Gesta Romanorum
GESTA DE LOS ROMANOS |
Traducción de Julian Cruz Borrelli de algunas de las historias de las Gesta Romanorum (“Gesta de los romanos”). Traducido de la versión del manuscrito compilada por Oesterley. |
Capítulo 2: Acerca de la misericordia y sobre los parientes que deben ser ayudados.
Capítulo 4: De la justicia de los que juzgan.
Capítulo 5: La fidelidad que ha de ser seguida.
Capítulo 6: De la razón que debe ser seguida.
Capítulo 7:De la envidia de los malos contra los buenos.
Capítulo 8:De la envidia de los malos contra los buenos.
Capítulo 9:De la natural malicia que por mansedumbre ha de ser superada.
Capítulo 11: Acerca del veneno del pecado que día a día alimentamos.
Capítulo 12: Acerca de la intemperancia.
Reinó Pompeyo, grandemente rico y poderoso, quien una única hija bellísima tenía, la que entonces estimaba con tal extrema ternura, que asignó a ella la custodia de cinco soldados, para que la custodien contra todo peligro bajo pena grave. En verdad los soldados armados los días y las noches a ella custodiaban y disponían ante la puerta de la habitación una ardiente lámpara para que nadie de noche a ella accediera, ellos mismos durmientes o ignorantes, y tenían cierto perrito, buen ladrante, ante cuyo ladrido podían ponerse en movimiento. Esta muchacha criada era con ternura extrema, pero mucho anhelaba ver del mundo lo que se ofrece a la vista. Ahora bien, cuando una vez contempló fuera, cierto duque venía, quien, cuando puso los ojos desvergonzados en ella, al instante fue cautivo por el amor de ella, pues muy bella era y a los ojos de todos graciosa e hija única del emperador, por lo que después de su muerte por derecho hereditario el imperio obtendría. Ese duque muchas cosas a ella prometió, para el consentimiento de ella obtener. Ella en verdad, esperanzada de la promesa, consintió en el acto matar al pequeño perro, la lampara extinguió y por la noche se levantó y siguió al duque. En la mañana, fue hecha la pesquisa sobre donde había ido. En ese entonces estaba en el palacio del rey un fuerte pugilista, que castigó siempre por justicia del imperio; quien cuando hubiera escuchado que la hija al padre había menospreciado corrió con ágil carrera tras ella. Sin embargo el duque, como viera a él armado viniendo, comenzó con él un duelo. Pero el pugilista prevaleció; le cortó la cabeza y la muchacha hacia el palacio recondujo. Pero no vio la cara del padre por mucho tiempo, por lo que continuamente gemía y suspiraba. Escuchando esto, movido por la piedad, intervino cierto sabio de la curia del emperador, quien siempre como mediador entre el emperador y otros era puesto y por él se reconcilió con el padre y con un joven nobilísimo fue desposada, para lo que, una vez hecho, recibió del padre varias regalos.
En primer lugar, del padre recibió una túnica de diversos colores y hasta los tobillos totalmente tejida y que una inscripción recibió: “A ti perdoné, no añadas más hacer el mal”[1].
Del rey cierta corona dorada tuvo de esta forma esculpida: “De mi tu dignidad”.
Del pugilista tuvo un anillo único con esta escritura: “Te amé, aprende a amar”.
Del sabio mediador otro anillo recibió de esta forma esculpido:
“¿Que hice? ¿Cuánto? ¿Por qué?”
También del hijo del rey un anillo así inscripto: “Noble eres, tu nobleza no desatiendas”.
Del propio hermano otro anillo, en el que estaba inscripto: “Dirigite a mí, ¡No temas! Hermano tuyo soy”.
Del esposo un sello dorado, por el que a ella del esposo la heredad era confirmada, cuya escritura era: “Ahora casada estas, no desees errar más”.
La muchacha luego de que estos regalos había recibido, los custodió por el tiempo que vivió, y de todos amada los días suyos en paz terminó.
Moralización
Carísimos, este emperador es el padre de los cielos, quien nos llamó por la pasión de su hijo de las fauces del diablo.
El mismo es rey de reyes y señor de señores. Dice en Deuteronomio 32,6: “¿Acaso
no es el mismo padre tuyo quien te poseyó, hizo y creó?”
La hija única es el alma racional, que es entregada a los cinco soldados, esto es los cinco sentidos para custodiar, quienes son armados por virtudes las cuales el hombre en bautismo recibió.
Estos sentidos son vista, oído, etc. quienes contra el diablo, el mundo y la carne han de custodiarla. La lampara ardiente es la voluntad sometida a dios en todas las cosas, que debe siempre arder en obras buenas, para que no consienta con el pecado.
El pequeño perrito buen ladrante es la consciencia, que tiene que dar coces contra los pecados, pero ¡Oh! ¡Ah dolor! el alma queriendo ver las cosas digna de verse del mundo a menudo se aventura fuera de las puertas.
Cuantas veces inquieto contra el precepto divino obra, al instante por el duque, esto es por el raptor infernal, voluntariamente es conducida. Y así la lampara de las buenas acciones se extingue, el perrito de la conciencia es asesinado y el alma en la noche del pecado sigue al diablo.
Como hubiera oído estas cosas el pugilista nuestro Dios, porque no es otro quien pelea por nosotros sino tú, Dios nuestro, de inmediato contra el duque diablo peleó y el alma hacia el palacio del rey celeste llevó.
El sabio mediador era cristo, diciendo el apóstol:
1 Timoteo 2,5 “Un único mediador entre Dios y los hombres, Jesús Cristo hombre”.
Hijo de un rey es cristo, de donde el salmista:
“Mi hijo eres, tu etc.” cristo nuestro hermano. Génesis 37: “Nuestro hermano es, Nuestro esposo es Cristo”. Cerca aquello de Oseas 2:20 : “te esposaré a mí en la fe”
Y de nuevo: “Esposo de sangres tu para mi eres”.
De esta forma por el mismo somos reconciliados al sumo padre celeste y llamados a la paz.
Efesios 2:14: “ El mismo en efecto es nuestra paz la cual hizo a una y otra cosa uno”
Del mismo recibimos las predichas donaciones, primero la túnica hasta los tobillos, a saber:
La dignísima piel suya y ciertamente de muchas tramas, porque fue tejida en la flagelación con la sangre y la lividez y varias contusiones.
De cuya textura ninguna cosa tiene excepto: “a ti perdoné, porque te redimí, no añadas más hacer el mal”. Ve, dijo, no quieras pecar más.
Genesis 37,31 “Esta es la túnica de José teñida en la sangre de un cabrito” .
Este Cristo, rey nuestro, dio para nosotros una corona gloriosísima esto es al tiempo que por nosotros quiso ser coronado, y verdaderamente allí encontramos; “de mi tu dignidad”.
Por lo cual escribe de esta corona Juan 19, 5 “Salió Jesús portando la corona espinosa”.
Cristo es también defensor nuestro, quien a nosotros dio un anillo. Esto es la cavidad de la mano hábil, y verdaderamente ahí podemos percibir que de esta forma fue escrito: “te ame, aprende a amar”.
Apocalipsis 1,5 “Nos amó y nos lavó de nuestros pecados en su sangre”.
Cristo mediador nuestro a nosotros dio otro anillo esto es un agujero en su mano izquierda, donde podemos ver escrito:
“¿Qué hice?, ¿Cuánto?, ¿Por qué?”
¿Que hice? A mí mismo me vacié recibiendo la forma de siervo.
¿Cuanto? Hice el Dios hombre.
¿Por qué? Para que al hombre perdido redimiera.
Acerca de estas tres cosas: Zacarías 13,6:
“¿Qué son estas lastimaduras en medio de tus manos? Y respondió diciendo: con estas fui lastimado en la casa de aquellos que me amaron”
Cristo hermano nuestro es e hijo del rey eterno. Dio a nosotros un tercer anillo esto es el agujero del pie derecho. ¿Y que hay allí si no: “noble eres, tu nobleza no desatiendas”?
Similarmente Cristo es hermano nuestro y dio a nosotros un cuarto anillo esto es: el agujero del pie izquierdo, en el que escrito es: “recurre no temas! Hermano tuyo soy”.
Cristo es nuestro esposo, quien dio a nosotros el sello por el cual la herencia del esposo era confirmada, esto es la herida de su costado perforada con la lanza por el gran amor, con el que te amó.
Y que hay aquí sino: “Ya fuiste unida a mí por la misericordia, no quieras pecar más.”
