Hay una alondra en nuestro hermoso valle
de Ignacio María de Acosta


 Hay una Alondra en nuestro hermoso valle
 que tierno atisba un cazador atento:
 Ave divina cuyo dulce acento
 al coro manda volador que calle.
 

 Y calla, y se suspende el escuchalle...
 que de la Alondra al divinal concento
 plega sus alas de placer el viento,
 y no hay ave ni flor que no avasalle.
 

 Triunfante su expresión desde su nido
 el valle todo con su voz encanta,
 y está el amor ante sus pies rendido.
 

 Nada turba el trinar de su garganta,
 y si suena en el bosque algún gemido
 es de la voz del cazador que canta.