Floresta de rimas antiguas castellanas/Rimas sacras N° 83

Nota: Leon prodigioso. Valencia 1665. fo . 249.


N° 83.


Quisiera conocerme y conocerte
o muerte! de cobardes fiero espanto,
de fuertes ni llamada, ni temida!
Si te conozco, me conozco, muerte:
muero desde que vivo, porque tanto
ha, que perdiendo voy el tiempo y vida.
Yo soy el homicida
de mí mismo: yo soy el instrumento
aunque ignorante: no la muerte siento,
sino el último instante
que acabo de vivir, por ser bastante
el solo indivisible y sucesivo,
haberme me muerto y conocerme vivo.
Qué es lo espantoso, muerte, qué lo fiero
que te infama cruel y formidable?
que asi te ofende y tu opinion desdora?
si al comun sentimiento me refiero,
es lo triste de un fin inevitable
por quien el mundo vive y necio llora.
Mas el sabio no ignora
tu ser, que es privacion, un ente vano!
El miedo te ha infamado cruel tirano,
debiendo hombre á sí mismo
temerse, si temer debe el abismo:
que obrando mal accion es mas debida
la muerte desear, temer la vida.
Hija de culpa eres: los errores
que apetito infundió al entendimiento
por un deleite mal considerado,
pudieron encender ciegos amores,
dando la voluntad consentimiento,
origen flaco del primer pecado.
Este el ser la formado

á tu no ser, que anula lo que ha sido,
por esto odiosa y él apetecido:
tanto puede un engaño,
que aborrece el provecho y ama el daño!
Muera al pecado quien la vida quiere,
porque quien nunca peca, nunca muere.
Seas pues entidad ó nada seas,
o monstruo horrible de figura estraña!
que mueves guerra sola, no es creible.
Por crueles tus armas, no por feas
se temen. Donde estan? No tu guadaña,
que sola corta en lo que es insensible.
Que tienes mas horrible?
Vivo padezco, y cuando estis presente,
ni el alma puede obrar, ni el cuerpo siente.
Mas bien considerado
tu estímulo cruel es el pecado,
las culpas fieras, que condenan luego
á gusanos el cuerpo, el alma á fuego!
Muera el pecado pues, viva la gracia,
y la vida será muerte penosa,
siendo la muerte, vida siempre amable:
fin de trabajos, libre de desgracia,
corona de triumfos gloriosa,
y posesion de un bien nunca mudable.
Quien navega el instable
mar proceloso y puerto no desea?
Sin nubes de ignorancia el Norte vea!
Tiénelas nuestra vista:
dispierte pues: la voluntad conquista
con violencia esas Indias si se esfuerza,
porque el reino de Dios padece fuerza.
Un bien incomparable, o muerte amada,
en tí se halla: que con tu venida
cesa el pecar, terrible desventura!
la llama del vivir queda apagada,

que tuvo la del fomes encendida
de amor de la terrestre hermosura.
Tu presencia asegura
vencido el mundo ya con su malicia,
la corona triumfante de justicia,
y el bien de mas ganancia
que es el inmenso don, perseverancia:
y al fin á todos puedes ser de gusto
al malo no pecar, salvarse al justo.
Vida erumnosa! solo puede amarte
un insensible ciego, apeteciendo
tu acibar miel y tu fealdad belleza.
Trabajos en seguirte y en dejarte,
trabajos en vivir siempre muriendo,
trabajos en la misera pobreza,
trabajos de riqueza
siempre identificada con cuidados,
y mas trabajo ocasionar pecados!
Trabajo es no tenerlos,
porque está el merecer en padecerlos,
y la mayor desdicha es del dichoso,
que sin trabajos siempre vive ocioso.
Vive ya de una vez! porque es locura,
comenzar á vivir en cada hora:
muere á tí mismo y vivirás contento.
Vida que en sus períodos no dura
sujeta á crecimiento y desmejora,
es desigual, fundada está en el viento.
O flaco fundamento!
iterado mil veces de él que aspira!
mensagero civil de la mentira!
que verdaderos bienes
desprecian de la vida los vaivenes,
y solo es edificio estable y fuerte,
él que se erige en basas de la muerte!

Al sueño llaman de la muerte imágen,
si la muerte no es imágen suya
original y copia asi conforman.
Duerman los hombres, sueñen y trabajen,
porque del alma el enemigo huya
Y si especies mas gratas los informan,
si en reyes se transforman,
hártese su ambicion sin ser culpable,
y vean si en sueño es insaciable!
sea prado florido
recostadero de su dulce olvido:
la noche gozen, pues á la mañana,
trabajo y gusto es sueño, es sombra vana.
Corre el arroyo claro, y sus cristales
se quiebran entre guijas, y sobre arenas
doradas lisongea delicioso.
El rio se despeña con raudales,
adórnase de márgenes amenas,
soberbio corre, cuanto caudaloso:
triste fin ó dichoso
no atienden, con descuido al mar llegan:
en él se entregan y en él se anegan.
Séanse pues los hombres
arroyos pobres, rios de altos nombres,
rios y hombres de una misma suerte
ha de sorber el mar, tragar la muerte.
Nace la flor hermosa en el aurora
mas alegre de Abril, entre esmeraldas
que rompieron sus hojas carmesíes:
perlas sobre ella (tierna madre) llora,
y piensa ser adorno de guirnaldas,
preciadas sobre el oro y rubies.
O esperanza! no fies
en la hermosura de sus hojas bellas,
que si al brotar desluce las estrellas,
apenas el sol hiere

el horizonte opuesto, cuando muere,
y en mortal noche sn hermosura humilla,
la que nació en el alba maravilla.
Impulso artificial la rueda mueve:
sus arcaduces llenos y vacios
unos levanta otros precipita.
Con verde gallardia la hoja leve
la rinden por Noviembre cierzos frios
y pálido su lustre se marchita.
Bien que el árbol compita
soberbio con las nubes, le destroza
voraz el tiempo: á la enramada choza
igual desdicha aguarda,
que á la torre mas ferme y mas galarda:
un mismo riesgo todo el mundo corre,
la rueda, la hoja, el árbol, choza y torre.