Por tanto, carísimos, procuremos, custodiar puros los dones de tal manera que podamos decir aquello de Mateo 25.20:
“Señor, cinco talentos a mi diste”. Y así sin duda podremos reinar en el gremio celeste, que para nosotros consideren digno otorgar el padre y el hijo.
Tito reinó, quien estableció por ley que so pena de muerte los hijos a sus padres sustenten.
Ocurrió un caso, en que eran dos hermanos de un único padre. Uno de ellos tenía un hijo y vio a su tío necesitado, por lo que al momento, según la ley, a él sustentó contra la voluntad del padre, y por ello el padre de su comunidad lo expulsó.
Sin embargo, no obstante esto, el hijo no abandonó, más aún al tío proporcionó sustento y todas las cosas necesarias.
Después de esto su tío se hizo rico y el padre de él empezó a tener necesidad. El hijo verdaderamente viendo esto al padre dio soporte, prohibiéndolo el tío, y entonces del círculo de su tío fue expulsado, diciendo a este:
“Carísimo, a ti consta, que en algún momento era necesitado y contra la voluntad de tu padre en todas las cosas necesarias me suministraste, y por tanto yo a ti en hijo mío y heredero recibí. El hijo ingrato la herencia no obtiene, sino hijo adoptado. Como tú ingrato fuiste, porque contra el precepto mío a tu padre alimentaste por ello mi heredad no obtendrás”.
El hijo respondió al tío: “Por esto, porque hice aquello que la ley estableció y mandó, nadie debe ser castigado. La ley de la naturaleza y de la escritura mandan al hijo a los padres subvenir en la necesidad, y mayormente también a estos honrar, y por ello acorde a derecho no debo ser quitado de la herencia.
Moralización
Carísimos, los dos hermanos son el hijo de Dios y el mundo, quienes ambos del padre del cielo procedieron, el hijo de Dios por generación, el mundo por creación.
Entre estos fue y existe discordia desde el inicio, en tanto que quien es amigo de uno, es enemigo del otro, cerca de aquello en Santiago 4,4 “cualquiera que quisiera ser amigo de este mundo, enemigo de Dios será constituido”[2] .
Pero el hijo es cualquier cristiano, que es hijo de Cristo en tanto de él a la fe adhiere, entonces no debemos el mundo alimentar por soberbia, avaricia y así de las demás cosas, si queremos hijos de Dios ser; y si hacemos lo contrario, ciertamente de la comunión con Cristo seremos expulsados, en cuanto a la herencia celeste. Si queremos por obras de la piedad alimentar a Cristo el mundo nos tendrá para si para odio.
Sin embargo, mejor es odiar el mundo, que la herencia celeste dejar ir.
Cierto emperador reinó quien estableció por ley que si una mujer casada al hombre adultera fuera, sin misericordia de un alto monte sería precipitada.
Ocurrió en un caso que cierta mujer casada había sido adultera, e inmediatamente acorde a la ley de alto monte fue precipitada. Pero del monte tan suavemente descendió, que en nada había sido herida.
Fue conducida a juicio. Viendo el juez, que muerta no estaba, sentenció que de nuevo debía ser precipitada y morir. “Señor, si esto hicieras, contra la ley obrarías” -Dijo la mujer – “la ley pretende que nadie dos veces debe ser castigado por un solo delito [3]. Yo había sido precipitada porque una vez fui adultera, y Dios con un milagro me salvó, entonces de nuevo no debo ser precipitada”.
Respondió el juez: “Suficiente y prudentemente respondiste, ¡Ve en paz!” Y salvada fue la mujer.
Moralización
Carísimos, aquel emperador es nuestro Dios, quien hace esta ley: que quien fuera impuro en el alma bajo Cristo, que es esposo del alma, por pecado mortal debe ser precipitado de alto monte, esto es del Reino celeste, en el mismo sentido que lo fue el primer padre Adán pero que Dios por la pasión de su hijo salvó.
Cuando el hombre peca, Dios, por su infinita misericordia, no lo condena inmediatamente, sino que por gracia suya lo salva para que no sea precipitado en el infierno.
Un cesar reinó, quien estableció por ley que si alguien a una mujer raptase y arrebatase por la fuerza, que elección de la mujer fuese, que o bien el hombre morir debiera o bien a ella sin dote tomase como esposa.
Ocurrió en un caso, que cierto hombre raptó en una sola noche al mismo tiempo dos mujeres y una de ella pidió la muerte y la otra las nupcias.
El raptor fue capturado y conducido delante del juez, para que respondiera a las dos mujeres según la ley. La primera mujer inmediatamente según ley pidió la muerte, la segunda clamó tenerlo por esposo.
Y dijo la primera mujer: “Verdad es, lo que la ley dicta, que la petición mía obtenga” y la otra respondió: “De la misma forma la ley clama en favor de mi”. Pero porque mi petición es menos gravosa y más caritativa, entonces a mi parece, que el juez por mi sentencia dará.
Ambas mujeres se quejaron juntas al juez, y cada una el beneficio de la ley pedía.
El juez cuando a una y a la otra parte escuchase, a la segunda mujer concedió para que a este en marido obtuviese y así fue hecho.
Moralización
Carísimos, aquel emperador es el señor nuestro Jesus Cristo. El secuestrador cualquier pecador, que secuestró, esto es violó a las dos mujeres, que son justicia y misericordia, ambas hijas de Dios. El raptor es convocado en la presencia del juez, cuando el alma es separada del cuerpo.
La primera, a saber la justicia, contra el pecador alega, eternamente el deber de morir por ley de la justicia; pero la otra esto es la misericordia divina alega, que por contrición y confesión será salvada. Entonces intentemos asi agradar a Dios.
Cierto rey reinó, en cuyo imperio había cierto joven por piratas capturado, quien escribió a su padre por rescate. El padre rehusó a este rescatar, entonces el joven por mucho tiempo en la cárcel fue consumido.
Aquel, quien lo tenía en cadenas, había engendrado una hija, muchacha agraciada a los ojos de los hombres, en casa criada y que tanto como veinte años en su edad había cumplido. Ella a menudo a visitar al encarcelado iba y consolaba.
Pero aquel estaba en tal desconsuelo, que ninguna consolación recibir podía, sino que suspiros y gemidos continuamente expelía.
Sucedió cierto día que cuando la muchacha a él había visitado, dijo el joven a ella:
―Oh buena muchacha, ¡Ojalá quisieras trabajar para mi liberación!
―¿De qué modo podré esto intentar?―Ella respondió― Tu padre, quien te engendró, no quiere rescatarte, yo en verdad, siendo que a ti soy extraña ¿De qué modo debería esto pensar? Y si te liberara incurriría en ofensa de mi padre, porque mi padre tu rescate perdería. Sin embargo a mí una cosa concede, y te liberaré.
A lo que aquel replicó:
―Oh bella muchacha, pídeme, lo que a ti te place, si es posible para mí, yo lo concederé.
―Ninguna otra cosa pido por tu liberación ―dijo ella― que no sea que en el tiempo oportuno, me hagas tu esposa.
―Esto a ti firmemente prometo―respondió el cautivo.
Al instante la muchacha, el padre ignorante, al mismo de las cadenas liberó y con él se fugó hacia su patria.
En verdad cuando hacia su padre fue, dijo a este el padre:
― Oh hijo, de tu llegada me alegro. Pero dime ¿Quién es esta muchacha, que contigo trajiste?
― Hija de rey es, la cual como esposa tengo – responde el.
― Rehúso bajo pena de perdida de tu herencia ―replica el padre― que a ella como esposa tengas.
Responde entonces aquel:
― Oh padre, ¡Qué dices! Más soy tenido para ella, que para ti. Cuando estaba cautivo en manos enemigas y fuertemente encadenado, a ti por mi rescate escribí, y rehusaste rescatarme. Ella en verdad no solo de la cárcel, sino en peligro de muerte me liberó; Por ello a ella desposar quiero.
― Hijo – replica el padre― a ti pruebo, que no puedes confiar en ella y por consecuencia ningún modo desposarla: al padre propio defraudó, cuando ignorando el mismo, te libero de tu calabozo. En virtud de esa liberación el padre de ella mucho perdió, ya que por ti rescate hubiese recibido. Entonces parece, que tú no puedes en ella confiar y por consecuencia de ningún modo desposarla. Asimismo existe otra razón: Si bien esa te liberó, esto fue por causa de la lujuria, para que pudiera en varón tenerte, y entonces porque deseo era la causa de tu liberación a mí no parece, que esposa tuya sea.
