fue de vna Señora abuela dela muger deſte Cauallero la qual hauia lleuado conſigo de Eſpaña eſte ſanto Crucifixo, y muerto en ſus braços, que parece quiſo con eſto eſte Señor honrar aquel primer ſitio donde hauia ſido honrado, y adorado de ſus deuotos ſieruos. Aſſiſtio a eſta ſolemnidad el Marques, y toda la caualleria, y quedò la inſantaria en guarda del vagaje, celebroſe con mucha muſica, y aparato de caxas trompetas, y clarines, con notable admiracion delos Gentiles, y tanta deuocion delos cautiuos Eſpañoles (que en quarenta y dos años no hauian viſto ſemejante accion) que vno de ellos todo el tiempo que duro la Miſſa tuuo ſus ojos hechos dos fuentes de lagrimas, interneciendo y regalando con ellas los coraçones delos que le mirauan.
Con eſto (y hecha la cuenta, y computo delos Indios, que han dado la paz, por los ſoldados de lança, que tiene cada Cacique) ſon eſtos diez y nueue mil ocho cientos y cinquenta, y regulados vnos con otros a ſeis por cada familia, q̃ es lo menos, porque ay Indio, que tiene ocho, y diez mugeres, ſon por todos ciento y diez y nueue mil, y cien almas) dio buelta el exercito, y el Marques boluio mas gozoſo con el reſcate delos cautiuos Eſpañoles, y con la preſa, y deſpojos de ſu Chriſtiana piedad, y catolico zelo, que con los que pudiera hauerle ganado ſu grande valor, y alentado es fuerço, quando emprendiera a fuerça de hierro y ſangre la conquiſta el eſte Reyno: pero atendiendo al poco fruto y efeto, que han tenido para el intento belicoſos brios, y ſangriẽtas determinaciones, tienta el vado por otro rumbo, pretendiendo por el medio dela ſuauidad, caricias, y halagos, ſu pacificacion; aunque no por eſto pierde de viſta todas las cautelas, preuenciones, y reparos que pueden afiançar la ſeguridad con gente tan guerrera, y ceuada a ſangre Eſpañola. Dios nueſtro Señor proſpere ſus buenos intentos, y mueua los coraçones de quien puede cooperar aque ſalga a luz eſte parto de tanta gloria ſuya, y deſpierte el feruoroſo eſpiritu de Apoſtolicos Obreros que logren en eſta tan dilatada mies los alientos del encẽdido afecto, y amor delas almas, que es meneſter para coger los abundantes frutos dela Cruz, con que los combida, y llama el que ſe dignò morir en ella por ſu ſalud, y remedio.
CAPITVLO X.
Del eſtado con que quedà, y està el Reyno de Chile deſpues delas capitulaciones referidas dela paz y ſugecion delos Indios a nuestro Catholico Rey.
Del eſtado con que quedà, y està el Reyno de Chile deſpues delas capitulaciones referidas dela paz y ſugecion delos Indios a nuestro Catholico Rey.
Q
Van proprio es delas coſas grandes, y de gran ſeruicio de Nueſtro Señor el padecer contradiciones, y dificultades en ſu execucion. Nunca dudè, ni habra quien lo niegue, que aſſi como el rumor, y inquietud dela guerra es tan opueſta ala paz, y ſoſiego interior tan neceſſario para plantar en los coraçones delos hombres la fee, y las demas virtudes, que la cortejan, y acompañan; aſſi la paz, y quietud, y conformidad de vnos con otros es el medio mas eficaz, y el que haze el paſſo abierto, y franco al cultiuo eſpiritual delas almas, aſſi para los que ſe convierten del gentiliſmo, y ſus tinieblas ala luz clara del Euangelio, como para los aumentos en la virtud delos recien convertidos, y aun delos chriſtianos mas antiguos en ſu profeſſion: De aqui coligo, que la converſion de aquella parte del Reyno de Chile, que tantos años ha eſtado reſiſtiendo, y cerrando las puertas al Evangelio, debe deſer de gran gloria de Dios, pues tan ſolicito ha eſtado el demonio en desbaratar los medios, que ſe han aplicado para cõſeguirla. Ya vimos lo que hizo en orden a eſto en tiempo del Padre Luis de Valdiuia y quan bien le ſalieron las traças, y medios, que tomò para desbaratar entonces las pazes, de que dependia la propagacion dela fee en aquel gentiliſmo.Eſto meſmo ha pretendido tambien eſta vez, ſolicitando los animos delos Indios (que veia ya rendidos para receuir el ſuaue yugo del Evangelio) aque ſe reuelaſſen de nueuo, y faltando aſu palabra, y promeſſa, voluieſſen a tomar las armas contra los chriſtianos; y de hecho alterò los animos de algunos Caciques dela Cordillera, paraq̃ ſe leuantaſſen; lo qual obligò al gouernador a publicarles nueua guerra como lo hizo; pero haſta aora no ha paſſado de aqui eſte mal, porq̃ los Indios, que han perſeuerado, y perſcuera en la lealtad y fee de ſu promeſſa, ſon los mas poderoſos, y demas importancia, y aſſi en vna carta, que me eſcriue el Marques ſu fecha de 4 de Iunio de 1644. hauiendo referido eſtas alteraciones delos Indios dela Cordillera, añade eſtas palabras [. Pero como los nueuos amigos reducidos no falten, no dan cuydado los reuelados de la cordillera. Dios ſe ſirua de continuar los aciertos pues gracias al cielo ſe han alcançado vnos a otros] haſta aqui el Marques, el qual para aſegurar mas eſtas pazes, y ſalir de vna vez de eſtos temores y cuydados, y que quedaſſe del todo abierta la puerta ala predicacion del ſanto Evangelio, hauia pedido aſu Mageſtad, quãdo le dio auiſo delas capitulaciones, que hizo con los Indios; que le embiaſſe mil hombres, para ir poblando la tierra; porque eſte, y no otro es el medio eficaz para concluir con aquella conquiſta; porque con eſtos hombres, y vna buena cantidad de mugeres, q̃ ſe podrian ſacar dela ciudad de Santiago, finque hizieſſen falta, porque ay muchas de ſobra; ſe podrian ir reedificando las ciudades antiguas, que ya bueluen los Indios, paraque libremente las voluamos a hauitar; y yendoſe poblando los Eſpañoles, y aumentandoſe como lo han hecho en las otras ciudades, que quedaron en pie; quedaria aſegurada en poco tiempo toda la tierra, y ſe aumentaria, y creceria mas aprieſſa, que otras, por el gran fundamento que tiene para ello.
