Hay una voz que se alza amedrentando conciencias. Una lengua noble se agita, esta vez, en una boca que no tiembla. Y esa voz suena como un castigo.
Hay que apagar esa voz, sellar esa boca, inmovilizar esa lengua.
Y entonces, siempre á espaldas—rugigo de odio—suena, allá lejos, la befa de la canalla.
La manada de lobos está tranquila; pero todos están hambrientos...
De pronto los animales abren las fauces. Gritan. Y se lanzan la dentellada bárbara.
La lucha es fiera.La manada de lobos va avanzando y despedazándose.
Y todos vencen. Pero todos sucumben.
¿Quién promovió aquel combate de exterminio?
La manada de lobos estaba tranquila; pero todos estaban hambrientos...
Y un viajero juguetón, al pasar, por entretenerse, había dejado caer, allí cerca, un mendrugo!...