La muchacha escuchando esas razones respondió:
―A la primera respondo, cuando dices, que yo defraudé a mi propio padre, que no es cierto. Es defraudado aquel quien en algo bueno es menoscabado. Pero mi padre tan rico es, que no necesita de algo por auxilio. Como esto ponderé, a ese joven de la cárcel liberé, a él si mi padre por el rescate aceptase, no por esto sería mucho más rico, y tú por el rescate te hubieres empobrecido. Entonces en este acto te salvé, aunque rescate no diste, y al padre mío ninguna injuria hice. A la otra razón, cuando dices, que yo por deseo esto hice, respondo: esto por ningún modo puede ocurrir, porque deseo o está relacionado con la belleza o relacionado con las riquezas o relacionado con la fuerza, pero el hijo tuyo nada de eso tenía, porque la belleza de el por la cárcel estaba reducida a la nada. No era un hombre rico, porque no tenía con que asimismo recatarse, ni fuerte, porque la fuerza perdió por la maceración de la cárcel.
Entonces solo la piedad me movía, por eso al mismo liberé.
El padre esto escuchando no pudo a su hijo argumentar más. El hijo entonces con gran solemnidad a ella la hizo su esposa y en paz terminó la vida.
Moralización
Carísimos, el hijo cautivo de piratas era todo el género humano cautivo por el pecado de los primeros padres en la cárcel del demonio, esto es en su potestad. El padre, quien no lo quiere rescatar, es este mundo, que de ningún modo desea al hombre ayudar sino más bien tenerlo en el calabozo del diablo. La hija que en la cárcel lo visitó es la divinidad vinculada al alma, que se compadecía del género humano, que después de su pasión al infierno descendió y al hombre del vínculo del diablo liberó. En verdad, el padre celeste nuestras riquezas no requiere, porque sobre todas las cosas es rico y sumo bien. Entonces Cristo movido por la piedad a nosotros del cielo descendió, a nosotros visitó, cuando asumió nuestra carne, y pese a ello cosa alguna pide por nuestra redención, salvo que sea al hombre desposado, justo aquello en Oseas 2,22: “La desposaré en la fe” [4] Verdaderamente el padre nuestro el mundo, a quien muchos obedecen, contra esto siempre murmura y alega: Si dios adhirieras, mi herencia, es decir las cosas mundanas no tendrás, porque “Es imposible a Dios servir y a la riqueza” (Mateo 6,24) , pero mejor es para nosotros despreciar al mundo, que la sociedad de Dios abandonar, justo como aquello en Mateos 19,29: “Quien renuncia al padre, la madre, la esposa o tierras por mi, el céntuplo adquirirá y poseerá la vida eterna” [5] Que a nosotros, etc.
Había cierto emperador poderoso pero tirano, quien cierta muchacha muy bella, hija del rey, desposó.
Hecho el casamiento ambos por turnos juramento hicieron que, si alguno de ellos primero muriera el otro por sumo amor a si mismo se matara.
Una vez ocurrió que el emperador aquel a partes distantes se trasladó y por bastante allí mismo arrastró demora y queriendo probar a la esposa, a ella destinó un mensajero, para que le dijera acerca de su muerte.
Escuchando esto la esposa por causa del juramento que ante su marido había hecho, de alto monte se precipitó, para morir.
Sin embargo no falleció, sino que en breve tiempo fue su salud fue restituida.
Entonces nuevamente ella misma se quería precipitar, para morir. El padre de ella escuchando esto a ella dio instrucciones, para que el precepto y juramento del marido no obedeciera.
Ciertamente aquella no quería consentir.
Dijo el padre:
―Puesto que no quieres a mi consentir y obedecer, rápidamente fuera de mi comunidad saldrás.
―No quiero, y esto por tales razones apruebo ―respondió ella― ahora bien cuando alguien obligado es por juramento, es tenido para cumplir. Yo juré a mi marido, que en favor del amor de el a mi misma me mataría. Entonces no erro, si quiero el juramento cumplir, entonces fuera de tu comunidad no debo ser expulsada. Igualmente nadie debe ser castigado por ello que es loable. Pero como marido y esposa sean uno en la carne según dios, loable es, que la esposa por amor de su hombre muera.
De donde en India alguna vez había ley que la esposa luego de la muerte de su esposo por el dolor y amor a si misma debiera quemarse a sí misma o bien viva con él en el sepulcro ser puesta.
Y entonces, como se me parece a mí, no abandono lo pactado, cuando a mí misma doy muerte en favor del amor por mi marido.
―Cuando previo dijiste, que obligada a juramento fuiste, etc. ― responde el padre― tal obligación no tiene valor, porque tiende a un mal fin ciertamente a la muerte. El juramento siempre debe ser razonable y entonces el juramento tuyo nulo es. A la otra razón, cuando dijiste, que eso es encomiable, que la mujer muera por el marido, no tiene valor, porque, si bien son uno en cuerpo por la afección de la carne, sin embargo en el alma son dos, que en verdad difieren recíprocamente.
Y entonces no tiene valor, lo que alegaste. La muchacha esto escuchando no podía más argumentar, sino que adhirió a los dichos del padre, no deseaba más otra vez a si misma precipitarse, ni más a su marido ser unida.
Moralización
Carísimos, ese emperador es el diablo.
La muchacha es el alma tan graciosa creada a similitud de Dios, la que el diablo por pecado a el desposó. De donde en el pecado cometido fue hecha la convención, que si el mismo era muerto por pecado y por su arrogancia, es puesto en remotas partes, esto es en el infierno. Así desea, que el alma pecadora de un alto monte, esto es del cielo, se precipitase en el infierno. Y así era antes de la llegada de Cristo. Pero por la pasión de Cristo es a la salud restituida. Sin embargo hasta ahora a menudo intenta precipitarse, tantas veces como contra el precepto divino actúa.
Pero Dios nuestro padre no quiere que seamos precipitados por el pecado pero quiere por contrición y confesión que totalmente nosotros mismos seamos convertidos a el mismo, y firmemente nosotros en el mismo nos mantengamos y la vida eterna poseamos.
Dioclesano reinó, en cuyo imperio había cierto noble soldado, el cual dos hijos tenía, a los que mucho quiso. El hijo más joven contra la voluntad del padre una meretriz tomó por esposa. Como el padre esto escuchase, mucho fue entristecido, y aquel de su comunidad expulsó.
Este, así expulsado, en gran miseria fue puesto.No obstante tuvo de su esposa meretriz un hijo hermoso y quedó reducido a gran pobreza. Entonces envió un mensajero a su padre, para que tenga misericordia de él. En verdad el padre como hubiera escuchado de la miseria del hijo, todas las vísceras le fueron perturbadas y apenado del hijo, con él es reconciliado. El mismo reconciliado al padre recomendó a su hijo, el que de su esposa meretriz había generado, y su padre en verdad como hijo propio lo crió.
Estas cosas escuchando el hermano mayor dijo a su padre:
―Tu estas demente, y esto te lo pruebo con esta razón: es demente aquel, que como heredero recibió y crió, al hijo de quien gran injuria le hizo.Con todo mi hermano, el cual aquel muchacho engendró, hizo a ti gran injuria, cuando una meretriz contra tu precepto desposó. Entonces parece, que tú eres demente, porque crías a un hijo de el y a el paz diste.
El padre responde esto:
―Hijo, tu hermano fue reconciliado conmigo por gran contrición, la cual tuvo, y por medio de oraciones de otros. Entonces conviene a mi que a su hijo más que a ti ame. Por esta razón: tú muchas veces contra mi hiciste, y nunca te reconciliaste conmigo, porque la culpa tuya humildemente no quisiste reconocer. Y ya tu eres ingrato para tu hermano, desde que quisieras alejarlo de mi comunidad; por el contrario deberías alegrarte porque se reconcilió conmigo. Y porque ingrato eres, mi herencia no obtendrás, y aquella, la que por derecho debieras tener, la ocupará tu hermano.
Y así ocurrió.
Moralización
Carísimos, por ese padre el padre celestial intelegimos, por los dos hijos la naturaleza angelical y la humana. La naturaleza humana había sido unida a una meretriz, esto es iniquidad, cuando contra el divino precepto consume del fruto prohibido, por lo que del padre celeste fue el hombre expulsado.
El hijo de la meretriz todo el género humano es, que por pecado perverso había perecido. Aquel hijo enfermo fue hecho, porque después del pecado fue puesto en este valle de lágrimas.