Bien reconocio el Rey nueſtro Señor y ſus Reales conſejos la importancia de eſte medio, y aſſi aprobaron las paces, y dieron por buenas las capitulaciones, que ſe hauian hecho con los Indios; y ſe huuiera ſin duda embiado eſte ſocorro de gente a Chile, pues tanto importaua, ſi las reuoluciones de Cataluña, y Portugal huuieran dado lugar a ello; pero los aprietos delas guerras de Europa impidieron la prouidẽcia delo que eſtà mas lejos; ſin embargo no deſmayando el Marques, ni deſiſtiendo del intento començado, ha continuado las paces obligando alos que las han dado aque ſe vayan reduciendo alos amigos, que eſtan de nueſtra parte, y aſſi lo van haziendo muchos, como me lo han eſcrito varias perſonas de aquel Reyno, de cuyas cartas quiero referir aqui breuemente algunos capitulos por ſus meſmas palabras, paraque de ellas conſte mejor el eſtado en que ſe hallan oy aquellos Indios, y las eſperanças que ay de ſu cõverſion, y de que aquellas nueuas Ygleſias vayan floreciendo, y aumentandoſe a gloria de Nueſtro Señor, y deſpecho del demonio, que tanto lo ha reſiſtido.
Sea el primero de vna carta, que me eſcriuio el Padre Prouincial Iuan Baptiſta Ferrufino de quien ſe harà mencion honorifica, como merece, en ſu lugar, ſu fecha de 19. de Março de 43. en la qual dandome nueua delas alteraciones delos Indios, añade eſtas palabras [aora digo, que con vna entrada, que hizo el ſeñor Marques eſte año ſe ha remediado todo; porque que con ella ſe deſcubrio la infidelidad de los Caciques dela Cordillera, que declarò el ſeñor Marques por traidores, y les ha publicado guerra) y han moſtrado los de Puren, los dela Ymperial, y los dela coſta gran fidelidad, y muy grande aficion alas coſas de nueſtra Santa fee, y gran deſſeo de ſaberlas, andando ſiempre tras el Padre Diego Roſales, y Padre Franciſco vargas todo el tiempo, que alla eſtuuieron, oyendolos de muy buena gana, y repitiendo lo que ſe les quedaua delas oraciones; y piden con grande inſtancia padres, que los inſtruyan. Nueſtro Señor ayude a vueſtra Reuerencia aque venga con bien, y ſe aya ſeruido aya negociado bien, que bien tendran en que emplearſe los compañeros, que vueſtra Reuerencia truxere.] Haſta aqui eſte capitulo. En otro dize aſſi [las pazes delos Indios de guerra ſe han conſeruado contra el ſentimiento de muchos, que deſſean guerra por el interes delas pieças. Hanſe reducido a Angol muchos; poblado en Leuo, y cerca delos fuertes de ſan Chriſtobal, y Talcamahuida; y el Marques trata de entrar de nueuo ogaño, y obligar alos que ſe han reducido, y eſtan ya de nuestra parte aque hagan guerra alos que han reſiſtido alas pazes, que ſon algunos de Valdiuia, Oſorno, y Puelches, y ſi ſe ponen todos de paz (como lo eſpero en el Señor) ſerà eſta Prouincia la mas apetecida delas Indias, por la mucha mies, abundancia, y bondad del temple, y ſe podra viſitar toda con mas facilidad que las otras] haſta aqui eſte capitulo. En otro de otra carta dize aſſi [las vltimas nueuas, que tuue de Penco ſon boniſſimas, porque me auiſan, que los Indios de guerra embiaron ſeſenta cautiuos, que tenian nueſtros, preſentandolos todos al ſeñor Marques, entre ellos ala ſeñora doña Aldonſa de Caſtro (es eſta vna ſeñora principaliſſima, y muy noble, q̃ hauia muchos años ſe hauian hecho grandes diligencias por libertarla, y nunca ſe hauia podido) con otras ocho Eſpañolas cautiuas; y en ſu compañia vinieron cinquenta Caciques de paz. Hizoſe vna muy lucida proceſſion en accion de gracias ala Ygleſia de nueſtra Señora delas mercedes, lleuãdo todos los cautiuos ya libertados cada vno ſu vela en la mano. Quien puede ya dudar que eſta obra es de Dios, que va diſponiendo las coſas para la converſion de todo eſte Reyno? vengan, vẽgan P. mio, muchos obreros feruoroſos a goçar dela ocaſſion tan apropoſito, diſpueſta para ellos] Haſta aqui eſte capitulo; en otros repite lo meſmo, y vltimamente ſuponiendo q̃ tengo ya concedidos y nombrados los compañeros que piden aquellas glorioſas miſſiones me dize en otro capitulo eſtas palabras [Aqui me quedo aguardando a V. R. con ſus muchos compañeros, y buenos, alos quales todos, y a cada vno embio mis en comiẽdas, y doy mil para bienes dela dichoſa ſuerte, que les ha cabido, y dela copioſa mies, que Dios les va diſponiendo con las pazes de eſte Reyno, que cadadia ſe van eſtendiendo mas y mas. La ysla de la mocha ha dado la paz, los puelches la dan; faltan los de Valdiuia, y los de Oſorno; y ſino la dieren de grado, los vezinos dela Villarica, Ymperial, y Angol les han embiado recados q̃ les harã guerra, y captiuaran, haſta que la den. Eſto me auiſan los padres delas miſſiones: el Señor los conuierta a todos]. Todo eſto es del que era Prouincial quando yo parti de Chile. Dize ſu ſucceſſor, q̃ es el Padre Simon de oxeda (varon de gran zelo, exemplo, y letras) lo ſiguiente. [ya ve vueſtra Reuerencia la falta que tenemos de ſugetos, y aſſi confio habra hecho el esfuerço poſſible para traernos muchos, con q̃ ocupar los pueſtos deſtituidos delos neceſſarios, y aora mas con la nueua reduccion delos Indios de Puren haſta la Ymperial, q̃ han dado muy de veras la paz, y caſi todos los del Reyno lo eſtan, y ſolo faltan obreros, que ocupar en ſu converſion a nueſtra ſanta fee; que por lo demas, ſi huuieſſen Eſpañoles pobladores; ya eſtuuiera caſi todo el Reyno de paz] haſta aqui el capitulo de eſta carta, que es de 28. de Febrero de 43. y lo meſmo me repite en otra. El Padre Rodrigo Vazquez) perſona de grande eſpiritu, y autoridad en aquel Reyno, donde ha ſido vice prouincial, y Retor muchas veces) ſiendolo del Collegio dela Concepcion, que es cabeza delas miſſiones, q̃ eſtan en la frontera dela guerra, me eſcriuio vna carta ſu fecha de 8. de Henero de 42. en que dize aſſi. [las coſas dela guerra van cadadia mejores, y ſe van poblando, y viniendo los Indios de guerra a gran prieſſa; que el buen agaſajo del Señor Marques ha importado mucho; Dios les de luz para que reciuan la del Evangelio como todos deſſeamos. En otra dize [ya han dado la paz los Indios haſta Valdiuia, vanſe reduciendo junto a nueſtras fronteras a gran prieſſa; y entran, y ſalen los de guerra como en ſus tierras, y el Señor Marques los reciue con grande agrado. Han ſalido muchos cautiuos, y cautiuas: va todo muy bueno &c.] haſta aqui eſte Padre] ſu ſucceſſor que es el Padre Balthaſar Duarte, perſona muy conocida en aquel Reyno por ſus excellentes letras y eſpiritu, confirma eſto meſmo en vna de 29. de Março de 43. por eſtas palabras; [las coſas dela guerra van buenas, Valdiuia, y Oſorno embiaron aora menſajeros, que tratan de las pazes; Dios los conſerue] y el anteceſſor de entrambos, que es el Padre Iuan de Albiz, perſona, que demas de ſu gran doctrina, zelo, y Religion, es de mucha autoridad, por por ſer comiſſario del ſanto oficio del Obiſpado dela Imperial, en vna, que me eſcribe de 10. de Nouiembre de 43. dize aſſi [en quanto alos Indios de guerra, ſe van viniendo muchos Caciques con ſus parcialidades, y ſe reducen a nueſtras tierras, y ſe van haziendo nueuas reducciones, para las quales ſon meneſter mas numero de padres, para doctrinarles, y eſperamos a vueſtra Reuerencia, que les trayga padres by remedio aſus almas].
