Sus mejores versos
Fuerza y bondad

de Federico Balart


Yo te admiro, Señor, en la tormenta
que iracunda revienta
por cima de los montes y los mares;
yo te adoro, Señor, en esa altura
cuya techumbre oscura
tachonan las estrellas a millares.
Sujetas ambas a tu augusta mano,
ante el linaje humano
una te aclama fuerte y otra bueno;
pero, en la turbación como en la calma,
mejor comprende el alma
la luz del astro que la voz del trueno.