PRÓLOGO


El nuevo volumen con que aumentamos hoy núestra biblioteca juvenil, viene á llenar un hueco y tenemos la esperanza de que será bien recibido.

Nada más interesante que esta Galería de americanos ilustres, en la cual incluímos personajes de uno y otro sexo, no todos tan conocidos como por sus talentos ó por sus actos merecen.

Todos los jóvenes americanos, y aun los europeos, conocen los hechos, ó cuando menos los nombres, de las grandes figuras históricas ó científicas de América; nadie desconoce los nombres de Washington y Bolívar, ninguna persona medianamente ilustrada ignora descubrimientos ó los inventos de Maury, de Edison, de Morse; á pocas gentes no habrá llegado el eco gloriosísimo de nombres tan preclaros como los de Sucre y San Martín; nosotros mismos hemos alcanzado los tiempos de Juárez y de Lincoln, nombres no menos lustres, que para nadie son desconocidos. Pero existen además, ó han existido, otros muchos hombres menos populares, apenas conocidos, tal vez enteramente ignorados, que son acreedores al respeto, á la estimación, algunos de ellos al cariño de la posteridad. No todos ciñen sus frentes con los nimbos de la gloria, pero muchos hicieron por su patria ó por la humanidad sacrificios ó esfuerzos dignos de ser imitados. Los unos combatiendo con las armas en la mano; los otros enseñando en las escuelas, y muchos divulgando por medio de sus libros el amor al ideal ó el sentimiento patrio, han conquistado un puesto digno y envidiable entre las figuras de su tiempo.

Hubo también ignorantes, malvados y traidores, cuyos hechos pueden servir de útilísima enseñanza, cuyos nombres no merecen desdeñoso olvido.

El que ayuda á los enemigos de su patria, el que tiraniza á sus conciudadanos, el que comete errores fecundos en funesias consecuencias, podrá ser justamente aborrecido, mas no será siempre con igual justicia condenado al menosprecio. Deberá menospreciarse, pues odiándole se le honarría, al que en sus crímenes ó en sus errores haya sido bajo, rastrero, mísero, cobarde; no al que en sus actos haya tenido grandeza — pues la hay hasta en el crimen; — no al que se haya equivocado con sana intención ó cumplida buena fé.

De todos modos, conviene presentar á las generaciones sucesivas los nombres y los hechos ejemplares, todos los ejemplos saludables ó perniciosos que la fértil historia suministra, que si los unos alientan, conmueven, estimulan ó entusiasman los otros son todavía más útiles, pues apartan á la juventud de las sendas peligrosas en que zozobraron los que las siguieron.

Alternadas con los hombres, figurarán en esta Galería bastantes mujeres célebres, que no han faltado en América ni antes ni después de la emancipación damas que honren á su sexo y á la humanidad. Lo que sentimos es no disponer de suficiente espacio para incluirlas á todas.

No hemos seguido un orden cronológico por creerlo innecesario. Alternando las figuras como lo hemos hecho, sin tener en cuenta los tiempos ni los países, creemos haber dado más amena variedad al libro que hoy ofrecemos y recomendamos á la juventud.