Haſta aqui la carta; y en otras, que he receuido de otros me dizen lo meſmo, conviniendo todos en que fuera delos Caciques, que he dicho dela Cordillera, aquien ſe ha publicado nueua guerra, las demas Prouincias, que han dado la paz haſta la Imperial, eſtan muy conſtantes, y firmes en ella, para cuyo teſtimonio ſe han ido reduciendo, y juntandoſe con los Indios amigos, lo qual todo ſe debe al Marques de Baydes, q̃ aunq̃ con contradicion de muchos, q̃ no apruchan eſte medio delas pazes, para dar fin a aquella conquiſta; ha eſtado ſiempre conſtante en adelantarlas; gouernando, y guiando las coſas con tanta chriſtiandad, conſideracion, y prudencia, que como me eſcriue el padre Alonſo de Aguilera (perſona por ſus grandes letras, calidad, y religion digna dela eſtimacion en que està en aquel Reyno) ha lleuado guiadas las pazes con tan gran cordura, y acierto, que no podia ſucceder mal, aunque los Indios maleaſſen (que eſtas ſon ſus palabras) aque añade otras en otra carta, diziendo, que con el valor, que el Marques ha moſtrado en ſuſtentar, y lleuar adelante eſtas pazes, aunque con contradicion de tantos, que debieran apoyarlas, y fomentarlas, ha gouernado el Reyno de manera, que en ſu tiempo todo ha ſido tranquilidad, ſin ſucceſſo alguno malo, ni muerte de hombre, ſino ſolo de vn Capitan] lo qual quanto aya importado para la propagacion dela fee, y converſion a ella de aquel rebelde gentiliſmo, quiero que lo colija el diſcreto letor de vna carta, en que el Padre Diego Roſales, aquien he ya citado arriba, da quenta como teſtigo de viſta al Padre Luis de Valdiuia de buena memoria, delo que en eſto paſſa, recopilando con claridad, y diſtincion todo lo ſuccedido haſta el año de 43. en que eſcriuio eſta carta, la qual, por no alargar demasſiado, eſte capitulo, darà principio al que ſe ſigue.
CAPITVLO XI.
Profigueſe la meſma materia.
Profigueſe la meſma materia.
L
A carta del Padre Diego de Roſales ſu fecha de Arauco, y Abril 20. de 1643. dize aſſi.M
I Padre Luis de Valdiuia, agrauio hago ala buena memoria de vueſtra Reuerencia en no darle quenta delas coſas de por aca, pues al preſente eſtà eſte Reyno en tan buen eſtado, como Vueſtra Reuerencia le deſeò ver, y aora ſe cogen los frutos de los trabajos, con que ſembrò V. R. aquel campo, y cada dia les hago memoria alos Indios del bien, que vueſtra Reuerencia les truxo, y no ſupieron conozer, y viendole preſente y gozandole ſe alegran. Porque ha llegado Chile a eſtar todo de paz, y con la buena gracia, y agrado del Gouernador, que oy tenemos, el Marques de Baydes, hombre deſinteraſado de piezas, y perſona de buen zelo, ſe a conquiſtado lo que no ſe a podido con las armas. Dierõle la paz Lincopichon, y Butapichon, que ſon los principales dela Imperial hazia la Cordillera, y tras ellos los dela coſta vnamines, y conformes. Capituloſe q̃ toda la gente, que ſe hauia retirado ala Imperial delos fronterizos, ſe vinieſſen aſus tierras, y gozaſſen dellas, porque huyendo dela guerra, ſe hauian retirado todos los de Pilmayquen, Lincoya, Paycabi, Ilicura, Cõtun, Puren, Tirua, Calcoimo, y Relomo. Vinieronſe todos aſus tierras con grande guſto a eſtar de paz; porque alla la gente dela Imperial, como a foraſteros, les hazian mal paſage, y ſi les dauan vn año vn pedaço de tierra; en que ſembrar; a otro ſe le quitauan, y ya les arrebatauan las hijas, ya las mugeres, con lo qual, y con lo que les hauian apretado los Eſpañoles con la guerra, ſe veian tan oprimidos, que alzaron las manos al cielo, quando ſe les tratò dela paz, y de que ſe voluerian aſus tierras. Truxeron luego ſus ganados, y ſus mugeres, y hijos; y eſtubo todo de paz algunos dos años, ſin que de vna, ni otra parte entraſſen a hurtar vn caballo, ni a hazer daño ninguno.En eſte tiempo el Demonio, que ſiempre ſiẽbra zizaña, per turbò eſta paz, porque Lincopichon, y los Caciques dela Cordillera hizierõ algunas borracheras, y trataron en ellas algunos alçamientos ſecretos, pero no lo fueron tanto, que no ſe vinieſſen a ſaber, prendio el gouernador a veinte de los mas principales, y hecha la cauſa los dio por traidores. Y entrãdo eſte año a campear, le ſalieron a rezebir todos los Caciques de la coſta haſta la imperial con diez, y nueue ouejas de la tierra (que mataron en ſu preſencia en ſeñal de amiſtad) pero los Caciques dela Cordillera, de Aliante, Anteguenu, Pubinco, glol &c. no le ſalieron a rezeuir; vno vino con vna oueja dela tierra, y no la quiſieron rezeuir los conas (llamanſe aſſi los ſoldados) de ſan Chriſtobal, y Talcamahuida. Publicoles el gouernador la guerra con caxas, y trompetas; juntos los dos Campos en Curaupe tres leguas dela Imperial, y eſtando preſentes los dos campos, los amigos de Arauco, y de S. Chriſtobal, y todos los nueuos amigos dela coſta haſta la imperial, y algunos dela Cordillera. Dixeronles alos dela Cordillera, q̃ ſe fueſſen aſus tierras, pues querian ſer enemigos, y tratauan de leuantarſe, que dentro de tres dias les auiamos de hazer la guerra, y caſtigarlos. Y aſſi