Gotas de sangre/¡Cómo nos divertimos!...
¡Cómo nos divertimos!...
Hoy, domingo -y con sol- enormes muchedumbres acuden de todo París al callejón Ronsin. Van a oler... Es todo lo que pueden permitirse, porque la villa Steinheil es un cementerio, no sólo por los muertos que ha habido en ella, sino también por la superviviente Marta, que parece un alma en pena...
Pero allí mismo, en un cafetín del callejón, frente a la villa siniestra, se exhiben dos actores improvisados:
El lacayo Couillard y el mozo de cuadra Wolf, acusados por la viuda y puestos en libertad, celebran su triunfo. El lacayo, de pie en una mesa, canta La Marsellesa -esa pobre Marsellesa, que ya sirve de tapadera a toda clase de cosas- coreándola unos cientos de admiradores (¡!) de él, y el mozo de cuadra, regocijándose a su modo, se atraca de carnero.
-Ayer -se dice, admirándole- se comió él solo, de una sentada, un chivo.
Al oírlo las gentes se enternecen y exclaman, compadeciéndole:
-¡Buen muchacho, bah! Jamás ha hecho daño a nadie. Su única aspiración es zampar chivos.
Y se recuerda que una empresa cinematográfica le ha dado unas pesetillas por prestarse a reconstituir su arrestación.
Couillard, entusiasmado por la popularidad y las copas, canta, después de La Marsellesa, las coplas que recorren los bulevares con el título de:
Enfin! Elle est à Saint-Lazare!!, uno de cuyos estribillos dice:
Et chacun se dit:
Quel est ce bandit,
Criminel infàme?
Nul n'en saura rien...
Est-un homme, ou bien
Plutòt une femme?
Qui done accuser?
Vouloir trop causer
Serait téméraire...
Personne ne sait...
Jusqu'á présent, c'est
Un mystère!
Y mientras 4.000 personas esperan en los alrededores de la prisión de la Steinheil la salida de su hija, para hacer manifestaciones contra la madre, y la infeliz criatura tiene que salir a escondidas, no por la puerta principal, sino por la puerta de las Muertas, «por la que se escapan de la vida y del dolor -advierte le Matin- las desgraciadas prostitutas presas a quienes la muerte libera...»
La última noticia dominical es que se ha ordenado la exhumación de los cadáveres de Steinheil y su suegra, para que se analicen las vísceras en el Laboratorio de Toxicología, y la busca de unos bocales, extraviados desde Junio, que contenían el estómago y los intestinos de las víctimas; y el rompecabezas del día ha dejado de ser; -¿Quién ha puesto la perla?... y es: -¿Quién tiene los intestinos?
...¡Cómo nos divertimos en París!