Según aquello en génesis 3.19: “En el sudor a tu rostro” , por la pasión de Cristo es a dios padre conciliado, y continuamente por las obras meritorias y por las preces de los santos, quienes cada día por el género humano plegarias profieren al cielo. Salmo 9:38 La añoranza de los pobres escuchó el señor. Pero el otro hermano, esto es el diablo, quien siempre ingrato, siempre nos asalta y de nuestra reconciliación murmura y alega, que la herencia del reino celestial no debemos conseguir, por causa del pecado. Pero sin duda, si de modo santo, justo e impoluto en este mundo vivimos, su alegato nada a nosotros lastimará, más aún obtendremos su parte, esto es el lugar que el mismo en los cielos perdió.
Reinaba León, quien se deleitaba de modo admirable al ver mujeres bellas[6] . Por ello, hizo que fueran hechas en cierto templo tres imágenes paradas, y ordenó a todos en el imperio para que a estas adoraran. La primera imagen tenía la mano hacia el pueblo extendida, y en un dedo un anillo áureo, y sobre dicho dedo esta inscripción: “Yo soy generoso; he aquí el anillo en el dedo”. La segunda imagen tenía una barba áurea, y en la frente así escrito: “Yo soy barbado, si alguien fuera calvo, venga a mí y de mis pelos reciba”. La tercera imagen tenía una capa dorada y túnica de púrpura, y en el pecho de esta estaba escrito en letras áureas: “Yo soy, quien a nadie temo”. Estas tres imágenes eran en el interior de piedra. Ahora bien, cuando fueron completadas según la voluntad del emperador, estableció éste por ley que cualquiera que el anillo, la barba áurea o la capa robase, sería condenado a muerte feísima. Transcurrió cierto tiempo, ocurrió que un tirano[7] entró al templo, y viendo la primera imagen con el dedo extendido, extrajo el anillo del dedo. Luego a la segunda imagen se acercó y extrajo la barba dorada. Después de esto a la tercera imagen se acercó, y tomando la capa, se retiró del templo. El pueblo como viera las imagenes expoliadas, de inmediato lo denunció al emperador. Como el emperador esto escuchara, mucho se entristeció y al transgresor, a saber al tirano, convocó delante de si y lo acusó de faltar a su precepto al expoliar las imágenes. Pero respondió aquel: “¿Señor, es licito a mi responder?” Quien dijo: “a mí bien me place. Cuando entré en el templo, la primera imagen la mano hacia mi extendió, y teniendo en el dedo un anillo, como si dijera: '¡Este anillo recibe!', pero no quise recibir la extensión de la mano hasta que en el dedo la inscripción leí: “Yo soy generoso, he aquí el anillo”. - Entonces entendí la inscripción, que su voluntad era que el anillo recibiera y entonces lo recibí. Luego llegué hacia la segunda imagen y como viera esta barba dorada teniendo, en mi corazón pensé y dije: el padre de este nunca tal barba tenía, porque a menudo lo vi, y que la razón no dicta que la imagen sea más elevada que el padre. Bueno y útil es su barba dorada tomar. Ahora bien, no obstante esto la barba no quise extraer hasta que leí la inscripción: “Yo soy barbudo, porque, si alguien calvo fuera, a mi venga y de mis pelos tome”. Como veís, calvo soy, y entonces la dorada barba a causa de dos razones tomé. Una es, para que a su padre sea semejante y de la barba aurea no se ensoberbeciera demasiado. -Luego llegué a la tercera imagen, la que una túnica dorada tenía. La túnica dorada retiré a esta porque en el invierno hace frío, y la imagen es de piedra, naturalmente la piedra es fría, entonces si tuviere la túnica, sería agregar frialdad a lo frígido, lo cual sería grave para la imagen. Lo mismo si en la imagen túnica hubiera, sería muy pesada. - Sin embargo a ella por estas cosas no hubiere retirado, hasta que en el frente una inscripción leí: yo soy quien a nadie temo. Como en verdad viera tanta soberbia en él, para que fuera humillado retiré la túnica. Respondió el emperador: “Carísimo, cuando la ley era dada, que nadie las imágenes expoliare, ¿no era en ley promulgada, que nadie por ninguna causa las imágenes expoliare? Y entonces porque interferiste con cosas que a ti no concernían, doy por juicio, que hoy en el patíbulo seas colgado.
Y así fue hecho.
Moralización
Carísimos, ese emperador es el Señor Nuestro Jesucristo. Las tres imágenes son tres géneros de hombres en este mundo, en quienes dios es complacido, como aquello: “mis delicias son estar con los hijos de los hombres” (Proverbios 8,31). Si santa y justamente vivimos, Dios con nosotros permanecerá Por la primera imagen, que tiene la mano extensa, debemos inteligir los pobres y simples del mundo, quienes, si deben asistir a la curia de los príncipes y los señores para resolver alguna cosa, es apropiado que la mano extensa tengan para dar al juez obsequios. De donde los obsequios los ojos de los jueces ciegan. Pero si se dice al juez o a sus ministros: “¿Por qué del pobre recibiste?” Inmediatamente responde: “¿No podré con buena consciencia recibir lo que a mí me sea ofrecido gratis?” curial era al ser ofrecido , y si la ofrenda no recibiese, se me juzgaría por rusticidad, y entonces, para que no digan tal cosa de mí, la ofrenda recibí. Por la segunda imagen inteligir debemos los ricos del mundo, quienes por la gracia de Dios son elevados hacia las riquezas. De donde el Salmo 113,7: “del estiércol alzando al pobre” e inmediatamente por los enemigos es juzgado: “he aquí este miserable tiene la barba aurea esto es más riquezas, que las que tuvo el padre de él ¡Caigamos sobre el!” Ya sea por mandato divino ya sea por violación de la ley divina a tal justo oprimen y expolian, diciendo: nosotros somos calvos, esto es privados de riquezas; bueno es, que este rico grosero a nosotros sus riquezas participe. Por cierto a menudo degollan a aquel, para quitarle sus bienes, 1 Timoteo 6,10: “la avaricia es la raíz de todos los males”. Por la tercera imagen con la túnica dorada debemos intelegir a los hombres constituidos en dignidad, Como son los prelados de la iglesia y los jueces de la tierra, quienes tienen la ley para custodiar, las virtudes para insertar y los vicios para extirpar. De donde los malhechores, quienes no quisieron estar sujetos por la disciplina contra sus prelados y señores se alzaron y conspiran diciendo: Lucas 19:14: “No queremos que aquel reine sobre nosotros.” San Lucas: “Los judíos viendo a Cristo milagros haciendo y a ellos discutir, porque actuaban contra la ley, inmediatamente conspiraban acerca la muerte de este”. Tales conspiradores quienes de esta forma roban a este hombre, de buena fama y de sus virtudes, morirán con mala muerte aquí o allí. Ocupemonos entonces de nuestra vida etc.
El muy prudente Alejandro reinó, quien una hija del rey de Siria aceptó por esposa, que un hijo bellísimo para el parió. Creció el niño, y cuando la mayoría de edad hubiera alcanzado, a su padre siempre hizo insidias y por todas las formas la muerte de este buscó.
El emperador de esto se sorprendía, fue a la emperatriz y le dijo:
-Carísima, ojalá digas con seguridad y sin temor el secreto de tu corazón a mí, ¿con alguien más allá de mí infiel fuiste?
Y aquella: “Oh señor, ¿por qué razón a mi tales cosas preguntas?”
Quien responde: “tu hijo siempre mi muerte busca y entonces pregunto con asombro, porque, si fuera hijo mío, tales cosas no intentaría”.
A lo que ella: “supo Dios, que nunca de otro más que ti soy poluta, y esto preparada estoy para probar por toda vía. Este es tu verdadero hijo; pero el por qué te persigue, ignoro profundamente”.
El rey cuando esto escuchara, con toda mansedumbre al hijo suyo habló diciendo:
"Oh buen hijo, yo soy tu padre, por mí al mundo entraste, y heredero mío serás. ¿Por qué causa a mi amenazas? En placeres te alimenté y todas mis cosas tuyas son. Desiste, dijo, de esa inequidad, y no quiera asesinarme.”
El hijo no prestando aquiescencia a las palabras del padre, día en día en su malicia contra él crecía, y se esforzaba siempre para matarlo y en público como en privado imponerle acechanzas.
El Padre esto viendo hacia sitio desierto se dirigió y con él a su hijo condujo y portando una espada en su mano al hijo dijo: “Recibe esta espada y mátame aquí, porque menos escándalo es para ti en lo oculto matarme, que en público.”