ſe hizo, porque les fueron a maloquear, y cortar las comidas; y dentro de dos meſes voluieron los dos Campos a maloquearles, vno por vn lado y otro por otro. Han les hecho algun daño, cogiendoles muchas pieças, y ganados y quemendoles los ranchos, y las comidas, con que eſtan los que ſe quiſieron leuantar amedrentados, y acorralados. Porque tenemos la flor dela guerra por amigos, como ſon Puren, Ilicura, Contun, Paicabi, Tirua, Calcuimo, Relomo, Queluylemu, Lemullanca, y toda la Imperial yendo por la coſta, conque cõfio en Dios los demas ſe vendran a rendir. Toda eſta gence dela coſta, que eſta de paz, ſe gobierna por Arauco, y eſtà hermanada con nueſtros Indios amigos, de Lauapie, y Arauco. Con los Indios de Talcamauida y S. Chriſtobal eſtauan hermanados los dela Cordillera, que ſe leuantaron; pero de ellos ſe vinieron de paz junto a Angol algunos quatrocientos, y esta campeada paſſada ſe vinieron ſeiſcientos, y ſe ſacaron diez, y nueue cautiuos delas ciudades de arriba. Toda eſta gente, q̃ ſe vino de paz a Angol, que ſon mas de mil Almas, los paſsò el Gouernador entre Biobio, y la Laja, porque alla eſtauan expueſtos alos golpes del enemigo; y porque no tuuieſſen tan facil la buelta aſus tierras: para ſu defenſa eſtà en Angol vn fuerte cõ cien hombres. Eſte es el eſtada delo temporal.
En quanto alo eſpiritual haſta agora no ſe hauia dado paſſo ninguno; eſte año fuy ala Campeada con el campo de Arauco; paſamos por la coſta, viſitando las nueuas poblaciones de amigos, y en todas partes nos ſalian a receuir alos caminos con camaricos, fuiles dando noticia de nueſtro Señor, y predicandoles los miſterios de nueſtra ſanta fee, q̃ oyeron con guſto. Rezauan las oraciones cõ aficiõ. Dos vezes he entrado por la coſta a predicarles, y es para alabar a Dios ver vna gente antes tan feroz; tan domeſticos y tratables, y quan capazes ſe hazen delas coſas de Dios, y el guſto, con que reciuen la fee.
En la Cãpeada ſe juntaron con el Gouernador todos los Caciques dela coſta, y dela Imperial, y deſpues de ſus parlamentos, y de hauer tratado dela firmeza dela paz y que no fueſſen como los otros, que tenian dos coraçones, me dixo el Gouernador, que les predicaſſe los myſterios de nueſtra ſanta fee y les dixeſſe, como el fin de ſu Mageſtad en ſuſtẽtar aqui las armas, era, paraque fueſſen Chriſtianos, y que a eſſo ſe enderezauan eſtas pazes. Prediqueles largamente, dandoles a conozer aſu criador, y los medios por donde ſe hauian de ſaluar, y todos dixeron que ya tenian vn corazon con los chriſtianos y que querian ſer de vna ley, y religion, y q̃ receuirian el agua del ſanto Baptiſmo. Pidierõ algunos al Gouernador nos dejaſſe alla y el P. Franciſco de Bargas Flanmenco, y yo hizimos harta inſtancia con el Gouernador, para q̃ nos dejaſſe en la Imperial, que ſeria de gran prouecho para confirmar aquellos antiguos chriſtianos en la fee, y bautizar ſus hijos: mas como acabaua de publicar la guerra alos dela Cordillera, que eſtan cerca, no quiſo, porque no corrieſſemos algun rieſgo. He ſalido raçonable lenguaraz, y creo, que no anda en las miſſiones quien me gane, ſino es el Padre Iuan Moſcoſo, que es criollo, ya mas que la exercita. Eſtamos tres Padres aquien Arauco, tres en Buena eſperança y quatro en Chiloe. Mucha gẽte es meneſter agora para estas nueuas miſſiones, que neceſſitan de operarios feruoroſos, Dios nos de ſu Eſpiritu, y nos los embie.
Hauian viuido los Padres en el Caſtillo, donde vueſtra Reuernecia los dejò, y yo tambien algunos años con el Padre Pedro Torrellas (que ya ſe fue a goçar de Dios cargado de merecimientos) y viendo la eſtrechura, y incomodidad de habitaciõ, hize fuera del caſtillo vna Igleſia muy buena, que le auentaja ala del Colegio de Penco, y voy edificando la caſa para nueſtra havitacion, grande, y capaz, para muchos padres miſſioneros, paraq̃ deſde aqui puedan ir la tierra adentro. Eſto es mi Padre lo que por aca ay de nueuo, q̃ por entender q̃ le darà a vueſtra Reuerencia guſto ſaber eſtas coſas por menudo; me he alargado tãto: holgara mucho hauer alcãzado de ſu Eſpiritu de vueſtra Reuerẽcia, pero las memorias de ſus hechos eſtã tan freſcas, que nos ſiruen de exemplares, y de ſolicitadores alos que venimas deſpues, acoger lo que vueſtra Reuerencia ſembrò. Muy en la memoria tienen a vueſtra Reuerencia eſtos Indios de Arauco, y no ay otra coſa entre los viejos ſino [ami me Bautizò Valdiuia] Mucho creo que ſe holgara vueſtra Reuerencia de ir ſin eſcolta, y ſin rezelos ningunos a Paicabi, Ilicura, y Puren; pero con ſus oraciones puede vueſtra Reuerencia hazer mucho ayudando nos alos que eſtamos por aca, y embiando nos ſu capa, y eſpiritu doblado para hazer fruto en eſta gente y aſſi pido a vueſtra Reuerencia no ſe oluide demi en ſus ſantos ſacrificios, y oraciones. Admiranſe los Indios quando les digo que vueſtra Reuerencia eſta viuo, quiera nueſtros eñor que eſta admiracion dure muchos años, para que ſu memoria de vueſtra Reuerencia nos aliente a todos. Arauço 20. de Abril de 1643.
