Gesta/Naturales/Noche

NOCHE

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NA jóven obrera, de esas que á cientos existen en las grandes capitales, bellas y desgraciadas, hijas del amor y de la miseria, está sentada en su indigente taller de costurera.

La cara de la jóven es pálida; tiene la palidez dé los lirios enfermos, porque la mala enemiga, la tísis ha puesto sobre su fáz el sello triste. Es de noche, tarde, muy tarde; la lámpara, enferma también, ilumina con luz de limosna; y sobre la falda de la trabajadora un traje albo, de novia rica, es apretado por las manos anémicas, ya sin vida, mientras sobre la albura del traje desciende un hilo de sangre que cae por la comisura del labio cárdeno. ¡La última. tal vez, de aquellos pobres pulmones, que no han podido resistir al peso de tantos vestidos de novias ricas!

¿Verdad que hemos sorprendido en la tarea á un cadáver? ¡Ay! alegre desposada ¡cómo rabiarás mañana cuando sepas que tu traje albo ha sido manchado por el hilo de sangre donde el patólogo encontrará las huellas del bacilus de Koch!

¿No es cierto que al recibir la noticia lágrimas de impaciencia quemarán tus frescas mejillas, que tus nervios sufrirán extremecimientos de ira; que maltratarás á tu camarera; que te agitarás como una víbora y maldecirás á la tísica, que en el supremo momento no tuvo la precaución de inclinar la cabeza hacia otro lado, para que el hilo de sangre no se perdiera, en espirales trágicas, entre las blondas de encaje y las espumillas de seda?