El hijo estas cosas escuchando al instante arrojó de sí la espada y frente a frente al padre se arrodilló y magna misericordia de él rogando, dijo: “Oh buen padre, pequé contra ti, porque con mal hice, inequidad hice. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Ruego, para que me perdones y me ames, y de ahora en adelante seré tu hijo amado, y por todas las cosas según tu voluntad a ti serviré”.
El padre escuchando esto cayó sobre su cuello y lo besó y dijo:
-Oh hijo amadísimo, de ahora en adelante no peques, se a mi fiel hijo, y seré a ti padre agradecido.
Y esto dicho cubrió a él con vestimentas preciosas, y lo condujo a casa e hizo un gran banquete a los sátrapas [8] del imperio.
Después de estas cosas por unos pocos días vivió y la vida en paz terminó, el hijo verdaderamente obtuvo el reino y prudente y satisfactoriamente lo regía.
En el final de su vida cuando morir debía, un estandarte por todo el imperio hizo ser portado y a todos mostró, en el que escrito estaba: todas las cosas pasan excepto amar a Dios.
Moralización
Carísimos, ese emperador es nuestro señor Jesús Cristo.
El hijo, quien al padre persigue, es el mal cristiano, quien es hijo de Dios legítimo por virtud del bautismo.
La madre del niño es la santa iglesia, de la cual el bautismo y nuestra salvación recibimos, con los cuales el pecador perverso y alejado de Dios por el pecado busca la muerte de Cristo
Que él mismo es el Padre, es evidente en Deuteronomio 32, ¿No es él mismo tu padre?
Tantas veces por tanto busca la muerte de Cristo, cuantas actúa contra su precepto.
De donde te condujo al desierto de este mundo, en cuyo desierto no solo se ofreció para morir, sino murió por nuestros pecados.
De donde por su amor y salud de tu alma deberías resistir a los pecados y servirlo fielmente.
El padre dio a él una espada, para que lo matara. Así dios te da una espada esto es el libre albedrío por el que puedes portar su amor y gracia, o simplemente de ti expulsarlo. ¡Hace entonces tu como aquel hijo hizo! Abandona la espada de la inequidad y la malicia, como hizo aquel del que se lee en el evangelio, Lucas 15,13: “el hijo partió a región lejana en el extranjero”.
Así el pecador, cuando en voluptuosidades carnales se deleita, del señor parte ,y el mismo cuanto más disímil de el se hace pecando, tanto más del señor se aleja, el patrimonio consume, mientras la vida y los pensamientos a horrendos actos entrega, y como en el evangelio es dicho del hijo, que comienza a sentir necesidad, y se relaciona con un ciudadano de aquellas regiones quien lo envía a su villa para apacentar los puercos, etc. Comienza a tener necesidad cuando las virtudes por el pecado pierde. De donde el Salmo 33:11: "los ricos tuvieron necesidad y hambre". Se relaciona con un ciudadano, esto es el diablo, porque demonios son los ciudadanos y rectores de las tinieblas del mundo, justo como el apóstol: "nuestro conflicto no es contra la carne y la sangre,etc. El puerco es animal inmundo porque se deleita en la suciedad y entonces a los puercos son comparados los demonios, porque en la suciedad del pecados son saturados.
El pecador aquellos alimenta con suciedades de sus crímenes y el mismo es la obra de aquellos.
Como las algarrobas son el alimento de los pecadores, la fornicación, ebriedad y glotonería alimento son de los demonios. De algarorbas desea el pecador llenar su vientre, porque nadie da a él satisfacción, porque la voluptuosidad siempre tiene su fama y el diablo muchas veces no da al hombre capacidad de su deseo,conociendo que el muerto esta por el pecado.
Ahora bien también el señor a menudo por su gracia hace vibrar su espada de inequidad y dice: "mísero de mi",mientras los pecados reconoce, y dice salmo 13.1: "a ti haré conocido mi delito".
Pero Dios movido es por la misericordia, y corriendo cayó sobre su cuello y lo besó y dijo a los siervos: “rápido, tomad la primera estola y ponerle aquella, dadle el anillo en su mano y calzado poned en sus pies, y traed un macho ternero engordado y matadlo y comamos porque este hijo mío muerto estaba y revivió, había perecido y fue encontrado” [9]
Asi el padre celeste ve al errante, cuando a la penitencia se mueve, y se arroja sobre su cuello, cuando se impone la carga de la penitencia, lo besa, cuando al pecador las palabras de su boca deleitan, justo como aquello:"me besó con el beso de de su boca”[10].
La primera estola viste cuando el amor de Cristo por penitencia es tenido. El anillo porta en manos significa la similitud de Cristo en las buenas obras. Aquel entonces en la mano porta, quien en nada desvía el obrar de Cristo.
Calzados en los pies son ejemplo de los santos que murieron, porque así como los "calzados"[11] en los pies de los animales guardan los pies, así ejemplos de santidad las almas. El ternero engordado es Cristo, por nosotros inmolado en el ara de la Cruz porque engordado es el espíritu repleto de gracia.
Y entonces podrás, por la ciudad, revelar el estandarte de tu corazón[12] del buen soldado de Cristo donde será escrito: todas las cosas desechadas excepto amar a dios, esto es todas mis malos pecados por penitencia son borrados, y ya el temor de Dios y su gracia conmigo porto, por cuanto la vida eterna obtendré, hacia lo que nos guía, etc.
Vespasiano reinó, quien por mucho tiempo permaneció sin prole. Finalmente por consejo de los sabios cierta bella muchacha de lejanos partes del mundo contrajo como esposa y permaneció con ella en patria extraña por mucho tiempo y de ella engendró prole. Después de esto hacia su imperio volver quería, pero ninguna licencia de ella podía obtener, sino que siempre decía: “Si de mi te alejas, yo a mí misma quiero matarme”. El emperador cuando esto escuchara hizo hacer dos óptimos anillos y esculpió en las gemas imágenes de esta eficacia, para que una sola sea la imagen de la memoria y otra la imagen del olvido.
Y como en anillos semejantes estas introdujera, un único anillo, ciertamente el del olvido , dio a la esposa, el otro el mismo llevó, para que fueran distinguidos como por igual amor, así también con anillos semejantes.
La esposa como el anillo recibiese, al momento comenzó a olvidar el amor por el marido. El emperador esto viendo hacia el imperio con felicidad se trasladó, y no volvió más hacia su esposa. Y así en paz su vida terminó.
Moralización
Carisimos, por este emperador debemos entender el alma humana, la cual requiere ser llevada hacia la propia patria, esto es al reino celeste, por esto, para que la salvación final alcance. Por esta razón dice el salmo 3,8: “ hazme salvo, Dios”, etc. la esposa es nuestra carne, lo que retiene el alma en múltiples delectaciones, por las cuales no podrá pasar a la vida eterna, donde esta la morada del alma y todo su imperio y todo su deseo.
¿Por qué medios no lo permite? Porque la carne desea ardientemente en contra del espíritu y al revés. Haz entonces tú, de la misma manera que hizo el emperador.
Haz dos anillos de la memoria y del olvido, esos dos anillos son la oración y el ayuno. Cada uno de los dos en su efecto carece de término. Es signo infalible en muchas tierras que la mujer, si porta un anillo, está casada. En verdad cuando el hombre se da a la oración y el ayuno, signo es, que su alma es esposa de Cristo.
Ahora bien la oración es el anillo de la memoria, porque enseñó el apóstol diciendo: “Sin interrupción orad”[13]. Entonces usa el hombre la oración dominical para que Dios tenga memoria de él, en verdad, para que el ángel las presente, como el ejemplo de Tobías. El ayuno puede ser llamado el anillo del olvido, porque retrae y escapa de la misma carne, para que no impida el uso de la razón y la obra meritoria, por las cuales se va hacia Dios.
Intentemos entonces estos anillos así con nosotros retener, de tal manera que merezcamos conseguir la vida eterna.
Reinó el muy poderoso Alejandro, quien a su maestro Aristóteles tenía por su doctor, quien lo instruía en toda ciencia.
Esto escuchando la reina del norte, alimentó a su hija con veneno desde el tiempo de su nacimiento y cuando llegó a la mayoría de edad, era tan bella y a ojos de los hombres tan graciosa, que muchos por el aspecto de ella fueron enloquecidos.
La reina la envió a Alejandro, para que de él concubina se volviese. Vista la muchacha inmediatamente es capturado en el amor y deseaba dormir con ella.