Haſta aqui eſta carta. En otras me eſcriben, q̃ receuian los Indios con tanto amor, y guſto lo q̃ les enſeñauan, q̃ ſe andauan de tras delos padres, ſiguiẽdoles, donde quiera q̃ iuan, preguntãdoles las coſas dela doctrina chriſtiana, y repitiendo lo q̃ hauian ya aprendido; de manera que ſi huuiera dexado alos padres con ellos, como lo deſſeauan; ſin duda huuieran hecho grande fruto en ellos; de donde ſe ve claramente de quanto impedimento ſea la guerra, para la propagacion dela fee, y quanto ayude la paz aſu exaltacion, y ala ſaluacion de aquellas pobres almas, q̃ de aquel gentiliſmo paſſan al infierno por falta de predicacion. El que derramò ſu precioſa ſangre por ellas ſe compedeſca de ſu gran deſdicha; y diſponga las coſas de manera, que entrando aſus tierras los predicadores Evangelicos, que eſperan, logren en aquella copioſiſſima mies los frutos de ſu Cruz, para lo qual ayudaria grãdemente embiar de Eſpaña a aquel Reyno vn buen ſocorro de gente para ir poblando las ciudades antiguas, porque con eſto ſe aſegurarian del todo los predicadores del Evangelio, y podrian entrar apredicar alos gẽtiles ſin los temores, y rezelos, que obligan alos que gouiernan a proceder con el tiento y conſideracion que ſe procede, para no dexar Sacerdotes entre eſta gẽte. y ſegũ el juizio delos prudentes, y experimentados, y de todos en general, mientras eſte remedio no ſe aplicare, no ſera poſſible acabarſe aquella cõquiſta, que tanta ſangre y hazienda ha coſtado.
Concluyo eſte capitulo con otro de otra carta que Franciſco de Almendras Eſpañol cautiuo eſcriuio al Padre Iuan de Albiz arriba citado, ſu fecha de 29. de Março de 43. y dize aſſi [Padre mio de mi alma, como me holgara poder ir por alla a confeſſarme con vueſtra Paternidad pues en quarenta años que ha que estoy en eſte triſte cautiuerio ſolamente vna vez he podido goçar de eſta ventura] proſigue la carta, y hauiẽdo dicho q̃ ſe remite a otras, en que auiſa al Marques de la gran voluntad, y deſſeo, q̃ los Indios tienen de que ſe aſienten, y eſtableſcan las paçes, y que entren aſus tierras Padres que los enſeñen, añade] mas como veo q̃ ſon tan pocos vueſtras Paternidades, no me atreuo a ſuplicar a vueſtra Paternidad q̃ me embie vno, o dos que deſpierten a eſtos Indios dela ſeguedad, y errores, en que viuen] vltimamente deſpues de hauer referido, algunos de eſtos errores, y ignorancias, en que eſtan, y otras coſas dignas de compaſſion; y la buena diſpoſicion, con que ſe hallan para receuir la fee, concluye la carta con eſtas palabras [lo cierto es padre mio que toda eſta gente deſde la Ymperial, donde yo viuo, haſta Valdiuia, Oſorno y Villarica deſſean todos buenos padres Sacerdotes como vueſtra Paternidad dela Compañia de Ieſus, por que ſaben ya, que ſon exemplares, y de muchas virtudes, y que no buſcan ſus mugeres, ni ſus hijas, como lo hazian algunos malos curas, cuyos eſcandalos tienen haſta oy muy preſentes los viejos, y los repiten muchas vezes, quiera nueſtro Señor que vengan a eſta tierra muchos padres dela Compañia, para que enſeñen amis hijos, y a todas eſtas gentes. Yo eſpperaua a vueſtra Paternidad con el padre Franciſco Vargas, o con otro padre, mas ya que el Señor Marques no ha dado licencia, pido a vueſtra Paternidad, por amor de Dios ſe llegue haſta el fuerte del nacimiento, para que alli tratemos las coſas de mi ſaluacion, y delos mios, porque tengo muchos hijos, y nietos. y en caſo, que vueſtra Paternidad no pueda venir procure por amor de Dios, y por me hazer eſta limoſna, que vengan otros padres dela ſanta Compañia de Ieſus, que aunque eſtoy treinta leguas del nacimiento, me pondre en camino, y eſtare eſperando en aquel fuerte con algunos delos mios. Dios pague a vueſtra Paternidad el agaſajo, que en eſſa ſanta caſa han hecho alos Caciques, ya ſus ſoldados, que han venido muy agradecidos. Receui las coſas de deuocion, que vueſtra Paternidad me embio, y la doctrina con el acto de contricion, y cadadia lo eſtoy leyendo; y como ya lo tengo de memoria, ſe lo he dado cõ los exercicios ami amigo Gaſpar Albarez, que es otro Eſpañol cautiuo, que paſsò los otros dias por aqui, y viue con ſus hijos diez leguas mas adentro].
Haſta aqui la carta de eſte pobre cautiuo Eſpañol nacido en Valdiuia, donde, lo cautiuaron con los demas, quando ganaron, y deſtruyeron los Indios aquella ciudad, delo qual es facil de entender lo vno la buena diſpoſicion, con que ſe hallan aquellos Indios deſde la Ymperial haſta Villarica, Oſorno, y Valdiuia, para receuir la fee como lo teſtifica eſte cautiuo, que viue entre ellos, y los conoce. lo otro ſu gran deſdicha, y extrema neceſſidad eſpiritual, pues en quarenta años de cautiuerio no ha tenido ventura de confeſſarſe ſino vna ſola vez; y para tenerla ſi quiera otra, haze tantas diligencias, haſta ſalir a treinta leguas de camino con manifieſto peligro de ſu vida, y aun no le vale. Dios ſocorra, y fauoreſca a eſtos pobres chriſtianos, y no permita vaya adelante eſta guerra tan prolixa, y dañoſa, pues con la paz ſe conſeruaran los ſudios en la buena diſpoſicion, en que eſtan para receuir el Evangelio, y viuir conforme a el los que le reciuieron antiguamente; y con eſto ſe facilitarà la libertad de aquellos miſerables cautiuos, que tantos años ha padecen, y viuen en tantos peligros de alma y cuerpo.
