Faetón
Con tal instancia siempre demandaba el gobierno del sol por solo un día, que, aunque no convenirle conocía, Febo al hijo Faetón se lo otorgaba. Ya el carro y los caballos le entregaba con que la luz al mundo repartía, poniéndole delante el mal que habría si en el camino o en el gobierno erraba. Mas él, de la oriental casa salido, fue el orbe y hemisferio traspasando con furia y con desorden tan extraña, que el carro, los caballos y él, perdido, sobre el lombardo Po cayó, abrasando riberas, aguas, montes y campaña.