Antes de morir bajo el fango de las calles,
imitaremos a Bresci y Ravachol;
quien estiende a tí la mano, o burguesía,
es un hombre indigno de guardar el sol.
La máquina estridente machaca y despieza
y pálidas y gritando estan las esposas,
queda el campo incultivado y el minador sepultado
y los trabajadores se atraviesan de homicida honor.
Y a quién no sucumba le espera la tumba,
se aprestan las bombas, se afila el puñal.
¡Es la acción el ideal!
Francia alerta, en la guillotina,
corta la cabeza a quien castigarla quiere;
La España vil agarrota y asesina;
fusila Italia a quien tremar no suol.
En América colgados, en África degollados,
en España torturados en el honor de Montjuich;
pero a la triste raza del señor terrorista
el individualista sabe todavía golpear.
Y a quién no sucumba le espera la tumba,
se aprestan las bombas, se afila el puñal.
¡Es la acción el ideal!
Hasta que seamos crudo, es correcto que así sea
la banda social para el decretar de las leyes;
hasta que el sol de la anarquía no brille
veremos siempre el clamar del pueblo.
Esbirro, espantado, si la dinamita
oye rugir contra el opresor;
tenemos contra todos, esbirros y sinvergüenzas,
y uno contra todos nosotros el sperderem.
Y a quién no sucumba le espera la tumba,
se aprestan las bombas, se afila el puñal.
¡Es la acción el ideal!