CAPITVLO XII.
Concluyeſe eſta materia: y daſe razon de la nueua fundacion dela ciudad, y puerto de Valdiuia.
Concluyeſe eſta materia: y daſe razon de la nueua fundacion dela ciudad, y puerto de Valdiuia.
H
Emos viſto en los capitulos paſſados el eſtado, y buena diſpoſicion, en que el Marques de Baydes ha pueſto el Reyno de Chile en el tiempo de ſu gouierno haſta el año de 44. y aunque por no hauer tenido el ſocorro de gente, que deſſeaua de Eſpaña, no ha podido hazer las poblaciones, y reedificar las ciudades, que pretendia, y eran neceſſarias para concluir de vna vez con aquella conquiſta, y dexar entablada del todo la predicacion del Evangelio en aquel gentiliſmo, ha dado vn gran golpe para allanar las dificultades, que haſta aora la han eſtoruado, y dexa abierto el paſſo, y hecho el camino para lleuar adelante eſtas fundaciones; y de hecho quedan de paz los Caciques, y Prouincias dela coſta haſta mas alla dela Ymperial, y eſtos dos años, q̃ han corrido deſde el de 44. haſta eſte de 46. no habra dexado de adelantar ſus buenos intentos; aunque no ſe coſa en particular, por no hauer aun receuido los auiſos, q̃ han venido eſte año de quarenta y ſeis de aquel Reyno; ſi bien he entendido por mayor, que no ha hauido nouedad conſiderable en lo que toca alos Indios; ſino que todos los de paz eſtan con la meſma diſpoſicion, que vimos en el capitulo paſſado, para receuir los predicadores del Evangelio, ſiempre, que quiſieren entrar aſus tierras a predicarſele. Dios ſea ſeruido de que lo veamos pueſto en execucion, para mayor gloria ſuya, aumento de ſu Ygleſia, y propagacion de ſu ſanta fee.Lo que auiſan en particular algunas cartas, que haſta aora han començado ya a llegar del Perù, y Chile, es, la nueua fundacion del puerto, y ciudad de Valdiuia, para cuya inteligencia renueuo la memoria delo que queda apuntado en el capitulo nono del libro primero de eſta hiſtorial deſcripcion acerca dela entrada en aquel puerto dela armada Olandeſa, que pretendio fortificarſe en ella el año de 43. la qual hauiendo ſalido de Fernambuco con tres nauios, vna vrca, y vn patache, otros dizen, diez, otros quince vaſos, a cargo de Henrrique Brum Gouernador, que era del Braſil, y de Compañia del general, y Principe de Oranje, con ſuficientes pertrechos, y gente de guerra, y mar, quatrocientos carretoncillos, nouenta y dos pieças de artilleria, treinta, y quatro de bronce, y cinquenta y ocho de fierro, y otras prevenciones neceſſarias (aunque los ſoldados ni Capitanes no ſabian los deſignios del general, ni a donde ſe endereçaua eſta nauegacion) deſambocaron por el eſtrecho de Magallanes, ſegun me eſcriben algunos, otros, no dizen por donde entrò, pero dizen, que nauegaron por altura de ſetenta, y ſetenta y dos grados, lo qual hauiendo deſembocado por el eſtrecho de Magallanes) no pudo ſer, ſino por cauſa de alguna tormenta, que deſpues de deſembocados, los arrogaſſe al polo, como acontecio al Draque, y queda referido en ſu lugar, porque para ir a Valdiuia, a donde lleuauan ſu derrota, ſeria voluer atras, ſubir a tanta altura.
No hauiendo podido hiuernar en la Ysla de San Bernaue, o Bernabelte, como ellos dizen, por el rigor delas nieues, y frios, que por eſtar en tanta altura eran inſufribles, hizieron vela, y baxaron a Chile, hauiendo perdido la vrca, que venia mas intereſſada de armas de fuego, picas, poluora, plomo, y otros pertrechos de guerra, y armas, palas, azadones picos, hachas, y fraguas, con oficiales de todas las artes neceſſarias para el intento, y ſobre todo la comida, que traian en ella, ſe hallaron obligados a ayunar; porque ſegun la relacion, que dio el Olandes Iuan Antonio natural de Velduque, aquien cautiuaron con otros en Chiloe, ſe quitò a cada vno vna libra de racion cada ſemana, haſta que llegaron a Chiloe, donde ſe proveyeron para adelante, aunque ſiempre padecieron mucho trabajo. En eſta Ysla de Chiloe tomaron puerto a ſeis de Mayo de quarenta y tres, en el que llaman del Yngles, veinte leguas del de Carelmapo, q̃ es el dela ciudad de Caſtro. Hauiendo hecho aqui ſeñal la Capitana, abrio el general vn pliego delante de todos, en el qual ſe le mandaua por orden del Conde Mauricio, de quien dicho general Henrrique Brun hauia ſido almirante, que con aquella gente dieſſe principio ala poblacion tan deſſeada, y pretendida tantos años ha del famoſo puerto, ciudad, y Rio de Valdiuia; y que luego que alli ſe huuieſſe fortificado, deſpachaſſe dos nauios con ſolos marineros, y gente de la mar, paraque ſe le embiaſſe el ſocorro de ſiete mil hombres, que eſtauan apunto en el Braſil para ir a ayudarlos, y hazerſe inexpugnables en aquel ſitio; porque ſu intento era hazerſe ſeñores de Chile, y del Perù, y por lo menos, fortalezerſe en aquel pueſto, y tomar juntamente el de Coquimbo, para ſer dueños de todas aquellas coſtas, haſta Panamà, y de alli correr alas de Mexico, y Philipinas.