Esto percibiendo Aristóteles le dijo: “no quieras tales cosas intentar, porque si lo hicieras, inmediatamente morirás, porque ella toda su vida nutrida fue con veneno. Ahora bien, la verdad te probaré inmediatamente: hay en verdad cierto malhechor, quien por ley debe morir, que con ella duerma, y entonces verás si es verdad”.
Y así fue hecho. El malhechor la besó en presencia de todos y al instante lo mató y murió.
Alejandro viendo esto al maestro alabó de forma asombrosa, quien a él de la muerte liberó, y remitió la muchacha a su madre.
Moralización
Carísimos, este Alejandro puede ser dicho de cualquier cristiano bueno, fuerte y poderoso por las virtudes, las cuales recibió en el bautismo, quien poderoso y fuerte es, mientras permanece en la caridad y en la pureza de la vida, contra el diablo, el mundo y la carne. La reina del norte es la abundancia de las cosas, que al hombre matar busca espiritualmente a veces, más a menudo corporalmente. La muchacha está intoxicada de lujurias y gula, la cuales son nutridas de alimentos delicados, los cuales son venenos del alma. Aristóteles es tu conciencia o la razón que siempre murmura y contradice a aquellas cosas nocivas del alma, e impide que con tales cosas te inmiscuyas. El malhechor es el hombre perverso, desobediente a Dios, quien sigue más las delicias de las carnes, que los preceptos divinos. Aquel todo el día en pecado duerme besando, esto es tocando la gula y lujurias, por dichos tactos espiritualmente es matado. De donde el sabio: quien toca la pez será contaminada de ella [14]. Entonces intentemos vivir sobriamente, y así podremos a la vida eterna llegar.
Otón reinó en cuyo imperio había cierto sacerdote mentiroso, que por causa de esto a sus súbditos a menudo perturbó y por esto mucho estaban escandalizados. Entre sus feligreses había uno que nunca quiso asistir a la misa de este mientras celebró. Cierto día festivo sucedió que por el tiempo de la misa solo en el campo deambulase y de forma extrañada tenía sed, en tal medida que le pareció que si no extinguía su sed moriría. Pero ocurrió que mientras caminaba llegó a cierto arroyo de fuente purísima, visto el cual comenzó a extraer y fuertemente beber. Pero como le gustara, cuanto más bebió, tanto más bebía. Dentro se admiraba diciendo: la fuente de este arroyo buscar quiero para beber de la fuente.
Ahora bien, mientras caminaba, encontró a cierto muy bello anciano que le dijo: “Carísimo ¿Hacia dónde te diriges?” A lo que respondió: “más de lo que puede ser creído tengo sed. Encontré un arroyo de agua, del que bebí, y cuanto más bebí, tanto más tenía sed. Entonces la fuente de este arroyo busco, para de la fuente tomar, por si acaso la sed extinguir pudiera”. Respondió el anciano: “he aquí la fuente, de donde el arroyo aquel procede, pero dime a mí, ¿Por qué no entraste a la iglesia con los otros cristianos para escuchar misa?" quien respondió: “verdaderamente, señor, nuestro sacerdote una vida execrable conduce, de tal manera que no creo que el mismo celebre misas puras y placenteras a Dios”. A quien el anciano respondió: si entonces tú tienes sed como dices, he aquí la fuente, de la cual procede el agua de tan dulce arroyo, de cuya corriente bebiste.
Aquel se volvió y vio un perro muy fétido que tenía la boca abierta y por cuya boca y dientes emanaba admirablemente el fluir de toda la fuente de agua manantial. A lo que mientras aquel reconocía aquello con perspicacia, con la mente confusa y espantado le temblaba todo el cuerpo; a causa del hedor no se atrevía a probar, y sin embargo, de forma maravillosa anhelaba con sed. El anciano, mirándolo, dijo a aquel: “no quieras temer porque bebiste del arroyo de esta fuente; no te provocará ninguna molestia”.
Aquel esto escuchando, probó, su sed extinguió y dijo: “¡Oh señor, hombre alguno bebió nunca tan dulce agua!”. A lo que le respondió el anciano: “mira de qué forma esta dulce agua, al pasar por la boca de un perro fétido mantiene el propio color y el sabor, sin contaminarse ni alterarse. Carísimo, así es acerca de la misa celebrada por un sacerdote indigno, y entonces, aunque a ti desagrade la vida de tales sacerdotes, pese a ello las misas de aquellos debes escuchar”. Dichas estas palabras, el anciano desapareció de allí, y reveló a otros lo que había visto. Y después de esto escuchó devotamente las misas y en paz la vida terminó.
Moralización
Carísimos, ese emperador es nuestro señor Jesúcristo, en cuyo imperio, esto es en el mundo, hay un sacerdote lúbrico, esto es un cristiano perverso. Porque tal como el sacerdote tiene que custodiar las almas de sus feligreses, así también los cristianos las virtudes que recibieron en el bautismo tienen que diligentemente dirigir y custodiar para que no que sean mancilladas. Ese sacerdote malvado corrompía a muchos con el mal ejemplo. De donde San Gregorio[15]: “cuantos malos ejemplos para los súbditos cometen, tantas almas pierden”. Así el mal Cristiano con la palabra y con la obra arrastra a muchos hacia el infierno. Si tal fueres, haz como hizo aquel feligrés. Deambula por los campos, es decir por los reinos y castillos, hasta que llegues a uno, a quien ama tu alma, ciertamente aquel anciano.
El anciano es Cristo, que descubres por obra de la misericordia. Pero primero conviene a ti beber del arroyo, aunque no extingas la sed. Ese arroyo, del cual bebemos es el bautismo, que tanta sed del pecado original extinguió, pero si vuelves a caer en el pecado, ya no podrás extinguirlo a través de él sino hasta que procedas hacia esa fuente. Esa fuente es el señor nuestro Jesucristo, como él mismo dice: “yo soy fuente del agua que salta hacia la vida eterna”.[16]. Los arroyos o las venas de esa fuente, esto es las palabras de las Sagrada Escrituras, a menudo proceden de la boca de un perro muy fétido, esto es del sacerdote predicador pecador.
Debemos preguntarnos, pues, por qué la fuente de agua pura fluye de la boca de un perro fétido y no de otro animal. Respondo: a menudo en la Sagradas Escrituras los sacerdotes son comparados con perros. Y así como en el perro, según estos versos, hay cuatro cosas buenas: “En el perro hay dos veces dos cosas: la medicina de la lengua, el olfato de nariz, el amor íntegro y los ladridos”; así también en el sacerdote idóneo en lo que concierne a la salud de las almas en el ámbito de la predicación, penitencia y confesión estas cuatro propiedades fielmente debe observar: primero que sean sanadores en la lengua, es decir, acariciando y lamiendo las heridas de los pecadores, sin limpiar demasiado ásperamente. En efecto, los perros lamen las heridas y llagas. Segundo, así como el perro por el olor de las narices sigue los pasos al zorro o la liebre, así el sacerdote investiga, con astucia y sutileza, en el olor de la confesión las astucias zorrunas, esto es, las perversidades heréticas o falsedades, respecto a la detención del pecado, las timideces leporinas en cuanto a la detestación del pecado o a la desesperación de la indulgencia y la ferocidad lobuna y leonina en cuanto el desdeño de la indulgencia y otras cosas de este tipo.
Tercero así como es conocido que el perro es un animal fidelísimo, porque por su dueño, por la familia de su dueño y por sus animales, contra los hombres malos se expone al peligro, así el sacerdote por la fe católica y por la salud de las almas, no solo de sus feligreses pero también de todas los cristianos fieles su cuerpo y alma deben exponer audazmente según la cita de Juan 10:yo soy el buen pastor que su vida ofrece por sus ovejas [17] y lo mismo en I Juan 3:16: Cristo ofreció su alma por nosotros. Así también nosotros debemos poner nuestras vidas al servicio de nuestros hermanos.
Cuarto, así como el perro con el ladrido a los ladrones revela y el tesoro de su señor a los mismos no permite robar, así el sacerdote fiel es como el perro del sumo rey, con su ladrido de predicación, con la vigilancia de la continua oración, no cesa de repeler el robo, es decir, las insidias y diabólicas maquinaciones, del tesoro de su señor, es decir del alma de su prójimo, la cual el Señor Jesucristo redimió con su máximo tesoro, su preciosa sangre.
Cierto emperador había, quien una mujer hermosa tenía, a la cual amó de un modo asombroso. Ella el primer año concibió y tuvo un hijo, que la madre amó mucho, tanto que todas las noches en único lecho dormía con él.
