- En el monte se yergue una ermita,
- y en la ermita descuella un altar,
- y en su fondo la Virgen bendita ha sentado su trono real.
- Paniza patria mía, ensancha el corazón
- y rindele a tu madre ferviente adoración
- los pliegues de tu manto, celeste pabellón
- ofrecen a tus hijos, amparo y protección.
- Encinas inmortales de troncos colosales
- que el curso de los siglos altivas comtemplais
- y junto a su santuario sereno y solitario
- guardianes de su templo perpetua escolta dan.
- Doradles reverentes, vuestras soberbias frentes
- redidles vuestras ramas en fe de su misión.
- Decidle a la señora que un pueblo que le adora
- le ofrece con vosotros su eterna devoción.
- En el monte se yergue...