Hay una alondra
Hay una Alondra en nuestro hermoso valle
que tierno atisba un cazador atento:
Ave divina cuyo dulce acento
al coro manda volador que calle.
Y calla, y se suspende el escuchalle...
que de la Alondra al divinal concento
plega sus alas de placer el viento,
y no hay ave ni flor que no avasalle.
Triunfante su expresión desde su nido
el valle todo con su voz encanta,
y está el amor ante sus pies rendido.
Nada turba el trinar de su garganta,
y si suena en el bosque algún gemido
es de la voz del cazador que canta.