Ahora bien, cuando alcanzó la edad de tres años, el rey murió y su muerte causó un gran dolor. La reina muchos días por la muerte hizo duelo. Ahora bien, como fuere llevado al sepulcro, la reina sola en cierto castillo vivió, teniendo a su hijo consigo, y amó en tanto al muchacho, que de su presencia carecer no podía. Ambos yacían juntos continuamente, hasta que el niño hubo cumplido dieciocho años de edad. Y el diablo viendo tanto amor entre la madre y el muchacho los instigó a una obra nefaria en tanto que el hijo conoció a la madre. En verdad inmediatamente la reina concibió. Ahora bien, como embarazada estuviera, el hijo todo el reino dejó atrás y a partes lejanas partió. En verdad la madre cuando se hizo presente el tiempo de parir, un hijo lindísimo parió, y viendo al pequeño nacido, inmediatamente a aquel mató, dividiendo el cuello de el por medio.
Sin embargo, la sangre del cuello del pequeño ven la palma de la mano izquierda de la reina, y se formaron cuatro círculos redondos en esta forma O O O O. A la reina ninguna arte pudo erradicarle los círculos de la mano, y por causa de esto se avergonzaba en mucha medida, por lo que siempre tenía en aquella mano un guante para que los círculos no se vieran.
Esa reina por la Santa Virgen beata era muy devota, aun así, tanto se avergonzaba que del propio hijo había concebido y al hijo propio había asesinado, que de ninguna manera quería confesar esto, y sin embargo era confesada cada quincena de los demás pecados.
Aquella reina grandes limosnas por amor a la Santa Virgen María distribuía, y era amada por todos, porque a todos era considerada.
Ocurrió una noche, que su confesor, frente a su lecho arrodillado cinco veces Ave María decía, y se le apareció la Santísima Virgen y le dijo: “yo soy la Virgen María, tengo algunas cosas secretas que decirte”. El confesor mucho se alegró y dijo: “Oh carísima, di al siervo tuyo, lo que a ti plazca”.
Quién dice: “la reina de este reino a ti es confesada; ahora bien, un pescado cometió, que a ti no se atreve relevar por extrema vergüenza”.
En el día de mañana vendrá a ti por causa de confesión. Di a ella de parte mía, que su limosna y sus oraciones son en presencia de mi hijo presentadas y aceptadas. Ordeno a ella, que sea confesada de aquel pecado que en privado cometió en su habitación, porque a su único hijo asesinó.
Rogué por ella y si quisiera confesar, disculpado es a ella el pecado. Pero si no quisiera aceptar a tus palabras, ruégale para que se saque el guante de la mano izquierda y en su palma verás el pecado cometido no confeso. Y si no quisiera eso, sácale el guante a la fuerza. Dichas estas palabras, la Santa Virgen desapareció.
En verdad por la mañana la reina humilde en demasía se confesaba de todos los pecados excepto de aquel pecado. Ahora bien, cuando dijo todas las cosas que a ella placieron, dijo el confesor: “Carísima señora, muchas cosas hablaste, ¿Por qué siempre en la mano izquierda usas guante? Audazmente muéstrame la mano, podré ver si algo esconde que a Dios no plazca”. Y ella contestó: “señor, mi mano no está sana y entonces no quiero mostrártela”.
Aquel escuchando esto recibió la tomó por el brazo y contra su voluntad extrajo el guante. Y dijo: “¡Señora, no quieras temer! La Santísima Virgen, que te ama íntimamente, me ordenó hacer esto”.
Pero cuando vio su mano abierta, vio cuatro círculos sanguinolentos y redondos. En el primer círculo había cuatro “C”: CCCC, en el segundo cuatro “D”: DDDD, en el tercero cuatro “M”: MMMM, en el cuarto cuatro “R”: RRRR. En la circunferencia de los círculos, a modo de sello, había inscripciones rojizas que contenían lo siguiente:
Casualmente Caíste, Cegada por la Carne; Diste al Demonio Dones Donados; La Mano Manchada Manifiestamente Muestra La Roña [18] se Retira por la Reina Rogada
La reina señora, como esto viese, a los pies del confesor cayó y con lágrimas humildemente confesó aquel pecado cometido.
Habiendo recibido la absolución y completada la penitencia, después de pocos días cayó dormida en el Señor. De cuya muerte se hizo gran duelo en la ciudad.
Aplicación. Carísimos, este emperador es Jesús Cristo, quien desposó a una bella hija, esto es la naturaleza humana, cuando asumió nuestra carne.
Pero antes la recibió para si como amante cuando el padre al hijo y al espíritu santo hablaba diciendo: Hagamos al hombre a la imagen y semejanza nuestra.
¡Pero hay, hay dolor! Después que nuestro señor Jesucristo engendró en nosotros hijo bellísimo, esto es el alma de todo contagio purificada por su pasión y la virtud del bautismo, el alma en nosotros por el pecado está muerta hacia la vida eterna.
¡Pero dice a mí de qué modo! He aquí la vía para vosotros muestro. El hombre tiene el hijo propio consigo, y con este yace en los placeres esto es en la concupiscencia carnal, tanto que conociéndolo y consintiéndolo, el hijo propio tuyo, esto es el alma o razón, por la que deberás dirigir tus sentidos, es suministrada por las carnales concupiscencias. Pero la sangre, esto es el pecado, en tu mano siempre permanece, justo aquello: mi vida en mis manos siempre[19]. Esto es dicho: si bien o mal hacemos, así manifiestamente como en la mano se muestra ante el supremo juez.
O de otro modo puede ser interpretado. Aquella reina es la naturaleza humana, que, en el primer progenitor, esto es Adán, fue plantada, que concebida del hijo esto es del deleite de la carne cuando de la manzana comió.
Entonces engendró el hijo esto es todo el género humano, que asesino al mismo por el pecado. De donde nuestra sangre, esto es nuestro pecado, tan notario era, que de ningún modo había podido ocultarse excepto por los guantes. Nuestra debilidad a el engaño del diablo, y si nunca podía por nosotros ser eliminado excepto por la pasión de cristo. Y de qué modo eh aquí aquella.
El confesor, esto es el Espíritu Santo la beata virgen visitó, de cuyo hijo la misma concibió, esto es nuestro señor Cristo, por quien salvados somos. Sin embargo, en la mano de ella había cuatro círculos.
El primer círculo es pensamiento, que al pecado precede, segundo es el placer, tercero es el consentimiento, cuarto es el acto del pecado. En estos círculos estaba marcado Adán, cuando pecó, y todos nosotros, cuando el pecado cometemos.
En el primero había cuatro C, que decían: por casualmente caíste con la carne cegada. La caída era el diablo, porque todo el género humano era perdido. ¿Caíste dónde? Ciertamente en el infierno. La carne esto es con frío, inequidad, pobreza y múltiples miserias. ¿Dónde? En el paraíso fuiste creado sin ningún defecto, y después del pecado del primer progenitor en estas miserias estas envuelto.
Cegado esto es ciego te has hecho, ¿dónde? Mientras el hombre en el paraíso antes del pecado vivió, ya después del pescado aquella visión carece.
En el segundo círculo eran cuatro “D” que decían al demonio diste los bienes dados. ¿Qué le diste? Ciertamente tu alma, cuando pecaste mortalmente.
Esto dio el primer progenitor, cuando de la manzana prohibida comió. Los bienes dados, esto es las virtudes con las cuales tu dios te honró en el bautismo. Aquellas al diablo diste por el pecado. En el tercer círculo eran cuatro “M” que decían muestra manifiestamente es decir esta ya manifiestamente claro en que miseria de lugar estamos, porque fuimos creados primero para nunca muramos, pero después de los pecados mortales fuimos hechos. Manos manchadas esto es toda obra nuestra no importa que tan buena, sino por pasión de cristo no pueden a nosotros defender, quién todo el género humano hacia el infierno descienda.
En el cuarto círculo eran cuatro “R” que decían: Retrocede, esto es la carga del pecado, se retiró por la pasión de Cristo. La herrumbre, es decir el pecado original, por el bautismo. La reina esto es la virgen maría por santa Concepción, que concibió del Espíritu Santo. Rogada, porque la misma ella misma es mediadora entre Dios y el hombre, de donde por Concepción del hijo suyo, su nacimiento, circuncisión y pasión, así como por la santa resurrección y ascensión hacia la vida eterna nos condujo.