No lo lleuauan mal diſcurrido, ſi tuuieran mas de ſu parte a Dios, que aunque tal vez les permite ſalir con lo que deſſean, y los toma por açote para caſtigar como padre aſus fieles, y catholicos; les desbaratò eſta vez todos ſus deſignios de manera, que por mas, que forcejaron contra la corriente, no pudieron prevalecer. Cautiuaronles en eſte puerto algunos por orden del Maeſſe de Campo de Chiloe, que les hechò vna emboſcada de ſeis Eſpañoles, y haſta ocho, o diez Indios; y aunque el general Henrrique Brum irritado de eſte ſucceſſo deſpachò el dia ſiguiente vn nauio al puerto de Carelmapu, y quemaron en el, vno de vn particular, que hallaron alli cargado; y hechando en tierra vna tropa de moſqueteros, nos mataron algunos delos nueſtros; deſtruyeron las Ygleſias, alancearon los ſantos, y hizierõ otros deſtroços proprios de ſu impiedad; tomò Dios vengança de ellos, quitando alli la vida al dicho general Henrrique, y matandolos de hambre en el Rio, y puerto de Valdiuia, adonde vltimamente llegaron para fortificarſe en el como pretendian. Començaron de hecho a menear las manos, y leuantar las tres fortificaciones, y en la que hizieron en la Ysla, que llaman de conſtantino, que està en el meſmo Rio, puſieron haſta nouenta pieças de artilleria; pero todo eſto les importò muy poco, y no les ſiruio ſino de perder tiempo, hazienda, y gente, porque por falta de comida ſe huian muchos de ſus ſoldados alos Indios, los quales aunque alos principios les vendieron alguna, deſpues no quiſeron acudirles con mas ſocorro, cõ q̃ le hallò el general obligado para no acabar de perder ſu gente, a encerrarla toda en la Ysla de Conſtantino, de donde vltimamente ſe huuieron de ir, viendo, que tardaua el ſocorro, que eſperauan del Braſil, y que entre tanto podria venir la armada del Perù para acabarlos de arruinar, como lo huuiera hecho ſin duda ſi aguardaran vn poco mas.
Ya tambien vimos en el lugar citado la gran vigilancia, y valor del Marques de Baydes en dar luego auiſo al Perù, y armar toda la tierra, y embiar a explorar el puerto de Valdiuia con tan gran peligro de aquellos valeroſos veinte Eſpañoles, que ſe arrojaron en vn barco a contingencia de encontrar con el enemigo, y perecer aſus manos. Vimos juntamente el animo, y intrepidez (mejor dire temeridad) con que vn padre de nueſtros miſſioneros de nueſtra Compania ſe arrojò a paſſar el golfo deſde Chiloe ala Concepcion en vn pequeño barco, en vn tiempo tan riguroſo, que fuera mucho reſiſtir alas tormentas del mar vn nauio de alto bordo, por dar ala Concepcion el primer auiſo, que dio dela llegada de este coſſario a aquellas coſtas; tambien ſe dixo como partio de alli eſte padre en Compañia del Maeſſe de Campo del Reyno Alfonſo de Villanueua ſoberal a dar el meſmo auiſo, como le dio al Virrey; y la puntualidad, y preſteza con que ſu excelencia proueyò al punto todo lo neceſſario, deſpachando en vn dia diez nauios a diferentes puertos, con armas, poluora, y municiones, para ſu defenſa y que aſſi meſmo quedaua aparejandoſe vna grueſſa armada para ir a deſalojar al enemigo en caſo, que no ſe huuieſſe ido de aquel puerto. Todo eſto lo apuntamos en el lugar citado, y juntamente la nueua, que vino de Panamà, de que tenian ya los nueſtros fortificada aquella plaça, y con guarnicion en ella de ſeicientos Eſpañoles, para ſu defenſa; pero en fin no ſe ſabia coſa de cierto, y todo era eſperanças, aunque bien fundadas delo que deſpues ha ſuccedido.
Porque hauiendo llegado los galeones dela plata mientras eſte libro ſe eſta imprimiedo, hã traido la nueua cierta, q̃ confirma todo lo q̃ ſe hauia dicho; y es aſſi q̃ el Marques de Mancera Virrey del Perù (digno por ſola eſta accion de immortal memoria, quãdo no lo fuera por otras hazañas que ha hecho en ſiruicio de ſu Mageſtad) deſpachò la armada, que començò a apreſtar luego que ſupo dela llegada del Olandes, al puerto de Valdiuia; de la qual me eſcriue el Padre Pedro de Oñate de nueſtra Compañia, Prouincial q̃ ha ſido del Paraguay, y eſtà aora en Lima, eſtas palabras [fue la armada de diez naos bien artilladas con mucha, y linda artilleria grande de bronce, donde iuan mil y docientos ſoldados embiados por ſu excellencia del Señor Virrey, a fortificar el puerto de Valdiuia, y poblar, y fortificar la meſma ciudad. General el Señor Don Antonio hijo del Virrey. Llegò felizmente en quarenta y ſeis dias. no hallò alli al Olandes, que hauia ya deſamparado el puerto por miedo de eſta armada. fortificò la Ysla de Conſtantino en el dicho puerto, con que queda inexpugnable. Tambien lo quedarà la ciudad de Valdiuia, que ſin duda ſe poblarà, y fortificarà eſte verano, que viene, con que eſpero en nueſtro Señor, que eſtos Reynos, y coſtas de ellos quedaràn ſeguros de enemigos; alomenos de que no puedan hazer pie en ellos para ſiempre; principalmente, que el muro del Callao eſtà ya caſi acabado, y los dos galeones nueuos como dos grãdes caſtillos roqueros deſienden con los demas la mar, y atierran los enemigos.] Haſta aqui el capitulo de eſta carta, que acabo aora de receuir ſu fecha de Lima, y Iunio 17. del año 45.
En las que eſpero de Chile ſe darà mas larga relacion de todo. Solo he viſto hata aora vna breue del padre Diego Roſales Superior delas miſſiones de Arauco, aquien hemos citado arriba, en la mal dize aſſi. [el Marques de Mancera con valiente reſolucion, poblò a Valdiuia, eſtà alla el Maeſſe de Campo Alfonſo de Villanueua por poblador. Van haziendo tres fuertes para defender con buena artilleria la entrada al Olandes, que eſtuuo alli aora dos años. Fueron quatro padres de nueſtra Compañia poblar a Valdiuia. He ido tres veces a predicar alas Indios de Puren, Paycabi, Ilicura, y Tirua, y aora va el padre Iuan Moſcoſo; reciuen bien la fee &c.] haſta aqui eſta carta, y en otra en que me auiſan eſto meſmo añaden, que el Señor Virrey con el buen zelo, que tiene del diuino ſeruicio, y de nueſtro catolico Rey, y deſſeo dela propagacion dela fee en aquel nueuo mundo, ſituò en las Reales caxas treſmil peſos para el ſuſtento, y miſſiones delos dichos quatro padres dela Compañia, fuera de otros mil, que dio paraque ſe alaxiſſen en la nueua caſa, que que han fundado. Todo lo qual lo repite ſin contradicion la comun voz y lo diran por menor las cartas, q̃ añadirè deſpues, ſi llegaren a tiempo. Lo que yo digo es que eſta nueua debe alegrar a todos los intereſſados, y deſſeoſos delos aumentos de la corona de Caſtilla, y de la propagacion dela fee, y amplificacion del Evãgelio en aquellas partes, q̃ todo anda a vna, pues ni es poſſible que ſe lleue adelante la converſion de aquel gentiliſmo, y el cultiuo eſpiritual de aquellos nueuos chriſtianos, ſino es mediante el fauor, piedad, y limoſna de nuestro catholico Rey; ni ſu hazienda Real, y theſoro del Perù, de que depende la meſma converſion delos Indios, y propagacion dela fee, puede aſegurarſe, no eſtandolo aquellos mares; ni eſtos lo pueden eſtar, mientras el puerto de Valdiuia no eſtà ſuficientemente defendido, como queda aora; porque el enemigo Olandes hizieſſe pie en el, podria deſde alli correr todas aquellas coſtas; y impedir, o por lo menos hazer muy dificil, y coſtoſo aquel comercio; de que ſe ſeguirian los inconvenientes, que facilmente ſe dexan entender, lo qual todo ceſſa con eſta nueua fortificacion cõ la qual queda aſegurado todo el Reyno de Chile, y los del Perù; porque dado caſo, que el enemigo ſe alentaſſe a tomar otro puerto delos de aquellas coſtas, ſeria ſiempre muy facil el deſaloxarlo del, por mas que ſe fortificaſſe, porque no ſeria poſſible, que reſiſtieſſe ala fuerça delos Eſpañoles, que es muy grande ya en aquellas partes, aſſi por mar, como por tierra. Solo eſte puerto de Valdiuia es el que podia dar cuydado, por ſu natural defenſa, y buenas calidades, que ſon tales, que con poca ayuda, y gaſto, ſe puede hazer del todo inexpugnable.