Reinó Doroteo y estableció por ley, que los hijos a sus padres alimentaran y sustentaran. Había en el imperio en ese tiempo cierto soldado, quien una bella y honesta esposa había recibido y con ella un hijo engendró. El soldado partió hacia el extranjero, y en el camino fue capturado y fuertemente encadenado. De inmediato escribió a su esposa e hijo para su rescate. La esposa escuchando esto mucho se entristeció. Lloró tan amargamente que se quedó ciega. Dijo el hijo a la madre: “quiero ir hacia mi padre, para a él rescatar de las ataduras”. Respondió la madre: “no vayas, porque tú eres mi único hijo y felicidad y la mitad de mi alma, y puede acontecerte a ti también como a él ¿Preferirías a tu padre ausente rescatar que a la madre presente alimentar?”. Cuantas veces así es, que algo es igual para dos, entonces se debe aferrar más a aquel que está presente. Tu eres hijo mío y de tu padre. Yo en verdad estoy presente y tu padre ausente. Entonces concluyo, que de ningún modo debes alejarte de mí y visitar a tu padre. El hijo respondió y muy buenamente:” aunque soy hijo vuestro, sin embargo, mi padre es causa principal de mi generación; aquel haciendo, tu paciente: padre partió al exterior, tú en casa te sientas; aquel en verdad capturado y fuertemente subyugado está, tú en verdad libre; aquel en las manos de los enemigos, tu entre amigos; aquel encarcelado, tu suelta; tú en verdad estás ciega, pero aquel luz no ve, sino cadenas, magulladura y miserias, y entonces a él quiero ir y a él rescatar. Y así se hizo, de donde todos al hijo alababan, porque trabajó así para rescatar a su padre.
Moralización
Carísimos, ese emperador es el padre de los cielos, quien estableció por ley, que los hijos a los padres sostengan en todas las cosas y a estos obedezcan.
¿Pero quienes son nuestro padre y nuestra madre? Ciertamente Cristo es nuestro padre. Deuteronomio 32,6: “¿no es aquel tu padre?” El mismo tiene hacia nosotros afecto paterno, no materno. Sabéis, que cuando el muchacho transgrede, el padre duramente lo corrige, fustiga y flagela, pero la madre benévola, dulce y suavemente lo trata.
Ahora bien, Cristo permite que nosotros seamos flagelados y estrechos por nuestros defectos, igual que nuestro padre de espíritu es, pero nuestra madre es este mundo, que para nosotros promete las cosas dulces y disfrutables. Pero nuestro padre al extranjero se fue, de donde el salmista: 68:9 “extranjero me volví para mis hermanos”. Hasta ahora Cristo es flagelado, no en sí, pero en sus miembros según el apóstol en carta a los hebreos[20] “cualquiera que esté en pecado mortal, el mismo yace en la cárcel del diablo, pero el padre nuestro quiere, que trabajemos para el rescate”. De donde Lucas [21]: “¡Permite, dijo el señor, enterrar a los sus muertos!” Ahora bien, tu ve y anuncia el reino de Dios y esto es redimir a Cristo.
En efecto, todo el que la palabra de Dios predica fructuosamente, gana a su hermano y redime a Cristo en su hermano. Mateo 22: “lo que a uno de mis pequeños hicisteis, a mi hicisteis”. Y respondiendo el Rey, dice a aquellos: “a vosotros digo amén, lo que hicisteis uno de estos pequeños hermanos míos, a mi hicisteis”. Pero la madre, esto es el mundo, no permite al hombre seguir a Cristo en la pobreza, pero promete diversas cosas y alega: “no puedo vivir en la abstinencia, si eliges la vía de la penitencia, para seguir a Cristo”. Y así de muchos, que los hombres proponen. ¡Pero no consientas a ella! En verdad la madre ciega es. La misma te dice: “ven, inquiere, yo estoy presente, disfruta los bienes que existen, y rápidamente usemos la criaturas como en la juventud”. Pero carísimo, si tú eres hijo bueno y grato, responde así a la madre, esto es el mundo: “mi padre es causa principal de mi nacimiento esto es el alma y todas las cosas que tengo por la voluntad de él son”; pero la madre es causa secundaria, es decir, paciente, esto es riqueza y orgullo de este mundo.
Te aconsejo que no esperes la vejez en pena y ceguera, porque en la vejez el mundo te abandona, tu no al mundo. Si pudieras servirle por más tiempo, el mismo te retuviese. Tratemos, entonces, con toda diligencia nuestra vida enmendar, para que podamos la vida eterna alcanzar. Hacia la cual Dios nos conduce, quien vive y reina bendito por los siglos. Amen.
- ↑ “Dimisi tibi, ne adjicias ultra”. De difícil traducción, pero de la explicación en la moralización, se puede entender que refiere a un perdón, y una exhortación a no volver a hacer el mal. Esta parece ser la interpretación elegida por la traducción francesa de M.G.BRUNET “Je t'ay pardonnée ton offence, garde toy de plus offence / Yo te he perdonado tus ofensas, guárdate tú de ofender más”. En la traducción inglesa clásica de Charles Swan se optó por “I have raised thee up, be not again cast down.” / Te he levantado, no vuelvas a ser tirada abajo”
- ↑ Como ocurre a menudo a lo largo de la Gesta Romanorum, la cita no es literal. El original en la vulgata dice: “nescitis quia amicitia huius mundi inimica est Dei?” es decir: " ¿Desconocéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?"
- ↑ Sin perjuicio de que las historias de Gesta Romanorum no son originarias verdaderamente de la Antigua Roma, el derecho romano si tenía este principio usado hasta nuestro días y conocido como: “Non bis in idem”
- ↑ En la vulgata: "Et sponsabo te mihi in fide, et cognosces Dominum" / “te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh".
- ↑ en la vulgata: “qui reliquit domum vel fratres aut sorores aut patrem aut matrem aut uxorem aut filios aut agros propter nomen meum centuplum accipiet et vitam aeternam possidebit” / Quien haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y poseerá la vida eterna.
- ↑ Existen elementos para pensar que hay un error del copista, por el que se interpeló “mulieres” / mujeres en lugar “imágenes” /“imágenes” lo que nos parece daría mayor sentido al pasaje dado el texto subsiguiente.
- ↑ En el sentido original griego de “tirano” el cual no tenía el sentido moderno peyorativo de abuso del poder sino de monarca de facto, con ilegitimidad de origen, pero podía ser una persona querida y respetada por su pueblo, como fue el caso de Ortágoras.
- ↑ Gobernador de una provincia de la antigua Persia
- ↑ conf, Lucas 15,22. Abundan en la moralización las referencias directas e indirectas a la parabola del hijo pródigo de Lucas 15 11-32.
- ↑ Es una referencia del Cantar de los Canatares: "1. Cantar de los cantares, de Salomón. 2. ¡Que me bese con los besos de su boca! Mejores son que el vino tus amores; 3. mejores al olfato tus perfumes; ungüento derramado es tu nombre, por eso te aman las doncellas."
- ↑ Incorporamos las comillas para acentuar que se trata de una metafora para las garras animales
- ↑ Puede ser una referencia a Constantino I, que por un presagio antes de su victoria en la batalla del Puente Milvio ( donde oyó la famosa expresión latina: In hoc signo vinces, cambió el estandarte imperial incorporando el cristograma.
- ↑ 1 Tesalonicenses 5:17
- ↑ Es una referencia a Ecclesiasticus 13,1: “qui tetigerit picem inquinabitur ab ea: et qui communicaverit superbo induet superbiam” / “quién haya tocado la pez se ensuciará con ella y quien haya compartido con el soberbio vestirá la soberbia”. Por "pez" debe entenderse algo similar a “brea”, material negro, pegajoso y viscoso que se obtiene de la destilación del alquitrán de madera, carbón o petróleo.
- ↑ Refiere a Gregorio Magno uno de los Padres de la Iglesia.
- ↑ Referencia a San Juan 4,14 “sed aqua quam dabo ei fiet in eo fons aquae salientis in vitam aeternam” / pero el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.
- ↑ cita no literal de Juan 10,11 "11.ego sum pastor bonus bonus pastor animam suam dat pro ovibus" / Yo soy el buen pastor, el buen pastor da su vida por las ovejas”
- ↑ roña (Del lat. aerūgo, -ĭnis, orín, roña). en su segunda acepción como "Orín de los metales." como traducción del término Rubigo: también óxido, orín, herrumbre.
- ↑ Salmo 119 (118 de la vulgata),109 “Anima mea in manibus meis semper, et legem tuam non sum oblitus” / “mi vida está siempre en mis manos, y no he olvidado tu ley”
- ↑ Es una cita incorrecta, mezcla de distintos pasajes, o de algún autor y no un pasaje bíblico
- ↑ Lucas 9,60