De todo lo dicho ſe colige de quanta conſideracion ha ſido eſte ſeruicio, que el Marques de Mancera ha hecho aſu Mageſtad, y quan importante aya ſido ala conſeruacion, y aumento de ſu Real monarquia. Lo que yo puedo dezir delo que he oido platicar ſiempre a perſonas practicas, y entendidas en las coſas delas Indias, es, que otros deſcubrieron aquellos Reynos del Perù, y Chile, y los conquiſtaron aſu Mageſtad; Eſte ſeñor, y gran Virrey les ha hechado la llaue; y encerrado el gran theſoro, que en ellos goça, y aſſeguradole delos goloſos, que han pretendido tener parte en el; porque aſegurandoſe bien eſte puerto de Valdiuia, como ſe ha hecho, y ſe harà en adelante, fomentando ſu comercio con los otros puertos, y ciudades de Chile, y del Perù, no ay mas, que temer. Por lo qual juzgo, que todo aquel nueuo mundo debe a eſte excelentiſſimo Señor immortales reconocimientos, pues ha hecho el ſolo para ſu defenſa, ſeguridada, y amparo lo que tan deſſeado ha tenido ſu Mageſtad tantos años ha, y lo que tenia tan encomendado por ſus Reales cedulas, y nunca ſe hauia podido poner en execucion, lo qual eſpero no quedarà ſin el premio debido a tan importante reſolucion, y calificado ſeruicio, de que le ha de ſeguir tanto bien aſſi para lo temporal, como para lo eſpiritual de la converſion delas almas, que es el primario, y mas principal ſin de nueſtto catholico monarca en la conquiſta, y conſeruacion de aquellos Reynos.
No le cabe poca parte de eſta gloria al Marques de Baydes, aſſi por lo que ha cooperado a eſta accion ſegun conſta delo que queda arriba referido como por dexar el Reyno de Chile en tan buena diſpoſicion, que puede comunicarſe toda la tierra deſde Valdiuia ala Concepcion, y conſiguientemente a todo lo reſtante del Reyno mediante las paces con los Indios, ſin las quales ſeria muy dificultoſo poder conſeruarſe la fortaleza de Valdiuia; porque como el comercio por el mar estan peligroſo en tiempo de hiuierno, por las tempeſtades, y braueza de aquellos mares; ſi los Indios de guerra, que eſtan en medio de Valdiuia, y la Concepcion, no eſtuuieran de paz, no fuera poſſible el comercio por tierra. Loqual manifieſta bien claro quan acertados han ſido ſus dictamenes, pues mediante ſus aciertos, y el teſſon, que ha tenido en admitir, y conſeruar la paz, y amiſtad con los Indios, ſe ha podido executar y podra lleuar adelante vna coſa de tanta importancia. Con lo qual queda el Reyno de Chile en el mejor, y mas feliz eſtado, que ha tenido, y en tal diſpoſicion, que ſe puede con raçon eſperar, que ſe acabarà de conquiſtar del todo con el gran valor, y prudencia de ſu ſucceſſor.
Es eſte D Martin de Muxica, Cauallero del habito de Santiago, de excelentes partes, muy amigo dela juſticia, y dela verdad, ſegun me eſcriben de Eſpaña, y que es famoſo ſoldado, y ha ſido Capitan en Flandes, y en Ytalia, y Sargento mayor, y Teniente de Maeſſe de Campo general, y que en todas las ocaſiones, en que ſe ha hallado, ſe ha ſiempre ſeñalado con demonſtraciones de ſingular valor, que le han dado gran fama, y nombre, lo qual todo aſegura los grandes aciertos, que eſpero en nueſtro Señor le ha de dar en aquel Reyno, mediante los quales floreſca en el, y de nueuos reſplandores la monarquia de nueſtro Catolico Rey, aſſi en lo temporal de ſus aumentos, como en la eſpiritual conquiſta delas almas, y converſion de aquel numeroſo, y dilatado gentiliſmo haſta que ſe oyga la voz del Evangelio, y ſe reciua ſu ley en las vltimas partes, y ſin del mundo, que podemos dezir es aquella parte del eſtrecho de Magallanes. Y con eſto doy fin a todo lo que he podido breuemente dezir dela naturaleza, y propriedades del Reyno de Chile, de ſus habitadores, y conquiſta: aora diremos lo que ſe podra breuemente del modo como ſe plantò en el la fee, los progreſſos, que ha tenido, y el eſtado, que tiene al preſente, lo qual ſe harà en el libro ſiguiente; antes del qual pongo aqui los Gouernadores, que ha tenido Chile deſde el primero haſta el vltimo con la mayor propriedad, que ha permitido, aſſi el largo tiempo, que ha, que murieron los mas, como la gran diſtancia, en que me hallo; ſeruirà por lo menos eſta memoria, paraque eſte mas viua la de tan grandes ſugetos, y ya que no puedo leuantar capitolios, en que colocar ſus eſtatuas, como lo merecian, ſirua por lo menos eſte boſquejo, y razguño, que ofreſco aſus muy nobles decendientes, de reconocimiento del que todo aquel Reyno debe aſus heroicos hechas, y eſclarecidas hazañas.